Convertir el espacio geográfico en el que convergen las provincias de Castellón, Tarragona y Teruel en un destino internacional global de cultura y naturaleza es el objetivo del macro Proyecto Maestrazgo-Els Ports que, diseñado por el biólogo valenciano Ignacio Jiménez, impulsa la Fundación Global Nature. La iniciativa, que cuenta ya con el apoyo de alcaldes del norte de la provincia de Castellón, busca dinamizar el tejido socioeconómico de una región geográfica de  medio millón de hectáreas, poco más de la mitad del parque estadounidense de Yellowstone, poblada por apenas 42.000 personas.

Jiménez apunta que esta región, que forma parte de la antigua Corona de Aragón, puede convertirse en un referente del turismo internacional, un Yellowstone europeo. Un iniciativa que contribuya a frenar el despoblamiento que padecen los municipios de la zona. Tendencia que se atajaría mediante el aprovechamiento de los recursos propios, una fusión de naturaleza y patrimonio.

Esa combinación de baja densidad de población y parajes naturales de gran valor paisajístico, como la Tinença de Benifassà o els Ports, que acogen una variada fauna silvestre, con una importante población de cabra hispánica, sumada al patrimonio arquitectónico -territorio con castillos templarios o localidades patrimonio como Morella- y cultural -arte rupestre levantino y yacimientos de dinosaurios-, hace que Maestrazgo-Els Ports pueda convertirse en uno de los grandes destinos experienciales del mundo.

Sacar adelante este ambicioso proyecto contribuiría a generar empleo y atajar el despoblamiento que afecta a los municipios incluidos en esta región geográfica. De ahí que alcaldes como el de Rossell, Evaristo Martí  a la sazón director Adjunto de la Agencia Valenciana Antidespoblamiento, apoyen el proyecto, porque “nos iría muy bien para potenciar lo que tenemos y se plantea como un revulsivo contra el éxodo rural en la zona”. Desde Vilafranca, Morella o Cinctorres también valoran positivamente la iniciativa y la apoyan porque pone en valor activos de los que ya disponen.

Jiménez, con experiencia en iniciativas similares en otras partes del mundo, defiende la viabilidad de su proyecto en base al desarrollo socioeconómico que supondrá, más en las actuales circunstancias. El interior casi vaciado por el flujo de habitantes hacia las grandes ciudades y el litoral tiene los atractivos de las experiencias naturales de gran calidad que buscan los turistas. Y la llegada de esos turistas permitiría generar empleo y atajar ese éxodo poblacional.

La región de Maestrazgo-Els Ports incluye un paisaje natural y cultural compartido entre Aragón, Cataluña y Valencia. Un área de medio millón de hectáreas donde se puede combinar el retorno de la vegetación natural y la fauna silvestre con la belleza de sus pueblos para generar orgullo, nuevas oportunidades económicas y una mayor ilusión ante el futuro.De ahí la idea de convertir el turismo de naturaleza en una de las principales fuentes de empleo para estas poblaciones con importantes recursos naturales y culturales.

El camino, apunta Jiménez en la presentación del proyecto, ya lo han recorrido en Costa Rica, Botsuana o Sudáfrica o grandes potencias como los Estados Unidos, cuyos parques nacionales generaron 318.000 empleos en 2016, de los cuales más del 80% se ubicaron en comunidades rurales vecinas a estos parques.

El aprovechamiento de estos recursos para generar empleo es lo que se denomina Producción de Naturaleza, que plantea aprovechar zonas bien conservadas para convertirlas en grandes motores económicos de las áreas rurales al promover el trasvase de capital desde las ciudades hacia el campo gracias al establecimiento de «espectáculos naturales» o grandes destinos de naturaleza.

Se abre así un ciclo que favorece a los productores locales que ven incrementado el valor de los productos que generan, tales como la leche, los quesos, la carne, los cultivos. Algo que bien se puede dar en este rincón en el que convergen los Tres Reinos (Valencia, Cataluña y Aragón).

El proyecto, tutelado por la Fundación Global Nature y que dispone de apoyos de donantes altruistas – mecenas de distintos puntos del Planeta-  y que busca poner en valor los recursos naturales y culturales de este amplio territorio, echa a andar y podría estar concluido a finales de esta década, según prevén sus promotores.