
Madeira: una inmersión en la naturaleza, la tranquilidad y la belleza
Era consciente de que Madeira no es un destino de playa, y para evitar confusiones. Mi primer viaje a la isla estuvo vinculado al golf, ya que Portugal era —y sigue siendo— uno de los países líderes en este segmento de turismo. En aquel entonces, organizaba un crucero cuyas escalas incluían partidas de golf, y una de ellas era precisamente en Madeira. Así fue como comencé a descubrir esta isla, al igual que la huella que dejaron los ingleses en su historia y en su vino, de forma similar a lo que ocurrió en Oporto. En el casco antiguo de la ciudad se encuentra el Museo del Vino, muy interesante para conocer las tradiciones vinícolas locales, que sorprenden por su riqueza e historia. Todo ello enmarcado en un edificio histórico con gran encanto. El recinto de Blandy’s Wine Lodge, con su arquitectura tradicional y un patio interior oculto, fue una verdadera sorpresa para mí. No me lo esperaba, y sin embargo me cautivó. Recorrer sus espacios, donde se almacenan los barriles, admirar cómo su construcción se integra perfectamente en el entorno, y respirar ese ambiente local y auténtico. Incluso hay una «habitación vintage», donde se conservan los vinos de Madeira más raros y antiguos de la marca Blandy’s. El lugar desprende un aire genuino, con preciosas estanterías de madera repletas de botellas que forman parte de la historia enológica de la isla. Y, por supuesto, no falta un bar donde se pueden degustar estos vinos únicos. Madeira, una isla montañosa de origen volcánico Madeira es una isla montañosa de origen volcánico, lo que condiciona en gran medida la forma de desplazarse por ella, ya que en la mayoría de los casos es necesario circunvalarla. No es muy grande, tiene unos 57 kilómetros de longitud. La isla ofrece paisajes espectaculares, con grandes altitudes, profundos valles que descienden hasta el mar, y pintorescos pueblos enclavados en lugares insospechados. Las rutas de senderismo, muy bien cuidadas y diseñadas, hacen de Madeira un destino ideal para un turismo más ecológico y sostenible. Sus costas son escarpadas, con pendientes abruptas que llegan hasta el océano, y apenas se encuentran playas de arena. Un ejemplo impresionante es Cabo Girão, uno de los acantilados más altos del mundo. La zona norte, más húmeda, favorece el crecimiento de una vegetación exuberante, incluso en laderas casi verticales. Además, el suelo volcánico es especialmente fértil —se estima que cerca de tres veces más que el del Portugal continental—, lo que potencia aún más esta riqueza natural. Todo esto me cambió el concepto de la isla. En mi mente es un lugar ideal para disfrutar del paisaje, la naturaleza, hacer senderismo, buena gastronomía y, por supuesto, buen vino. Funchal: callejuelas para disfrutar del ambiente local Junto a Madeira está la isla de Porto Santo, que cuenta con una playa paradisiaca de 9 kilómetros y un rico patrimonio histórico, a pesar de que fue poblada hace poco, solo 600 años. Me encanta su sencillez y su historia. La zona vieja de Funchal, la capital de Madeira, conserva todo el encanto de sus estrechas callejuelas, que antaño formaban un humilde barrio de pescadores. Con el tiempo, esta área ha sido renovada de forma magnífica, y hoy está llena de vida, con numerosos bares, tiendas y restaurantes que la convierten en un lugar ideal para pasear y disfrutar del ambiente local. Luego, sin duda, hay que subir con el teleférico hasta la zona de Monte y descender con los famosos carreiros do Monte. Se trata de grandes cestos de mimbre y madera, pilotados por dos hombres vestidos con el atuendo tradicional, que te conducen cuesta abajo por el asfalto como si estuvieras deslizándote por la nieve. El recorrido dura apenas diez minutos, pero las sensaciones y la originalidad de la experiencia permanecen en la memoria. Por cierto, la isla tiene varios teleféricos. Lo cierto es que la fui descubriendo acercándome a su naturaleza y adaptando mi visión a lo que veía en el entorno. Me resulta especialmente atractivo Fajã dos Padres, situada al oeste de Funchal, entre las localidades de Câmara de Lobos y Ribeira Brava. Tiene una playa con su restaurante y un entorno encantador, representativo de esa belleza de Madeira. Y, de nuevo, hay que utilizar un teleférico para bajar y subir. La idea de recorrer el entorno, el paisaje, es algo que se repite en toda la isla, como la ascensión al Pico do Areeiro, con unas vistas únicas. A partir de allí se puede disfrutar de las rutas de senderismo más famosas de Madeira. La fantasía del bosque Fanal En Cabo Girão, el acantilado más alto de Europa con 589 metros de altura, han instalado un mirador con suelo de cristal que se ha convertido en casi una visita obligatoria. También hay numerosas rutas de senderismo que discurren junto a las levadas de Madeira —antiguos canales de agua que recorren la isla—, y una de las que más me impactó fue la de Caldeirão Verde. Es accesible, sencilla, y el paisaje te envuelve por completo. Y no pierdas de vista las construcciones típicas que se encuentran por el camino… ¡a mí me recuerdan a las barracas valencianas! En Santana es imprescindible visitar sus casas tradicionales, coloridas y con techos de paja. Las distingo de las valencianas en que estas son completamente blancas, aunque resulta curioso ver el parecido entre ambas. La Punta de San Lorenzo representa uno de los parajes más impresionantes de la isla, con vistas que podrían definirse como acogedoramente bellas. El bosque de Fanal, con su laguna, parece sacado de una película de fantasía, como un escenario de cuentos de hadas y duendes. También destaca el Parque Florestal de Ribeiro Frio, un encantador bosque de laurisilva, perfecto para los amantes de la naturaleza. Y no hay que olvidar cascadas como la de Funda, impresionante, con una caída de más de 140 metros, a la que solo se puede llegar caminando por un sendero. Jardim do Mar es un pueblo encantador, aún ajeno al turismo, ideal para perderse en su tranquilidad. Antiguamente, solo se podía acceder por mar. Pero este es solo uno de los muchos pequeños pueblos que salpican la isla, perfectos para recorrerlos a pie y disfrutar de su autenticidad. Definitivamente, después de varios viajes a Madeira, la considero un destino de naturaleza, tranquilidad y belleza. Un lugar para disfrutar de paisajes únicos, rutas preciosas y pueblos con encanto. Además, es muy accesible, con excelentes conexiones desde Lisboa.

Cataratas Victoria: descubre el gran salto de agua africano en Zimbaue
He viajado mucho por África, cuando no había ni móvil ni GPS, lo suficiente para saber que preguntando encuentras todo. No sé cómo ocurren las cosas, pero casi que las cosas se anticipan a ti y los que están a tu alrededor te informan. Un verdadero misterio. Pero, aun así, me cuesta imaginar la experiencia de Henry M. Stanley, a quien el propietario del New York Herald le encargó la búsqueda de David Livingstone, quien llevaba años desaparecido explorando el continente africano. Dos años tardó en encontrarle, y fueron dos nativos cerca del lago Tanganica quienes le informaron de que Livingstone estaba en la ciudad de Ujiji. Stanley al encontrarle pronunció la histórica frase de «Doctor Livingstone, supongo». Livingstone, liderando una de sus múltiples expediciones descubrió en 1855 las cascadas del Zambeze (los habitantes de la zona las llamaban ‘humo que truena’, la verdad es que son explícitamente genuinos para poner los nombres), pero Livingstone las denominó Cataratas Victoria, en honor a la reina del Reino Unido. Cataratas Victoria en Zimbabue Hoy ya no es tan complicado llegar, a ambos lados de las cataratas por las que el río Zambeze hace de frontera, Zambia y Zimbabue, se han creado dos parques nacionales que protegen perfectamente la zona. Es la cortina de agua más grande del mundo, más de 1,7 km de largo por la que caen 500 millones de litros de agua por minuto. Pero el viaje no debe ser llegar, hacerse el selfi y salir cortando, hay que disfrutar de ese entorno y dormir junto al río. En Victoria Falls River Lodge tienen unas tiendas de campaña que son una auténtica maravilla (advierto, el lujo en África es más caro que en Europa) vistas al río, piscina privada y un servicio exquisito, incluso ducha exterior para que disfrutes del paisaje mientras te bañas (¡Hay una suite situada sobre el propio río!). En el entorno se puede disfrutar de un día de safari, conocer la fauna, hacer una escapada nocturna en alguno de los barcos y cenar en él, mientras navegas el río. Por supuesto visitar las cataratas por tierra y por aire, el paseo en helicóptero es fantástico, ver esta maravilla desde al aire y todo el entorno que genera, porque la nube en forma de gotas de agua que emana de la cascada salpica a todo el entorno creando una vegetación abundante. Vivir un auténtico safari en Zimbabue Pero ya que estamos aquí vamos a desarrollar mi ruta favorita bajando hacia el suroeste, y haciendo una incursión en Bostwana. Primero vamos a llegar al parque nacional de Hwange, todavía en Zimbabue, es su reserva más grande, con 14.600 km cuadrados (más abajo, el desierto del Kalahari, apasionante), aquí vamos a disfrutar de la fauna, encontraremos a los grandes herbívoros y carnívoros, lo que esperamos de un auténtico safari, incluso tiene una de las poblaciones más extensas de perros salvajes africanos. Se calcula que hay más de 50.000 elefantes. Pero lo más atractivo es un parque que todavía no está masificado por los visitantes. La mejor época para ver más fauna es de julio a octubre. Parque Nacional de Chobe Ahora hay que saltar a Bostwana, al Parque Nacional de Chobe, ya en el desierto del Kalahari. Aquí ocurre algo especial cuando el río Chobe se remansa y el agua abarca todo el territorio. También es importante la temporada en la que ir, y respecto del clima coincide con el mismo periodo de Hwange. Tiene cuatro áreas y la de Serondela, la zona donde el río inunda, (mi preferida) es una de las zonas donde más animales podemos ver por la facilidad que tienen de encontrar un lugar donde beber y la vegetación abundante. Pero también me encanta el área de Savuti, desértica, es un contraste enorme, aunque en su zona más baja, en la depresión de Mababe también se inunda. En invierno, en la estación seca se producen grandes concentraciones de elefantes, búfalos, cebras, jirafas… ¡Un espectáculo! Deben buscar las orillas del río para poder beber y es más fácil poder ver cacerías con los carnívoros como protagonistas. Son escenas que no se olvidan. El Parque Nacional de Chobe, tiene además una modalidad de safari que lo hace único y diferente: discurre por el río, subido en una barca, navegando, tienes la oportunidad de ver prácticamente toda la fauna, realizar fotografías excepcionales y vivir una experiencia realmente exclusiva. Cuando viajo por África sigo tratando de imaginarme cómo se moverían los exploradores del siglo XIX, lo que hoy hacemos en nueve días, entonces eran dos años. Da mucho que pensar.

Praga, una ciudad de culto a la cerveza, la historia y la arquitectura
Siendo una ciudad con un encanto muy especial, Praga fue la capital del antiguo reino de Bohemia y de Checoslovaquia. El eje clave, la Plaza de la Ciudad Vieja, donde brilla el reloj astronómico que fue construido en la Edad Media, y colocado sobre la pared sur del Ayuntamiento. Al subir a la torre del Consistorio disfrutarás de unas vistas sobre los tejados de la ciudad realmente preciosas. La arquitectura de Praga es uno de sus grandes atractivos. Cruzar el Puente de Carlos, sobre el río Moldava, que conecta la Ciudad Vieja y el Castillo, es un paseo único, sobre sus más de 500 metros de largo, complementado con estatuas de estilo Barroco. Culto cervecero Pero esta ciudad tiene, además, un encanto singular que nos permite hacer un turismo ligado a su bebida más popular. Sentarse, pedir una buena cerveza y observar el entorno donde nos encontramos, también me sirve para planificar el recorrido por las sensacionales calles históricas de Praga, marcando como ejes sus cervecerías. Así que vamos a empezar por un lugar con una atmósfera muy especial, señorial, elegante, muebles históricos, repleto de salas, algunas, como la de la «Academia» todavía refleja el encanto de los encuentros que en el siglo XIX y en el XX se producían en su espacio. Algunas salas con unas vidrieras de ensueño, y otras, como la sala Caballeros totalmente reconstruida en estilo Románico. Es un lugar casi de culto, de peregrinación, la cervecería U Fleků, la más antigua de Praga, con más de 500 años. Y su restaurante, un lugar emblemático con más de 1.200 plazas para comensales, distribuidas en varias salas, un lugar donde disfrutar de la gastronomía checa y maridarla con la maravillosa cerveza que fabrican. También hay que asumir algo, estamos en un lugar que siempre está «repleto», pero para disfrutar de Praga y de su excelente cerveza, creo que debemos empezar por aquí. Siglos de tradición Y cerca del Palacio Czernin me desplazo a otro lugar casi de culto, el pub U Černého vola, que ha conservado toda su esencia desde hace muchos años, y donde tienes la sensación de que el tiempo se detiene. Es otra de las antiguas cervecerías de Praga, en la plaza de Loreto, y mucho más frecuentada por los lugareños. Y aunque el aspecto actual es relativamente reciente, de 1965, el lugar tiene una tradición de cientos de años, con una fachada barroca, y guarda en el interior un fragmento de la muralla que forma parte de las fortificaciones que Carlos IV desarrolló, incluso una bodega muy antigua, de 1500, con una bóveda de cañón semicircular totalmente de piedra. Un encanto de lugar. La cerveza en la República Checa es casi un símbolo para el país, y nos da una excusa para combinar la visita de la ciudad con disfrutar de esos lugares antiguos, ancestrales y magníficamente conservados o restaurados donde disfrutar de la variedad de cervezas que producen y de su gastronomía local. Tan importante es que tienen su Día Nacional de la Cerveza, el 27 de septiembre. Cada productor local elabora varios tipos de cerveza, y muchos de ellos con sus propios trucos, criterios, creando una gama enorme de variedades. Nosotros la que más conocemos es la tipo Pilsen, rubia, suave y con baja graduación. La cervecería de los intelectuales Antiguamente, los Reyes de Bohemia realizaban un recorrido hasta llegar a la Catedral de San Vito, que es lo que conocemos como El Camino Real de Praga. Se trata de un recorrido lleno de callecitas encantadoras, con cervecerías. Y aquí en la calle de Celetná se encuentra la cervecería U Supa, magnífica, con sus bóvedas de estilo gótico renacentista y muy reconocida por su cerveza laguer seminegra (la U Sup), y si nos pilla en la hora de comer, también podemos maridarla con los platos típicos de la cocina checa. U Zlatéhp tygra es otra de esas cervecerías que ha conservado perfectamente su carácter genuino y tradicional. Y además engarza con las tradiciones culturales del pueblo checo, una cervecería totalmente vinculada al nombre del gran escritor europeo y mundial Bohumil Hrabal. Un local que arranca su historia desde los siglos XIV y XV, incluso en una descripción de la ciudad hecha en 1816 se nombra a esta cervecería. Ha pasado por varias etapas, pero siempre rodeada de la elegancia de una taberna típica y el glamour de intelectuales, artistas o escritores. Si te faltaban argumentos para visitar Praga, no lo dudes, este es uno más.

Hahoe (Corea del Sur): Despertar en el pasado en un inmenso decorado ancestral
El Hanok ha trasmitido arquitectónicamente los elementos básicos de la arquitectura tradicional de Corea, desde muchos siglos, tal vez desde hace 2.000 años. Suelo de madera, habitaciones diáfanas donde un pequeño cambio de los muebles da a la habitación un nuevo uso y una nueva funcionalidad. Por supuesto descalzo. El atractivo de Hahoe ha hecho que muchos de sus habitantes acondicionen su propia casa (Hanok) para que puedas alojarte en ella. Confortables y con encanto. Las hay con techos de paja o con techos orientales de madera. Todo depende del estatus de su propietario. La noche es perfecta, todo se queda en completo silencio. Nada abierto, nadie paseando, te sientes sumergido en una película de ciencia ficción que te ha transportado al pasado como si estuvieras en un inmenso decorado ancestral. Estás tú y el entorno. El amanecer, cuando el pueblo empieza a generar su actividad, silenciosa, con las personas desplazándose hacia sus tareas cotidianas, sales del decorado para entrar en el pueblo, en su propia vida. ¿Qué ver en Hahoe? Hahoe es un municipio que mantiene perfectamente su herencia cultural. Sus ritos, como las danzas de máscaras que se mantienen desde el siglo XII (Danza de Máscaras Byeolsingut). En 2010, la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad. Por supuesto, hay tiendas donde puedes adquirir una de ellas. Rodeado por el río Hwacheon, que lo envuelve totalmente (de ahí el origen del nombre que viene a significar algo así como «rodeado por el río»), es de una belleza sublime. Lonely Planet dice que «lo más parecido que tiene Corea a una máquina del tiempo es la aldea tradicional Hahoe». Con un árbol centenario, más de 600 años, en el centro del pueblo llamado «antiguo árbol del espíritu» donde todavía se realizan los rituales. Corea del Sur ha sufrido guerras e invasiones, pero la ubicación tan estratégica de esta población le ha permitido estar ajena totalmente. Nunca ha sufrido una ocupación y eso le ha permitido mantener toda su arquitectura original. La gastronomía típica El Jijmdak, originario de Andong (la provincia donde nos encontramos) se elabora con pollo y verdura, pero bien marinados teniendo en cuenta una salsa de soja coreana (ganjang), se cocina a fuego lento y, en función de los ingredientes que le añaden, puede tener un sabor u otro. Por supuesto, picante. Confieso que me encanta el picante, pero no siempre los españoles estamos acostumbrados y nos ocurre mucho en países, como México, India,… donde debemos estar prevenidos. Lo ideal es combinarlo con un entrante de kimchi, basado en la col asiática o el repollo, pero con una preparación fermentada. Se pueden utilizar otros ingredientes, esto va en función de la receta y la zona de corea donde te encuentres. Pero siempre picante. Esta experiencia de viaje hay que combinarla con Jeonju, una ciudad que todavía escapa de las miradas del turista extranjero, pero que es muy común para el nacional. Su aldea tradicional es impresionante, de nuevo repleta de Hanoks, cientos de casas tradicionales entorno a calles con adoquín (Jeonju Hanok Maeul) en pleno centro de la ciudad (la mayor colección de Hanoks del país). Casas habitadas, llenas de vida con talleres artesanales, teterías… todavía fabrican papel a mano. Pero la otra cara de Jeonju es su extraordinaria gastronomía, tanto es así que en 2012 obtuvo el título de ‘Ciudad de la gastronomía de la Unesco’. Es la cuna del «bibimbap», los propios coreanos dicen que aquí sabe mejor. Se trata de un bol de arroz con verduras, pasta de chile y huevo. La comida en la calle es otra experiencia que sorprende, con todos los platos tradicionales (incluyendo el hotteok, que son tortitas integrales), incluso los fines de semana se puede cenar hasta muy tarde en el mercado nocturno (algo a lo que los españoles estamos más acostumbrados). Por la noche es típico pedir un «makgeolli», un licor de arroz sin filtrar, muy tradicional coreano, y el del bar te sirve una ronda de comida gratis cuando pides una tetera de makgeolli. Al atardecer una bonita experiencia es ver la puesta del sol en la «Martyr Mountain», además de unas preciosas vistas de la ciudad desde la cima. Aquí están enterrados los cristianos que eran ejecutados donde hoy se alza la Jeondong Catholic Church. La carga histórica y lo que simboliza es sobrecogedor.

Islas Galápagos: tras los pasos de Darwin en un entorno paradisíaco
En 2031 se cumplirán 200 años en los que un naturalista inglés, de tan solo 22 años y graduado en Cambridge, navegó durante cinco años por el mundo, tomando notas sobre la vida silvestre y los entornos que le rodeaban. Pero su estancia de cinco semanas en las Islas Galápagos fueron determinantes para desarrollar su teoría de la evolución, que publicó en el libro ‘El origen de las especies por medio de la selección natural’. La realidad es que muchas de las especies de plantas y animales que encontró eran muy distintas de la parte continental de América del Sur. Las Islas son Patrimonio de la Humanidad desde 1979. Conforman una provincia de Ecuador, aunque se hallan a unos 1.000 km en medio del Pacífico, y aproximadamente las forman trece islas grandes, nueve medianas y 107 islotes pequeños, y una población total cercana a los 33.000 habitantes, aunque recibe más de 200.000 turistas al año, lo que representa su principal fuente de ingresos. Es un reducto de naturaleza que hay que visitar. A la llegada a uno de sus aeropuertos, el ubicado en la Isla Baltra, el letrero anuncia «Aeropuerto Ecológico de Galápagos». Todo está relacionado con la ecología y el conservacionismo, vital para la supervivencia de las islas como un reducto natural. De Ecuador a Galápagos Pero, no quiero saltarme mi opinión sobre Ecuador, porque es un país apasionante, por la combinación de sus visitas, Galápagos me parece imprescindible. Pero, el casco histórico de la ciudad de Quito, declarado Patrimonio de la Humanidad y su arquitectura colonial. O, a 25 km, la ciudad Mitad del Mundo, con su monumento de piedra de 30 metros de altura justo por el punto donde se encuentra el Ecuador. También, los maravillosos volcanes que tiene el país, como el Quilotoa. Cuando llegas al borde del cráter, a más de 4.000 metros de altura, impresiona la laguna de aguas turquesas que hay en su interior. Yo preferí subirlo en burro, es una alternativa, como la ascensión en Santorini. O el barrio de las peñas en Guayaquil. Repleto de casas de colores y calles empedradas. También, hay playas y lugares para desconectar, como “Montañita”, un lugar relajado. Me encanta porque puedes ir todo el día con bañador y chanclas. El interior cambia radicalmente con lo que es la costa pacífica y la entrada al Amazonas por Baños de Agua Santa, me permite sentir la gran vegetación de esta zona montañosa. Y, lo más apasionante de esta zona, son los desfiladeros, los rápidos de los ríos y, en general, la fuerza con la que se manifiesta la naturaleza. Por supuesto, la Amazonía ecuatoriana y llegar hasta las comunidades indígenas. Galápagos, la » joya de la corona« Galápagos es, como decía un artículo “la joya de la corona”. Hay varios aeropuertos, lo normal es entrar por el de Isla Baltra, junto a Isla Santa Cruz. Isla Isabela, la más grande, también nos permite movernos luego entre las islas. Así que entramos por “Puerto Villamil” su aeropuerto y, al salir, iremos a dejar las maletas en el Hotel Albemarle, junto a la playa, un encanto de lugar. Construcción entroncada con la naturaleza (aunque de estilo mediterráneo), muchos jardines y habitaciones amplias. Puerto Villamil es una villa donde vive prácticamente toda la población de Isla Isabela, (algo más de 2.000 habitantes). Con un puertecito encantador lleno de veleros y yates, manejable andando y de agradables paseos. En el extremo suroeste se construyó un paseo que atraviesa los manglares, pasando entre lagunas de aguas saladas donde ya puedes disfrutar de su abundante fauna. Al final, el centro de crianza de tortugas. Y nos sumergimos en el ambiente, el atardecer en Iguana Point Bar Restaurant, la escena es de postal y con buen marisco. La orografía es terrible para moverse, seis volcanes y sin carreteras. Es ideal utilizar el mar desde donde disfrutar del avistamiento de pingüinos, cormoranes no voladores, lobos marinos, iguanas marinas o las tortugas gigantes de las Galápagos. Visita a Isla Santa Cruz Isla Santa Cruz es la segunda isla en tamaño y la que tiene la mayor cuota de población, en torno a 25.000 habitantes. Además de un paisaje geológicamente rico y variado. La visita de los Gemelos es muy recomendable. Se trata de dos cavidades enormes creadas por el efecto de la lava con playas (algunas entre las mejores del mundo), vegetación exuberante y especies animales únicas que han evolucionado en este entorno. Además, aquí se encuentra la estación científica Charles Darwin, o Bahía Tortuga, al sur, con su impresionante playa protegida y donde habita la fauna endémica de la isla. No descartes pensar en Ecuador y Galápagos, te sorprenderá.

Chipre, una isla llena de arqueología e historia entre aguas azul turquesa
El mito envuelve esta maravillosa formación rocosa sobre el mar, que forma un puente sobre el azul turquesa de unas aguas transparentes de gran belleza. Dice que «cuando los amantes se besen mientras están parados en medio del arco del puente, y en ese momento pidan un deseo, este se hará realidad». Si vienes una hora antes del atardecer, buscas la posición de esa fotografía excepcional que te vas a llevar y te quedas a la puesta del sol, el lugar es simplemente mágico. El entorno, con estas formaciones rocosas excepcionales sobre el mar, sobre un mar limpio, transparente, azul, está repleto de leyendas. Las historias locales dicen que sus cuevas fueron utilizadas por piratas para guardar sus tesoros, pero la realidad es que no ha aparecido ninguno de ellos. Sin embargo, el mayor tesoro que albergan es presenciar la belleza natural de sus aguas azul turquesa, cómo las formaciones rocosas entran y salen del agua, o disfrutar al sentarse en una de sus cuevas a disfrutar de un precioso atardecer. Son las cuevas marinas de Cabo Greco, formaciones geológicas con extrañas formas, posiblemente el lugar más fotografiado de Chipre. Descubriendo Chipre Lo fascinante de Chipre es su ubicación, una isla no demasiado grande (200 kms x 100 kms) rodeada por Turquía, Siria, Líbano, Israel, Egipto y Grecia. Así que parte del interés creo que está en el cruce de culturas, en un enclave que tiene el poso de las muchas civilizaciones que han transitado por este territorio. Clima mediterráneo, aunque en verano las temperaturas llegan a ser elevadas (por encima de los 40 grados centígrados). De hecho, su capital, Nicosia, es la ciudad con temperaturas más altas de Europa. Un día despejado, el Mediterráneo y buenas temperaturas… es sinónimo de magníficos días de playa. Una de las más especiales es la de Konnos Beach, que repite la belleza del azul turquesa, o la de Fig Tree Bay, un nombre que le viene de la higuera solitaria que tiene en la playa desde el siglo XVII. En cualquier caso, alrededor de la isla hay mil rincones con aguas fascinantes y con historias por descubrir. Roca de Afrodita, Chipre. En Petra Tou Romiou nació Afrodita, la diosa de la belleza y el amor (si, nació aquí en Chipre), y la leyenda cuenta que lo hizo sobre una enorme roca en medio de una playa entre Pafos y Limassol. Así que muchos lugares tienen una carga simbólica e histórica muy interesante. Simplemente hay que tener en cuenta a donde vayas si hay alguna mínima infraestructura de chiringuito o tendrás que llevar todo lo que necesites. ¿Qué visitar? En la zona montañosa de Troodos podemos adentrarnos en la faceta mas tradicional del país, en Lefkara, un precioso pueblo con casas decoradas, calles estrechas empedradas, y un encanto singular. Lefkara, un precioso pueblo de calles empedradas. Repleto de tiendas de artesanía, y encaje bordado, porque es típico ver a grupos de mujeres sentadas en estas calles trabajando finos bordados, igual que se ha hecho durante siglos. Hay un fuerte intento por recuperar y restaurar casas tradicionales, incluso la residencia Patsalos ha sido convertida en un museo local de bordados y orfebrería tradicional. Otro ejemplo esta en la población de Fikardou, un pueblo de montaña, tranquilo, pero que han conseguido restaurar sus casas rústicas del siglo XVIII, consiguiendo mantener la arquitectura tradicional, con la belleza de su madera tallada, incluso algunas casas convertidas en museo para conocer cómo se vivía en las montañas de Chipre. Patrimonio histórico Y a esa mezcla entre playas y pueblos tradicionales, se incorpora toda la historia arqueológica de la ciudad. Por ejemplo, Las Tumbas de los Reyes, cerca de Pafos, una necrópolis cuyas tumbas son consideradas patrimonio de la humanidad por la Unesco. Tumba de los Reyes, en Paphos. Son tumbas subterráneas donde los entierros datan del siglo IV a.C.. Aquí es fascinante ver las excavaciones en roca, con una elaboración sorprendente. O el Teatro de Kourion, sobre una colina con unas vistas sorprendentes sobre el mar. Realmente Kourion fue una de las ciudades-reino de la antigüedad, destruida por un terremoto en el año 365, y una parte esencial de esta ciudad fue el teatro que luego se ha utilizado para representaciones teatrales y musicales cada verano. No he querido entrar en la particularidad por la que la isla esta dividida «geopolíticamente», pero eso te dejo descubrirlo cuando vayas a visitarla.

Albania, el país de las mil ventanas entre el Adriático y el Jónico
Un rinconcito en el mediterráneo, entre el mar Adriático y Jónico, y con más de 2,8 millones de habitantes -100.000 más de los que tiene Galicia concentrados en la misma superficie-, esto nos permite hacernos una idea de las dimensiones de este desconocido país, Albania. Albania es pequeña, manejable, con excelentes playas y rebosante de historia. Además, no es un destino -todavía- masificado, ya que su apertura al turismo internacional es todavía reciente. Una delicia de territorio para ser explorado. ¿Por dónde empezar? Tal vez en Berat es donde se puede observar mejor la mezcla de culturas, religiones y políticas que han conformado este país. Berat es «la ciudad de las mil ventanas», la que motiva el título de este artículo. Las cientos de ventanas, dispuestas aleatoriamente por toda la caída de su fisionomía, le dan un aspecto espectacular: es un atractivo único. Desde las alturas observa su fortaleza, que data del siglo IV antes de Cristo y ha sido ocupada por romanos, búlgaros, serbios y turcos. Desde el río las casas parecen trepar por las laderas y adentrarse por sus estrechos callejones peatonales, una experiencia difícil de repetir en otras ciudades del mundo. Hay tres barrios en la ciudad: Mangalemi, Gorica y Kala, la combinación del islamismo, el cristianismo ortodoxo, y su histórico castillo, un lugar que parece anclado en el tiempo. Y así, a cada paso, lo que sorprende de Albania es que nos adentramos en un país cercano y desconocido, que se está abriendo al turismo internacional desde hace pocos años. Una puerta ventana abierta a través de la cual conocer mejor su idiosincrasia, su cultura, sus tradiciones, su gastronomía… todavía virgen. Playas de arena virgen Su línea de costa intacta de calas, playas semi desérticas de piedrecitas o cantos rodados, son una delicia. En el sur, bañadas por el mar Jónico, está la zona que se denomina «la Riviera Albanesa»; un tramo de algo mas de 100 kilómetros donde se encuentran las mejores playas. El viajero que desee visitarlas debe bajar desde Vlorë, hasta la frontera con Grecia. Alguna playa ya se ha masificado un poco en verano, otras son de acceso muy complicado o solo por el mar (pensemos que todavía falta un desarrollo de infraestructuras y urbanístico… y eso se nota). Te animo a llegar a Porto Palermo Beach, un lugar de aguas transparentes y colores fascinantes. En realidad un conjunto de calitas, alguna con chiringuito, sombrillas… una delicia de lugar. O «Llamami Beach», que además de estar encajada entre dos colinas, lo que la resguarda perfectamente, tiene bastantes bares y restaurantes frente al mar para disfrutar de un día fantástico. Escapar a la península de Karaburun es un objetivo ideal, pero solo se puede ir en barco desde Vlorë, así que son todo playas vírgenes. Pese a su historia y sus playas solitarias, dos terceras partes del territorio albanés es montañoso y fácil de conectar con la naturaleza. En Los Alpes Albaneses, por ejemplo, el parque nacional de Valbona es un pequeño paraíso, y el Manantial de ojo Azul sorprende por su belleza, en el Parque Nacional del Abeto de Hotova, o las cascadas de Grunas. Gastronomía albanesa Es el momento de disfrutar de su gastronomía, variada a lo largo de sus tres regiones. En el sur domina la gastronomía de costa, donde es muy habitual el pescado y el marisco. Al igual que en España, utilizan para casi todo el aceite de oliva. La influencia italiana se nota mucho en sus pizzas y la pasta que domina la cocina local, pero los platos albaneses saben a comida casera, son sabrosos y combinan una gran variedad de ingredientes. De todas formas, el plato nacional de Albania es el Tavë Kosi, un preparado de cordero con arroz que se asa con una mezcla de yogurt y huevos. Pero como es original de Elbasan, lo ideal es hacerse una escapadita esta ciudad (a unos 50 minutos de Tirana). Una vez allí, la Taverna Kala es un lugar sencillamente delicioso, mágico por su decoración, el ambiente y su cocina. Espero que disfrutes de esta sugerencia, por su novedad, cercanía, desconocimiento, falta de masificación y porque los precios son realmente asequibles… ¡por el momento!

Australia, un paraíso para los amantes del mar y de los contrastes
Tal vez uno de los países más soñados por todos los viajeros. En general, la gente suele comentar que le gustaría visitar Australia, que es un destino pendiente pero no para ir unos días, sino tratar de dedicarle el mayor tiempo posible. Pese a tener unas dimensiones de algo mas de 7,7 millones de kilómetros cuadrados, unas 15 veces el tamaño de España, sus habitantes apenas superan la mitad de la población española. Australia es un país enorme, lleno de contrastes, parques naturales, ciudades… incluso varios climas. Cuenta con desiertos en el centro, selvas tropicales en el noreste y cordilleras montañosas en el sureste. A pesar de todo, el 90% de los viajes que se realizan tienen 4 o 5 puntos clave que se repiten, y por tanto suelen ser bastante similares en todos los viajeros. Con mas de 25 mil kilómetros de costa, su relación con el mar es sorprendente, rica y variada. Mi idea es recorrer la costa este con tranquilidad. Con todo, posiblemente necesitemos más de 18 días para descubrir algunos de los espacios más impresionantes. La Gran Barrera de Coral La «Gran Barrera de Coral» me fascina. Es el mayor arrecife del mundo y se extiende prácticamente a lo largo de unos 2.600 kilómetros. Si quisiéramos compararlo, es la distancia que existe desde Valencia hasta Varsovia. Creo que es una visita indispensable, de aguas claras y templadas, ideal para el submarinismo y para disfrutar de su diversidad biológica. Acceder es fácil, ya sea desde la costa de Queensland o desde diferentes puntos como Cairns o Townsville, se pueden realizar viajes diarios en barco al arrecife. Con mas de 2.000 arrecifes individuales y casi 1.000 islas. Al sur se encuentra la Isla de Lady Elliot, un cayo de coral que es santuario para mas de 1.200 especies de vida marina y, como ellos dicen, «la casa» de las mantas raya. Y la isla Fraser, la isla de arena mas grande del mundo, con 1.630 kilómetros cuadrados. A la belleza del lugar le hace más justicia el nombre original de K’gari, que en la lengua aborigen significaba «paraíso». Hoy el reto es conservar su encanto y la biodiversidad, se trata de un ecosistema único y frágil. Esta isla cuenta con la mitad de los lagos dunares de agua dulce del mundo, tal vez el mas conocido y popular sea el lago McKenzie. ¿Qué ver en la costa Este? La costa Este de Australia cuenta con espacios marinos realmente sublimes. En ese recorrido tenemos que incorporar a Whiteheaven Beach, la playa mas famosa, cuya área es de un blanco inmaculado y el agua turquesa y cristalina. Únicamente se puede llegar en barco por mar, helicóptero o en hidroavión; y si la llegada es con la segunda opción es imprescindible ver desde el aire la barrera de coral. La Isla magnética, a la que James Cook dio su nombre cuando se dio cuenta de que la brújula se alteraba al pasar por esta zona, tiene unas playas de ensueño, en concreto 23. Con mas de 300 días de sol al año, es célebre por sus fiestas de luna llena cada mes. Byron Bay, que posee playas ideales para surfear y calas prácticamente desiertas, es uno de los destinos preferidos en Australia, además de estar rodeado por una naturaleza donde poder recorrer un sendero salvaje puede ser una experiencia única. Explorar el paraíso A dos horas y media de Sidney, Hyams Beach cuenta con un récord sorprendente relacionado con el color de la arena, y es que tiene con el récord Guiness de ser la playa de arena mas blanca del mundo. La combinación de su blancura al integrarse con el color turquesa del agua crean una imagen sencillamente preciosa (ello se debe al granito de magnesio que desprenden los corales de sus aguas), ideal para hacer snorkel y buceo. Además, para seguir disfrutando, se encuentra próximo el parque natural de jervis Bay y el de Booderee. Y desde Cairns con un pequeño avión o desde Cooktown en barco, es imprescindible visitar Lizard Island, otro paraíso de la costa australiana. Además del snorkel y el buceo visitar playa tortuga, con sus tiburones ó las almejas gigantes, el impresionante coral de Sirena Grove, o la estación biológica marina que suele realizar recorridos en barco por la zona. Y por supuesto playas de arena fina y blanca dignas de explorar. ¿Te imaginas disponer de un mes para recorrer tranquilamente toda la costa Este? Un paraíso.

Budapest, la magia de la ciudad del agua a orillas del Danubio
Hay algo en esta ciudad húngara que hace que muchos la consideren una de las ciudades mas bonitas de Europa. Y no les falta razón, además de contar con muchos lugares patrimonio de la humanidad, hay una cosa que la hace única. Ya en 1934 la ciudad fue bautizada como «Ciudad de Balnearios», y es que se trata de la capital con mas pozos de aguas medicinales y termales del mundo. Cuenta con 80 manantiales geotérmicos, y el mayor sistema de cuevas termales del mundo. Estas aguas, que brotan entre los 21 y los 78 grados centígrados, lo hacen a través de 118 fuentes naturales y una infraestructura de pozos artificiales que llegan a contabilizar mas de 70 millones de litros diarios aflorando a través de ellos. Esto ha hecho que la ciudad cuente con algunos de los baños termales mas famosos del mundo y que seguramente hemos visto muchas veces en fotografías o incluso en anuncios de publicidad donde se utiliza alguna de sus salas. El Balneario de Széchenyi -el mas grande Europa-, el Balneario Gellért, el Balneario Lukács, el Balneario Rudas, el Balneario Király o el Balneario Rác. Salud y belleza en sus aguas Más allá de que sus aguas efectivamente son medicinales, y en muchos casos son usadas por prescripción médica, viajar a Budapest implica disfrutar de sus balnearios, entrar en ellos, adentrarse en sus aguas y el relax que los envuelve. Algunos de ellos mas orientados a la ingesta de agua para tratamientos, como es el caso del baño termal Lukács, cuya puesta en marcha en 1937 se hizo orientándolo hacia el tratamiento de problemas digestivos. Otros cuentan con salas realmente preciosas, como el Balneario Rudas. Especialmente su piscina octogonal y una gran cúpula turca soportada por unos pilares de hormigón y pequeños orificios que permiten que la luz entre por ellos desde la parte superior. Inevitable la visita. También el mas moderno jacuzzi que instalaron en su azotea y que permite además una preciosa vista del horizonte de «Pest». Creo que cada lugar, cada destino, tiene sus fortalezas, sus señas de identidad, aquello que lo diferencia, y esta sin lugar a duda es la de Budapest. También seria bueno dedicar un día a comentar la diferencia entre balneario, centro termal, talasoterapia y spa. Esta fue una polémica muy interesante en los años 90, cuando el uso de las aguas trascendió el uso medicinal para ser algo que formara parte de la parte lúdica y de disfrute en un viaje. Una joya a orillas del Danubio Desde luego Budapest ofrece mucho más, además de la belleza extraordinaria de la ciudad, su propia ubicación a orillas del Danubio la hace muy especial. El Parlamento de Budapest es uno de esos edificios que marcan la diferencia, o cruzar el Puente de las Cadenas, sencillamente precioso -pese a que es una reconstrucción ya que fue destruido en la segunda Guerra Mundial-. Desde aquí podemos caminar hacia la calle interior Váci Utca, una singular calle peatonal y la más comercial (con preciosas tiendas y calles aledañas dignas de recorrer y «saborear»), cuyo origen en la Plaza Vorosmarty termina en el Mercado Central, el más grande del país. Uno de los lugares que resume esa belleza para mi es el Café Central, o también el New York Café, que está ubicado en el interior del hotel Boscolo. Algo que le da un encanto especial a la noche es navegar por el Danubio, disfrutar de una cena a bordo escuchando música y visualizando sus orillas, sus puentes. Y por supuesto disfrutar de su gastronomía en los «Ruins Bars», el Koleves, cerca de la Sinagoga (si estamos por el barrio judío) es ideal para probar el goulash, el codillo o el pato. Puedes ir también al Szimpla Kert, el más conocido y además pionero de este tipo de bares. Pero como vamos de balnearios, es indispensable ir al Parque Varosliget, y disfrutar del Balneario Széchenyi, sin lugar a duda el más popular, y hacerlo en invierno en una de sus magnificas piscinas al aire libre, sumergido en el agua, con un clima gélido en el exterior, es una sensación muy especial. Al terminar el día subir al Castillo de Buda, y cerca el Bastión de los Pescadores, en la misma colina, es el mejor lugar desde el cual ver todo Budapest.

Un día en Florencia: arquitectura, gastronomía, arte y mucha historia
08:30 horas en la Piazza della Repubblica, aquí está el Caffe Concerto Paszkowski, buen café, terraza acogedora, dulces, cruasanes…. Cojamos fuerzas para recorrer una ciudad sencillamente preciosa, centro de La Toscana, que llegó a ser capital de Italia en el siglo XIX, ciudad donde tuvo su origen, a partir de mediados del siglo XIV el movimiento reconocido como el Renacimiento, y que desde 1982 su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Caminando tras el desayuno, apenas tres minutos, La Piazza del Duomo, el lugar donde empieza todo en Florencia, visualizo su impresionante catedral de Santa Maria del Fiore, un símbolo de la ciudad y del arte gótico. Un conjunto con el Campanile de Giotto y el Baptisterio de San Juan en el que vale la pena detenerse y recrearse con la belleza de su arquitectura, con cada rinconcito. A mí me impresionan sus puertas de bronce. Florencia, una ‘ciudad museo’ Andando, Florencia es para pasearla y saborearla, por la Via del Proconsolo, apenas 550 metros, se encuentra la Piazza della Signoria, la plaza central del poder civil de la ciudad, el corazón. Es de esos lugares para recorrer con la mirada, la historia que se concentra en esta plaza, en sus edificios (El Palacio Viejo, La Loggia dei Lanzi, ese pórtico repleto de obras de arte a modo de galería que se inició por la colección de los Médici, El Tribunal de las Mercancías, El Palacio Uguccioni…). Las impresionantes estatuas, en la calle, obras de Donatello, Miguel Ángel, Benvenuto Cellin, o Bartolomeo Ammannati, entre otros, han sobrecogido históricamente a todos aquellos que se han acercado a la plaza. Son un espectáculo para los sentidos. Sigo andando, pero me gusta bajar hacia el río por la Piazzale degli Uffizi por que sigo disfrutando del arte a ambos lados de la calle, para llegar en apenas cuatro minutos a una de las joyas de la ciudad, el Ponte Vecchio, un símbolo y uno de los pocos puentes habitados que existen. Se sospecha que su origen se remonta al año 150 a. C. El origen actual en piedra se remonta al entorno de 1340 y siempre ha tenido tiendas y actividad comercial, al parecer en el puente había exención de impuestos. Recorrer a pie este puente, asomarse a sus dos terrazas panorámicas, imaginar la historia que alberga y saber que fue el único puente que se salvó de ser destruido en la Segunda Guerra Mundial (¡afortunadamente!), es una sensación muy especial. Dónde comer en Florencia Es hora de comer y al ladito del puente en Via Lambertesca, 7 Rosso, está el restaurante Degusteria Italiana, elegante, decoración entrañable, cocina de la Toscana especializada en los quesos, la caza y las trufas y una amplia carta de vinos italianos. Es la parada obligatoria. Ahora sí, ya, cruzo por fin el Ponte Vecchio y estamos en la zona del ‘Oltrarno’, si la ciudad la dividiéramos en cuatro áreas, esta es la que está ‘al otro lado del Río Arno’ y tras cuatro minutos de paseo llego al Palazzo Pitti, y aunque su origen se debe al encargo que realizó el banquero Pitti, realmente su evolución y aspecto actual es obra de los Médicis. En su interior, la Galería Palatina cuenta con las colecciones de arte de los Médicis, de los Habsburgo-Lorena y la Galería de Arte Moderno. De hecho, es actualmente una de las más grandes galerías de arte de Florencia. Esta era una zona popular hasta la construcción del palacio y el traslado de los Médici a la zona, y permitió que la calle Maggio, que sube buscando el Ponte Santa Trinita, evolucionara con muchos e impresionantes palacios del siglo XVI cerca del Palazzo Pitti, así que para regresar a la zona centro voy a recorrer esta calle y cruzar el puente. Finalizando el día Es el puente arco elíptico más antiguo del mundo, reconstruido en varias ocasiones, mi objetivo es llegar a través de un paseo de unos 900 metros a la Piazza Della Repubblica (donde he empezado esta mañana), una plaza porticada en pleno centro histórico de la ciudad, desarrollada en el siglo XIX sobre un antiguo mercado. Regreso para disfrutar del mercato del Porcellino, el más turístico de la ciudad (de martes a sábado), un mercado integrado en sus soportales, divertido, donde encuentras de todo, productos artesanales, moda, recuerdos de arte… es el mejor para ‘patearlo’ con curiosidad. Al final, un breve paseo y mesa reservada en La Fettunta, un restaurante de cocina regional, con decoración en madera, ubicado en la Via dei Neri, 72r, para terminar el día sumergido en lo mejor de la pasta italiana. Un día para andar, disfrutar del arte, la historia, la arquitectura, la gastronomía y los mercadillos. Pero sabe a poco… la Toscana y Florencia merecen mucho más.

Nueva Orleans: el corazón del jazz y la comida criolla a orillas del Misisipi
Fue fundada como una colonia francesa, de ahí el nombre de Nueva Orleans. A pesar de haber sido uno de los centros más importantes del comercio de esclavos, fue también la ciudad con la mayor población de personas de color libre. Una ciudad curiosa por sus orígenes, su mezcla de influencias francesa y española, pero también por su cultura caribeña, criolla, negra y cosmopolita. En el principal puerto del río Misisipi han nacido músicos de jazz como Louis Armstrong. Sus festivales, como el Mardi Gras, el Jazz Fest y el Sugar Bowl, la convierten en un destino de primer nivel. La música, una pasión que aflora en sus calles, en sus locales y en sus festivales. El estado de Luisiana, donde se encuentra ubicada la ciudad, es un destino impresionante, con más de 43 millones de visitantes en 2023 y alrededor de 400 festivales relacionados con la gastronomía (como degustar algunos de los mejores platos y mariscos del mundo: desde gumbo, jambalaya y cangrejo de río hasta la salchicha boudin; la cocina cajún es un atractivo esencial), la música y el patrimonio. Además, cuenta con un Carnaval que culmina con el día de Mardi Gras, el 4 de marzo, el mayor festival de Luisiana. Alrededor de la ciudad, encantadoras poblaciones como Baton Rouge, Chalmette, Mandeville y Abita Springs son el complemento ideal para un viaje. Las posibilidades de aventura al aire libre en el estado son innumerables, desde el Creole Nature Trail All-American Road, una ruta de 180 millas a través de impresionantes pantanos y reservas naturales, hasta los recorridos en hidrodeslizador, el alquiler de casas flotantes y las excursiones por la Cuenca de Atchafalaya. Un universo de música Nos vamos a sumergir en la música, que puede ser el motivo de un viaje maravilloso y único. Visitar el Preservation Hall, un club de jazz, es como si fuera una galería de arte, algo especial para quienes disfrutan del jazz. Es un lugar icónico, donde se puede tomar una copa y disfrutar de una música y una experiencia genuinas. Me encanta, al igual que el Fritzel’s European Jazz Pub. Además de su ubicación en un edificio histórico en Bourbon Street, datado en 1831, es casi como hablar del hogar del jazz más tradicional y emocionante de Nueva Orleans. Es un espacio pequeño, lo reconozco, pero precisamente eso hace que la música esté tan cerca del público, como interactuando con nosotros. Está claro que estamos hablando de las calles de Frenchmen y Bourbon Street, a donde debes dirigirte para sumergirte en esta apasionante visita llena de música, pero también de alegría y energía. Aquí, debes visitar también el The Spotted Cat Music Club, un auténtico clásico, justamente en el corazón de Faubourg Marigny. Es una sala impecable, y cuando está a rebosar, el público sigue los conciertos desde la calle. Pero uno de los clubs de jazz más antiguos de la calle Bourbon es el ‘Maison Bourbon’, que además mantiene su carácter original, una delicia histórica. La gastronomía inunda la cuidad Así podríamos seguir enumerando locales donde la música en vivo es su razón de ser, pero, desde luego, asistir a alguno de sus festivales, como el Festival de Jazz y Patrimonio de Nueva Orleans (comúnmente conocido como Jazz Fest o Jazzfest), es algo muy especial. Es una celebración anual de la música y la cultura local que se lleva a cabo en el hipódromo Fair Grounds de Nueva Orleans, Luisiana. Y, de nuevo, la gastronomía lo inunda todo, con multitud de puestos de comida local. Ellos se enorgullecen de que no se trata de comida preparada específicamente para el festival, sino que es la auténtica que ofrecen todo el año: más de setenta puestos que incluyen platos locales como buñuelos de cangrejo, sándwiches de cochón de leche, salchichas de cocodrilo po’ boy (sándwich), cangrejo hervido, cangrejo de caparazón blando po’boy, jambalaya cajún, pan de jalapeño, tomates verdes fritos, empanadas de ostras, muffulettas, frijoles rojos con arroz y cangrejo Mónica. Todos los vendedores de comida son pequeños negocios de propiedad local. Pero si vienes en el Mardi Gras («Martes de Carnaval»), el show es espectacular, considerado uno de los mayores y más famosos del mundo: desfiles de carrozas, bailes de máscaras y los famosos «King cakes» (algo así como tartas reales). Sin embargo, dos semanas antes del Martes de Carnaval, se puede observar un desfile diario. Podemos combinarlo con la visita a la calle Bourbon y otras zonas del Barrio Francés durante el Mardi Gras, aunque debemos tener en cuenta que los desfiles más grandes no pasan por ahí debido a que las calles son demasiado estrechas para las carrozas. Nueva Orleans, asistiendo a un festival y con la excusa de la música, me parece un destino magnífico.

Los secretos de la India a bordo del lujoso tren Palace on Wheels
Pocos países del mundo suelen impactar más al viajero. Un territorio enorme (casi siete veces España) y el segundo más poblado del mundo, con sus 1.400 millones de habitantes. Para verlo con perspectiva, es más del doble de toda la población que vive en Europa. El 90% de los viajes se concentra en el norte del país. Tal vez, la zona donde uno encuentra lo más representativo de la India, desde nuestro punto de vista como puede ser Delhi, Jaipur, Agra, Udaipur… También es interesante el Ganges, a su paso por Benarés… De todas formas, cada rincón de la India es una experiencia sorprendente para el viajero, un contraste cultural, religioso, de modo de vida… de forma de sentir la vida, que suele ‘cortocircuitar’ al turista que es capaz de conectar con esa realidad. Pero sin pensar en el ‘dónde’ quiero hablaros del ‘cómo’, porque hay diferentes formas de viajar por la India, y esta que os propongo es una muy especial, con un encanto extraordinario y, sin embargo, ínfimamente utilizada por los españoles. La red de ferrocarriles indios es la cuarta más grande del mundo. Desde hace prácticamente 40 años han ido surgiendo trenes de lujo que realizan diferentes recorridos, que nos dan la oportunidad de, sin hacer y deshacer maletas, conocer la geografía y la cultura india. De hecho, tengo detectados siete trenes de lujo, donde tienes la posibilidad de sentirte casi como un miembro de la realeza debido a las comodidades que alberga y al servicio que ofrece. Se trata de una experiencia extraordinaria, los más famosos son: Maharajas Express, Palace On Wheels, The Deccan Odyssey, Golden Chariot y Royal Rajasthan on Wheels. Rajasthan a bordo del Palace on Wheels El Palace on Wheels comenzó su viaje en 1982. Un total de 14 vagones de lujo que fueron diseñados inspirándose en los vagones personales de los Maharajás de Rajputana y Nizams de Hyderabad y Gujarat. Todos los servicios que podamos necesitar, deliciosas habitaciones maravillosamente decoradas para sentir cómo viaja la realeza (motivo para el que fue creado el tren), con aire acondicionado, música, baño, además de otras instalaciones para disfrutar del viaje como bar salón, biblioteca, dos restaurantes, The Maharaja y The Maharani, que rezuman en su ambiente la arquitectura del Rajasthan. Una deliciosa comida india, Rajasthani, Continental y China. A esta calidad de servicio, de confort y de comodidad –con posibilidad de moverse de un lugar a otro sin rehacer el equipaje en cada momento– recuerda mucho a la experiencia de un crucero, las distancias no son muy largas y hay tiempo suficiente para disfrutar de cada escala. El corazón de la India sobre raíles Un recorrido de ocho días saliendo desde Delhi, y atravesando los lugares reales del Rajasthan (Agra, Jaipur, Jaisalmer, Jodhpur, Sawai Madhopur, Udaipur y Bharatpur). Por supuesto, la parada en Agra para visitar el Taj Mahal –del que hay poco que comentar por ser mundialmente conocido– y Fatehpur Sikri. Esta ciudad, levantada por el emperador Mogol Akbar, y situada a unos 35 km de Agra, fue la capital del imperio Mogol, y se trata de una ciudad preciosa amurallada, y aunque fue saqueada y robada por su abandono, conserva perfectamente una arquitectura que combina los estilos hindú e islámico. Udaipur, al sur del Rajastán, es otro ejemplo interesante, la ciudad de los lagos, o como algunos la denominan ‘la Venecia del este’, donde la visita del islote Jag Niwas, en el que se ubica el Palacio Real de verano es una delicia –hoy alberga un lujoso hotel–. O Jaipur, una ciudad que fue construida con estuco rosado para darle un parecido a la arenisca, y para una visita en 1905 del príncipe de Gales, se decidió volver a pintar la ciudad de color rosa, y eso le ha mantenido un encanto muy especial a la ciudad, que trasmite hospitalidad. Una de las ciudades con más historia de la India, donde el Palacio Hawa Mahal, construido en arenisca roja y rosa, y sus 953 pequeñas ventanas a través de las que circulaba el viento terminaron dándole el nombre de ‘palacio del viento’. Cada tren tiene sus recorridos, pero en cualquiera de ellos se saborea de una forma muy particular el viaje por la India. Sin embargo, a penas conozco españoles que los hayan utilizado, ¿no lo habremos comunicado adecuadamente?

Descubrimos las playas, templos, dioses y paisajes de Bali
Nusa Dua es uno de esos lugares donde la paz y el relax son sencillamente exquisitos. Aunque es, posiblemente, la zona turística más desarrollada de Bali, la calidad de la playa y la de los establecimientos hoteleros que hay en ella son simplemente espectaculares. Me gustan especialmente aquellos que se entroncan con la arquitectura local y con el paisaje, poderme levantar y pasear por la playa, tenerla muy accesible. Por la mañana había reservado mi mesa para comer en Kayuputi, el restaurante que el St. Regis Bali Resort tiene mirando al mar. Un lugar cuya ubicación es inmejorable, y del que tenía referencias por la combinación que hacen en su comida a la hora de fusionar Oriente y Occidente. El St. Regis es un pequeño paraíso construido siempre mirando al mar y decorado con los criterios de la cultura y el diseño local, uno de mis preferidos. Alojarse en él es una delicia. Bali es, sin lugar a dudas, la isla más visitada de Indonesia y, para nosotros, los españoles, un destino deseado. Creo, si no recuerdo mal, que fue el viaje de novios de Chábeli Iglesias quien la puso de moda en España. Como ha ocurrido en otros tantos destinos, la visita de una persona emblemática y pública, lanzaba el destino y media España quería ir. De todas formas, la isla sí tiene un encanto especial, tal vez por su mayoría hindú, que le ha dado un encanto con sus templos y arquitectura, junto a un verde permanente y muchas playas preciosas, serenas y acogedoras. ¿Cuáles son las mejores playas de Bali? No estamos muy lejos de Seminyak, la playa con mejor ambiente nocturno. Ideal para bailar un rato, recostarse sobre unos acogedores pufs en la arena, disfrutar de un cóctel o de una copa. Anímate, algo más de 25 minutos y todo cambia. Algo más alejada, a una hora y media, más o menos, se encuentra otra playa preciosa, White Sand Beach, con buen ambiente, infraestructuras adecuadas (porque hay warungs, que son restaurantes locales, con comida típica de Indonesia y a precios muy asequibles). A unos 40 minutos encontramos Padang Padang, otra formidable playa. La experiencia en Bali es acogedora, atentos, serviciales y la combinación de playas, templos y paisaje (verde en todas sus tonalidades, por ejemplo las terrazas de plantaciones de arroz). A la que yo añado algunos chiringuitos de playa y diferentes zonas con un ambiente nocturno fantástico, son la esencia de un viaje a Bali. Todo está relativamente cercano, teniendo en cuenta que en alguna ocasión las carreteras y el tráfico hacen que me lo tenga que tomar con paciencia. También es muy divertido alquilar una moto, te da facilidad para moverte, aparcar… y todo el mundo la usa. Dos templos para visitar en Bali Desde mi punto de vista, lo ideal es combinar estos desplazamientos a playas con las visitas a los templos de su entorno. Cada uno con su encanto. Por ejemplo, el de Tanah Lot está construido sobre un islote rocoso dentro del mar, digno de postal y lógicamente dedicado al dios del Mar. Cuando la marea está baja nos podemos acercar a él por la playa y si además lo haces coincidir con la puesta de sol tienes una imagen emblemática. O el Templo Luhur Uluwatu, sobre un acantilado. Es precioso y con unas vistas únicas. Tenía muchas ganas de verlo con mis propios ojos. Aquí vienen muchísimas personas para asistir al atardecer sobre el océano Índico. Está justo en el lado contrario de la isla, a 40 minutos del hotel que hemos elegido (todo está cerca y fácil). Qué ver en Ubud Y a esta experiencia magnífica que es Bali, debemos añadir la visita a una localidad clave para vivir una inmersión en la isla. Se trata de Ubud, una brutal mezcla entre la tradición y la actualidad. Llegar atravesando las terrazas de arroz (el pueblo está rodeado de pequeños campos de arrozales); que tantas veces hemos visto en imágenes de Bali, recorrer sus calles, sus mercados, detenernos en cualquiera de sus cafeterías y dejarse absorber por el ambiente es toda una experiencia. Es realmente un centro cultural y artístico (buscad su historia y lo entenderéis mejor). Recorred la calle Jalan Raya Ubud o visitad el Palacio Puri Saren Agung (con unos jardines donde las danzas se han hecho reconocidas) y además fue uno de los primeros hoteles desde 1930. Alrededor también se encuentra la famosa reserva natural de monos (¡cientos!). Todo ello en un entorno repleto de bosques, ríos y bellos paisajes. Bali es realmente un lugar encantador, lleno de sensaciones.

Exploramos la belleza única del mágico Monte Saint-Michel en Francia
Si su origen parece mágico, su desarrollo es sencillamente impresionante y supera con creces la magia de su origen. Se dice que el Arcángel Miguel le pidió al Obispo de Avranches, Saint Aubert, que construyese una iglesia en aquel montículo conocido con anterioridad como ‘Monte Tumba’. Y así fue, edificó una primera iglesia en el año 709, posteriormente el establecimiento de una comunidad de Benedictinos en el peñón y ocho siglos sin parar de construir y crecer convirtieron al Monte Saint-Michel en lo que es hoy. En el siglo XIII las continuas luchas entre bretones, normandos e ingleses conllevaron a que el lugar fuera fortificado. Este lugar, realmente único por su ubicación, su construcción y su historia, se transforma en un lugar de visitas de ámbito internacional a partir de la segunda mitad del siglo XX. En la actualidad, la cifra de turistas supera los 3,2 millones anualmente. Se trata de un pueblo construido sobre una pequeña isla rocosa en el centro de un estuario, rodeado por el Atlántico, donde las subidas y bajadas de las mareas lo convierten en un lugar inexpugnable. Desde 1979 esta en la lista de patrimonio de la humanidad de la Unesco. Su arquitectura es realmente sorprendente, cada edificio está individualmente clasificado como monumento histórico. Al recorrer su interior no dejo de imaginar lo que supuso cada avance en la construcción. Qué ver en el Monte Saint-Michel Realizamos una visita no solo por la parte del pueblo, sino también por lo que es la Abadía, y en ese recorrido vamos viendo cómo se fue ampliando. Recorremos los cimientos, las bases sobre las que se asienta la Abadia, los pilares que la sustentan… Podemos ver y recorrer cada espacio, cada ampliación, cada nueva sala, mientras vamos entendiendo sus usos y porqué fueron construidas. Me parece un lugar ‘sublime’ dentro de las visitas en Francia. He tenido la suerte de volver ahora en el año 2023 y han mejorado muchísimos aspectos. Se ha creado un enorme parking exterior conectado con unos ‘vehículos lanzadera’ que hacen constantes viajes desde el parking hasta la entrada del recinto (no tienes que esperar más de 5 o 10 minutos), se ha construido una enorme pasarela puente para personas y vehículos, lo que permite poder utilizar la zona de aparcamiento alejada de la belleza y el paisaje del entorno del Monte, protegiendo muchísimo más el lugar. Realmente tengo que felicitarles por el buen desarrollo que han hecho en los accesos, que creo que datan de 2014. En el propio interior de la fortificación del Monte Saint-Michel hay hoteles, restaurantes, terrazas para tomar algo, tiendas… Lo que constituía el propio pueblo sufrió una transformación radical adaptándose al turismo. Toda la Bahía del Monte Saint-Michel está considerada como Grand site de France, un distintivo oficial francés que otorga el Ministerio de Ecología, Desarrollo sostenible y Energía cuyo objetivo es promover la buena conservación y mejora de los espacios protegidos del país de gran notoriedad. Actualmente, son 40 los espacios con esta distinción en Francia. Pueblos de cuento e intensos paisajes Cerca, a escasos kilómetros, te recomiendo disfrutar de la gastronomía en el Auberge Sauvage, no sólo por la naturalidad de sus productos, muchos de ellos de su propio huerto, sino por la belleza del lugar, un antiguo presbiterio del siglo XVI, convertido en un agradable restaurante. Aprovechar un viaje para recorrer las zonas de Normandía y Bretaña, e incluir la visita a este lugar, me parece una idea excepcional. Preciosas construcciones con encanto, pueblecitos de cuento, paisajes intensamente verdes, castillos medievales, la población corsaria de Saint Malo, o visitar el castillo mas grande de toda Bretaña en Fougères (de verdad que es espectacular). Recorrer la villa medieval de Dinan, con un casco medieval precioso, donde ver alrededor de unas 130 casas de entramado de madera, sobre un puerto fluvial… ¡es como estar en un cuento! O visitar las archiconocidas playas del desembarco de Normandía, donde todavía puedes ver algunos de los muelles artificiales que se prepararon para el desembarco. Honfleur, un encantador pueblo sobre la parte sur del estuario del río Sena, donde sólo la visita de Le Vieux Bassin ya justifica todo, sus callejuelas llenas de casas muy coloridas… El Monte Saint-Michel es la escusa perfecta. El entorno nos permite disfrutar de unos días de visitas inolvidables.

De trenes por España: un viaje de gran lujo de norte a sur sobre raíles
Cuando en el último artículo reflexionaba sobre la maravilla que es viajar por la India en alguno de los trenes de lujo turísticos que hay, caí en la cuenta de lo poco que se habla de los trenes similares que tenemos en España. Todos tenemos en la mente el famoso Orient Express, el primer tren de larga distancia que cubría la ruta París-Estambul y considerado uno de los trenes más lujosos, un verdadero icono, seguramente acrecentado por la novela de la escritora británica Agatha Christie en 1934 Asesinato en el Orient Express. Pero, mientras aquel tren transportaba pasajeros desde una ciudad a otra, los trenes de los que voy a hablar realizan rutas que nos permiten adentrarnos en territorios de España. Se trata de verdaderos cruceros sobre ruedas, que combinan perfectamente la función de hotel con la de ruta turística. El itinerario del Al Ándalus En España hemos creado nuestros propios itinerarios con unos trenes que tienen prestigio internacional. Utilizando vagones de época, utilizados por la monarquía inglesa en sus viajes a Francia, se puso en marcha el tren Al Ándalus, un producto de lujo para recorrer una parte de Andalucía y que está integrado por 14 coches vagones para un máximo de 74 personas. El recorrido, el servicio, la gastronomía, la conexión en cada parada con la posibilidad de disfrutar de lo auténticamente local, las visitas, la comodidad de llevar el equipaje contigo cambiando de ciudad en ciudad sin tener que deshacer maletas… Un sinfín de detalles, todos ellos muy cuidados. De ellos, siete vagones están destinados a las habitaciones, y de ellos cinco son originales de Wagon-Lits, del año 1929 y que han sido totalmente renovados. El itinerario muy estudiado, hasta el último detalle: desde Sevilla a Jerez, disfrutando de la ciudad, visitando Cádiz, disfrutando de las bodegas del vino de Jerez, de los caballos andaluces, de ahí a Ronda, uno de los preciosos pueblos de la ruta de los Pueblos Blancos, luego a Córdoba, su mezquita, las ciudades de Úbeda y Baeza, Granada, su Alhambra y, finalmente Málaga. Un recorrido entrañable, con una cuidada gastronomía y visitas significativas. Transcantábrico Algo similar ocurre en el norte, desde San Sebastián hasta Santiago de Compostela, con el tren Transcantábrico. Se trata del primer tren turístico del país, y que siempre ha estado entre los mejores del mundo, porque es una auténtica joya. Hay que ver como sus históricos vagones han sido transformados en un hotel de lujo, cuidando todos los detalles. De hecho, es considerado un tren de gran lujo, con 14 magníficas suites, una atención muy personalizada y alta cocina. Como veis, los pasajeros son pocos, se trata de un viaje muy exclusivo, íntimo, reducido. Cuatro vagones están convertidos en salones, el Salón de Té, el coche panorama y el salón de entretenimiento. Todo a vuestra disposición, pensado para que disfrutéis del entretenimiento a bordo o de la belleza del paisaje. Por supuesto, hay un vagón restaurante, elegante y con una cuidada gastronomía. Y la ruta por la cornisa cantábrica es una verdadera delicia empezando por San Sebastián, Bilbao, visitando el sorprendente museo Guggenheim, Santander, incluso con la posibilidad de asistir al Gran Casino, la localidad de Unquera, Potes, Comillas y Cabezón de la Sal. La visita a Santillana del Mar nos traslada a un casco histórico medieval muy bien conservado, las cuevas de Altamira, y luego entrar en tierras de Asturias por Llanes. El corazón del parque nacional de los Picos de Europa, el santuario de Covadonga, Oviedo, Gijón, Luarca… y entraremos en tierras gallegas por Ribadeo, con visitas bordeando la costa de Lugo, como la preciosa Playa de las Catedrales. Al final, A Coruña y Santiago de Compostela. Tren Costa Verde Express Y el tercer tren es el Tren Costa Verde Express, más moderno, pero con una elegancia tradicional, también hace su recorrido por el norte y un itinerario que permite adentrarse en lo más auténtico del País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. Tiene más capacidad que el Transcantábrico, 23 habitaciones Gran Clase, aunque no llega al lujo de este, cuatro coches convertidos en elegantes salones para disfrutar del viaje, y las habitaciones son magníficas, íntimas, acogedoras, muy bien decoradas y totalmente revestidas por madera. Y, por las noches, el tren permanece estacionado para facilitar un mejor descanso. La forma en que estos trenes han sabido combinar el turismo, la gastronomía, lo local y la calidad del servicio es brillante.

Destinos: Moldavia, la bodega más grande del mundo
Ubicado entre Rumania y Ucrania, con un futuro incierto en la situación actual y algo mas de 2,5 millones de habitantes, Moldavia tiene un tesoro para el visitante y el amante del enoturismo, que, además, es una preciosidad. Hemos aterrizado en Chisináu, su capital, un territorio muy poco frecuentado por turistas, en un país inmensamente rural y con un desarrollo arquitectónico soviético que no brilla por su vistosidad. Todo lo contrario, la ciudad fue totalmente destrozada por un terremoto en 1940 y los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, es una ciudad agradable con grandes parques, cafés, bodegas… y allá que nos vamos a adentrar. Moldavia, el gran destino vinícola Me encantan los viajes que tienen un motivo gastronómico o enológico, una tendencia de la que cada vez disfrutamos más al viajar. No obstante, nadie piensa en Moldavia como un destino de enoturismo pese a la inmensa extensión de viñedos que la ha convertido para muchos en el gran destino vinícola de Europa. Dicen que Yuri Gagarin, el cosmonauta soviético y primer hombre en el espacio, entró en la Bodega Cricova en 1966 y tardó en salir dos días. Angela Merkel también suele centrar sus visitas en Cricova, y hasta la Reina Isabel tiene aquí su vino favorito: Negru de Purcari. Entrada de la Bodega Cricova. Salgo de la capital y viajo hacia el suroeste. Apenas a 17 kilómetros se encuentra Milestii Mici, una bodega considerada la más grande del mundo y digna de merecer un viaje, ya que cuenta con mas de 200 kilómetros de barricas y botellas. Un lugar con las condiciones perfectas para conservar el vino: en su origen fue una mina de piedra caliza, con una profundidad que vas desde los 30 a los 85 metros, una temperatura media entre los 12 y los 14 grados, y una humedad entre el 85% y el 90%. Un laberinto gigantesco que ha obligado a dar nombre a cada calle. De hecho, al entrar nos dieron un mapa para evitar que nos perdiésemos. Milestii Mici, la bodega considerada la más grande del mundo. El recorrido es apasionante, pese a que sólo se puede visitar una parte. Se pueden emplear vehículos para recorrerla, ya que es sencillamente enorme y, al final la degustación, existe una sala especialmente acondicionada para ello. Un laberinto de túneles, pasadizos y mazmorras, todo convertido en una inmensa bodega. Si te animas a viajar el primer fin de semana de octubre podrás disfrutar del Festival Nacional del Vino. Bueno, bonito y barato Para el turista español es una oportunidad fantástica, ya que se trata de un país con una renta per cápita que ronda los 4.000 dólares, mientras que nuestra renta per cápita es del entorno a los 29.081 dólares, lo que significa que los costes de todos los servicios, alojamientos, restaurantes, son muchísimo más económicos. Región en la que se encuentra la bodega, en el río Dniéster. Es el paraíso vinícola. A 119 kilómetros viajando hacia el sureste, ya en la frontera con Ucrania, se encuentra la Bodega de Château Purcari. La más antigua del país, fundada en 1827 una región situada junto al río Dniéster, es un paisaje bucólico y un lugar ideal para probar su mítico vino «Negru de Purcari». Siviajamos a 48 kilómetros hacia el Este llegamos a las Bodega Castel Mini. Este es un lugar especial, porque el castillo que construyo Constantin Mimi es posiblemente una de las joyas arquitectónicas mas bonitas del mundo del vino. Una historia que se remonta a 1893 y un personaje que dedico su vida a vinificar el territorio. Si hubiéramos decidido viajar 70 kilómetros hacia el norte, nos encontraríamos con la Bodega Château Vartely. Si viajamos 32 kilómetros hacia el noroeste, la bodega Château Cojusna (Migdal-P)… y así podríamos continuar. Como ves, las distancias no son grandes y todo se encuentra en un radio de acción fácil de visitar. Podemos disfrutar durante unos días de un mundo donde el vino forma parte de la esencia de su vida y de su historia. Hay que disfrutar en la capital de la cadena de restaurantes La Placinte, combinar su carta con los vinos locales, disfrutar de su decoración moldava y probar el plato que da nombre a la cadena. Se trata de un pan frito relleno con queso casero, col, patatas, calabaza, y cualquier cosa que se les pueda ocurrir. La gastronomía es intensa, con mucho sabor. Si viajas en invierno es imprescindible pedir un Izvar, un vino tinto caliente (que recuerda al que nos dan en las pistas de ski) pero elaborado con pimienta negra y miel.

Santiago de Chile, tras los pasos de Pablo Neruda en la capital
Pablo Neruda fue un personaje muy interesante: senador, diplomático y Premio Nobel de Literatura en 1972 y uno de los más grandes poetas del siglo XX. Con el fin de construir una casa en compañía de su amor secreto, la que fue su tercera mujer, Matilde Urrutia, tomó la decisión de comprar un pequeño terreno a los pies del Cerro de San Cristóbal. La casa fue bautizada con el nombre de «la Chascona» y, en la actualidad, es una casa museo cuyo fin es difundir la vida del poeta. Este es el barrio de Buenavista, en Santiago de Chile, una zona ideal para salir a tomar una copa o cenar, lleno de locales, de vida, música, buen ambiente… No creo que Neruda lo conociera así. También hay galerías de arte, tiendas de artesanía y teatros, es la zona más bohemia de la ciudad. Me encanta venir a cenar aquí, y la verdad es que soy muy clásico: un buen ceviche y pisco sour. El núcleo central es el Patio de Bellavista, sobre el que pivotan multitud de locales, tanto alrededor como en el interior. No se me ocurre recomendarte uno, paséalos todos, date una vuelta y entra en el que parezca más adecuado para ti. Descubrir Santiago de Chile Santiago de Chile es una ciudad moderna, grande, fácil de transitar y con grandes contrastes. Desde la Dehesa hasta la Pintana, existen una multitud de barrios con grandes diferencias entre ellos, por eso vale la pena visitar varias zonas o la impresión que te llevarás de Santiago de chile será sesgada. Existen varias zonas que me gustan, como Providencia o el barrio Italia. Una visita imprescindible, al menos por el valor histórico que tiene, es el Palacio de la Moneda -en el barrio Cívico-. Y es que aquí se encuentra la sede del presidente y es donde Salvador Allende murió en 1973, tras un golpe de estado que dio paso a una dictadura que duró 20 años. También es interesante el Mercado central, bullicioso y lleno de lugares para comer, aunque la intensidad de los olores no es bien llevada por muchos. Y ya que estamos por esta zona, hay que visitar la Plaza de Armas, el corazón histórico de la ciudad y que fue construida en la época colonial, así que presenta aquello que se consideraba importante en la época: correos, museo histórico nacional, el edifico de la municipalidad y la catedral metropolitana. Palacio de la Moneda, residencia presidencial. Y una imagen de gran belleza que te llevarás en la mente es la imponencia de la cordillera que se vislumbra por detrás de la ciudad, la veo en estos momentos desde la ventana, enorme, nevada y parece una autentica postal. Viajar y conocer Chile Pero Santiago de Chile, aun siendo el corazón del país, donde viven en torno a 6 millones de habitantes de los 19 que tiene el país, no es representativo de todo cuanto Chile representa. Es un país francamente «largo» y fascinante debido a sus contrastes y riquezas, con 4.200 kilómetros de norte a sur. Si pensamos que de Valencia a Moscú hay 4.000 kilómetros, nos podemos hacer una idea. Mercado Central de Santiago de Chile. Y aquí viene lo difícil: realizar una visita de las 3 áreas más atractivas del país, en el norte el desierto de Atacama, en el sur los parques nacionales, glaciares, ríos, paisajes de ensueño, como el del parque nacional de las Torres del Paine, y en el océano la Isla de Pascua, a cinco horas y media en avión de Santiago. Así que recorrer el país es toda una proeza. Si estás en Santiago de Chile, tendrás la tentación de visitar Valparaíso, pero desde luego mucho tiene que cambiar para que valga la pena. Tal vez algo mejor Viña del Mar, pero me parece un poco colapsado de edificios. Aunque, puestos a ir, si te desplazas un poco más por la costa hasta Concón, tienes que reservar mesa en Aquí Jaime, un atractivo restaurante sobre el mismo océano, que vale la pena.

Destinos: De cervezas por la historia de los pubs de Dublín
La ciudad de Dublín fue fundada en el año 841 como un enclave vikingo sobre la desembocadura del río Liffey. Durante el siglo XVII la ciudad vivió una rápida expansión, llegando a ser la segunda ciudad del imperio británico y la quinta más grande de Europa. Esta fue una época gloriosa para el desarrollo de su arquitectura, la cual coincide con el nacimiento de la cerveza Guinness, y del estreno del Mesías de Handel con coros de la Catedral de San Patricio y de la Catedral de la Santísima Trinidad. Pasada esta época de esplendor, Dublín fue cayendo en declive, quedando casi al margen de la revolución industrial y sufriendo diversas guerras que destrozaron la ciudad de una forma inimaginable. Tras la segunda guerra mundial, la ciudad quedó ajena a toda evolución, pero llegó el milagro económico de 1997, liderado por una estrategia de país y empresarial que han transformado no solo Dublín, sino toda Irlanda. Enormes inversiones y un desarrollo espectacular del comercio, la vivienda y el transporte, han transformado la ciudad en lo que es hoy. Tanto es así que muchas de las calles más populares mantienen el nombre del «pub» o del negocio que había allí antes de la reconstrucción. El origen de los pubs Es aquí cuando nos vamos a adentrar en los famosos pubs. ¿Qué tienen de singular? Son un lugar agradable donde tomar una cerveza con amigos, con nuestra pareja o disfrutar de un tiempo relajado. También podemos escuchar música en directo o seguir el deporte en directo. Y es que el pub forma parte indiscutible de la historia de Irlanda y los han exportando al mundo. Para descubrir el origen de estos establecimientos tenemos que remontarnos a los «public house«, espacios donde los trabajadores de una zona se podían reunir para charlar y beber después de largas y duras jornadas de trabajo. Estos se encontraban ubicados en almacenes de los comercios de la localidad y muchas veces también en las trastiendas, eran lugares casi secretos y ocultos. Tras la invasión inglesa en el siglo XI, la realidad es que los habitantes de Irlanda sufrieron muchas restricciones y se vieron privados de muchas cosas. Estos locales no es que fueran fábricas de bebidas, bien podían ser ferreterías, fábricas… lugares donde la policía no podía sospechar lo que ocurría. Es ahí donde los fabricantes de bebidas alcohólicas vieron la oportunidad de aprovechar este espacio con un ambiente interesante, naciendo el germen de los pubs posteriormente. Pasaron a ser lugares de reuniones clandestinas. Hoy el concepto de pub irlandés se ha expandido por el mundo, es fácil identificarlos. Así que nos venimos a la cuna de su nacimiento, de su origen, para disfrutarlos paseando por sus calles, escuchando su música en directo y disfrutando de una buena pinta de cerveza. ¿Qué pubs visitar? Si te animas puedes desplazarte al condado de Westmeath, a la población de Athlone, a orillas del río Shannon, porque allí se encuentra el Sean’s Bar, cuyo origen se remonta al siglo X y es el más viejo de las Islas Británicas. Pero nos vamos a centrar ahora en Dublín, aquí también tenemos The Brazen Head, que se remonta al siglo XII, el más antiguo de la ciudad. Los pubs forman parte de la historia de Irlanda, en ellos se organizó una resistencia contra el sometimiento al que estaban abocados. Hoy tremendamente populares, ya no solo van esos trabajadores originales, son visitados por todos, sin distinción de nivel social ni edad, y se han convertido en un espacio para charlar con los amigos y disfrutar del final de la jornada. Un momento para pasar un buen rato. Hoy, el Temple Bar es un barrio con calles peatonales adoquinadas al que un bar con casi 200 años, comprado por Williams Temple, dio la fama y el nombre. Está junto al río, repletos de pubs, música folk en directo, incluso sesiones de DJ, donde poder disfrutar de la auténtica comida irlandesa, tiendas de ropa y artesanía local. The Temple Bar, The Noserman, Paddy Mac’s, Badbobs, The Oliver St John… un barrio realmente especial, único, que bien merece la pena recorrer, y yo diría que beber y escuchar. Esto no quiere decir que no haya muchas más cosas que hacer en Dublín, desde visitar la fábrica Guiness (que recomiendo) o la catedral de San Patricio, pero en este viaje la clave era disfrutar de sus pubs.

El Bosque impenetrable Bwindi de Uganda, una aventura por la naturaleza salvaje
Quiero centrarme en hablar de este lugar tan especial, sin quitarle importancia a los maravillosos paisajes que tiene Uganda, y sus parques nacionales o áreas de conservación. Vamos a hacer un hipotético viaje para llegar a Bwindi. Desde Kampala salimos hacia el Parque Nacional Murchison, con su impresionante cascada, es el más grande de Uganda y con una fauna preciosa. Antes de llegar me gusta visitar el santuario de los rinocerontes y, una vez en esta zona, navegar por los orígenes del río Nilo. Algo muy épico porque sólo hablamos de sus últimos 1.300 km. Fue John Hanning Speke quien encontró el nacimiento en el Lago Victoria en 1858. Luego bajamos hacia el sur para visitar Kibale National Park, el mayor santuario de primates (13 especies), un precioso recorrido a pie escoltados y rodeados por una exuberante vegetación y la gran variedad de primates. Seguimos y atravesamos las tierras altas plagadas de lagos en los cráteres. Se calcula que hay más de 80, sin perder de vista las impresionantes montañas de Rwenzori. En muchos momentos tienes que detener el vehículo y fotografiar el paisaje porque te embriaga. Un camino hacia la selva Y seguimos hasta entrar en Queen Elizabeth Park, enorme, entre dos lagos conectados por un canal natural y sus famosos leones trepadores. La naturaleza es muy sabia, y ante la vegetación tan alta que tiene este parque, sus leones tuvieron que aprender a trepar a los árboles para poder localizar sus presas. Aquí hay que dormir en Mweya Safari Lodge. Pero, tened en cuenta que hay todo tipo de animales sueltos y salvajes por ahí. Yo he tenido la desagradable sorpresa de tropezar con un hipopótamo para ir a la habitación. Seguimos bajando hacia un lugar único en África, Bwindi Impenetrable Forest National Park. Su nombre lo dice todo El mayor santuario de gorilas de montaña del mundo, prácticamente la mitad de la población mundial se encuentra aquí, el resto se encuentra principalmente en Ruanda y Congo. Hay cinco puertas de acceso, en cada una de ellas, un número limitado de visitantes entran cada día. No os imaginéis un parque normal, con accesos fáciles, bien conectados y transitables. Estamos en la más pura y salvaje naturaleza y una puerta con otra se comunica, con pistas a veces intransitables. Una vez dentro del parque, todo se hace andando, es imposible que un vehículo se pueda mover por el bosque cuya maleza hace inviable el desplazamiento. En busca de la familia de gorilas El Gobierno se encarga de asignarte una puerta u otra de entrada y el grupo de ocho personas como máximo con el que accederás. Cada uno de ellos sale a buscar una familia de gorilas, que puede tener una composición diferente, incluso a veces se desdoblan. Los grupos vamos acompañados de rangers, militares y guías, todos juntos formamos una comitiva de expedición para adentrarnos por el bosque, siguiendo unos senderos. Lo primero es intentar averiguar por dónde se puede encontrar esa familia de gorilas que buscamos, porque ellos también se mueven. Están en libertad, salvajes y se rigen por las reglas de la naturaleza. Por tanto, eso determinará la ruta a seguir. Antes de salir, nos dan un briefing formativo para saber cómo actuar, cuáles son las reglas de comportamiento, cómo debemos actuar cuando nos encontremos con los gorilas, distancias de seguridad, formas de reaccionar, lo que se debe hacer y lo que está prohibido. Imprescindible: buenas botas, pantalones y mangas largas con el fin de evitar rasguños y las hormigas que se acaban metiendo por todas partes. Los gorilas se las comen, nosotros las tenemos que soportar. A partir de ahí hay un recorrido de tiempo impredecible, hasta que se los encuentras. Lentamente nos acercamos, cogemos posiciones, nos agachamos y empezamos a disfrutar de una escena real de la naturaleza que no tiene parangón. Al mirarles la cara sientes que son humanos atrapados en otro tipo de cuerpo, por sus expresiones y su mirada. Podemos grabarlos, fotografiarlos, ver jugar a las crías, el rol que cada miembro juega en la manada. Se trata de una experiencia que hay que vivir personalmente y Uganda es el lugar ideal.

Un recorrido por la costa Amalfitana, la costa divina
El encanto de la jet set y el atractivo de unos paisajes únicos sobre las laderas de las montañas que bajan directamente al mar, le valieron el apodo de Costa Divina. Una zona, de las muchas especiales que tiene Italia, bañada por el mar Tirreno, bella, que parece deslizarse hasta las orillas del agua sobre escarpadas laderas. Las casas de sus pueblos se extienden sobre pendientes mirando en todo momento el mar, y han sabido cultivar y aprovechar las terrazas de las laderas para disponer de huertos. Es, además, el lugar del origen del limoncello, y en sus poblaciones se pueden encontrar obras arquitectónicas y artísticas muy destacadas. Justamente todas las poblaciones que recorren la costa fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (13 sino me equivoco), y eso conlleva que se ponga mucho mas cuidado en su conservación y preservación. Todos estos núcleos -163 en total- se encuentran conectados por una carretera estatal que requiere, eso sí, armarse de muchísima paciencia en verano. Lo ideal es navegar entre estos pueblos y sus calas, que están relativamente cerca, viendo el paisaje único desde el mar. La carretera, retorcida permanentemente sobre el angosto relieve de la costa, incluso con algunos pasos de un solo vehículo, tiene algo que la hace muy especial, pero hay que tener una paciencia infinita e ir con mucho cuidado, excepto si vas fuera de temporada. El turismo en esta zona no es un fenómeno reciente, ya era habitual en la época romana. Giovanni Boccaccio ya escribía sobre esta costa en el Decamerón, pero no fue realmente hasta mediados del pasado siglo cuando celebridades norteamericanas la popularizaron como área vacacional, disparando su fama. Gran influencia tuvieron también películas como Roma de Federico Fellini y otras muchas. Un recorrido ideal Lo ideal es coger una Vespa, tomárselo con calma y disfrutar de recorrer sus carreteras, pueblos y gastronomía. En mi caso escogí alojarme en Sorrento, cruzar la montaña y visitar el cercano pueblo de Positano, posiblemente uno de los más famosos y visitados junto a Amalfi. Pero hay que estar en forma porque es el pueblo de las escaleras donde hasta las calles tienen peldaños. Sus casas son de colores, algunas incrustadas en la roca, otras colgando sobre la ladera y viendo el mar. En estos pueblos aparcar es prácticamente imposible, por eso la opción de la moto es genial. Es maravilloso perderse por su casco antiguo, sus tiendecitas de recuerdos, tomarse un limoncello en una terraza o sus sandalias hechas a mano. Hay muchas zonas peatonales que te permiten llegar hasta la iglesia matriz del pueblo, la playa y el puerto, una zona animada y frecuentada, con un ambiente ideal. Una de las vistas más bonitas desde la playa es la de la iglesia de Santa Maria Assunta, junto a la Playa Grande de Positano, a los pies de una amalgama de coloridas casas. Además, podrás encontrar diversos restaurantes como Chez Black y lugares de cócteles como Il Blu Par Positano. Si seguimos el recorrido, nos encontramos con Praiano, donde podemos caminar por su centro histórico y maravillarnos con el encanto de sus calles y su verticalidad. También podemos dejarnos llevar por los atardeceres, que dicen ser los más románticos de la Costa Amalfitana, o bajar a Marina di Praia, una encantadora cala con chiringuitos. En verano, todo esto es un verdadero privilegio. La costa de Amalfi Continuamos y llegamos a Amalfi, la población que da nombre a esta costa. Fue una república independiente desde el año 839, llegó a tener 70.000 habitantes y fue una potencia marítima en el comercio. Lamentablemente, en 1343 un gran tsunami destruyó la parte baja del pueblo y hoy su puerto ha perdido importancia. Sin embargo, su historia ha dejado una población preciosa, con la Catedral como uno de sus puntos imprescindibles. También es esencial subir a Ravello, un pueblo situado en lo alto de una colina, con miradores espectaculares, un casco antiguo medieval muy bien conservado y villas rodeadas de amplios jardines. Aunque no está directamente sobre la playa, la vista de Ravello es imprescindible. Además, es recomendable conocer los jardines de las villas Cimbrone y Rufolo, pasear por su coqueto centro histórico y disfrutar de la deliciosa gastronomía italiana. Sería largo hablar de cada pueblo y de cada rincón, y puedes intuir que un solo día se queda muy corto. Sin embargo, no puedo dejar de sugerir el siguiente pueblo, Minori. Aquí, en el paseo junto a la playa, se encuentra una de las pastelerías más famosas de Italia: Sal de Riso. A mí me encanta, y es el lugar perfecto para detenerse y disfrutar de su dulce «ricotta & pera». La ruta continúa, disfrutando de cada rincón y de cada parada. Otro punto obligatorio es la población de Cetara, un precioso y auténtico pueblo de pescadores, famoso por su salsa de anchoas (colatura di alici), que, combinada con la pasta, da lugar a un plato delicioso. Sin duda, este es un viaje para ir y volver.

Estambul, un recorrido gastronómico más allá de su legado histórico
La eclosión que ha vivido la ciudad de Estambul en estos últimos años es espectacular. Su historia, sus lugares de interés cultural o sus basílicas siguen igual que hace 30 años, pero el desarrollo de su restauración, lugares de fiesta o de tomar una copa en un ambiente ‘chic’ ha crecido de una manera exponencial y, desde luego, a precios del centro de Europa. Tuve la oportunidad de recorrer la ciudad buscando lugares emblemáticos para comer y cenar, y me sorprendió en este sentido. Con lo cual, en estos momentos, es una ciudad ideal para una escapada que contemple algo más que una visita histórica. Desde luego, Estambul, por su posición a caballo entre Europa y Asia, concentra un cruce de civilizaciones y momentos históricos que vale la pena conocer. Os recomiendo visitar Oligark, ideal para ir por la noche y en fin de semana. Se trata de un restaurante que se transforma en un lugar de copas, acompañadas por buena música y con posibilidad de reservar un VIP. Todo ello, junto a una maravillosa terraza frente al Bósforo que lo convierte en un lugar fantástico. Si vives la experiencia al completo, prepárate a gastar más de 300 euros. Merece la pena la inversión porque estamos ante uno de los locales con más glamour de Estambul. Estambul, la orilla del Bósforo Si te decantas por pescado o marisco, en la misma orilla del Bósforo encontramos el restaurante Park Fora, donde puedes elegir las piezas que te van a cocinar. Cuenta con acuarios donde puedes ver el producto que vas a comer, todo ello elaborado con mucho mimo y cuidado. La verdad es que la orilla del Bósforo da mucho juego. El Hotel Kempinski cuenta con el Tuğra Restaurant, con vistas al Bósforo y con un entorno arquitectónico alucinante. Es uno de los muchos de lujo que hay en esta zona, como el Shangri-La, el Mandarín Oriental o el Four Seasons. The Sarnic Restaurant. Imagen: Juan Manuel Baixauli. Si te acercas al Bazar Egipcio, encontrarás, casi camuflado y subiendo una escalerita, el restaurante Pandeli, cocina auténtica otomana y con un maravilloso servicio. Es el colofón ideal para una mañana de compras en este bazar. Arquitectura y gastronomía Si estás por la zona de la famosa Mezquita Azul, lo ideal es vivir la experiencia de comer en una antigua cisterna de 1.500 años de antigüedad, un lugar milenario cuyo fin era dotar de agua al palacio. En The Sarnic Restaurant, ahora totalmente restaurado con unas columnas impresionantes y en medio de la cisterna, puedes disfrutar de la gastronomía, después de un recorrido por el centro de Estambul. Alta restauración que combina la cocina bizantina, otomana y actual. Santa Sofía. Imagen: Juan Manuel Baixauli. También puedes elegir un lugar desde donde disfrutar de unas vistas fabulosas de la ciudad. Así que si estás por la Plaza Taksim, debes subir al rooftop del Hotel Mármara y acercarte al restaurante de la última planta con unas vistas excepcionales. Y, desde luego, recomiendo recorrer a pie la calle Istklal, que puede ser un recorrido gastronómico, puesto que hay muchos puestos que ofrecen gastronomía local. Comida local llena de sabores y colores El famoso Nusr-Et SteackHouse es toda una experiencia «cárnica». La verdad es que el lugar es precioso y a la carne espectacular se suma todo lo que le rodea. Con la fama que ha adquirido hay que reservar con antelación, y si es fin de semana, tómate tu tiempo. Algo desapercibido por su ubicación dentro del Novotel y en alto, está el Mürver Restaurant, con una carne excelente, comida típica de Estambul de primer nivel y a precios relativamente razonables. Además, los cócteles son fantásticos, hay que probarlos. A todo ello se suma que muchas noches hay música y ambiente. Un lugar a tener en cuenta, vale la pena. Hammam de Estambul. Imagen: Juan Manuel Baixauli. El restaurante Galeyan es otra experiencia para los sentidos, ya que recoge la tradición de la cocina de Anatolia, el Imperio Otomano y la mezcla de otras culturas que han convivido en Estambul. El cordero Karacabey lo hacen espectacular, en olla de cobre y a fuego de leña, y también el tandoori con arroz doble. Se trata de una variedad de platos muy cuidados y locales. Ver la degustación sobre la mesa es una delicia por los colores y los sabores que combina. A pesar del paso del tiempo, Estambul me sigue sorprendiendo.

Oporto, 25 años de una transformación mágica de la ciudad de los puentes
Su tradición vinícola es antigua. Fue la guerra entre Inglaterra y Francia a finales del siglo XVII, lo que provocó escasez de vinos en Inglaterra, y los ingleses recurrieron a los de Portugal. Los vinos del Valle del Duero se hicieron muy populares, tanto que llegaron a tener el monopolio sobre la producción de Oporto. Para diferenciarlo del resto de vinos, nació la que fue la primera denominación de origen. La uva crece más arriba del Duero, entre sus montañas, a orillas del río. Cuando se elaboraba el mosto se bajaba en barriles cerca de la desembocadura del rio, y en esa zona, justo frente a Oporto, en Vila de Gaia, se almacenaba y se envejecía en muchas de las bodegas que fueron creciendo allí. Muchas tienen un nombre inglés, y esta es la razón. A la otra orilla la ciudad de Oporto destacan las casas antiguas colgando casi sobre el río, sobre un muelle de piedra. Todo esto en estos últimos 25 años ha sufrido una restauración y mejora que, desde mi punto de vista, lo ha convertido en el lugar epicentro de la ciudad. Me encanta pasear por sus orillas, disfrutar de sus bodegas, vivir alguna cata maravillosa o comer bacalao en alguna de las 100 formas en las que lo cocinan. Coloridas fachadas y callejuelas Empecé a viajar a Oporto en el año 1999 por motivos profesionales al contar con una oficina en la ciudad. Por ello, he vivido esa maravillosa transformación de la urbe, que le ha dado un encanto único. Hoy, en Vila de Gaia, el paseo junto al río ofrece una experiencia inigualable: desde el constante ir y venir de los barcos hasta la posibilidad de cenar con música a bordo de uno de ellos. También se puede disfrutar del museo del vino o relajarse en uno de los rooftops más encantadores de la ciudad. Es, sin duda, una manera maravillosa de disfrutar todo lo que este lugar tiene para ofrecer. En la orilla de Porto, han rehabilitado toda la zona, llenándola de terrazas y locales para disfrutar de una cena o una copa. Te encuentras en la Ribeira, el barrio que aporta mayor autenticidad a la ciudad, con sus coloridas fachadas, un entramado de callejuelas, y numerosas opciones para degustar vinos. Aunque las calles empedradas y las cuestas pueden resultar un poco incómodas, forman parte del encanto y la identidad del lugar. Para pasar de un lado a otro, inevitablemente hay que cruzar andando el Puente de D. Luis I, un enorme arco de hierro que, además, ofrece unas vistas únicas del Duero y de la ciudad. La Librería Lello, una de las más bonitas del mundo La praça da Libertade es un centro neurálgico, junto a la avenida de los Aliados. Me gusta mucho la arquitectura de esta zona, con el ayuntamiento y varios palacios modernistas. Más allá de la catedral o sus preciosas iglesias con su característico azulejo azul, hay un lugar que causa furor: la Librería Lello. Sirvió de inspiración para escribir ‘Harry Potter’ y es una de las librerías más bonitas del mundo. Hay colas para visitarla y se paga por entrar. Cuando he acompañado a alguien a visitar Oporto, antes de ir a la librería, suelo ir a desayunar a la Cafeteria Magestic y animo a probar su ‘torrija’. Fue creada en 1921 y en 2011 fue considerado el sexto café más hermoso del mundo. Desde luego es visita obligatoria el barrio de Matosinhos, repleto de buenos restaurantes y terrazas donde hacen pescado a la brasa. Yo suelo frecuentar la Marisquería Do Matosinhos y hay que pedir, sin duda, una zapateira. O acércate a la calle R. Heróis de França, junto al puerto. En esta zona, repleta de restaurantes con barbacoas en la terraza, donde hay una gran calidad y calidez en la atención del personal, algo que me encanta de Portugal.

Ciudad del Cabo, un lugar multicultural con sello propio de identidad
Llegar al cabo de Buena Esperanza. Seguramente ese era el deseo de muchos de los que navegaban desde Asia hacia Europa, pues al llegar al cabo de Buena Esperanza, debían evitar caer en el error de ingresar a la Falsa Bahía, donde, según se dice, decenas de barcos sucumbieron. Una vez superado este peligro, se alcanzaba la auténtica bahía de Ciudad del Cabo, con su isla central, Robben Island, famosa por haber sido el lugar donde Nelson Mandela estuvo encarcelado durante 18 años. La península del Cabo se ha convertido para mí en uno de los lugares de visita obligatoria dentro de nuestros planes de viaje, de una preciosidad exquisita: sus playas, sus poblaciones, las casas frente al mar, el paisaje…. No imaginas esto en África. Les sobra un poquito de viento, pero por lo demás es realmente un paisaje idílico. Conserva rincones muy especiales como la playa de Boulders, una preciosa reserva de pingüinos africanos, Duiker Island y sus focas o The Wharfside Grill Mariners’s Wharf Hout bay, un restaurante donde disfrutar de una maravillosa langosta y que te hace sentir como si estuvieras en el comedor de oficiales de un navío de madera, una decoración sorprendente, con todo lujo de detalles y vistas al mar. El país con la mejor calidad de vida de África La península, y todo lo que existe a ambos lados del Table Mountain National Park, es de una gran belleza: buena gastronomía, paisajes espectaculares junto al mar, poblaciones con muchísimo encanto. Para mí, que conozco 24 países de África, esto es único. Pero atentos, por su nivel y calidad de vida ocupa la posición primera en África. El gobierno de los últimos años consiguió que el PIB de la ciudad creciera un 12%, la delincuencia bajara un 90% y el desempleo descendiera. Son las señas de identidad de una buena gestión, para una de las ciudades más multiculturales del mundo, donde conviven diferentes grupos étnicos y culturales. Así lo reflejan sus barrios, sobre una ciudad muy extensa que casi alcanza los 4 millones de habitantes. Tiene el fantástico parque del Table Mountain, al que también podemos acceder por funicular y disfrutar de unas vistas increíble sobre la ciudad y el mar. Cando veas el barrio de Camps Bay, frente al mar, con construcciones modernas y sus vistas impresionantes, entenderás mucho mejor el atractivo de esta ciudad, que en 2014, New York Times y el Daily Telegraph la eligieron como mejor lugar del mundo para ser visitado. Una ciudad multicultural Esa variedad cultural la puedes identificar fácilmente en el barrio de Bo-Kaap, a los pies de Signal Hill, ahora habitado por población de mayoría musulmana, repleto de casas con un máximo de dos alturas y de diferentes colores. Para llevarte un recuerdo especial también recorrer Long Street, una de las calles mas antiguas y con un fantástico ambiente, que refleja perfectamente el estilo victoriano. Está repleta de bares, discotecas, hostales, pubs, pero también curiosas tiendas. No obstante, para buscar algún recuerdo africano, yo me acerqué a Greenmarket Square, una histórica plaza donde todos los días te tropiezas con un mercado repleto de souvenirs africanos y artesanías. Un lugar que merece una atención especial, por que hay de todo para comer y un ambiente fantástico, es el Waterfront, el lugar al que todos vamos inevitablemente. Se trata de un antiguo puerto que un proyecto de la ciudad permitió reconvertir en zona de entretenimiento. Con edificios victorianos, este lugar te acerca a una ciudad costera europea con un encanto singular. Además, las esculturas de los cuatro sudafricanos que consiguieron el Premio Nobel de la Paz me parecen de un simbolismo extraordinario en esta zona. Desde aquí hay también todo tipo de salidas hacia el mar para ver ballenas, realizar recorridos en helicóptero o lanzarte en parapente sobre la ciudad. Una ciudad con sello propio de identidad La ciudad tiene su propio sello de identidad, terriblemente atractiva, y diferente a lo que encontraras en África. Por sí misma vale la pena un viaje, pero para darle un plus, algo de lo que puede presumir esta región es de sus viñedos y sus vinos. Es una atracción que merece la pena combinar con un recorrido por los alrededores, visitando algunas de las fincas más atractivas y disfrutando de una cata o un maridaje. Me animo a recomendarte una, pero te aseguro que hay muchas: Babylonstoren, una de las granjas holandesas más antiguas, en el valle vinícola de Franschhoek. Han hecho una inversión espectacular para fomentar el enoturismo y el turismo gastronómico. Con sus instalaciones y su alojamiento precioso, te sientes desconectado de todo, en plena naturaleza, entre viñedos y con unos jardines realmente sorprendentes. Y está solo a 53 kilómetros.

La Habana, donde se encuentran la empatía, la música y el carácter urbano
He vuelto a La Habana, la primera vez que estuve era el «periodo especial», principios de los 90, y aunque he realizado algunas visitas más, 30 años después la situación me parece realmente surrealista, como si el tiempo se hubiera detenido. No hay gasolina, muchas dificultades para encontrar alimentos o medicamentos, y una migración del país que a ellos mismos les cuesta saber cuántos son en estos momentos. Hay calles donde da la sensación de que ha pasado un bombardeo, y la estética de la ciudad me atrevería a decir que es única. A pesar de todo ello, La Habana forma parte de nuestra historia, deberíamos visitarla para entenderla, escucharla y recorrerla. A mí me atrapa, tiene algo mágico, singular, no sé explicarlo muy bien, pero tiene un encanto muy particular que no encuentro en otras ciudades. Lo cual no quita que, con un sentido crítico, me percate de que son días de Navidad y sin embargo no hay alegría, no hay vehículos por las calles. Apenas hay gente paseando al final del día, ni un solo adorno navideño, nada en las tiendas… Sólo la empatía, la música y el carácter cubano rompe esta lamentable situación. Un centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad Es la ciudad más poblada del país, con casi dos millones y medio de habitantes, y fue fundada por los españoles en 1514. Por su privilegiada situación, frente a las costas del Atlántico norte se convirtió en un importante centro comercial, atacado en múltiples ocasiones, lo que llevó a fortalecer la bahía con construcciones defensivas militares. Allí concentraba sus naves España antes de cruzar el océano. Esta evolución y desarrollo lo vemos en la actualidad cuando la visitamos, sus construcciones, su arquitectura, sus lugares emblemáticos, todo recoge perfectamente la evolución que La Habana ha tenido desde que fue constituida por los españoles. La Habana vieja es un libro abierto sobre su historia, de hecho, su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982. Me encanta recorrerla, todo está relativamente cerca andando. Te recomiendo que utilices un guía local para conocer mejor qué significa cada plaza, cada edificio, cada monumento. La Plaza de Armas fue en la época colonial española el centro de la vida oficial pública de la ciudad. El castillo del Morro, ubicado en una posición estratégica en un cerro, se construyó a finales del siglo XVI cuando hubo que proteger la ciudad por su importancia estratégica. El Capitolio, La Plaza de la Revolución, el Gran Teatro de La Habana… La Bodeguita del Medio, un símbolo de la ciudad Entre medias, calles con historia, algunas de ellas bloqueadas por cañones «plantados en el suelo» que actúan de bloqueo al paso de coches. Edificios sin la más mínima restauración, ni siquiera de pintura que le confieren un aspecto sorprendente, pero salpicado por la simpatía cubana, la música y los puestecillos para turistas de souvenirs o de ron y tabaco. Y allí, en medio de una calle, se encuentra La Bodeguita del Medio, casi un símbolo de la ciudad. Aunque le atribuimos su fama al escritor Ernest Hemingway, son muchos los que le han dado la fama que tiene actualmente (desde Errol Flynn, hasta Salvador Allende, pasando por Agustín Lara o Pablo Neruda). Me encanta el ambiente que se respira al llegar, mojitos sin parar, música en directo, gente rodeando toda la entrada y el local. Su comida, local criolla. Vale la pena reservar para comer, aunque en la actualidad hay menos variedad de comida (la escasez afecta a todo el país). El malecón de La Habana Su crecimiento en los siglos XIX y XX convirtieron La Habana en una de las ciudades más ricas de América central y el Caribe. Todo ello permitió el desarrollo de barrios como El Cerro o El Vedado. Estos barrios, que concentraron a la nueva burguesía habanera son dignos de recorrer, me impresionan sus edificaciones, las mansiones, la arquitectura que se ha desarrollado en esta área. Sé que al verlo te preguntarás cómo es posible que esté casi todo en ruinas, decadente…, la respuesta la debes encontrar tú mismo, pero la visita es casi obligatoria, inspiradora y nos invita a la reflexión. Y el malecón de La Habana es una amplia avenida con un muro en su lateral que lo protege del mar océano, un símbolo de la ciudad, cuyo origen data de 1819, pero que fue terminado como lo vemos hoy en 1958. Por cierto, para entender lo que ha sido La Habana basta decir que en 1859 ya circulaban tranvías eléctricos desde el Puerto de La Habana. Y a mediados del siglo XX era una de las ciudades más ricas de América. Lo demás, hasta llegar a su situación actual, te invito a que lo descubras personalmente.

Gales, el territorio con más castillos por kilómetro cuadrado del mundo
Al oeste de Gran Bretaña, lindando con los mares de Irlanda y Céltico del océano Atlántico, se encuentra Gales. Una preciosa, histórica y singular nación celta. Y entre otras cosas, el hecho de ser el territorio del mundo con mayor número de castillos por kilómetro cuadrado le da un carácter al paisaje muy especial. Muchos de ellos han sido habitados durante cientos de años. Me encanta la belleza que tienen integrada con el entorno, con su paisaje y conocer la historia que evocan. La cifra ronda en torno a los 640 castillos. Cardiff, su capital, es fácilmente abarcable andando, con muchas zonas peatonales en el centro y, por supuesto, también tiene un precioso castillo, el Castillo de Cardiff, ubicado en el centro, y no es el típico castillo que esperamos visitar. Cuenta con varias zonas en su interior, incluso un museo militar y una espectacular mansión victoriana que fue acondicionada por el tercer marqués de Bute, justamente la persona que transformó Castell Coch, en lo más parecido a un castillo de cuento de hadas. Castell Coch es una maravilla fruto de dos personajes, un mecenas considerado en su época el hombre más rico del mundo y un arquitecto con una capacidad impresionante de diseño y conceptualización. Ellos fueron el marqués de Bute y el arquitecto, William Burges. Para muchos, el edificio favorito de los galeses. Historia, castillos y paisajes Ya que nos encontramos en esta zona de Gales, tenemos que visitar el Castillo de Caerphilly. Se trata de la fortaleza medieval más poderosa de Gales, el más grande, solo superado por Windsor en toda Gran Bretaña. Una fortaleza que parece flotar sobre unas impresionantes defensas de agua. También es muy interesante recorrer las tierras hacia el norte. Gales es muy manejable porque las distancias no son grandes. Los castillos de Conwy, Caernarfon y Beamaris compiten con el escenario espectacular donde se ubica el Castillo de Harlech sobre un escarpado promontorio. No hay muchas alternativas para dormir en castillos. Sin embargo, algo más al sur, Nanteos Country House Mansion es un hotel de campo del siglo XVIII, en un entorno histórico, un paisaje bucólico, elegante, romántico, un lugar de ensueño. Creo que es un lugar ideal en esta transición de norte al sur o viceversa. Y ya desde aquí, hay que desplazarse a Hay-On-Wye, un pueblecito encantador repleto de decenas de librerías pintorescas ubicadas en su centro histórico. También tiene un castillo, pero esto es lo normal en Gales. La apertura de una tienda de libros usados en 1961, que alcanzó un éxito notable, promovió la inauguración de otras librerías con el mismo fin, con tal volumen de desarrollo que fue proclamado «pueblo del libro» en los años 70. La notoriedad alcanzada por la población hizo que en 1988 se iniciara un festival literario, patrocinado por The Guardian y que hoy disfruta de gran popularidad. Gower, Área de Destacada Belleza Natural Y desde aquí a Monmouth, es como concentrar la esencia de Gales en una sola población. Su castillo, los preciosos paisajes verdes, el río, un encanto de lugar. Aquí nació Charles Rolls, cofundador de Rolls-Royce junto con Henry Royce. Una curiosidad. En esa combinación de castillos y paisajes, el Castillo de Weobley se sitúa dentro del área de Gower. Una costa con fuertes vientos, con vistas a pantanos y marismas en un entorno inmensamente verde. La fortaleza tiene algo más de 700 años y fue inicialmente una elegante casa familiar, pero dados los peligros que azotaban a la época, la combinación de casa fortificada y lujo se dan la mano. Pero tenemos que venir aquí, a Gower, que fue declarada Área de Destacada Belleza Natural (en inglés: Área of Outstanding Natural Beauty), y fue la primera de estas características designada en el Reino Unido. Un paisaje repleto de frágiles dunas, marismas saladas, playas que han sido premiadas por su belleza, una costa espectacular y pueblos tradicionales con entramadas callejuelas, que convierten el sitio en un lugar ideal para desconectar. Aquí nos quedaremos a dormir en La Posada King’s Head, edificios del siglo XVII, en el pueblo costero de Llangennith, construcción histórica, preciosas habitaciones y un pub que sirve cocina británica. Hay que probar el pastel de bistec con cerveza galesa, el pescado rebozado y las papas fritas caseras que preparan. (pregunta si ese día tienen cordero galés). Cuenta también con una colección fantástica de ginebras y uno de los surtidos más grandes de malta fuera de Escocia.

Bruselas, hogar de arquitectura, museos, historia e instituciones europeas
La Grand Place ocupa el corazón neurálgico de Bruselas, la arquitectura que la rodea y su riqueza ornamental es de una belleza sublime. He estado un largo rato en la plaza tomando una cerveza y mirando cada fachada, cada rincón. De hecho, esta considerada como una de las más bellas del mundo. En este pequeño/gran espacio han ocurrido miles historias, hechos divertidos, conmemoraciones, pero también decapitaciones, incineraciones, manifestaciones… En definitiva, un lugar que recoge parte de la historia de la ciudad y también del país. La plaza fue reconstruida en piedra tras un bombardeo en torno a 1700 por los distintos gremios, aunque luego ha sufrido muchas transformaciones, hasta llegar a la maravilla que hoy podemos observar. Su origen, al parecer, la implantación de un mercado y también el impulsor de un desarrollo comercial de la localidad. Hoy, una gran explanada adoquinada y en cada ubicación cardinal, casas renombradas: la del rey, la del gremio de los toneleros, ebanistas y carpinteros, la del gremio de arqueros, la de los barqueros, de los merceros, el ayuntamiento, la casa La Estrella, El cisne, El Árbol de Oro (era del gremio de los cerveceros y actualmente alberga el museo de la cerveza) etc. Realmente una maravilla para contemplar. Alrededores de arquitectura variada Los alrededores son encantadores para recorrerlos a pie con una arquitectura variada. Y al recorrer sus calles podemos detectar las trazas de la antigua ciudad, que además cuentan con un estilo arquitectónico que en el país se conoce como estilo español. Esto se debe a que la mayoría de edificios históricos de estilo flamenco se construyeron en un momento en que Flandes (la actual Bélgica) era una de las provincias del Imperio de Carlos V. Y en ese paseo por las calles de los alrededores, muy cerca, yo diría que a no más de 400 metros, se encuentra el Manneken Pis, que se ha convertido en un símbolo de la ciudad. Una estatua de 65,5 centímetros, que da vida a un niño desnudo orinando con toda la tranquilidad del mundo. Además, data de 1388 y está en la esquinita de un cruce de calles justamente en esta zona antigua de la capital. Por cierto, muy cerquita del Museo del Chocolate. No hay que perdérselo, además de degustar las gofrerías maravillosas. La verdad es que nadie sabe exactamente por qué se creó y a qué se debe. Es curioso y, sin embargo, se ha convertido en todo un símbolo, hasta tal extremo que cada presidente del gobierno que lo visita desde 1698 le regala un traje. Actualmente ya tiene unos 650 que están expuestos en el Museé de la Ville. Capital de Europa Bruselas es la capital de Europa porque fue elegida sede de las principales instituciones de la Unión Europea desde su origen. Ya en 1958 se convirtió en el centro de la Comunidad Económica Europea, y más tarde en 1966 de la OTAN. En 1992 fue nombrada oficialmente capital de la Unión Europea. De hecho, los diputados al Parlamento Europeo se reúnen principalmente aquí en Bruselas, aquí se encuentra la cámara secundaria, en el hemiciclo del Espacio Leopoldo. Esta posición y lo que significa para nosotros Europa merece una visita a la ciudad de Bruselas. Recorrer sus calles por la zona antigua o visitar la multitud de museos con los que cuenta la capital, todos ellos extraordinarios: el chocolate, el arte, el cómic, los instrumentos musicales, los coches… En fin, los hay para todos los gustos. Disfrutar de sus cervezas también es fácil. De hecho, a nosotros nos cuesta elegir la nuestra por que no estamos acostumbrados a tanta variedad. Yo, cuando me enfrento a una hilera de tiradores de cerveza, la verdad es que no sé por cuál decantarme. Atomium, símbolo de la ciudad Alrededor de Les Halles Saint-Géry, en la misma plaza Saint-Géry, hay multitud de lugares agradables para poder disfrutar de un buena cena, tomar una cerveza o una copa con muy buen ambiente. Hace poco estuve cenando al lado, en el Restaurant & Brasserie Fin de Siècle, y tomando una copa en Mappa Mundo, en la calle du Pont de la Carpe 2/6. Claro que hay otro símbolo de la ciudad y que vale la pena visitar, por lo que representa y por el parque donde esta inmerso. Se trata del Atomium, especialmente construido para la Expo del 58, representa un átomo de hierro, ampliado 165 billones de veces, hasta alcanzar la altura de 102 metros.