Wadi Rum (Jordania), base de operaciones de Lawrence de Arabia
Wadi Rum, Petra o el Mar Muerto son algunos de los lugares de Jordania que no dejan indiferente a nadie

Wadi Rum fue el lugar que escogió como base para sus operaciones el mítico oficial del ejército británico T.E. Lawrence, que todos conocemos como Lawrence de Arabia, a principios del siglo XX. De hecho, aquí se rodó la película que lleva su nombre; u otras tan conocidas como ‘Misión a Marte’ o ‘Planeta Rojo’. Eso ya nos da una idea del tipo de paisaje que vamos a encontrar.
Hoy, afortunadamente, tenemos campamentos beduinos que nos permiten alojarnos para vivir la experiencia in situ de una forma algo más placentera. Los moradores de este lugar han conseguido, con sus visitas guiadas para los visitantes, hacerles vivir experiencias y aventuras singulares; un cierto modo de vida.
También al norte, atravesando el impresionante desierto jordano y cerca de la ciudad de Azraq, se pueden ver las huellas de quienes recorrían estas tierras en sus caravanas. Azraq contaba con un importante oasis —tenía, porque lamentablemente lo han secado—, que fue clave para la vida en el desierto. Todos los que transitaban entre Asia y Eurasia, entre Arabia, Mesopotamia y Siria, encontraban aquí un lugar de descanso y recuperación.
El desierto forma parte indisoluble de Jordania
El desierto forma parte indisoluble de Jordania, al igual que su Mar Muerto, un mar que, con su altísimo contenido en sal, impide la vida. Entrar en él y flotar es una experiencia extraña, aunque me encanta el baño de barro, disfrutar del sol mientras se seca y, después, tu sesión de spa. Alrededor del Mar Muerto hay lugares fantásticos para vivir esa experiencia.
Se encuentra entre Israel, la parte cisjordana de Palestina y Jordania. Es una gran extensión de agua, de unos 80 km de largo y hasta 16 km de ancho. Su ubicación en una cuenca sin salidas hace que todos los minerales que desembocan en él permanezcan allí para siempre. Si a eso le sumamos una alta evaporación y un bajo régimen de lluvias, el resultado es lo que le da su nombre: el Mar Muerto.
De Wadi Rum a Petra
Quiero acercarme a Jordania desde un enfoque centrado en la experiencia, la singularidad, lo atrevido y la belleza de sus paisajes. Por supuesto, entre el norte con sus castillos, el oeste con el Mar Muerto o el sur con el desierto de Lawrence, hay una visita sublime que nadie debería perderse. Incluso suele ser el motivo de una excursión rápida. Pero no sería justo pensar que Jordania es solo Petra; Petra forma parte de algo aún más grande: el encanto que envuelve a todo el país.
Petra es la visita obligada, el lugar arqueológico con mayúsculas en Jordania. Entrar en su valle, en el laberinto de sus cañones y descubrir sus construcciones labradas en la misma roca sobrecoge. Una ciudad que desarrollaron los nabateos en un punto por donde transitaban las caravanas con productos entre Egipto, Siria, Arabia y el sur del Mediterráneo.
Estuvo perdida durante siglos, hasta que un explorador suizo la redescubrió para Occidente a principios del siglo XIX. Al parecer, sus habitantes seguían viviendo en haimas, y la mayoría de los edificios tallados en la roca eran monumentos funerarios o religiosos. Solo al visitarla podrás apreciar el inmenso y artesanal trabajo que allí se llevó a cabo.
La clave de esta ciudad era contar con un sistema seguro de abastecimiento de agua y ofrecer protección, lo que la convirtió en un punto de parada obligatoria. Vale la pena dedicarle un par de días, hacer la visita con calma y disfrutar de los cambios de luz a lo largo del día.
El desierto, los alojamientos beduinos, el paso de las caravanas, los desfiladeros y los monumentos de la ciudad de Petra… como experiencia, no dejan indiferente a nadie. Y supongo que el mítico Lawrence de Arabia le añade un encanto especial, despertando el deseo de vivir esa misma aventura.