Jueves, 25 de Abril de 2024
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Diez consejos a la hora de crear una startup en España

Diez consejos a la hora de crear una startup en España

Calidad sí, pero también rapidez

El mercado tecnológico tiene un pequeño problema, que no pocos emprendedores padecen, me refiero a la excesiva fijación en los detalles. Tengamos en cuenta que una app, una web o un software que vaya a salir al mercado cuentan con decenas de potenciales competidores que estarán tras un proyecto similar en desarrollo. ¿Qué significa ésto? Que es posible que se adelanten. Pero tranquilos, pues la solución es relativamente sencilla, y se conoce como PMV (Producto Mínimo Viable); un término que no indica más que la necesidad de tener un producto previo a la versión definitiva. Es decir, una beta manejable para que los clientes potenciales puedan dejar un feedback, una evaluación de qué tanto cumple sus necesidades, y claro está, unos primeros ingresos que resultarán vitales. Hay que cuidar los detalles, pero uno no puede dormirse en los laureles.

¿Cuál es el negocio?

A la hora de comenzar con una startup es vital saber qué se quiere hacer exactamente; y si bien puede parecer algo lógico, en la práctica no lo es tanto. Muchos son los emprendedores que han visto cómo su proyecto se desvanecía por desviarse de su principal línea de negocio y dividir los recursos.

Quizá ésta pueda ser una estrategia adecuada en compañías con cierto tamaño, pero a decir verdad, una startup media, con una financiación que suele rondar lo justo para sobrevivir a base de bocatas de mortadela, no puede jugar a ir probando por aquí y por allá. De ahí que los planes de negocio y la investigación de mercado previos al comienzo de la actividad sean vitales, a pesar de que fallarán. Es vital centrarse en lo que somos buenos, pues ya habrá tiempo para adentrarse en otros mercados más adelante.

Determinar el cliente objetivo

Este consejo va en la línea de lo visto anteriormente. Y es que tenemos que ser conscientes no sólo de cuál es nuestro punto fuerte para centrarnos en él, sino también quién es nuestro cliente y cómo podemos llegar hasta él. ¿De qué sirve tener un presupuesto escueto y lanzarse a cubrir el mercado iberoamericano si únicamente se tienen recursos para hacerlo a nivel regional? Puede parecer muy tentativo el asunto de abarcar más países, pero no por ello el éxito va a llegar antes.

Pongamos un ejemplo: tenemos una startup que se dedica al desarrollo de una app para viajeros y hemos decidido comenzar a introducir información sobre Madrid. Y resulta que cuando vemos que la cosa va funcionando nos lanzamos con México DF, Bogotá, Buenos Aires y demás. ¿Cuál es el problema? Pues lo de siempre, que quien mucho abarca poco aprieta. En este caso lo más adecuado sería desarrollar una aplicación increíblemente buena sobre Madrid, y llegado el caso realizar una escalada del servicio colocándola en diferentes idiomas. De otra manera tendríamos varias guías, pero mediocres, perdiendo clientes a medio plazo y ahuyentando a quienes si interesábamos; dejándole a la competencia un caramelo.

Producto escalable

Las startups, por regla general, necesitan tener un mercado potencial elevado, pues de otra manera pueden correr el riesgo de «morir por asfixia”. Es decir, que el servicio ofrecido debe ser fácilmente desarrollado para alcanzar más clientes llegado el momento con una tasa reducida de inversión. En el caso de la aplicación de las ciudades siempre se podrían incrementar exponencialmente los clientes traduciendo a diversos idiomas. Que el negocio pueda crecer fácilmente sobre el núcleo de la empresa.

Financiación «in extremis”

A la hora de empezar hay un aspecto que suele dar muchos quebraderos de cabeza a los emprendedores: la financiación. Y es que no es sencillo dedicarse a tiempo completo durante meses o incluso años a desarrollar una aplicación o servicio sin una fuente de financiación externa, especialmente si no se tienen antecedentes de éxito o un nombre que sirva de aval. ¿Qué hacer en estos casos? Viendo el panorama financiero nacional, lo más adecuado es realizar una proyección que no requiera de más recursos de los que personalmente podemos llegar a cubrir. Más que nada porque en ocasiones los inversores no se atreven a meter dinero en algo que no tienen la certeza de que vaya a funcionar. Es decir, no hay que ser muy ambicioso al inicio; poco a poco hay que armar un catálogo hasta tener pruebas de que la idea funciona y es viable.

Incubadoras de startups

Poco a poco comienza a haber un mayor interés por parte de las instituciones públicas y de determinadas organizaciones por potenciar las empresas relacionadas con las nuevas tecnologías, pues queramos o no son el futuro. De ahí que existan en España muchos proyectos donde se dan todo tipo de facilidades a este tipo de compañías. Normalmente suelen ser locales donde establecerse y servicios de gestoría. Este tipo de iniciativas quitan del medio una gran carga económica a las startups.

Delegar funciones

A la hora de montar una startup lo importante es centrarse en el producto que se va a distribuir, de ahí que no sea sano gastar tiempo en tareas secundarias que os robarán tiempo. Los casos más típicos suelen ser los de la contabilidad, la gestión de nóminas y el aspecto publicitario. En los dos primeros casos, lo más adecuado es dejar esta función a una gestoría, mientras que en el último caso es recomendable dejar el trabajo en manos de especialistas SEO y SEM, además de Social Managers y los comerciales de toda la vida si nuestra actividad requiere de conseguir clientes offline. Una de las claves del éxito está en delegar correctamente.

Hay que controlar los recursos

Cuando una startup comienza su andadura hay muchos cabos que se han tenido que atar en el plan de negocio, y de ahí que muchos comiencen con mucha seguridad. Eso es bueno, pero es conveniente que tengáis en cuenta un pequeño detalle: no saldrá como esperabais. No es por ser agorero, pero siempre hay sorpresas que os pueden reventar el presupuesto y obligaros a desistir demasiado pronto. De ahí que resulte vital controlar con ojo milimétrico los gastos. No os emocionéis al inicio gastando en equipos innecesarios y demás, pues ese dinero lo necesitaréis más adelante.

Los indicadores son vitales

En los negocios tecnológicos las cifras relacionadas a descargas, indicadores de alcances, monetizaciones, visitas y demás pueden llegar a ser un galimatias de mucho cuidado, al que en ocasiones no se le pone la atención que realmente requerirían. Tenéis que tener en cuenta que esas estadísticas son realmente donde se ve cuál es la evolución del negocio, y que en base a ellas es que éste debe desarrollarse o corregirse. Mucho ojo con este tema.

Hay que saber escuchar al consumidor

Este último punto es el causante de que muchas startups fracasen cuando lo tienen todo en sus manos para haber salido adelante. ¿Cuál suele ser el problema? Pues nada más y nada menos que unos emprendedores cabezotas. Así, como suena: cabezotas. Y es que suele pasar que muchos consideran que sus ideas son innovadoras y que la sociedad las va a utilizar como si de la rueda se tratara, a pesar de que los consumidores, a través de opiniones directas o de las cifras que anteriormente comentábamos, están diciendo a gritos que esa vía no funcionará. Y claro, al final, pasa lo que pasa, que hay que “cerrar la persiana”. Es vital tener la capacidad de corregir el rumbo que se le da a un negocio, pues de otra manera éste se convertirá en un navío que va directo a una tormenta.

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