Las ferias impulsan la economía local valenciana

Una mañana cualquiera de feria en la ciudad de Valencia no se parece a ninguna otra. En los hoteles, el ir y venir de maletas se mezcla con los desayunos de ejecutivos que ultiman sus presentaciones; los taxis hacen cola en las puertas de los recintos y los restaurantes de la zona preparan menús para mesas reservadas desde semanas atrás. La ciudad late con otro ritmo cuando Feria Valencia abre sus puertas.

«El impacto en sectores como el hotelero, hostelero o el taxi es enorme», señala el director de Análisis y Estrategia de Negocio de Feria Valencia, Elías Gil del Rosal. No lo dice a la ligera: en 2023, la actividad del recinto de Benimàmet generó 880,9 millones de euros y 15.136 empleos en la Comunitat, que representan el 0,64 % del PIB y el 0,72 % del empleo de la Comunitat Valenciana, según el informe de impacto económico del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

Pero más allá de las cifras, Gil insiste en el factor diferencial: «Nuestro valor añadido está en el impacto inducido, es decir, el que permanece en el territorio gracias a las ventas de los expositores valencianos. Esa es la clave de por qué Feria Valencia tiene tanto peso en el PIB autonómico». Así, según la información de las propias empresas, durante 2023 el 8 % de las ventas de los expositores valencianos se generó gracias a acuerdos firmados en Feria Valencia.

Los más de 500.000 visitantes que pasaron por el recinto no solo llenaron los pabellones. Sus gastos se tradujeron en un 15,8 % más de inyección turística respecto al año anterior. Y no se trata de un visitante cualquiera. Como explica Gil: «El gasto medio de un asistente a una feria es muy superior al del turista vacacional. Se aloja en hoteles de más categoría, utiliza taxis, cena en buenos restaurantes… Es un perfil de cliente con capacidad de gasto que multiplica el beneficio para toda la ciudad».

Hoy las ferias ya no se miden solo por el número de visitantes, sino por la calidad de estos. Según Elías Gil, el mercado está evolucionando hacia un perfil más ejecutivo, donde la decisión de compra recae en directivos con alto poder adquisitivo. Se trata de eventos más cortos y eficientes, con reuniones pactadas previamente, que buscan generar confianza y relaciones sólidas entre empresas.

El impacto en hoteles, hostelería y taxis

En los hoteles, ese cambio se percibe con nitidez. «2023 fue un año extraordinario en ocupación, precio y rentabilidad», asegura Luis Martí, presidente del Gremi d’Hotels de València. «Tras la pandemia hubo un efecto rebote, pero lo que realmente marcó la diferencia fue la vuelta de ferias y congresos. Más que en ocupación, el impacto se notó en rentabilidad, especialmente gracias al cliente internacional, que es el que más valor aporta».

De hecho, Martí reconoce que «la estrategia de internacionalización del turismo de negocio es compleja, pero hay que perseguirla. Para ello, se requiere planes estratégicos ambiciosos. Apostar por ferias industriales de perfil muy profesional y multinacional, y sobre todo los eventos y congresos internacionales». «El sector hotelero de Valencia estará siempre al lado de la Feria, impulsándola y promocionándola. Lo consideramos un activo imprescindible para nuestra ciudad y para nuestra evolución turística», concluye el presidente del Gremi d’Hotels de València.

La hostelería también hace caja cuando la feria se enciende. «En algunos locales la facturación puede subir entre un 25 y un 50 % durante los días de feria», confirma el presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo de la Comunidad Valenciana (CONHOSTUR), Manuel Espinar. La diferencia, explica, está en el tipo de turista: «El visitante MICE es el más rentable que recibe Valencia. A mediodía apenas afecta porque todos están en el recinto, pero por la noche, cuando salen a cenar, es cuando realmente se nota el impacto en restaurantes y locales de ocio».

Espinar lanza además una advertencia: «Si queremos competir con Madrid o Barcelona, necesitamos continuidad en el calendario ferial y más apoyo. Allí los recintos cuentan con respaldo público fuerte y nosotros debemos aspirar a lo mismo para que Valencia no pierda competitividad».

El taxi es otro termómetro infalible. Para el presidente de la Asociación Gremial del Taxi, José Ramón Giménez, «cada gran evento supone un aumento considerable de la demanda». «Los visitantes no se desplazan en coche propio, van del aeropuerto al hotel, del hotel al recinto, de ahí a restaurantes o reuniones privadas… Y suelen ser empresarios con poder adquisitivo medio-alto, lo que garantiza un cliente estable y rentable».

Más allá de los números

El informe del IVIE constata que el sector servicios concentra el 82,4 % del impacto en renta y el 84,8 % en empleo, destacando tres ramas de actividad: las actividades inmobiliarias y servicios empresariales, la hostelería y el comercio y reparación. Pero en la calle, el efecto se mide de forma más sencilla: taxis ocupados hasta la madrugada, hoteles con carteles de «completo» y bares de barrio que llenan cada mesa.

Para Gil, lo más significativo es que la ausencia de actividad se nota tanto o más que su presencia: «Cuando no hay ferias, la caída es evidente. Menos taxis en circulación, restaurantes vacíos, hoteles que tienen que reconvertirse hacia el turismo vacacional. La feria es un comodín silencioso al que a veces no damos valor, pero cuya importancia se percibe claramente cuando falta».

Con todo, Feria Valencia sigue siendo un activo estratégico para la ciudad. No solo desestacionaliza el turismo, sino que refuerza su posicionamiento como destino de negocios. Y cada vez que el recinto abre sus puertas, Valencia entera se mueve.