Salvaguardar la industria europea del motor, el objetivo de Bruselas

La industria europea del motor no pasa por un buen momento y la Comisión Europea es consciente de ello. Por este motivo, la próxima semana, el Ejecutivo comunitario pondrá en marcha «un diálogo estratégico» con la industria automovilística europea, los agentes sociales y otras partes interesadas con el objetivo de«salvaguardar el futuro de un sector vital para la prosperidad europea, al tiempo que avanza en sus objetivos climáticos y sociales».

La industria automovilística es piedra angular de la economía europea, especialmente en países como Alemania. El sector emplea a más de 13 millones de personas y contribuye aproximadamente con el 7% del PIB de la Unión Europea. Factores como la descarbonización, las exigentes normativas de Bruselas o el aumento de la competencia están poniendo a prueba las fortalezas de los fabricantes de automóviles europeos.

Abordar la crisis de forma «urgente»

La Comisión Europea ha reconocido «la necesidad urgente» de actuar para proteger la industria automovilística europea y darle un futuro dentro de la Unión Europea. Por ello, este diálogo con los agentes del sector automovilístico pretende desarrollar soluciones y adoptar medidas concretas ante la situación que atraviesa. Con las aportaciones que surjan del diálogo, se ha encomendado al comisario europeo de Transporte Sostenible y Turismo, Apostolos Tzitzikostas, la tarea de elaborar un plan de acción para el sector.

Este diálogo, presidido por la presidenta Ursula von der Leyen, comenzará el próximo 30 de enero con reuniones periódicas con los agentes implicados en la industria. A continuación, los grupos de trabajo temáticos presentarán propuestas detalladas. También se llevarán a cabo consultas más amplias con otras partes interesadas de la industria, así como con otras partes de la cadena de valor de la automoción.

Los principales puntos de debate incluirán la innovación, la transición limpia y la descarbonización, la competitividad y la resiliencia, las relaciones comerciales y la igualdad de condiciones a nivel internacional, y la racionalización de la reglamentación y la optimización de los procesos.

El retroceso de la industria europea del motor

De acuerdo con datos de Funcas, entre 2019 y 2023, la producción automotriz en Europa disminuyó un 16,6%. En contraste, Estados Unidos logró estabilizarse y recuperó parte del terreno perdido en años anteriores, con un crecimiento del 2,7%, superando ligeramente el promedio mundial. Mientras tanto, China experimentó un aumento del 22,2%. Actualmente, Europa solo fabrica uno de cada seis vehículos a nivel global, una caída significativa en comparación con el ratio de uno de cada cinco hace diez años.

¿Qué hay detrás de la crisis en la industria automotriz europea? Por un lado, la crisis energética ha reducido el poder adquisitivo de los hogares europeos, y los recientes conflictos bélicos han mermado la confianza del consumidor. Esto ha afectado especialmente el consumo de bienes duraderos, como los automóviles.

Además, las incertidumbres regulatorias han generado más presión. La Unión Europea busca descarbonizar el sector con medidas como la prohibición de vender nuevos vehículos de combustión en el medio plazo, impulsando la transición hacia vehículos eléctricos e híbridos. Sin embargo, la adopción de estos vehículos avanza a un ritmo lento debido a las carencias de la red de puntos de recarga y a los altos precios de compra. Es decir, mientras los gobiernos impulsan metas ambientales ambiciosas, la industria aún no está preparada para satisfacer la demanda y existen barreras para los consumidores.

El sector pide no entrar en una guerra comercial

Una de las respuestas de la Comisión Europea, ante la creciente competencia de China, ha sido la imposición de aranceles a las exportaciones de coches eléctricos del gigante asiático. El máximo responsable de Mercedes-Benz y nuevo presidente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), Ola Källenius, pidió hace apenas unos días no entrar en una guerra comercial con China a propósito de los vehículos eléctricos.

El pasado octubre entraron en vigor los aranceles de hasta el 35% a la importación de vehículos eléctricos procedentes de China aprobados por la Comisión. El Ejecutivo comunitario aplica tarifas del 35,3% al fabricante chino SAIC (MG y Maxus, entre otras marcas), del 18,8 % a Geely y del 17% a BYD, durante un máximo de cinco años.

Källenius llamó a pensar bien cómo negociar con China, de forma que se genere un escenario positivo para todos, porque acabar «en una guerra comercial (…) será significativamente dañino para la UE y para el sector de la automoción».