Muchos profesionales han decidido tomar el control de su carrera sin dejarse llevar por la empresa donde trabajan y sobre todo muchas personas han decidido con mucha valentía convertir su pasión en un negocio, y no dejarlo pasar como un sueño.

El término mentor procede de la mitología griega. Mentor fue consejero y guía de Telémaco en Odisea y se aplica ese concepto para referirse a aquellas personas que actúan como tal.

A grandes rasgos podemos necesitar un mentor para muchas cosas y para muchos ámbitos de nuestra vida, pero no podemos olvidar que el mentor más importante somos nosotros mismos. Fiarnos de nuestra intuición, de lo que nos gusta, de lo que queremos realmente hacer es lo que nos ayudará a lograr nuestros sueños y alcanzar nuestras metas.

Cuándo necesitas a un mentor

Como decíamos, se puede necesitar un mentor en muchos aspectos de nuestra vida, pero desde el punto de vista profesional, lo podemos necesitar cuando:

Queremos establecer nuestros objetivos. Muchas veces sabemos lo que nos gusta, pero no podemos definir el objetivo que debemos establecer para lograr dedicarnos a lo que nos gusta. Un mentor nos podrá ayudar a definir ese objetivo profesional de forma clara, concisa y medible.

Necesitamos aprender de la experiencia de otros. Un mentor te puede orientar y ayudar con sus conocimientos y sus experiencias y en especial con sus errores y con la forma que ha tenido de aprender de esos errores.

Necesitamos motivación. En ocasiones cuando nos sentimos desorientados profesionalmente, no sabemos a dónde ir o no estamos obteniendo los resultados que esperábamos, necesitamos que alguien ajeno a nosotros nos motive y nos haga recuperar la ilusión por nuestros sueños y nuestros proyectos.

Deseamos tomar decisiones. Un mentor nos va a apoyar en las decisiones que tomemos y en la forma de llevar a cabo esas decisiones en nuestra carrera profesional.

Tenemos miedo de asumir riesgos. Un cambio profesional, aunque sea para hacer algo que realmente nos motiva y nos apasiona, nos da miedo porque supone asumir un riesgo. Por eso un mentor nos puede apoyar para gestionar adecuadamente ese miedo y que sea un reto motivador.

Necesitamos que alguien nos ayude a priorizar. Cada día damos prioridad a muchas cosas que no la deberían tener, a urgencias que no lo son realmente, y nos olvidamos de nosotros mismos. No se trata de ser egoístas sino de aprender a determinar las prioridades para dirigir de forma adecuada los esfuerzos que realizamos y los recursos que tenemos.

Deseamos ser más creativos. Una persona externa a nosotros tiene una visión mucho más objetiva y nos puede aportar nuevas ideas que nos ayuden a despertar nuestra creatividad y a innovar.

No vemos nuestro potencial. En ocasiones, no somos objetivos con nosotros mismos y vemos solo nuestros defectos sin apreciar nuestras virtudes. Un mentor nos puede ayudar a ver y a sacar a la luz nuestras habilidades, para que las utilicemos y las potenciemos.