Toyota invierte 1.000 millones de dólares en una nueva era.
Toyota, el fabricante de automóviles más grande del mundo, está dando grandes pasos hacia una nueva era. Su inversión de más de 1.000 millones de dólares en un nuevo centro de investigación le encamina a conseguir interesantes y nuevas metas.
A finales de la década de 1860 apareció una empresa dedicada a fabricar telares comerciales, Toyota. Y aunque hoy en día es más conocida por sus automóviles, sigue muy presente en los negocios textiles y continúa fabricando telares automáticos y máquinas de coser eléctricas que se encuentran disponibles en todo el mundo.
Fue setenta años más tarde cuando Toyota se decidió a apostar por la fabricación de automóviles. Teniendo en cuenta sus comienzos y su evolución a lo largo de toda su historia (ahora se dedican también a los servicios financieros, la robótica y la biotecnología), la decisión tomada por este gigante japonés del automóvil en noviembre pasado puede verse como un paso hacia otra nueva era en la empresa.
Con una inversión de 1.000 millones de dólares (unos 910 millones de euros), la empresa lanza su proyecto de emprendimiento Toyota Research Institute (TRI), que cuenta con ambiciosos proyectos tecnológicos que podrían transformar la sociedad.
Entre ellos destacan los coches que podrían evitar accidentes de tráfico o los robots que ayudarán a las personas de avanzada edad. Ha sido el propio CEO del nuevo instituto, Gill Pratt, quien ha afirmado que estos proyectos podrían suponer el inicio de toda una nueva era, apuntando que «Es totalmente posible que los robots sean para la Toyota de hoy lo que fue la industria automovilística cuando Toyota fabricaba telares».
Si profundizamos en la figura de Pratt no parecen descabelladas sus palabras, Toyota ha apostado por un líder en robótica ampliamente respetado, que ha desembarcado en el nuevo TRI desde DARPA, el I+D del Pentágono, donde organizó el popular Reto de Robótica anual de robots humanoides de rescate.
Otras empresas como Google, Apple o Uber también se encuentran inmersas en proyectos de creación y pruebas con vehículos autónomos, para lo que han revuelto cielo y tierra buscando a los mejores expertos en la materia, expertos que son la competencia directa de Pratt y el TRI.
La baza para Toyota y su nuevo proyecto es que éste cuenta con un enfoque distinto al de los demás. En el TRI no buscan un vehículo totalmente autónomo, más bien apuestan por una especie de “ángel de la guarda”. Un vehículo altamente tecnológico cuyas nuevas funciones se activen por sí solas solo en caso de emergencia, es decir, en caso de colisión inminente.
En Toyota quieren centrarse en las posibilidades reales de los vehículos a más corto plazo. Por ello, John Leonard, actualmente el responsable de la división de conducción autónoma del proyecto del TRI y anteriormente el profesor de ingeniería que dirigió el equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU), afirmaba que «Tal vez lleguemos algún día al nivel de ingeniería del que habla Google en el que puedes dormirte al volante o leer un libro. Pero a más corto plazo, existe una oportunidad de diseñar sistemas que se ejecutarían en paralelo e intervendrían para intentar impedir un accidente«.
El otro reto para el TRI son los robots que ayuden a la movilidad en interiores. Un reto algo más ambicioso, ya que los edificios y hogares no están estructurados de una forma tan clara y general como las carreteras, donde además la mayoría de usuarios respeta las reglas. Además, estos robots deben interactuar con muchos más elementos como puertas, muebles, electrodomésticos, mascotas y otras personas.
El TRI situará sus instalaciones cerca de la Universidad de Stanford y del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en EEUU, y para algunos de sus proyectos iniciales contarán con la colaboración de ambas universidades.