La brecha de la IA: una oportunidad para las pymes que no podemos dejar pasar

A pesar de que la inteligencia artificial se presenta como una revolución tecnológica accesible para todos, la realidad es que su adopción sigue concentrada en las grandes compañías. En España, el 43,9% de las empresas con más de 250 empleados utilizan herramientas basadas en IA, frente a tan solo el 10,3% de las pymes, según el informe sobre el Estado de la Década Digital 2025.

Este fenómeno no es exclusivo de nuestro país. De acuerdo con el informe AI Index 2025 de Stanford, el 78% de las organizaciones a nivel mundial ya emplean la IA en al menos una función empresarial, frente al 55% en 2023. Sin embargo, apenas un 1% ha alcanzado un grado de madurez que permita escalar proyectos de IA y generar impacto real en el negocio, incluso en mercados desarrollados. La brecha que esto está generando no es solo tecnológica, sino, sobre todo, estratégica y estructural.

En los últimos meses, he tenido la oportunidad de trabajar con decenas de CEO de empresas españolas de tamaño mediano en el programa DigitalXBorder, una iniciativa conjunta de Adigital, ICEX y EOI. Líderes brillantes, con visión internacional y una profunda comprensión de sus negocios. Sin embargo, cuando hablamos de inteligencia artificial, muchos aún están en las primeras etapas de exploración.

Mientras las grandes corporaciones rediseñan sus procesos, crean estructuras de gobernanza y forman equipos dedicados a la IA, muchas pymes carecen de los recursos y del conocimiento necesario para dar los primeros pasos. La mayoría de las guías de adopción resultan demasiado abstractas. A menudo se habla de «transformación digital» y «cambio cultural», pero pocas veces se ofrecen orientaciones concretas adaptadas a la realidad de una empresa con 50 o 100 empleados y sin una base tecnológica nativa.

Es cierto que en los últimos años han proliferado manuales, marcos regulatorios y recomendaciones sobre cómo integrar IA en las organizaciones. Sin embargo, la realidad es que para empresas con recursos limitados, equipos pequeños y operaciones ajustadas, como es el caso de la mayoría de pymes, estos documentos suelen ser difíciles de aplicar. Como resultado, la adopción de la IA sigue siendo una tarea pendiente para las pymes españolas. Entonces, ¿qué se puede hacer para acelerar esta adopción?

Desde Adigital somos conscientes de que se necesita un esfuerzo adicional para cerrar esta brecha, y trabajamos para contribuir a revertirla tanto a nivel nacional como internacional. Por ese motivo, junto al BID Lab, el brazo de innovación y emprendimiento del Banco Interamericano de Desarrollo, hemos creado e impulsado IAméricas, una plataforma para el desarrollo de capacidades en IA responsable. Desde su primera fase, IAméricas ofrece formación, contenidos prácticos y herramientas de autoevaluación que ayudan a las empresas a comprender en qué punto se encuentran, cómo incorporar la IA de manera ética y qué pasos concretos pueden seguir.

Uno de los pilares es su marco de madurez organizativa en IA responsable, diseñado precisamente para empresas pequeñas y medianas. Este modelo parte de criterios accesibles y adaptativos que permiten a cualquier organización avanzar de forma progresiva y medible. Este enfoque se basa en experiencias reales de adopción, estándares y buenas prácticas en gobernanza, y pone especial énfasis en la perspectiva de género y el impacto social traduciendo. los principios de la IA responsable en las decisiones del día a día.

No obstante, reducir la brecha en el acceso y el uso de la inteligencia artificial debe ser también una prioridad de la acción pública. Será necesario desarrollar incentivos fiscales específicos que ayuden a las pymes a invertir en capacidades digitales, poner en marcha programas de asesoramiento técnico orientados a sectores tradicionales y diseñar acompañamientos a la adopción responsable. La colaboración entre administraciones, asociaciones empresariales y tejido empresarial será clave para convertir la inteligencia artificial en un motor de cohesión económica y social.

Democratizar la IA significa dar acceso, pero también construir confianza. Y eso solo se logra con recursos que combinen claridad técnica, visión estratégica y compromiso ético. El futuro de nuestra economía no se define por cuántos modelos fundacionales seamos capaces de entrenar, sino por cuántas empresas, personas y comunidades logren usar la IA para crear valor de forma justa, segura y sostenible.