Competitividad y defensa marcan el primer año de la segunda Comisión de Von der Leyen

El primer año de la segunda legislatura de Ursula von der Leyen no ha sido sencillo. La nueva Comisión Europea, que asumió su mandato el 1 de diciembre de 2024, ha tenido que enfrentarse a un contexto internacional complejo, marcado por la guerra en Ucrania y un repunte de las tensiones comerciales con Estados Unidos. A estos desafíos externos se suman dificultades internas: un crecimiento económico débil en la mayoría de los principales socios europeos —con la excepción de España— y la necesidad de consolidar una voz común que represente a los 27 Estados miembros de la Unión Europea.

Durante estos 365 días, la Comisión ha tratado de situar en el centro de su discurso la necesidad de aumentar la independencia y la competitividad de Europa, siguiendo la estela de los informes de Enrico Letta y Mario Draghi presentados en 2024. La apuesta por la seguridad y la defensa también ha cobrado protagonismo, con un importante incremento de la inversión en estos sectores, aunque no exento de polémica.

Competitividad e independencia del bloque

La competitividad y la independencia económica del bloque han sido una prioridad central desde que la nueva Comisión Europea echara a andar el pasado año. Iniciativas como la Brújula de la Competitividad, el Pacto Industrial Limpio y el Fondo de Innovación buscan impulsar la industria sostenible, la descarbonización y el desarrollo de tecnologías avanzadas. Además, la UE ha avanzado en materia de soberanía alimentaria y cohesión social, con medidas como la simplificación de la Política Agrícola Común (PAC) y la preparación de un Plan Europeo de Vivienda Asequible.

En el plano internacional, la Unión ha cerrado acuerdos comerciales con Mercosur, México e Indonesia, mientras ha lidiado con las tensiones arancelarias con Estados Unidos. En julio de 2025, Bruselas y Washington alcanzaron un acuerdo que ha redefinido los aranceles transatlánticos: desde agosto, la mayoría de los bienes exportados a EE. UU. tributan un arancel general del 15%, frente a tasas más elevadas previas. La UE, a su vez, ha comenzado a eliminar sus propios aranceles sobre determinados productos industriales estadounidenses y a otorgar cuotas arancelarias preferenciales a importaciones agrícolas y pesqueras.

Defensa y reducción de la dependencia de Rusia 

Otra de las grandes banderas del Ejecutivo comunitario está siendo el refuerzo de la defensa y la seguridad de la UE. En mayo se adoptó el instrumento Acción por la Seguridad de Europa (SAFE), dotado con 150.000 millones de euros para adquisiciones conjuntas de defensa, incluyendo apoyo directo a Ucrania. Se han establecido nuevas asociaciones con Canadá y Reino Unido y se mantienen negociaciones con Australia e Islandia.

Además, hace apenas unos días, se ha dado luz verde en la Eurocámara al Programa de la Industria Europea de Defensa, el cual cuenta con 1.500 millones de euros adicionales para fortalecer tanto la industria europea como la ucraniana.

Entre otras iniciativas para agilizar la inversión y coordinación militar destacan la cláusula de escape nacional, la simplificación de programas como Horizonte Europa y el Reglamento sobre Movilidad Militar, que buscan permitir movimientos coordinados de tropas y crear un futuro ‘Schengen Militar’ para 2027. Asimismo, la UE ha desarrollado la Estrategia de la Unión para la Preparación, que incluye medidas para garantizar el acceso a medicamentos críticos, almacenamiento estratégico y contramedidas médicas.

En el ámbito energético, Estonia, Letonia y Lituania han completado su desconexión de los sistemas ruso y bielorruso, mientras la Hoja de Ruta REPowerEU avanza para eliminar la dependencia energética de Rusia. Paralelamente, se reforzó el espacio Schengen con la eliminación de controles fronterizos terrestres con Bulgaria y Rumanía, y se lanzó ProtectEU, un programa para fortalecer la seguridad interna, la cooperación policial y el intercambio de información.

Continúa el apoyo a Ucrania

Dado que el conflicto continúa, el apoyo a Ucrania ha seguido siendo un eje central para la Comisión Europea, que presta asistencia política, diplomática, financiera, militar y humanitaria que asciende a 187.300 millones de euros. Dentro de este esfuerzo, la UE ha desembolsado la contribución completa de 18.100 millones de euros a la iniciativa de préstamos del G7 respaldada por activos rusos inmovilizados.

Además, la Comisión ha adoptado cinco nuevos paquetes de sanciones contra Rusia y sus aliados, elevando a 19 el total desde el inicio de la invasión, con el objetivo de reducir los recursos disponibles para la guerra.

La competitividad centra los discursos durante el primer año de legislatura

Según el informe ‘VDL 2.1: Voz unificada, audiencia fragmentada’ de LLYC, a lo largo de este año, casi la mitad de los discursos de los comisarios europeos (47%) se han centrado en competitividad, aunque solo el 21% de los mensajes se reflejan en la conversación social. La Comisión mantiene un discurso estable, combinando competitividad y papel global de la UE, que representan más del 40% de su actividad comunicativa.

Por el contrario, el debate público europeo sigue fragmentado por diferencias nacionales, culturales y mediáticas. La seguridad y la defensa concentran un 26% de las menciones, especialmente en Letonia (71%), Eslovaquia (68%), Estonia (63%) y República Checa (64%), mientras que en Francia (46%) y España (44%) predomina la conversación sobre democracia y valores.