Domingo, 23 de Marzo de 2025
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Gemma Jimeno - Página 45

Los agentes de la innovación valenciana aportan valor a toda la cadena alimentaria
Economía

Los agentes de la innovación valenciana aportan valor a toda la cadena alimentaria

Cadena agroalimentaria | La I+D+i En la cadena agroalimentaria participan los productores, distribuidores, empresas de envasado… para llegar, finalmente, al último eslabón de la cadena agroalimentaria, el exigente e informado consumidor. Pero, a lo largo de la misma ¿quién se preocupa por desarrollar la I+D+i para todos sus eslabones? Además de las propias empresas privadas que intervienen en el proceso, podemos contar en la Comunidad Valenciana con el apoyo del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (Ivia), dependiente de la  Conselleria de Agricultura; el Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (Iata), centro propio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); y el centro tecnológico Ainia, con más de 25 años de experiencia en I+D+i alimentaria, entre otros organismos. El Ivia, desde el productor al consumidor Así, desde el Ivia, tal y como describe su director, Enrique Moltó, desarrollan líneas de investigación para mejorar la situación del sector agroalimentario en beneficio de todos los actores, incluido el consumidor. “Toda nuestra actividad está orientada a mejorar la producción y a impulsar la transición hacia una actividad agraria más sostenible para una más y mejor integración con el ecosistema”. En estos momentos, desde dicha institución pública están trabajando en cerca de 100 proyectos europeos, nacionales y locales entre los que se encuentran proyectos de mejora vegetal que permitan una mayor resiliencia y adaptación de la producción agraria a las consecuencias del cambio climático y aumenten su diversificación y competitividad “consiguiendo poner al alcance de los productores y de los consumidores productos con mejor sabor, mayor vida útil y que consumen menos recursos”, aclara Moltó. También tienen en marcha proyectos para prevenir plagas y enfermedades potenciales y emergentes y controlar las que afectan a la agricultura valenciana, reduciendo el impacto ambiental de los métodos de control y potenciando los medios de control biológicos, ecocompatibles y con mayor respeto a la biodiversidad. “Además, -incide Moltó–, realizamos el saneamiento de todo el material vegetal de cítricos que se introduce en Europa en colaboración con las autoridades fitosanitarias, uno de los pilares básicos para que nuestra citricultura sea una de las que menos productos fitosanitarios consuma en el mundo”. Los técnicos del Ivia desarrollan también sistemas de control de las enfermedades poscosecha preservando la calidad de los productos hortofrutícolas para consumo en fresco, además de proyectos relacionados con la sostenibilidad económica y medioambiental; y trabajos vinculados con la disminución de la huella hídrica y de carbono de la actividad agraria y de su efecto paliativo en el cambio climático. Las nuevas tecnologías también es un ámbito en el que trabajan desde el Ivia “como puede ser el diseño de máquinas inteligentes, capaces de recoger y analizar la cosecha o de detectar síntomas de la presencia de determinadas plagas en el campo”, subraya Moltó. Necesidades de la industria del agro El Ivia está recibiendo por parte de la industria agroalimentaria demandas relacionadas con cuestiones cómo la producción de nuevo material vegetal adaptado a las nuevas formas de producir; el desarrollo de marcadores moleculares que aceleren el proceso de obtención de variedades identificando los genes que influyen en la resistencia a plagas, enfermedades y estreses abióticos o el retraso en la maduración; herramientas para detectar plagas y enfermedades que sean rápidas y fiables; o nuevas tecnologías para automatizar el riego y detectar la calidad de frutas y hortalizas, entre otras necesidades. El Iata-CSIC impulsa el binomio alimentación-salud El Iata-CSIC, avalado por más de 50 años de historia, investiga sobre la producción de alimentos de calidad, de forma sostenible, segura y anticipándose a las demandas de la industria y la sociedad, además de aportar soluciones próximas a su implantación en el sector industrial. “Más concretamente, –describe José M. Guillamón, vicedirector científico del Iata-CSIC– nuestra investigación prosigue en sectores tales como la innovación en productos derivados de cereales, carnes y productos cárnicos, posrecolección de cítricos, estudios de percepción sensorial con consumidores, modelización de procesos de conservación de alimentos, envases inteligentes y control de riesgos bióticos y abióticos”. A todo ello se une una intensa actividad en el ámbito de la biotecnología de los alimentos, en el sector enológico, así como en el de las bacterias lácticas y su papel en el procesado de alimentos. “Además, –aclara Guillamón– y con el fin de adaptar nuestro instituto a las demandas sociales, estamos trabajando en el binomio alimentación-salud. Hoy en día, el consumidor no solo exige calidad nutricional y seguridad en los alimentos, sino que la alimentación es una de las mejores vías para promocionar la salud y el bienestar físico y emocional”. Pero la labor del Iata-CSIC no termina aquí. “Tenemos vocación de hacer llegar toda esta investigación a la sociedad”. Para ello, fomentan la relación con las empresas  para conocer sus inquietudes y tendencias a través de reuniones de intercambio de ideas y jornadas focalizadas. En concreto, “desde el Iata realizamos la transferencia de los resultados a través de contratos de apoyo tecnológico, cuando se busca la resolución concreta de algún problema, o bien contratos de investigación para el desarrollo de nuevas ideas. La investigación es la base de la innovación y siempre hay que priorizarla si queremos seguir siendo competitivos, pero esta requiere una inversión pensando en el medio y largo plazo”, puntualiza Guillamón. Somos lo que comemos Igualmente, y dentro de los actores de la cadena alimentaria, en Iata “ponemos el foco en el consumidor ya que este cree cada vez más en la famosa frase ‘somos lo que comemos’”. A juicio de Guillamón, el consumidor es consciente del vínculo de la alimentación y la nutrición sobre la prevención de enfermedades y, lo más importante, la salud y el bienestar. “Esta transformación nos ha llevado a investigar sobre la composición de los alimentos, la identificación de compuestos bioactivos, el diseño y formulación de alimentos funcionales y seguros, así como la necesidad de un mayor conocimiento sobre el metabolismo de los alimentos y el papel de la microbiota humana”. Desde el Iata también se preocupan porque los alimentos sean seguros, otra de las demandas del consumidor ya que “es un requisito imprescindible en un sistema de aprovisionamiento de alimentos saludables” Y, por último, Guillamón reconoce también que el consumidor va a demandar alimentos cuya producción y procesamiento respete el medioambiente. Para ello, “estamos trabajando en la revalorización de subproductos de la industria alimentaria y su transformación en productos de alto valor añadido, y en la optimización de procesos para el ahorro de energía y para la reducción de la cantidad de subproductos generados en la industria alimentaria”. Ainia, presente en toda la cadena de valor Sebastián Subirats, director de Ainia Centro Tecnológico, confirma que “siempre han trabajado para aportar valor al sector alimentario desde un concepto amplio que engloba a toda la cadena”. Al igual que el Iata, desde Ainia también trabajan por la seguridad alimentaria, por ejemplo, desarrollando I+D propia para la puesta a punto de mejores técnicas analíticas orientadas al control de los alimentos y a la detección de riesgos emergentes o diseñando instalaciones y equipos higiénicos. Cuentan también con una línea específica para desarrollar tecnologías de procesado y conservación menos invasivas, que permitan conservar mejor las propiedades nutricionales, a la vez que alargar la vida útil del alimento y su tiempo comercial. Asimismo, y dentro del ámbito de la Industria 4.0, desarrollan proyectos tanto en la automatización de controles en líneas de producción y visión artificial, biosensores… como en avances en tecnologías TIC avanzadas (big data, interoperabilidad de sistemas, internet de las cosas, cloud computing, semántica artificial…) para avanzar en la llamada fábrica del futuro; desde el control de la trazabilidad del conjunto de la cadena de valor en automático y a tiempo real: proveedores, clientes, gestión interna… En un amplio número de líneas de investigación, puntualiza Subirats, “contamos, para el desarrollo de nuestra I+D propia, con apoyo del Ivace y la cofinanciación de Fondos Feder”. Subirats desgrana también otra serie de trabajos en los que están inmersos como el empleo de técnicas biotecnológicas como herramienta para obtener principios activos de aplicación agrícola; el uso de tecnología big data para reducir los riesgos en la producción de alimentos agropecuarios; el desarrollo de nuevos materiales, maquinaria industrial, ecodiseño y envases barrera…; o ayudando a que sean cada vez más naturales y funcionales los aditivos e ingredientes. De todas formas, Subirats pone el foco en el sector salud, “porque alimentación y salud van a ser la palanca de crecimiento de los próximos años”. En este sentido, colaboran con hospitales y con empresas desarrollando alimentos personalizados y enriquecidos, orientados a segmentos poblacionales específicos, que ayuden a prevenir o paliar carencias nutricionales. Dentro de la cadena agroalimentaria, Ainia trabaja para la distribución estudiando el comportamiento del consumidor mediante el análisis sensorial, el asesoramiento legal en etiquetado, el control analítico y de calidad o incluso en líneas de I+D como el desarrollo de aplicativos facilitadores de compra del consumidor que fomenten una experiencia de compra positiva y permitan obtener una información sobre tienda de gran valor para las estrategias comerciales. Nuevos cultivos, nuevas variedades En cuanto a la aparición de nuevos cultivos y variedades y cómo están afectando al campo valenciano, desde el Ivia, han observado en las zonas costeras una migración de la producción de cítricos hacia otras producciones de frutales como el caqui y el granado, “aunque también se empiezan a producir algunas hortalizas y en zonas con un microclima adecuado se está introduciendo el aguacate”. En cuanto a la citricultura, explica Moltó, “se está produciendo un movimiento hacia la producción de mandarinas tardías, en perjuicio de las clementinas y las variedades de naranja tradicionales”. En las zonas de interior se consolida el olivo y se están introduciendo almendros, nogales y pistachos, debido a los altos precios que se están percibiendo últimamente y, en el caso de la producción de vino, se están manteniendo las variedades tradicionales. Paralelamente, “se está produciendo un aumento de la producción ecológica gracias al estímulo de la Generalitat Valenciana”, incide Moltó. En esta misma línea, Carlos Ledó, director general de Idai Nature, sí que es de la opinión de que en la Comunitat, a pesar de que los cítricos son el cultivo por excelencia, se han empezado a buscar alternativas. Ledó achaca esta situación a que “el precio de los cítricos está sometido a la demanda internacional y, en consecuencia, no es del todo rentable”. A su juicio, “en los últimos años, cultivos como el caqui, el granado, el aguacate o el kiwi han revolucionado los campos valencianos, desatando una revolución en la industria agroalimentaria ya que se obtiene una rentabilidad superior a la de la naranja”, acentúa. Desde el Iata, según recalca Guillamón, se centran en la siguiente fase, en la poscosecha. “Actualmente, las pérdidas durante esta etapa son enormes y en los países en desarrollo pueden oscilar entre 25 y un 50 % de la producción lo que origina perjuicios económicos tanto para los productores como para los comerciantes”. Por ello, “estamos trabajando para disminuir esas mermas desarrollando metodologías de conservación para evitar o reducir dichas pérdidas en poscosecha causadas por alteraciones fisiológicas y patológicas de los frutos”. En esta misma línea se encuentra la compañía valenciana Tecnidex, que se encarga de proteger los frutos para alargar su vida, entre otras cuestiones. “Sin los cuidados de poscosecha no es posible trasladar el producto fresco por el mundo. Por ello, son imprescindibles productos y tecnologías para que las frutas y hortalizas lleguen sanas y frescas a mercados de todo el planeta”, subraya García-Portillo. Para proteger los frutos desde su recolección hasta su llegada al consumidor, “disponemos del catálogo más amplio y de mayor calidad, con cientos de referencias, facilitando a nuestros clientes, sanidad hortofrutícola y seguridad alimentaria y medioambiental, ayudándoles a comercializar y exportar a cualquier país del mundo”, incide el presidente de Tecnidex.

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La futura PAC

Otro de los nuevos retos a los que se enfrentan los agricultores es la modernización y simplificación de la Política Agraria Común (PAC). Se prevé que este mes noviembre se publique una comunicación y en 2018 comenzará la negociación a escala europea, según explicó la ministra Isabel García Tejerina, en una entrevista para la revista de AgroBank . [masinformacion post_ids=»119791,119805,119824,119939,119993,120018,120035″] El representante de AVA-Asaja califica la PAC como “una especie de maraña burocrática al servicio de los intereses de las agricultores del norte de Europa”. A su juicio, “la PAC no ha resuelto los problemas más graves que asedian al sector como la falta de rentabilidad de la cadena alimentaria. Por ello, esa nueva PAC debería incluir medidas de mercado para acabar con los abusos imperantes y mecanismos de gestión de riesgos. Además, debería simplificar y racionalizar los trámites burocráticos y ser mucho más equilibrada a la hora de distribuir los recursos disponibles entre los diferentes tipos de agricultura existentes en Europa”. Desde La Unió también tienen claro que “las nuevas ayudas de la PAC deben ir dirigidas a los profesionales, a aquellos que viven y quieren vivir de la agricultura e independientemente del sector al que se dediquen, es decir, supresión de los derechos históricos”, manifiesta Mampel. El secretario general de La Unió también incide, al igual que Aguado, en que “la PAC debe contemplar una mejora de la distribución de los márgenes comerciales de los productos agrarios para evitar el abuso tanto de intermediarios como de la gran distribución. Además, esta nueva PAC debe exigir la reciprocidad a las producciones procedentes de países terceros en aquellas exigencias y requisitos que son de obligado cumplimiento para los agricultores y ganaderos europeos”.

AVA-Asaja y La Unió piden un precio justo y digno para rentabilizar el campo
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AVA-Asaja y La Unió piden un precio justo y digno para rentabilizar el campo

La falta de rentabilidad es una de las principales preocupaciones en la que coinciden los máximos representantes de los agricultores de la Comunidad Valenciana, –Cristóbal Aguado por parte de AVA-Asaja y Ramón Mampel, por la Unió de Llauradors i Ramaders–. Ante esta cuestión, Aguado puntualiza que “los precios que se pagan al productor o no cubren los costes de producción o se sitúan al límite de esos umbrales mínimos de rentabilidad que son necesarios para poder mantener las explotaciones en activo”. En esta misma línea, Mampel incide en que “si logramos que los agricultores y ganaderos valencianos obtengan un precio digno y justo por las producciones que se esmeran día a día en producir ya nos daríamos por satisfechos. Este es nuestro principal objetivo e insistiremos ante las administraciones”. Otra de las cuestiones en la que coinciden ambos respresentantes y que trae de cabeza a los agricultores es la entrada de nuevas plagas y en especial la llegada de la Xylella fastidiosa a la Comunidad Valenciana. A todos estos problemas, Aguado añade otros como la “persistencia de la sequía, la ausencia de políticas eficaces en la gestión del agua, el alarmante y progresivo envejecimiento de la población agraria o los tratados comerciales con terceros países que se suelen caracterizar por dejar a los agricultores en situación de desventaja competitiva”. “Somos el eslabón más débil” En cuanto a los desequilibrios de la cadena agroalimentaria, Aguado ratifica que “los agricultores son el eslabón más débil de toda la cadena  y al final de todo el proceso son los únicos que pierden”. Igualmente, ambos consideran necesario contar con una Ley de la Cadena Alimentaria europea “que armonice las legislaciones existentes en los diferentes países y evite los abusos y posición de dominio de las grandes cadenas de distribución que usan sin ningún decoro prácticas abusivas porque son conscientes de que son la puerta que tenemos los agricultores y ganaderos para llegar a los consumidores europeos”, argumenta Mampel. En alusión a la legislación vigente en España sobre esta materia, el presidente de AVA-Asaja pone el acento en el trabajo que está llevando a cabo la  Agencia de Información y Control Alimentarios (Aica), organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, a la hora de investigar y sancionar determinadas prácticas contrarias a la ley. “Por tanto, –aclara– es cierto que en España se han dado pasos para corregir la situación, pero los resultados obtenidos todavía están lejos de lo que esperamos los agricultores y consideramos que la ley es perfectible y mejorable”. Gran pacto nacional del agua En este gran reto tampoco difieren los representantes de los agricultores valencianos. Ambos coinciden, tal y como mantienen desde el Ministerio de Agricultura, en la necesidad de un gran pacto nacional del agua alejado de los planteamientos políticos. Por ello, –ratifica Mampel– “proponemos, huyendo de la crispación, un gran pacto entre todas las instituciones para garantizar el agua de calidad y en cantidad a un precio asequible para el riego, fruto del diálogo y del consenso y con el protagonismo de los regantes”. Desde AVA-Asaja, Aguado aboga a que ese pacto a nivel nacional incluya autopistas del agua y una gestión armónica, equilibrada y sostenible de los recursos. “Para lograrlo, –matiza– es necesario que las comunidades sean solidarias entre ellas, amplitud de miras y generosidad entre todos los implicados, pero no perdamos de vista que si no logramos ese gran pacto, a nuestra agricultura le aguarda un futuro muy negro”, augura. Desde el agricultor al consumidor Pero, ¿cómo se preocupa el agricultor por el consumidor? ¿Aportan soluciones a sus nuevos hábitos de consumo? ¿Se plantan nuevas variedades y formas de cultivo? Ante estas cuestiones, Mampel argumenta que están esforzándose por adaptarse a las demandas de los mercados, “innovando y modernizando, además de cumplir las condiciones que nos exigen desde la UE en materia de seguridad alimentaria, circunstancia que no se cumple desde las producciones de terceros países”, destaca. En esta línea, Aguado añade que “nunca en la historia de la humanidad, al menos en lo que se refiere a los países avanzados, se ha comido de modo más seguro que ahora. Las exigencias y controles que pasamos los agricultores europeos son los más rigurosos del mundo, así que los consumidores pueden estar bien tranquilos”. Mampel explica también que son partidarios de potenciar los productos de proximidad y ecológicos y, para conseguirlo, cuentan con el proyecto puntdesabor.com que incluye la producción, comercialización y distribución de productos ecológicos, sobre todo de frutas y hortalizas cultivadas en la Comunitat. Aguado, por su parte, destaca la versatilidad y profesionalidad del sector, lo que le permite adaptarse a las nuevas tendencias de consumo y ofrecer al público las respuestas que demanda. De hecho, “contamos con una variada gama de productos capaces de satisfacer los gustos del consumidor más exigente”. En materia de seguros, tanto Aguado como Mampel valoran el sistema de seguros de España como “uno de los mejores del mundo”. En esta línea, Mampel reclama “unos seguros mejores y adaptados a la realidad de cada cultivo. Y eso no se consigue con un recorte de las subvenciones como viene haciendo el Ministerio de Agricultura los últimos años, sino con incentivos para su contratación”. Tanto La Unió como AVA-Asaja demandan la puesta en marcha del llamado seguro de rentas o de mercado. “Nos consta –corrobora Aguado– que la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (Enesa) está estudiando diversas opciones para su implantación, siquiera sea de manera experimental. Poder disponer de este tipo de seguro, con el que ya cuentan algunos países como Japón y EE.UU., sería de gran ayuda para los agricultores puesto que nos proporcionaría un cierta estabilidad a la hora de realizar nuestra actividad”, asegura.

Sostenibilidad, salud e innovación, nuevas necesidades del futuro sector agroalimentario
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Sostenibilidad, salud e innovación, nuevas necesidades del futuro sector agroalimentario

Representantes de diferentes eslabones de la cadena agroalimentaria definen los retos futuros del ramo haciendo hincapié en la obligación de incrementar la producción de alimentos con menos recursos, la importancia de aumentar el valor de la oferta para seducir al consumidor final o subiéndose al tren de la innovación colaborativa y multisectorial El sector agroalimentario va a tener que hacer frente a varios retos durante los próximos años. Diferente actores de la cadena agroalimentaria han desgranado –desde el productor al consumidor, pasando por el distribuidor, además de representantes de instituciones y empresas– algunos de ellos como la sostenibilidad del medioambiente, el incremento de la producción de alimentos pero con menos recursos, la transformación digital y el aumento del valor de la oferta para los consumidores, entre otros. Para Nuria Galán, directora general de Engrupo, el reto más importante al que se enfrenta el sector es el alimentario que estará condicionado por el cambio climático, la gestión de los recursos o el reto de la sostenibilidad, entre otros factores. “En 2050, el mundo estará habitado por más de 9.000 millones de personas. Habrá que producir un 70 % más de alimentos, pero la superficie de cultivo del planeta no puede crecer proporcionalmente, por lo que afrontaremos procesos de transformación para incrementar la productividad, al tiempo que se redefinirán nuestros hábitos de consumo”. La dimensión sería otro gran reto definido por Galán. A su juicio, “en un entorno global e interconectado, debemos buscar la fórmula para crecer en tamaño y en capacidad de concentración de la oferta para asegurarnos una posición relevante en el mercado y poder negociar con otros eslabones como la gran distribución, cada vez más concentrada. A nivel social, nos enfrentaremos al envejecimiento poblacional y a una pérdida de rentabilidad en la agricultura, que dificultan el relevo generacional”. Y el tercer reto al que se refiere  Galán es la revolución tecnológica que afecta a todos los ámbitos –la producción, los procesos de transformación, el producto final y la comercialización–. “Vinculada a ella, está la transformación digital que ha propiciado un nuevo perfil de consumidor, canales de venta, oportunidades de negocio y perspectivas de futuro que no hay que dejar escapar”. Emilio Raga, responsable de AgroBank en la Comunitat Valenciana añade tres nuevos retos: la innovación, “clave para adaptarse a los nuevos desafíos sociales, al cambio climático, la sostenibilidad, la gestión energética y del agua”; la internacionalización, “ya que significa tener estrategias comerciales con nuestros clientes, dimensión y capacidad financiera y ahí vamos de la mano con el sector”; y, por último, “favorecer el incremento de la formación e incentivar la captación de jóvenes en el mundo agro”. Roberto García Torrente, director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar incide también, al igual que Nuria Galán, en que en el futuro habrá que producir más alimentos reduciendo los recursos empleados. “Para ello deberemos esforzarnos en líneas de investigación como la biotecnología, la agricultura de precisión y el conocimiento de la interrelacion entre la planta y su entorno. El suelo, considerado hasta ahora un soporte físico para los cultivos, se convierte en un factor que repercute sobre la capacidad de los cultivos para mejorar sus rendimientos”. Una compentencia global y más intensa que obligará a las empresas a ser más innovadoras y a estar integradas con todas las fases de la cadena es otro de los desafíos que apunta García Torrente. “Ya no bastará con tener un producto excelente, habrá que transformarlo y ponerlo a disposición del consumidor de la manera más eficiente y original posible”. Binomio alimentación-salud García Torrente resalta también el binomio alimentación-salud “lo que nos obliga a que poner en valor los beneficios que tienen los alimentos para potenciar su consumo y la renta de los productores”. Joan Mir, director general de Anecoop además de decantarse por la innovación, la sostenibilidad y la aplicación de nuevas tecnologías digitales a los procesos productivos y a la gestión en el conjunto de la cadena de valor, incide en la importancia de “idear nuevas propuestas de valor y construir empresas competitivas de ámbito internacional”. También pone el foco en la necesidad de aumentar el valor de la oferta para los consumidores. “La cadena agroalimentaria es un sector de futuro. El mercado va a seguir existiendo, y cuando hay mercado, hay oportunidades de negocio”, acentúa. Adolfo de Las Heras Polo, director general de Aceites de las Heras se inclina por el reto que pasa por encontrar el equilibrio entre calidad, competitividad y servicio. “Nuestro cliente, cada vez más informado y consciente de la importancia de la dieta para la salud, exige calidad, seguridad en el producto que consume, en su procedencia y composición, pero, a la vez, exige precio y servicio”. Al director de Ainia, Sebastián Subirats, también le preocupa el envejecimiento de la población que constituirá un desafío social desde el punto de vista de la alimentación y el coste sanitario. “Los patrones de consumo de alimentos son más similares en todo el mundo y evolucionamos hacia una mayor calidad y hacia una demanda de alimentos más caros. En el mundo desarrollado, el binomio alimentación-salud será la palanca de crecimiento de los próximos años ya que se perfila como el elemento clave para la calidad de vida futura”. Subirats hace hincapié en la importancia de fabricar más alimentos con menos recursos centrándose en la importancia de la I+D+i para conseguir un desarrollo sostenible. Para ello “es necesario identificar nuevas fuentes de materias primas, la gestión integral del agua y el control de la huella hídrica, la gestión de residuos y de envases, el desarrollo de envases biodegradables más sostenibles, la lucha contra el desperdicio de alimentos….” Eficiencia y flexibilidad productiva Igualmente, Subirats también percibe la innovación como otro gran reto pero como una fórmula para ganar en eficiencia y flexibilidad en la producción: la industria 4.0 y la transformación digital. Es decir, “la capacidad de producción flexible, personalizada y a medida, a la vez que se fabrica en serie, masivamente y en tiempo récord y, además,  reduciendo los costes”. A su juicio, “si el sector agroalimentario quiere seguir siendo el motor de la economía valenciana no puede dejar pasar el tren de una innovación colaborativa y multisectorial. Debe ser la industria alimentaria de la Comunidad Valenciana la que alinee en el avance tecnológico al conjunto de los sectores de la cadena”, puntualiza. “En consecuencia, –insiste– se necesita trabajar conjuntamente con el sector salud, turismo, restauración, envase, bienes de equipo, químico, energético y medioambiental, aditivos…, poniendo además al consumidor en el epicentro de su gestión”. José M. Guillamón, vicedirector científico del Iata-CSIC, también centra su discurso en cómo alimentar a las más de 9.000 millones de personas que habrá en 2050. “La producción de alimentos deberá ser muy eficiente, medioambientalmente sostenible y segura para el consumidor”. Guillamón incide en que habrá que tener en cuenta dos contextos: los países en vías de desarrollo y los desarrollados. “La mayoría de este crecimiento se producirá en los países en vías de desarrollo, donde habrá que producir más alimentos para garantizar la seguridad nutricional. Y, por otra parte, en los países desarrollados, el escenario es diferente: el mayor acceso a los alimentos hace que el consumidor esté concienciado con el medioambiente a la hora de producir alimentos, por su seguridad y por el impacto que pueda tener su ingesta sobre la salud”. Sostenibiliad económica, social y medioamabiental Enrique Moltó, director del Ivia también hace hincapié en la importancia de garantizar la sostenibilidad de la producción y distribución de los alimentos, que considera estratégica para cualquier sociedad. “La sostenibilidad debe ser considerada desde los tres puntos de vista: económico, social y medioambiental”. La seguridad agroalimentaria también es crucial para Moltó en una doble vertiente: “garantizar el abastecimiento de toda la población y poner a su disposición alimentos seguros”. La población mundial sigue creciendo mientras que la superficie agraria debe mantenerse o reducirse para no aumentar la deforestación y el deterioro del planeta. “Surge así el reto de producir más, pero con menos agua, suelo y fertilizantes, al mismo tiempo que se deben reducir los efectos negativos de la actividad humana sobre el medioambiente. Además, debemos garantizar la seguridad de los productos agroalimentarios, lo que implica eliminar materias o procedimientos nocivos para la salud del consumidor e incrementar la trazabilidad de los productos que comemos”. Beneficios para todos Moltó no se olvida de mencionar la importancia de contar con “una mayor equidad en el retorno de beneficios para todos los eslabones de la cadena alimentaria ya que con frecuencia, el eslabón que asume más riegos, el productor agrario, es el que menos beneficios obtiene”. A Manuel García-Portillo, presidente de Tecnidex y de Ainia también le preocupa cómo alimentar a la población futura. En su opinión, “deberemos incrementar la producción de alimentos, pero no será solo una cuestión de cantidad, además deberán ser más saludables. Tenemos que producir más y mejor, garantizar la salud agroalimentaria y apostar por prácticas más sostenibles innovando en todas las áreas de la cadena agroalimentaria (gestión, producto, packaging, logística, etc.)”. Portillo aboga también por disminuir los residuos de alimentos (food waste). “Hoy en día, al final de la cadena, alrededor del 30 % de los alimentos producidos se desperdician. Por lo que las empresas involucradas deben luchar por la prevención y reducción de dichos desperdicios e implementar buenas prácticas que les ayuden a conseguirlo”. Por último, Carlos Ledó, director general de Idai Nature, pone el epicentro en la agricultura ecológica, destacando que España ha sido uno de los países de la UE que más ha crecido en superficie orgánica en estos últimos 15 años hasta alcanzar 1,6 millones de hectáreas, muy por encima de la media comunitaria.

El BEI cuenta con 5.000 millones a través del Plan Juncker para financiar proyectos en España
Finanzas

El BEI cuenta con 5.000 millones a través del Plan Juncker para financiar proyectos en España

Román Escolano, vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha participado en un desayuno de trabajo, -al que ha sido invitado por José Vicente Morata, presidente del Consejo de Cámaras de Comercio de la Comunidad Valenciana– junto con agentes económicos y empresarios valencianos. Durante el encuentro, Escolano ha explicado como lleva a cabo la labor de financiación el BEI tanto para grandes empresas como para  pymes y cómo los empresarios valencianos pueden acceder a dicha financiación. Escolano ha recalcado que los proyectos que financian están relacionados con la sostenibilidad, el medioambiente, la política social, la creación de empleo y el cambio climático  principalmente. A este último, «destinamos 17.000 millones de financiación en toda Europa», una cuestión que ha interesado a los empresarios congregados. Escolano ha dejado claro que no dan financiación corporativa a cualquier proyecto, «tiene que haber detrás un mensaje de política económica». El Plan Juncker El Plan Juncker y su contenido ha ocupado un espacio importante de la reunión que ha mantenido Escolano con los empresarios y agentes económicos valencianos. En concreto, les ha explicado que dicho plan se articula a través del BEI  y que «los empresarios del sector privado están más que invitados a acercarse a nuestro banco, a preguntar  qué modalidades de proyectos y qué estructura tienen que tener para acceder a dicho plan». Escolano ha subrayado también que el plan lleva ya dos años en vigor -se puso en marcha en el verano de 2015-. «A lo largo de este tiempo hacemos una valoración satisfactoria del mismo. De hecho, hasta la fecha, hay 5.000 millones de euros para la movilización de proyectos en España, que tienen que ir acompañados de 28.000 millones de euros por la parte privada».  También ha acentuado que España está a la cabeza de los países que  más está utilizando esta fórmula del Plan Juncker. Otro aspecto que ha despertado el interés de los empresarios valencianos, tal y como ha comentado Escolano, es la  financiación que destina el BEI a inversiones fuera de Europa como en el norte de África, los países del Magreb, y en América Latina, «teniendo en cuenta que la Comunidad Valenciana tiene una vinculación muy estrecha con países de dichas zonas». Concretamente, fuera de la Unión Europea «el BEI está financiando proyectos de infraestructura con un foco en el cambio climático y esto se traduciría en financiaciones para el metro, transporte de masas, es decir, todo lo que sea eliminar emisiones de vehículos privados. De hecho, en Marrueccos estamos financiando el tranvía de Casablanca, de Rabat, el metro de Quito en América Latina…», ha enumerado. Escolano también ha querido recalcar que «el BEI financia proyectos a partir de un determinado nivel y que la financiación a la pyme la canaliza a través de intermediarios financieros, esto es importante, teniendo en cuenta que el tejido empresarial de la Comunidad Valenciana está integrado por pymes». Financiación para el corredor mediterráneo El vicepresidente del BEI ha explicado que en cuanto al corredor mediterráneo «estamos viendo con Fomento también todos los proyectos de relevancia que se pueden poner en marcha en España los próximos meses«. Ha reconocido también que «todos los esfuerzos de inversión en lo que corresponde al corredor mediterráneo son política y estrategicamente importantes para España. Valencia y su puerto están en una situación  muy privilegiada desde el punto de vista de acceso y de tamaño y todo lo que sea favorecer el acceso a Zaragoza, Bilbao, etc., y el desarrollo de una zona necesitada también de inversiones como Teruel«.

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