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Aina Monfort, Airbus: «No hay que tener miedo y decir sí a los nuevos retos»

En esta ocasión hablamos con Aina Monfort, ingeniera aeronáutica por la Universitat Politècnica de València (UPV) y oriunda de Gata de Gorgos (Alicante). Su pasión por descubrir, investigar, conocer… le ha llevado a trabajar y a desarrollar nuevos retos en diferentes países del mundo, desde Australia hasta Singapur. En estos momentos, y después de mucho recorrido, ejerce de directora de Operaciones en la planta de Airbus de helicópteros de Albacete. Cree plenamente en el papel de los mentores para ayudarte a pasar cualquier problema que pueda surgir en el camino porque reconoce que ha sufrido alguna zancadilla que otra hasta llegar a su posición actual.

Explica también que en Airbus trabajan 13.000 personas de las que más del 20% son mujeres. Para solucionarlo, «tenemos varias iniciativas para potenciar ese talento femenino e intentar llegar a esa diversidad que tenemos como reto», subraya.

Aina Monfort, Airbus: «No hay que tener miedo y decir sí a los nuevos retos»

– ¿Cómo ha sido tu recorrido hasta llegar a Airbus?

Empecé mi andadura profesional de la mano de Airbus, donde sigo a día de hoy. Comencé realizando unas prácticas en la empresa y un máster MBA gracias a una beca que ellos tienen para primeros graduados. Pero, mientras cursaba esas prácticas y ese máster me llamaron de lo que fue mi primera experiencia profesional. En concreto, de la planta de Airbus helicópteros de Albacete, donde justamente estoy ahora trabajando de directora de Operaciones. Estuve cinco años en dicha planta aprendiendo todo lo relacionado con producto, procesos industriales…

Y decidí dar el salto

Yo había terminado la carrera con una beca de la UPV en Australia y se me quedó la espinita y el deseo de volver al país. Entonces surgió una oportunidad en la empresa de trabajar en Singapur, un país que no conocía de nada, pero decidí lanzarme y allí me fui. Estuve cuatro años como responsable del Centro de Formación y Operaciones de Vuelo para la región del sudeste Asiático y Pacífico.

Después de este periodo en Singapur, decidí cambiar de nuevo y me interesé por una posición de estrategia de producto que había disponible en Airbus Defensa y Espacio en Madrid. Con lo cual, me volví a casa y estuve unos años metiéndome en temas geopolíticos, de futuro, de hacia dónde va la empresa y cómo diseñar esos productos del futuro. Entonces me llamaron de vuelta, de la que también considero mi casa, que es Albacete y me propusieron el reto de ejercer como directora de Operaciones. Para mí fue una de esas cosas que te proponen una vez en la vida y a la que no puedes decir que no, porque el tener la capacidad de volver a donde has empezado, donde te han enseñado tanto para poder dejar tu granito de arena con todo lo que has aprendido, para mí es un lujo.

– Economía 3 impulsa la Fundación Mujeres al Timón en la que damos visibilidad a aquellas mujeres que ocupan puestos directivos por méritos propios. ¿Cómo ha sido tu experiencia? ¿Has sufrido zancadillas, traspiés…? ¿Cómo ha sido la experiencia?

Zancadillas, traspiés… los ha habido… para ser franca. En realidad no ha sido fácil, pero hay que quedarse con la parte buena. Ha habido traspiés y hay mucho trabajo que hacer. Sí que vemos una evolución clara y, a día de hoy, no percibo ciertas zancadillas que he visto a lo largo de mi carrera, pero incluso cosas pequeñitas, como pequeñas frases, pequeñas bromas que la sociedad tiene asumidas en su día a día y que hacen muchísimo daño. Sí que es verdad que ha habido situaciones con las que he tenido que ir acostumbrándome, peleando, diciendo que no, que eso no es aceptable… para ir abriendo el camino.

No tener miedo

Pero sobre todo a mí, lo que lo que más me ayuda es intentar no tener miedo, decir siempre que sí cuando te ponen un reto por delante y no hacerte pequeñita que es quizá, lo que me sale hacer de manera natural, quizá por cómo crecí.  Sin embargo y como siempre me digo a mí misma: “Aina vamos a probarlo, vamos a intentarlo y si al final no funciona, no pasa nada. Estas decisiones no son de por vida. Se echa un pasito atrás y se reconduce”.  Yo, la verdad que con esa filosofía he ido construyendo mi camino, siempre eligiendo entre cerebro y barriga y estoy contenta de dónde estoy y de cómo ha sido ese recorrido que, para mí sienta una base diversa, de diferentes áreas, temas técnicos, personales y culturales. Yo creo también que es un buen inicio para la carrera que me queda por delante.

– ¿Qué es lo que estás haciendo en la planta de Airbus en Albacete? ¿Cuál es tu papel dentro de la empresa?

En Airbus tenemos la carga de trabajo repartida entre diferentes países. En el apartado de helicópteros en España somos responsables del fuselaje trasero de todos los helicópteros que se entregan al cliente. Además, somos responsables del fuselaje frontal central y de lo que llamamos la prefal, que es la unión de los tres fuselajes para el helicóptero NH 90. Se trata de un modelo de helicóptero militar. Vamos a tener también ahora un hub logístico al lado de nuestra planta, que también voy a liderar y dentro de nada, llevaremos a cabo una modernización de un helicóptero militar llamado Tigre tanto para los helicópteros franceses como para los españoles. El helicóptero tigre es de ataque, muy solicitado porque es único en lo que hace.

– ¿En qué consiste tu trabajo?

Me encargo de asegurar que la fabricación de esos componentes ocurre en tiempo, coste y calidad. Para ello, está mi maravilloso equipo, que son quienes finalmente lo hacen. Con lo cual, mi trabajo se resume en asegurar que mi equipo tiene lo que necesita en cuanto a recursos, herramientas, paz social y entorno para poder desarrollar su trabajo de la mejor manera posible. La verdad es que estoy muy contenta no sólo de mi trabajo, sino de la gente que lo ha hecho antes que yo porque sí que se reconoce ese talento y potencial español, esa calidad que obtenemos con nuestros productos que se desarrollan con competitividad, agilidad y saber hacer.

– Has comentado que has trabajado en Singapur. ¿Cómo se relaciona la cultura de Airbus con la cultura del país? ¿Cómo es ese proceso de adaptación? ¿Tuviste algún mentor o guía en esa andadura?

La verdad es que para mí fue un periodo de aprendizaje. El papel del mentor al que aludes es muy importante, por eso apoyo iniciativas como el programa “Emplea” de la UPV, porque confío y creo plenamente en el rol de los mentores de cara a intentar ayudar a abrir el camino. Teniendo claro que el camino lo tiene que abrir cada uno, es bueno que alguien te ayude a quitar alguna hoja o piedra más grande que te puedas encontrar en él.

Sobre lo que comentas de mi experiencia a Singapur, cuando llegué a este país llevaba como bagaje mi experiencia en Albacete, que había sido muy buena. Me había acostumbrado a llevar el equipo y, más o menos, tenía mi librito. En Albacete, el equipo estaba integrado por chicos y en Singapur eran chicos y chicas, pero mayoritariamente era un entorno más masculino.

Con lo que «gracias a mi librito de Albacete» pienso que lo tengo hecho: “saco mi librito y aplico lo mismo que me ha funcionado en Albacete”. ¡Gran fallo! Con lo que sí que te llevas palos y es en este punto cuando intentas buscar a alguien que te dé la mano y que te vaya ayudando a dónde poner el pie.

Y en Singapur…. aprender a gestionar las emociones

¿Qué me encontré yo en Singapur? Se trata de un país con  una sociedad extremadamente competitiva y preparada para enfrentarse a cualquier reto, que valora mucho el trabajo duro y muchas horas. Se trata de cualidades que ellos aprecian mucho y a las que le dan mucho valor.

Además, se trata de una región que está creciendo, que abrazan las nuevas tecnologías y todo lo nuevo. Para mí fue un país muy interesante. Y además de todo lo comentado, en mi día a día me encontré la gestión de las emociones. Por ejemplo, yo soy una persona muy emocional, en la cultura mediterránea nos movemos mucho por la barriga. Si ya en España existe una diferencia de carácter entre el norte y el sur, yo llego a Singapur, con mis emociones  y me encuentro con una sociedad que en el ámbito laboral no muestra sus emociones. Con lo que aquí teníamos un gap muy grande al que hacerle frente. En este punto tuve que hacer de camaleón y aprender a adaptarme a su forma de trabajar porque no acababa de encajar, no acababan de entender cuando yo ponía un tema muy emocional encima de la mesa. Ellos no sabían interpretarlo hasta que entiendes su forma de entender el mundo e intentas aprender de ellos porque al final hay una parte muy buena  que consistía en no quitar las emociones de la mesa, porque es importante que estén pero sí que hay que aprender a gestionarlas.

Otra tema que me traje conmigo de Singapur es cómo trabajamos con las reglas. En España, mi impresión es que conocemos dónde están las reglas e intentamos estar siempre lo más cerquita posible del límite, explorando todas las opciones ya que en aeronáutica siempre somos muy innovadores y creativos.

En Singapur,  la sociedad se rige por unas reglas muy definidas, pero que les marcan su día a día. Por ejemplo, está prohibido comer chicle, entonces no puedes ni comprarlo, ni masticarlo. Esa cultura la llevan también al ámbito del trabajo. Por eso, había que enseñarles a que se puede salir un poco de la normativa pura y explorar esos bordes siempre dentro de las normativas que nos pueden ayudar. Y lo mismo aquí en España, tener en cuenta que las reglas están y es importante seguirlas.

– ¿Cuál es la foto de Airbus en España?

En España tenemos las tres divisiones: la parte Comercial, Defensa y Espacio y Helicópteros. En cuanto a ubicaciones, en el centro del país está Defensa y Comercial; en el sur, en Sevilla y Cádiz, concretamente, tenemos también Defensa y Comercial; y en Albacete, la división de helicópteros. En España trabajamos 13.000 personas de las que más del 20% son mujeres. Este es un reto importante que tenemos porque todavía no son predominantemente femeninas, pero sí que tenemos varias iniciativas en Airbus para prestar atención, para potenciar ese talento femenino e intentar llegar asa diversidad que tenemos como reto.

– ¿Y mujeres en puestos directivos?

Todavía menos. Las hay y para mí muchas de ellas son mentoras y referentes. La verdad que creo que el camino está en proceso pero pienso que es importante hacerlo con pies robustos. Es importante que las mujeres referentes que estén en los puestos de responsabilidad sean mujeres que lo quieren hacer y que les apetece y que no se trate de un modelo ficticio para cubrir con el expediente. Creo que es importante que el modelo sea robusto, que crezcamos con todas las herramientas, con toda la base que se necesita y con las ganas de hacerlo y así yo creo que será un modelo sostenible en el tiempo.

 

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