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José V. Mateos, Areté: «El modelo de compra tradicional ha entrado en crisis»

Publicado a 27/05/2025 18:22 | Actualizado a 30/05/2025 12:46

La tensión comercial entre Estados Unidos y otros grandes bloques económicos no es una simple disputa arancelaria: está transformando las reglas del comercio agroalimentario internacional. Entre los sectores más expuestos a esta nueva realidad se encuentra el de los aceites vegetales, con precios en caída, rutas logísticas alteradas y operadores tratando de anticipar el siguiente movimiento en un tablero cada vez más volátil.

Desde el punto de vista económico, esta situación está generando distorsiones relevantes en los mercados: cambios abruptos en la competitividad entre regiones, presión sobre las divisas y una creciente dependencia de las decisiones macroeconómicas y geopolíticas. La incertidumbre, unida a factores como el tipo de cambio, el coste del petróleo o la evolución del consumo global, ha convertido la planificación estratégica en una tarea de alto riesgo para productores, procesadores y exportadores.

José V. Mateos, Areté: «El modelo de compra tradicional ha entrado en crisis»

Para entender el impacto real de esta situación y las perspectivas que se abren para Europa y América Latina, conversamos con José Vicente Mateos del Castillo, country manager de Areté Iberia. Desde su posición al frente de una consultora especializada en inteligencia de mercado, ofrece una visión clara sobre cómo se están reconfigurando los flujos globales, qué actores están mejor preparados para resistir la tormenta y qué papel juega la tecnología en un entorno donde adelantarse ya no es una ventaja, sino una necesidad.

Impacto de los aranceles de EE.UU. en los aceites vegetales

– La estrategia arancelaria de Estados Unidos durante los últimos meses ha generado tensiones en los mercados globales de aceites vegetales. ¿Qué impacto concreto están teniendo estas medidas en las dinámicas de comercio internacional, especialmente en Europa y América Latina?

Aunque en este momento debemos recordar que todos los aranceles están en pausa durante 3 meses, incluido el 10 % inicial implementado antes de los llamados aranceles recíprocos.—Estamos asistiendo a un momento de inflexión en los mercados agroalimentarios globales. La propuesta de imponer, por parte de EE.UU.,  un  paquete arancelario — con una tarifa base del 10 % a todos los productos y recargos específicos del 20 % para la Unión Europea (UE), 32 % a Indonesia, y hasta el 46 % a Vietnam  está teniendo un impacto disruptivo en las cadenas de valor de aceites vegetales.

Por ejemplo,  en el caso del aceite de palma, los precios están bajando porque la producción volvió a aumentar significativamente en abril, junto con la caída de los precios del petróleo, siendo este último el primer efecto visible de la guerra arancelaria. En general los precios de aceites en la UE  están bajando, aunque de forma mucho menos evidente que el caso de la palma, principalmente debido al fortalecimiento del euro frente al dólar.

– Sobre el aceite de palma, del cual EE.UU. importaba el 88 % desde Indonesia. El incremento arancelario ha supuesto un coste adicional significativo para los operadores estadounidenses, tensionando los precios internos y redirigiendo parte de la oferta hacia otros destinos como la UE o África. Esto genera desequilibrios en los precios internacionales y reconfigura las rutas logísticas.

Si finalmente se materializasen los aranceles, tal y como inicialmente se han propuesto, Europa, afrontaría una doble presión: por un lado, la pérdida de acceso preferencial al mercado estadounidense debido a los aranceles del 20 %  y por otro, la competencia creciente en sus propios mercados por la llegada de productos redirigidos. América Latina se encuentra en una situación ambigua: Brasil o Argentina pueden ganar cuota en Asia y Europa, pero también enfrentan la presión de mercados más saturados y sensibles a los precios.

Ventajas estratégicas y vulnerabilidades regionales

– Desde su perspectiva, ¿qué países o regiones están mejor posicionados para adaptarse a esta nueva realidad comercial y cuáles podrían salir más perjudicados?

La clave está en la arquitectura de los acuerdos comerciales y en la capacidad de anticipación estratégica. México y Canadá, protegidos por el USMCA (siglas en inglés del tratado de libre comercio entre estos dos países y Estados Unidos), mantienen condiciones de acceso preferente al mercado norteamericano, lo cual les ofrece cierta estabilidad. Brasil, gracias a su potencia exportadora en soja, también mantiene márgenes de maniobra, aunque expuesto a factores cambiarios y logísticos.

Sin embargo, el sudeste asiático se vería gravemente afectado. Países como Vietnam, Filipinas o Tailandia enfrentarían aranceles muy superiores al promedio global, lo que erosionaría su competitividad en sectores clave como el aceite de coco, de palma o los anacardos.

La UE, aunque cuenta con una base productiva sólida y una fuerte integración interna, se encuentra en un momento crítico. Como se ha comentado anteriormente, a día de hoy, está inmersa en una tregua arancelaria de 90 días con Estados Unidos, vigente hasta el 14 de julio de 2025, durante la cual se han suspendido temporalmente los aranceles cruzados. Lo que ocurra en esas mesas de negociación será determinante. Si se alcanza un acuerdo, podríamos ver una desescalada y cierta normalización de flujos. Si no, los aranceles volverán con fuerza y la distorsión podría intensificarse.

Y no es solo una cuestión entre la Unión y Estados Unidos: otras negociaciones paralelas, como las que mantiene EE.UU. con China, también están marcando el pulso. Recordemos que China impuso un 84 % de arancel sobre productos agrícolas estadounidenses en respuesta a las medidas de Washington, y está ahora revisando su estrategia de abastecimiento. Las decisiones que se tomen en Beijing influirán directamente en los mercados de soja, aceites, frutos secos y productos lácteos.

Volatilidad sistémica: mucho más que aranceles

– Más allá de los aranceles, ¿qué otros factores están marcando actualmente la evolución de los precios y la disponibilidad de aceites de semillas y vegetales a nivel mundial?

Lo que observamos no es solo una guerra comercial, sino un escenario de hipervolatilidad sistémica, donde confluyen factores energéticos, financieros, productivos y geopolíticos.

Por ejemplo, el precio del petróleo —clave en la industria del biodiésel y en los costes logísticos— ha caído más de un 14 % desde que se anunciaron los aranceles tocando niveles por debajo de los 56 $/barril (WTI). Esta caída refleja un temor real a una recesión económica global, lo cual impacta directamente en la demanda de aceites industriales como la colza o la soja.

Por otro lado, la inestabilidad ha debilitado al dólar. El euro  ha superado el umbral de 1,09 USD, llegando a valores máximos 1.15, para luego retroceder a valores 1.11 -1.12 , lo que encarece las exportaciones europeas y altera la competitividad entre bloques Perjudica las exportaciones de la UE, que en el caso del sector alimentario son sobre todo de productos terminados, pero favorece las importaciones —principalmente de materias primas— al reducir su paridad de importación. Para productos con márgenes estrechos, como los aceites refinados, esa variación en divisa puede suponer la diferencia entre entrar o no en un mercado.

Y, por supuesto, hay factores estructurales: clima, decisiones de siembra, costes de fertilizantes, crisis logísticas como la del canal de Suez, aunque en este momento los costes logísticos cotizan a la baja fundamentalmente por el efecto cambiaría originado por la amenaza de la imposición de aranceles Todo contribuye a un entorno donde anticiparse ya no es una ventaja competitiva: es un requisito de supervivencia.

Transformaciones estructurales en la industria agroalimentaria

– ¿Cómo están reaccionando los principales actores del sector agroalimentario (productores, procesadores, distribuidores…) ante este escenario de incertidumbre? ¿Estamos viendo cambios estructurales o solo ajustes coyunturales?

Ya no hablamos de simples reacciones coyunturales. Vemos decisiones de calado: grandes grupos están redefiniendo sus cadenas de aprovisionamiento, diversificando orígenes, renegociando contratos logísticos y, sobre todo, incorporando sistemas de previsión que les permitan navegar en medio del ruido.

El modelo de compra tradicional ha entrado en crisis

Los industriales más avanzados están trabajando con escenarios de riesgo, integrando herramientas de inteligencia de mercado que les alertan con antelación de posibles shocks —desde aranceles hasta sequías o crisis de transporte—. El modelo de compra tradicional ha entrado en crisis. Dicha evolución pasa por el empleo de nuevos servicios y herramientas. En este contexto la inteligencia de mercado y las actividades de price forecasting (pronóstico de precios) se muestran muy útiles para el desarrollo de estrategias que nos permitan identificar oportunidades en este nuevo contexto.

El que no evolucione, quedará expuesto.

Proyecciones de demanda y evolución del consumo

Desde el análisis de datos que realiza Areté, ¿qué previsiones tienen respecto a la demanda global de aceites vegetales en los próximos 12-18 meses? ¿Se esperan cambios de hábitos de consumo o sustituciones relevantes?

Nuestros modelos proyectan una demanda sostenida, diría que se espera una recuperación en la próxima campaña para aquellos aceites que han sufrido una caída debido a las bajas producciones de semilla este año, como es el caso más evidente del girasol y la colza.  de aceites vegetales, aunque con posibles alteraciones en la composición del mix de consumo.

Por ejemplo, el encarecimiento del aceite de palma podría impulsar el uso de aceite de colza o soja en algunos mercados, de hecho, ya ocurrió durante esta campaña y ahora se está «ajustando» gracias a la recuperación de la producción de palma.

Además, anticipamos una mayor presión sobre los stocks por parte de países importadores para protegerse ante nuevos shocks. En contextos de alta incertidumbre, es habitual observar un refuerzo de los inventarios estratégicos por parte de los grandes operadores, como medida de protección ante posibles disrupciones logísticas o nuevas rondas arancelarias. Esto podría generar tensiones adicionales.

Aunque de momento, Sobre este punto, no hemos registrado señales en ese sentido, también porque el único aceite ampliamente disponible es el de soja, mientras que la oferta de colza y girasol seguirá siendo limitada hasta la llegada de las nuevas cosechas, por lo que actualmente es difícil hacer acopio a largo plazo.

Sostenibilidad como oportunidad estratégica

– En un contexto de transición ecológica y sostenibilidad, ¿cómo puede el sector de los aceites vegetales aprovechar esta coyuntura para avanzar hacia una mayor resiliencia y valor añadido?

 La transición ecológica no es incompatible con la rentabilidad. De hecho, puede ser una palanca de valor. Por un lado, las certificaciones de sostenibilidad están ganando peso, y los consumidores están dispuestos a pagar más por productos trazables y responsables. Por otro, la eficiencia energética y la transformación digital permiten producir con menos insumos, menor huella de carbono y mayor control del proceso.

Desde Areté creemos que la resiliencia empieza por la información. No se puede gestionar lo que no se entiende. Y en este escenario cambiante, los datos son la brújula.

– ¿Es momento de explorar otros mercados de destino? ¿Dónde podrían poner el foco los productores españoles?

Sin duda. El mercado estadounidense se complica por los aranceles, y los flujos deben redirigirse. Asia es una prioridad con un consumo creciente y una creciente valoración de la calidad del producto europeo.

Pero más allá de la geografía, lo importante es identificar mercados donde el producto español no solo entre, sino que genere valor. Ahí es donde la inteligencia de mercado es de gran ayuda aportando valor en una comprensión global de nuevos flujos en la cadena de suministro. Identificados productos sustitutos, predicciones basadas en equilibrios de oferta y demanda de manera global.

El papel de la PAC en la competitividad europea

– ¿Qué papel está jugando la Política Agrícola Común (PAC) en la planificación y competitividad del sector europeo de aceites vegetales?

La PAC constituye uno de los principales marcos de apoyo para el sector agroalimentario europeo, incluyendo la producción de oleaginosas utilizadas en aceites vegetales. A través de sus distintas líneas de ayuda, la PAC contribuye a fomentar prácticas agronómicas sostenibles, estabilizar los ingresos agrícolas y apoyar el desarrollo rural.

En el caso específico de los aceites vegetales, estas políticas pueden influir de forma indirecta en la competitividad del sector mediante incentivos al cultivo de materias primas como la colza o el girasol. Además, algunos instrumentos del segundo pilar, desarrollo rural, relacionados con la innovación o la sostenibilidad, pueden ofrecer oportunidades para mejorar procesos productivos o adaptarse a nuevas exigencias del mercado.

En cualquier caso, su impacto concreto sobre la competitividad depende de múltiples factores, incluyendo la aplicación a nivel nacional, la evolución de los mercados internacionales y el contexto normativo general.

– ¿Cómo están evolucionando las relaciones comerciales con Asia —¿especialmente China e India— en el sector de aceites vegetales, y qué oportunidades o riesgos implican para los productores europeos?

Asia es ya el epicentro de muchas decisiones globales. China ha impuesto aranceles del 84 % a productos agrícolas estadounidenses, y eso abre una ventana para las exportaciones europeas. Pero no hay garantías: estamos en una fase de diplomacia comercial activa. Tanto con China como con India, EE. UU. y la UE están midiendo fuerzas. El resultado de esas negociaciones marcará el pulso del comercio agroalimentario en los próximos trimestres.

Tecnología e innovación para anticipar y competir

– ¿Qué tipo de inversiones tecnológicas o innovaciones podrían marcar la diferencia en los próximos años para ganar eficiencia, trazabilidad o sostenibilidad en este sector?

Sin duda, las que permitan anticiparse. En Areté trabajamos con modelos predictivos que integran inteligencia artificial, meteorología, flujos comerciales, y señales macroeconómicas. Estos modelos permiten a nuestros clientes prever precios, costes logísticos y riesgos de disrupción con hasta 18 meses de antelación.

Además, la digitalización de campo y la trazabilidad total serán obligatorias para competir en los mercados más exigentes. No es ciencia ficción: es supervivencia comercial.

Y algo que quiero destacar: Areté ya opera en España como parte de su estrategia de expansión internacional. Desde nuestra sede en el Málaga TechPark, acompañamos a empresas líderes del sector agroalimentario con soluciones adaptadas a su realidad local. Porque la inteligencia de mercado no es un lujo, es una herramienta básica para tomar decisiones correctas en el momento adecuado.

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