Jueves, 25 de Abril de 2024
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La falta de mujeres en el mundo de las TIC, un problema de referentes

La falta de mujeres en el mundo de las TIC, un problema de referentes

Las mujeres españolas usan más internet que el conjunto de las europeas, pero muestran un menor desarrollo de habilidades en este campo y en especialización TIC que las mujeres de la UE. Son algunas de las conclusiones del estudio ‘Women in Digital Scoreboard’, recientemente publicado, que analiza el grado de desarrollo digital de la mujer en los Estados miembros de la Unión Europea en 2018 y sitúa a España en un nivel medio alto de desarrollo digital de la mujer.

Concretamente, España supera en 2,7 puntos la media europea en este índice y ocupa, con una puntuación de 52,7, el noveno lugar de toda la Unión Europea en grado de desarrollo digital de las mujeres. Según el estudio, respecto a las grandes economías europeas, España se encuentra por debajo de Reino Unido y Francia, pero por encima de Alemania e Italia.

Para interpretar y comentar las conclusiones de este estudio, en Economía 3 contamos con la valoración de cuatro mujeres vinculadas al mundo de las TIC, las habilidades online y el emprendimiento.

Irene Moscardó es directora de Shop Explosion, una consultoría de franquicias especializada en marketing online, branding, desarrollo de negocio y retail. Admite que, desde la posición que ocupa, sí que observa ese nivel de desarrollo digital en la mujer: «Tengo ocasión de tratar con las personas que llevan negocios y comercios de proximidad, a menudo propietarias. Frecuentemente el desarrollo digital ha venido por obligación, para dar a conocer el comercio o empresa. Pero están usando las herramientas digitales para crear campañas online, hacer presupuestos o seguimientos de clientes. Las están aprovechando y el avance es muy rápido«.


Inma Carbonell: «En la medida en que la mujer se incorpore a puestos en los que sean necesarias las habilidades TIC desaparecerá esa diferencia de utilización por género»

En cambio, Inma Carbonell, coordinadora del área de empleo y emprendimiento de la Cámara de Comercio de Valencia, no tiene la misma impresión. Desde su experiencia con los perfiles de las personas que atiende en su departamento, percibe que la situación de déficit de las mujeres en cuanto a habilidades digitales se debe a que «el uso de Internet por parte de las mujeres no se realiza en el ámbito profesional, sino en el particular«. «En la medida en que la mujer se incorpore a puestos en los que sean necesarias las habilidades TIC desaparecerá esa diferencia de utilización por género«, señala.

Internet para usos sociales y políticos y para formación

Los resultados de la investigación reflejada en ‘Women in Digital Scoreboard’ son fruto del análisis de tres dimensiones del desarrollo digital femenino: uso de Internet, habilidades de uso de Internet, y especialistas y empleo TIC. La dimensión en la que mejor parada queda España es la de uso de Internet, en la que alcanza la octava posición del ránking.

Más en concreto, las mujeres españolas destacan en la utilización de internet para formación (cursos online), siendo las terceras de toda la UE que más ponen en práctica este uso. Asimismo, España es el sexto país donde más se emplea internet por parte de la mujer para la participación política y social (consultas y votaciones). En el lado opuesto de la balanza, las mujeres españolas están entre las que menos usan la banca online (puesto 19), con una diferencia de 4 puntos respecto a la utilización de la misma que hacen los hombres españoles.

Otro dato revelador que arroja el estudio es que los hombres en España usan más internet en todas las actividades analizadas, excepto en la participación política y social, donde las españolas superan en 4 décimas a los españoles.

Carrau

Ana Carrau.

Ana Carrau es fundadora y CEO de Chiquiemprendedores, un proyecto orientado a fomentar las habilidades emprendedoras de alumnos de Primaria y Secundaria a través de retos. Pero además es la responsable, junto con su compañera Celia Domínguez, de Inspiradas, una comunidad que busca promover la formación, la conexión, y el desarrollo personal y profesional entre mujeres. Además, forma parte de la junta directiva de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Valencia (AJEV), de la que es vicepresidenta.

En cuanto a esta predilección por el uso social y político de internet por parte de las mujeres, Carrau explica que «internet es el canal que ha facilitado la exposición de muchas desigualdades que sufren las mujeres por cuestión de género y nos ha permitido conectar con otras mujeres que se han identificado y sumado a estas causas«. Gracias a esto —prosigue— «se ha consolidado como el canal de acción y participación por excelencia; internet ha contribuido a empoderar a las mujeres«.


Ana Carrau: «Internet se ha consolidado como el canal de acción y participación por excelencia y ha contribuido a empoderar a las mujeres»

Mientras Carbonell asocia el hecho de que el uso de internet se sitúe en los ámbitos social y político a que son los que habitualmente menos relación tienen con el uso profesional, Mercedes Egido, front-end-developer en GDG València, pone el foco en el uso reivindicativo de internet: «Hemos vivido unos años movidos con el tema de la Manada. La manifestación del día de la mujer de los dos últimos años ha congregado a muchísima gente. Entiendo que es una consecuencia de la situación cultural, social y política en la que las mujeres estamos reclamando con más fuerza que se escuche nuestro punto de vista«.

Habilidades de uso de internet y competencias digitales

En la dimensión de habilidades en el uso de Internet, España se encuentra en el grupo caracterizado por un desarrollo medio bajo, en decimosexta posición, con una puntuación de 52,5, frente al 53,1 alcanzado por la UE. Las españolas presentan un desarrollo medio bajo en cuanto a habilidades TIC medias (puesto 15) y un desarrollo bajo respecto a habilidades básicas (puesto 17) y habilidades básicas de uso de software (puesto 17).

Inma Carbonell asocia este hecho a que en la mayoría de los casos el conocimiento es autodidacta y no a partir de la formación y la profesionalización. Además, nota que «el mundo empresarial está lejos de tener un interés real en formar a los empleados en el uso de Internet«.

En opinión de Moscardó, esto no es más que otra muestra de lo que cuesta conciliar. «A menudo, ‘robamos’ tiempo a las familias para la formación, que suele ser fuera del horario de trabajo, por ello, a veces nos basta con el manejo esencial y no llegamos al avanzado. Esto explicaría también que las españolas seamos tan numerosas en la formación online desde casa». 


Irene Moscardó: «A menudo ‘robamos’ tiempo a las familias para la formación, por ello a veces nos basta con el manejo esencial y no llegamos al avanzado»

«Imagino que el nivel de industralización de los países de la Unión Europea donde el dato haya sido más alto tendrá mucha relación. En las fábricas hace falta tecnología y hace falta innovación para que esas máquinas sean más eficientes«, afirma Mercedes Egido, a la que le preocupa que España se quede atrás en la carrera de la inteligencia artificial. «Necesitamos adquirir competencias digitales para poder diseñar la inteligencia artificial de manera que nos ayude a toda la sociedad en conjunto y no solo a los pocos que tengan el conocimiento, el dinero y las ideas«, asegura.

Ana Carrau también incide en la necesidad de la participación de la mujer en el desarrollo de la tecnología del futuro. «Es importante y urgente incluir la mirada de la mujer como género en estos campos. Si no es así, la nuevas tecnologías partirán de patrones creados por un solo sexo, y por lo tanto sesgados, lo que contribuirá a perpetuar las desigualdades que existen. Es un riesgo que ya se está viendo en el desarrollo de la inteligencia artificial«, advierte.

Mercedes Egido cuenta que estudió programación con una beca conjunta de Hironhack y Wallapop solo para mujeres. Reivindica iniciativas como las de Adalab, un programa integral en el que «se forma a mujeres jóvenes con dificultad para la empleabilidad y se facilita el acceso a profesiones técnicas a cualquier mujer que quiera entrar«. Asimismo, pone en valor los cursos online de programación como «un buen inicio para descubrir si quieres profundizar más en el código y encontrarte con otros profesionales para compartir conocimiento y experiencias«.

Además, participa como coorganizadora en el Women Tech Makers de València, un encuentro destinado a visibilizar a la mujer en el sector de la tecnología para inspirar más vocaciones. Bajo la organización de Google Developers Group, el evento lleva tres ediciones en València y también se celebra en Castellón y Alicante.

«A raíz de organizarlo y agotar las entradas del evento cada año, veo que hay muchas mujeres pequeñas y mayores con ganas de aprender a programar«, revela Egido, que anima a las mujeres a practicar la curiosidad más allá de la vocación económica: «No hace falta ganar dinero con la programación para aprender unas nociones básicas y entender un poco más cómo funciona el mundo digital actual«.

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Women Tech Maker 2019.

Al igual que la desarrolladora, Irene Moscardó destaca que cada día hay más mujeres que asisten a los cursos relacionados con las TIC, sobre todo a los de formato “píldora”, como ella los denomina, en términos de duración y de alta aplicación práctica. Resalta especialmente los de marketing online para comercio local y los de SEO «sencillo y efectivo«.

Especialización y empleo TIC

En lo que concierne a la dimensión de especialización y empleo TIC entre las mujeres, España ocupa el puesto 10 de los países de la UE y, al igual que en uso de internet, manifiesta un grado medio alto de desarrollo. Esta posición se debe a la buena posición de España en lo que respecta a la brecha salarial en especialistas TIC: es la sexta con menor diferencia salarial de género. Esta, aun siendo elevada en España (13%), está por debajo de la media europea (19%).

Sin embargo, en presencia de especialistas TIC mujeres España se sitúa entre los países con un nivel medio bajo, en el puesto 18. Respecto al porcentaje de graduadas en disciplinas STEM, España se sitúa en una posición media alta (puesto 12). En este caso, lo que llama la atención es la diferencia entre sexos, la mayor de todos los indicadores estudiados, que llega a los 17 puntos porcentuales.

Para explicar la falta de mujeres en disciplina STEM, Ana Carrau apunta a la falta de referentes femeninos en los que puedan verse reflejadas: «Si no lo puedes ver, no lo puedes ser, y es algo que todavía cuesta mucho«.

Para la fundadora de Chiquiemprendedores, el problema está en los canales que deben dar visibilidad, como premios, medios o instituciones, pero también en la falta de autoconfianza de las propias profesionales, que en muchas ocasiones—apunta— «huyen de erigirse como ejemplo«. «En València buscamos constantemente mujeres para que participen en jornadas profesionales, se presenten a premios o sean portavoces en medios, y no siempre es fácil convencerlas«, confiesa.

Irene Moscardó también incide en la cuestión de la visibilidad: «Resulta imprescindible identificar como tales a las matemáticas, ingenieras y químicas que aparecen en los medios, que sean personas frecuentes en nuestro entorno y visibilizarlas, porque son buena parte de nuestra sociedad».

A Egido le preocupan las carencias culturales en igualdad de género, sobre todo en el ámbito de las empresas. «Equilibrar la situación de género en las empresas es cosa de todos y todas y a la vez un trabajo individual. Las empresas pueden poner de su parte recibiendo CV anónimos o usando un lenguaje más inclusivo en sus procesos de selección, pero si tus compañeros no hacen ese trabajo colectivo e individual, en el día a día puedes encontrarte con sorpresas desagradables en cuanto a trato«.

En cuanto a la escasez de mujeres en disciplinas científicas y tecnológicas, vuelve a hablar de un problema de concienciación: «La cultura popular y la publicidad diferencada por sexos han generado roles y modelos sociales que motivan estas decisiones por parte de mujeres y hombres. Incentivar el interés en estas ramas de conocimiento es de nuevo un tema colectivo e individual. Si como adultos somos capaces de trascender esos roles aprendidos, en otros 40 años igual conseguimos que de forma natural las personas escojamos con qué conocimientos y cómo queremos contribuir a la sociedad«.


Mercedes Egido: «Si como adultos somos capaces de trascender esos roles aprendidos, en otros 40 años igual conseguimos que de forma natural las personas escojamos con qué conocimientos y cómo queremos contribuir a la sociedad»

En cualquier caso, Egido destaca en positivo la tendencia de las empresas de buscar cada vez más a personas con competencias transversales, ya que estas suelen estar relacionadas «con competencias emocionales o sociales como la empatía para poder comunicarte bien y entender la necesidad del otro, o la colaboración con perfiles diferentes al tuyo«. 

A juicio de Carrau, aunque el nivel de penetración de la tecnología en España debería ser suficiente para el desarrollo digital de las personas, el enfoque es equivocado: «Somos muy buenos consumidores de tecnología digital, pero muy malos productores de la misma«. Para la empresaria, habría que entender la digitalización como «algo estratégico«, formando más perfiles TIC y divulgando lo que supone el proceso de transformación digital para «empezar a cambiar mentalidades«.

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