La Comissió Ciutat-Port denunció ayer que la ampliación norte del puerto de València supone «importantes sobrecostes e impactos ambientales» no contemplados en el anteproyecto de 2018. El informe elaborado por el catedrático de puertos de la Universidad Complutense de Madrid y ex director del Grupo de Puertos de València, Pascual Pery Parades, concluye con la necesidad de una nueva Declaración de Impacto Ambiental (DIA) debido a la diferencias entre el primer proyecto sometido a la DIA de 2007 y el anteproyecto de ampliación de 2018.

Este estudio se suma a los ya presentados por el Ayuntamiento de València así como las numerosas alegaciones al proyecto de la empresa TIL, filial de MSC, para la construcción y explotación, en régimen de concesión administrativa, de la nueva terminal de contenedores del Puerto de Valencia.

Muchos de estos estudios, como ya expuso Aurelio Martínez, presidente de la Autoridad Portuaria de València (APV), no responden al objeto por los que se solicitaron, el análisis del proyecto de  TIL, por lo que podrían ser rechazados, aunque indica Martínez que se valorarán. Del mismo modo, el estudio de la Comissió tampoco responde a la consulta pública. De momento, como comentan desde la APV a este medio, no entran a valorar el informe.

Fuente: Informe Comissió Ciutat-Port.

De aprobarse una nueva DIA, como ya explicó el presidente de la APV, pondría en riesgo el proyecto de ampliación norte del puerto ya que alargaría el proceso de dos a tres años. MSC podría retirar su propuesta que conlleva una inversión de más de 1.000 millones.

El informe de Pery señala que comparando el proyecto constructivo sometido a la DIA en 2007 y el anteproyecto de 2018 presentado para el concurso de la terminal norte, ya adjudicado a TIL, «hay que manifestar que son muy diferentes ya que, en realidad, ambos proyecto solo mantienen en común el dique de abrigo (ya construido), e incluso este elemento se modifica con una prolongación», reza el estudio.

Concluye el catedrático en el informe que el incremento de los volúmenes y áreas de actuación de los dragados necesarios, las demoliciones de los actuales contradique norte y de los muelles de cruceros, la prolongación del dique este exterior, el realce de los diques norte y este antiguos y el cambio de ubicación de las explanadas y del muelle de atraque, son cambios que no contempla la anterior DIA por lo que es preciso una nueva evaluación ambiental.

El análisis de este catedrático destaca que «el volumen de dragar en el anteproyecto de 2018 es 14 veces superior al autorizado por la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de 2007; de 1,3 millones de metros cúbicos (m3), a 21,3 millones de m3».

Fuente: Comissió Ciutat-Port.

En relación al impacto ambiental, el informe señala que el anteproyecto de 2018 obvia circunstancias que modificarán de forma importante las condiciones de propagación de las olas que inciden en las playas de Pinedo y El Saler, por lo tanto incrementará los efectos perniciosos ya está generando sobre las playas en el sur del puerto, puesto que el dragado en mar abierto previsto crea una zanja de unos 1.200 metros de anchura en dirección perpendicular a la de las olas más frecuentes, en cambio “esta circunstancia se obvia en el anteproyecto de 2018  diciendo que como los diques no salen de la Zona 1, no cambian los efectos de la difracción de las olas y que por lo tanto no es necesario hacer nada en este campo”.

El anteproyecto “ignora que, más importante que la difracción y de mayor impacto en cómo se propaga el oleaje, son los fenómenos de refracción (cambio de dirección), celeridad (velocidad) de la ola y su incremento de altura, todos ellos directamente relacionados con las profundidades de los fondos que recorre el oleaje, efectos que se prolongan a mucha más distancia, llegando hasta la misma playa”.

El autor del informe advierte, además, de una preocupante falta de seguridad en la estabilidad de los diques norte y este, que para evitar un colapso exigiría obras de contención nuevas y el consiguiente sobrecoste no contemplado en el anteproyecto, así como un nuevo impacto ambiental no contemplado en la DIA de 2007.

«La necesidad de disponer de una anchura adecuada en el canal de acceso y en la dársena, así como unos calados de 22,5 metros en el canal y 20 en la dársena, exigen llevar estas profundidades muy cerca del pie de las obras existentes, el dique norte y dique este», ha manifestado.

Asegura asimismo que «en el anteproyecto de 2018 no se contempla la posibilidad de un colapso del dique norte, y el rompeolas propuesto no haría más que proteger el terreno de posibles erosiones, pero en ningún caso garantiza la estabilidad del dique», y como en el dique este, «no se prevé ninguna actuación para asegurar su estabilidad».