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Francisco Pérez: «La DANA añade una tarea más a la economía valenciana»

Francisco Pérez: «La DANA añade una tarea más a la economía valenciana»
Publicado a 11/06/2025 18:23 | Actualizado a 13/06/2025 14:21

Desde hace más de tres décadas, Francisco Pérez desempeña el cargo de director de Investigación del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), una institución cuyos estudios y análisis gozan de reconocimiento tanto a nivel autonómico como nacional. Catedrático de Análisis Económico y profesor emérito de la Universitat de València (UV), está considerado como uno de los mayores expertos en financiación autonómica de España.

Entre los numerosos reconocimientos que ha recibido, destacan el Premio de Economía de la Fundación AFI Emilio Ontiveros 2024 y, más recientemente, el prestigioso Premio Rei Jaume I de Economía 2024.

A lo largo de su trayectoria, ha publicado 95 libros en colaboración y más de 200 capítulos de libros y artículos en revistas especializadas, tanto nacionales como internacionales. Cuenta con seis sexenios de investigación reconocidos, ha participado en diversos proyectos europeos y ha dirigido más de un centenar de proyectos de investigación.

Una carrera marcada por Ernest Lluch y Dale Jorgenson

Hace unos meses recibió el Premio Rei Jaume I de Economía 2024. ¿Qué le llevó a estudiar Economía? ¿Quiénes eran sus referentes entonces y quiénes lo son en la actualidad?

Cuando en 1968 elegí estudiar Economía mis referencias sobre a qué se dedicaban los economistas eran escasas porque era una profesión nueva en España. Apenas había titulados y el perfil de sus actividades estaba poco definido para la sociedad. Así que tomé mi decisión con poca información y observando sobre todo las materias que se estudiaban en la Licenciatura de Ciencias Económicas.

Me parecían atractivas por dos razones: se ocupaban de problemas sociales y políticos, estudiándolos en perspectiva histórica, y utilizaban teorías, datos y técnicas de análisis que me gustaban, como las matemáticas o la estadística. Fue esa mezcla de problemas, teorías y enfoque empírico lo que me atrajo. Y conforme fui conociendo esa mezcla de aproximaciones me sentí más a gusto porque creo que ayudan a entender aspectos muy relevantes del mundo actual.

De mi época de estudiante recuerdo sobre todo a algunos profesores que me impresionaron por la claridad de sus clases y su capacidad de proponerme problemas y visiones del mundo atractivas. Recuerdo especialmente a José Jiménez Blanco, Jordi Nadal y, sobre todo, Ernest Lluch. Lluch me despertó el interés por los grandes economistas clásicos, su preocupación por medir bien las magnitudes económicas y descubrir las fuentes del desarrollo económico.A Ernest le debo la orientación de mi trabajo como investigador en los primeros años.

También me influyeron mucho en etapas posteriores los profesores Luigi Pasinetti, con quien trabajé en Milán, y Dale Jorgenson, de la Universidad de Harvard, que lideró durante años el proyecto internacional, WorldKlems, al que el Ivie está vinculado desde hace dos décadas. Todos estos maestros tenían en común su pasión por explicar con rigor las claves del progreso económico y social de los países y aprendí mucho de ellos. Recuerdo que al pronunciar la laudatio del profesor Jorgenson el día de su nombramiento como doctor honoris causa por la UV sentí que era un honor muy especial para mí.

En la actualidad, la lista de economistas que me enseñan e inspiran es muy larga. Sus contribuciones son tantas, en tantos campos, que es imposible seguirlos a todos, ni siquiera a los españoles. Tenemos muchos economistas competentes en nuestro país. Es impresionante lo que hemos mejorado desde que los estudios de Economía comenzaron en España, a mediados del siglo XX.

Datos, teorías y contrastación empírica

– Fue catedrático de Análisis Económico en la UV y ha sido docente durante muchos años. A lo largo de su trayectoria, ¿cuál ha sido la principal lección que ha tratado de transmitir a sus alumnos?

Yo he dado sobre todo cursos de macroeconomía, en los que se propone a los estudiantes visiones generales y explicaciones de grandes problemas económicos, como los determinantes del nivel de ingresos de los países, el desempleo, la inflación y el papel de las políticas públicas. Los estudiantes saben que son asuntos muy importantes pero cuando los explicaba en clase intentaba transmitirles que un profesional ha de abordarlos con rigor, apoyándose en tres pilares.

El primero, conocer los enfoques y esquemas que nos ofrece la Ciencia Económica, es decir, los conceptos y las teorías que ponen orden en la aproximación a una realidad que es muy compleja y nos ayuda a diferenciar entre peras y manzanas.

El segundo, que es imprescindible prestar atención a los datos para comprobar si nuestros juicios están bien fundamentados; la Economía es una ciencia empírica que exige contrastar las teorías y las valoraciones.

Y el tercero, que al defender una línea de actuación pública o privada para mejorar las cosas, debemos preguntarnos en qué evidencia nos basamos para preferirla a otras alternativas y evaluar si con ella obtenemos o no los objetivos que perseguimos. Estas tres herramientas, los datos, las teorías y la contrastación empírica nos ayudan a entender mejor la realidad y acertar más en nuestros diagnósticos.

La productividad, cuestión pendiente en España

– ¿Cómo valora el crecimiento de la economía española?

Mi valoración es positiva, porque los datos confirman que crecemos más que el resto de países desarrollados y, gracias a ello, generamos empleo, un asunto en el que avanzar es muy importante porque venimos de padecer tasas de paro muy elevadas. Dicho esto, también nos dice la evidencia que nuestro crecimiento tiene puntos débiles que convendría mejorar.

El primero, que crecemos en empleo y cantidad de capital, pero poco en productividad. Esto sucede porque no aprovechamos bien las cantidades cada vez mayores de factores productivos que utilizamos. Necesitamos aprovechar mejor los recursos humanos cada vez más cualificados de los que disponemos en las empresas. Y también necesitamos orientar más nuestro esfuerzo inversor a acumular los activos que favorecen las mejoras de productividad de las empresas mediante el aprovechamiento de la tecnología y el conocimiento.

En este sentido, muchas empresas tienen que hacer un esfuerzo mayor para utilizar las palancas con las que las compañías más eficientes refuerzan su productividad y competitividad: contratación de directivos preparados, formación de sus recursos humanos, cambios organizativos para digitalizar el modelo de negocio, inversión en investigación e innovación, aumento del tamaño…

Es importante saber que el reto para muchas empresas es grande porque las compañías más eficientes doblan en productividad a las menos eficientes. Si estas se aproximaran a las primeras en eficiencia, la productividad total mejoraría mucho. Para conseguirlo tienen que invertir más en esos activos intangibles que mejoran el funcionamiento de las empresas porque permiten aprovechar más los recursos y generar más valor añadido.

La economía valenciana «tiene mucho que mejorar»

– ¿Cómo valora el comportamiento de la economía valenciana? ¿Hasta qué punto afectará la DANA?

La economía valenciana tiene mucho que mejorar, porque está perdiendo posiciones en relación con la media española y, sobre todo, respecto a las regiones más adelantadas. Nuestra productividad es un 25% menor que la de Madrid, País Vasco o Cataluña, y eso es debido a que en nuestro tejido productivo pesan menos que en las economías líderes las actividades industriales o de servicios más intensivas en tecnología y conocimiento, y también pesan menos las empresas más grandes y competitivas.

Para avanzar en productividad necesitamos transformar el tejido empresarial, reduciendo el peso de las actividades tradicionales menos generadoras de valor añadido y aumentando el peso en el empleo y la producción de las empresas medianas y grandes. El reto es que las menos productivas se aproximen a las que mejor lo hacen, es decir, difundir las mejores prácticas que ya existen. La gran pregunta es cómo hacerlo.

La DANA añade una tarea más a esas mejoras a conseguir, porque ha sido un shock muy importante que ha destruido más de 17.000 millones de activos que había costado mucho acumular en los municipios afectados. Necesitamos aprovechar bien las ayudas públicas para, además de lograr reponer esos activos, lograr que la recuperación vaya acompañada de cambios en el modo de funcionar de las empresas que mejoren su productividad.

En ese sentido, refundar las empresas es una oportunidad de fijarse metas modernizadoras más ambiciosas. Sería muy positivo que las ofertas de algunas empresas fuertes para acompañar en su recuperación a las dañadas tuvieran una acogida positiva. Creo que sería una muy buena noticia que el deseo de muchos buenos empresarios de cooperar y colaborar en la recuperación diera resultados. No es imposible, porque las empresas no solo compiten, sino que, con frecuencia también cooperan, por ejemplo, con sus proveedores y clientes. No siempre están reñidas ambas cosas y combinarlas con más frecuencia reforzará el tejido productivo.

La falta de voluntad política en la reforma del sistema de financiación

– El sistema de financiación autonómica lleva más de una década sin reformarse. ¿Falta de voluntad política?

Desde luego que falta, porque si la hubiera no seguiríamos donde estamos. Los responsables de buscar las soluciones se escudan con frecuencia en que es un problema difícil, porque hay que encajar muchos intereses. Sin duda lo es, pero eso no justifica el retraso de más de diez años, porque no abordar la reforma tiene costes muy elevados. El primero es que permanecen situaciones injustas, como la que padecemos los valencianos al ser tratados peor que los ciudadanos de otras comunidades, con unos recursos por habitante ajustado un 8% por debajo de la media.

Esto tiene consecuencias y la más importante es la falta de equidad, que además genera desprestigio de las instituciones públicas, porque no se cumplen los compromisos constitucionales de que la descentralización no suponga diferencias de trato entre ciudadanos. Esas diferencias no aparecen con la creación del Estado de las Autonomías sino que vienen de antes, de un Estado centralista que no trataba igual a todos los territorios. Pero una vez tenemos identificadas las desigualdades deberíamos corregirlas. La falta de voluntad política que lo está impidiendo sí que es responsabilidad de cómo funciona en la práctica la descentralización. Yo no quiero revertirla, sino mejorarla.

¿Qué implica el modelo singular para Cataluña?

– A las desigualdades existentes se suma la propuesta de un modelo singular para Cataluña. ¿Qué implicaciones tendría esta medida?

Dependerá de cómo se concrete finalmente, pero me temo que no contribuya a corregir la desigualdad entre comunidades, sino a añadir más. Es importante señalar que la desigualdad no aparece con las aspiraciones catalanas de singularidad. Ya es muy elevada entre las comunidades de régimen común y foral, y mantenerlas promueve las aspiraciones catalanas de asemejarse a las forales. Pero también hay desigualdades entre las de régimen común, que algunos niegan, poniéndose de espaldas a la evidencia.

Pero, en resumidas cuentas, si los cambios en la financiación autonómica introducidas al reconocer singularidades a Cataluña amplían la lista de las comunidades que tienen ventajas como las forales, los problemas de equidad se agravarán. La pregunta es, por tanto, si las reformas eliminarán las desigualdades existentes entre todas las comunidades, las mantendrán o las ampliarán. Desde mi perspectiva, hay que ver si los recursos por habitante de la Comunitat Valenciana, o de cualquier otra, se aproximan a los de todas las demás comunidades, incluidas las forales, o no. Esa será la prueba de que singularidad y equidad han sido he-chas compatibles.

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