Sábado, 12 de Octubre de 2024
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Un 34% de empleados ha teletrabajado durante las semanas de confinamiento

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Durante las semanas de confinamiento, el teletrabajo se ha convertido en la mejor oportunidad para hacer compatible la protección frente a la pandemia con el mantenimiento de las actividades productivas.

Las evidencias disponibles que han recopilado, los profesores de la UV, José María Peiró y Ángel Soler en el estudio del IvieLAB ‘El impulso al teletrabajo durante el COVID-19 y los retos que plantea’ apuntan a un fuerte incremento de la práctica del teletrabajo, pero la intensificación ha tenido lugar de manera sobrevenida, en muchos casos improvisada y sin planificación previa.

Un 34% de empleados ha teletrabajado durante las semanas de confinamiento

Los datos del INE afirman que solo un 4,8% de los empleados teletrabajaban en España en 2019, siendo el porcentaje ligeramente mayor en hombres que en las mujeres (4,9 % frente a 4,7 %). Si comparamos estas cifras con las de otros países de la Unión Europea, España se situaba por debajo de la media (5,3 %) de la UE, siendo los mayores porcentajes de teletrabajadores en los Países Bajos y Finlandia (14,1 %), y Luxemburgo (11,6 %).

Si bien, según Randstad, teniendo en cuenta datos propios y del INE, el 22,3 % de los trabajadores españoles (4,4 millones) tienen posibilidades de usar esta modalidad de trabajo, siendo el porcentaje en el caso valenciano algo menor (20,9 %; 437.000).

José María Peiró es investigador del Ivie y catedrático de la UV, mientras que Ángel Soler es profesor de la UV

Por tipo de ocupaciones, el 100 % de quienes ocupan puestos directivos podrían hacer uso del teletrabajo para el desempeño de sus tareas. El colectivo de técnicos, profesionales científicos e intelectuales podría recurrir al trabajo a distancia también ampliamente, en un 60 % de los casos, y los contables, administrativos y otros empleados de oficina en un 43,6 %. Por el contrario, las personas que desarrollan tareas manuales o se emplean en la industria apenas pueden recurrir al teletrabajo en el 3 % de los casos. Para el 45,3 % de los empleados, los que pertenecen a los grupos menos cualificados, el teletrabajo no parece ser una opción viable según la citada estimación.

Por sectores, los servicios presentan la mayor capacidad para teletrabajar con un porcentaje que se sitúa en el 21,4 % de media en los servicios de mercado y del 36 % en los servicios públicos. Dentro de los servicios de mercado, la intermediación financiera y los servicios inmobiliarios y empresariales muestran mayores posibilidades de teletrabajar con porcentajes (sobre el total de ocupados en su rama) del 45 % y 41,5 % respectivamente. En las manufacturas el teletrabajo es una modalidad menos probable, pero casi el 30 % de los trabajadores de la industria química tienen posibilidad de teletrabajar, así como el 28 % de los de edición y artes gráficas. Sin embargo, en la agricultura, solo el 4 % de los ocupados podrían teletrabajar.

Por regiones, las comunidades autónomas con mayor nivel de desarrollo económico, Madrid, Cataluña y País Vasco, muestran una mayor capacidad de teletrabajar que el resto de regiones, mientras la Comunitat Valenciana se sitúa por debajo de la media.

Si bien, en estas ocho semanas en las que se aplica el estado de alarma las posibilidades de teletrabajar podrían estar utilizándose incluso por encima de las capacidades identificadas. Así parecen constatarlo los resultados de una encuesta realizada en España en marzo y abril de 2020. Ante la pregunta de “ si han ido a trabajar en los últimos siete días” , un 34,0% de la muestra, en el promedio de las cuatro oleadas realizadas, ha respondido que está teletrabajando.

En suma, las evidencias puntuales disponibles apuntan un fuerte incremento de la práctica del teletrabajo, pero la intensificación ha tenido lugar de manera sobrevenida, en muchos casos improvisada, y con poca planificación previa. Por eso, conviene advertir que un teletrabajo eficaz requiere, habitualmente, la reorganización y adaptación de sistemas y procesos de trabajo y un esfuerzo de aprendizaje de los trabajadores no familiarizados con esa práctica. En estas circunstancias esos cambios se estarán produciendo de manera poco ordenada.

Según José María Peiró, investigador del Ivie y catedrático de la UV, y Ángel Soler, profesor de la UV, ls inversiones en capital humano por trabajadores y empresas, mediante la formación permanente, son fundamentales en el contexto de la digitalización del trabajo. Es importante que los trabajadores realicen opciones estratégicas y de calidad en la formación y desarrollo de competencias que potencien su empleabilidad y desarrollo de carrera.

Al haberse producido de una forma sobrevenida, sin preparación previa, el nivel de eficacia, eficiencia y productividad del teletrabajo está probablemente por debajo de los niveles asociados al desempeño presencial (Morikawa M, 2020), pero la práctica del teletrabajo llevará a que muchas de estas carencias se superen, aunque los beneficios de las relaciones interpersonales serán difíciles de incorporar plenamente.

Cales Pascual
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