Separaciones que unen

Separaciones que unen

Puede resultar paradójico, pero es muy posible que la pandemia que lleva meses obligándonos a estar separados acabe exigiendo de empresas, asociaciones y sociedad justo lo contrario: acercarse (aún más) las unas a las otras en beneficio de una visión y unas metas compartidas.

En plena etapa de desescalada y con el horizonte económico y social aún difuso, no parece demasiado descabellado aventurar que la verdadera clave para que las empresas salgan adelante después de esta crisis, (y para que lo hagan reforzadas) pasará por su capacidad para generar y mantener alianzas. Pero, sobre todo, para hacerlo desarrollando conjuntamente proyectos útiles que ayuden a mejorar la realidad que el COVID-19 está dejando a su paso.

Frente a una más que previsible contracción de los recursos disponibles, la suma de compromisos puede y debe revelarse como el motor que nos acabe de sacar a todos (no solo a las empresas) de un bache que nadie vio venir.

Basta con una simple mirada a lo sucedido estos últimos meses para comprobar cómo, ante situaciones como la que estamos viviendo, el ser humano tiende a plantear colaboraciones que den lugar a soluciones innovadoras y eficaces. Fenómenos como el de la impresión 3D espontánea de mascarillas por parte de empresas, universidades y particulares durante las primeras semanas de la pandemia son un ejemplo de primera mano de cómo un esfuerzo alineado y colectivo es, a veces, todo lo que se necesita para salir adelante.


Pero no solo es el momento de colabora, sobre todo, es el momento de que las empresas aprendan unas de otras, con generosidad y capacidad de análisis

La Organización de las Naciones Unidas ya contemplaba esta tendencia en su ODS 17, “Alianzas para lograr los objetivos”. En él, hablaba de valores y principios comunes que, siempre, colocaran a las personas en el centro. Y precisamente de eso se trata: de plantear y propiciar sinergias entre personas y equipos. Entre las empresas y cada uno de sus stakeholders. En un modelo de colaboración transversal que lleve la RSC a un nuevo nivel.

Ha llegado el momento de la inteligencia colectiva. De entender que, ante el panorama que se nos presenta, aspirar a cambios grandes y reales que de verdad supongan una diferencia en la vida de las personas es un objetivo al que, siendo realistas, las empresas no pueden aspirar en soledad. El primer ejemplo de ello nos está llegando desde el ámbito de la ciencia: a lo largo de todo el mundo, laboratorios, empresas, epidemiólogos, profesionales, ingenieros e incluso particulares están compartiendo datos en tiempo real acerca del virus y su propagación, dando forma conjuntamente a iniciativas y soluciones impensables si no se plantearan desde el prisma de la colaboración y la sintonía entre diferentes modos de afrontar un problema.

En el mundo pos-Covid-19, el talento para generar, compartir y vehicular el pensamiento disruptivo y la capacidad de innovación ante situaciones inéditas va a ser más importante que nunca. Y las sinergias entre empresas son, en ese sentido, el ámbito idóneo para que ambos elementos se den en abundancia. Probablemente sean las simbiosis (de menor o mayor grado) entre equipos y modelos de negocio aparentemente alejados entre sí las que más acaben sorprendiéndonos con iniciativas y planteamientos verdaderamente pioneros.

Pero no solo es el momento de colabora, sobre todo, es el momento de que las empresas aprendan unas de otras, con generosidad y capacidad de análisis. Es necesario el desarrollo conjunto de una visión estratégica global que ayude a todas las empresas a reencontrar su lugar dentro de este nuevo contexto: no solo dentro de sus respectivos sectores, si no como parte integrante y crucial del tejido empresarial global y de nuestra propia sociedad.

Todo ha cambiado: incluso lo que, más allá de aspectos puramente económicos y de mercado, las personas van a esperar y exigir de las empresas. Ha llegado, pues, el momento de que estemos a la altura. De que demostremos al mundo nuestra capacidad de innovación, adaptación. De que la usemos para seguir siendo lo que siempre hemos sido: un motor capaz de mover el mundo aportando valor a nuestro entorno y generando riqueza para millones de personas.

Aprovechemos estos primeros días de relajación de medidas para reflexionar al respecto. Para mirar a nuestro alrededor y pensar cómo salir reforzados de esta crisis. Para descubrir la forma en que esta separación forzosa puede acabar transformándose en alianzas responsables, relevantes y productivas.

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