China busca alcanzar las 0 emisiones en 2060, pero su compromiso genera dudas
Podríamos afirmar que a China sí que le preocupa la economía verde o deberíamos decir que, determinadas situaciones críticas que se están dando en su país hacen prever que sí camina en este dirección. Estamos hablando de problemas de abastecimiento de agua, desertificación, modernización de su agricultura o envejecimiento de la población, entre otros factores.
¿Está China avanzando hacia una economía verde? ¿Le preocupa a la sostenibilidad y el medioambiente? Tenemos opiniones para todos los gustos…

Según reveló el Dr. Ma Jun, fundador y presidente del Instituto de Finanzas y Sostenibilidad de China durante su participación en el Foro Económico Mundial sobre la transición energética del país, las emisiones de CO2 de China disminuyeron en 2024 por primera vez desde la pandemia, gracias a un despliegue de energías bajas en carbono como la eólica y la solar y a una mayor generación de energía hidroeléctrica.
De hecho y a pesar de que la mitad de las centrales eléctricas de carbón del mundo se encuentran en China, también reúne la mayor capacidad renovable e hidroeléctrica del planeta y la segunda en energía nuclear después de los Estados Unidos.
Además, el gigante asiático se ha convertido en el mayor fabricante y comprador mundial de vehículos eléctricos y produce algo más de la mitad de todas las baterías de iones de litio.
Entre sus retos más inmediatos: convertirse en un país de cero emisiones en 2060.
¿Cómo financia el país la economía verde? Tal y como explicó Ma Jun, se han creado muchos instrumentos financieros diferentes que van desde préstamos verdes, bonos verdes, fondos de capital verde, hasta productos de seguros verdes, etc., «para atender a toda la economía verde».
Igualmente, también exigen a las empresas que reciben dinero verde que informen de los beneficios ambientales reales conseguidos.
Sin embargo, para Frederic Mertens, profesor y director del Departamento jurídico en la Universidad Europea de Valencia «China navega en función de lo intereses de los occidentales». «Por un lado, no tienen problemas en seguir contaminando con minas de carbón el agua. De hecho, ya tienen dificultades incluso de acceso a agua potable», corrobora. Pero, «al mismo tiempo invierten en el vehículo eléctrico porque ahora mismo es uno de los productos verdes para los occidentales».
A juicio de Mertens, «el compromiso de China con la economía verde es por propio interés». Pero, «por parte de todos» advierte. «Sería una hipocresía decir que los occidentales tenemos una economía verde por nuestro amor por la naturaleza», destaca.
En este sentido, el profesor de la Universidad Europea corrobora que «lo que nos mueve es que ha habido inversiones tecnológicas en el ámbito del medioambiente y la sostenibilidad que han dado lugar a que el mundo empresarial haya vuelto sus ojos hacia la economía verde, pero para llevar a cabo negocios», puntualiza.
Democratizar las energías renovables
Mertens explica que China se ha marcado como objetivo la expansión del uso de energía renovable en sectores clave como la industria, el transporte, la construcción, la agricultura y las zonas rurales, además de otras infraestructuras estratégicas.
Incide en que han llevado a cabo esta política porque han llegado a situaciones extremas medioambientales. «En concreto, un 20% de la población no tiene acceso al agua potable» explica Mertens.
La escasez de agua afecta tanto al suministro de agua potable a la población como a la generación de energía hidroeléctrica. Las sequías prolongadas y un gran incremento de la demanda de los recursos hídricos tampoco ayudan mucho a la producción energética y a satisfacer las necesidades de una población que supone un 18,5% de la mundial.
La sequía, uno de sus desafíos
Según Bloomberg, las sequías recientes han reducido la capacidad de generación de las centrales hidroeléctricas. Concretamente, en 2022 y 2023, una sequía de dos años colapsó la generación hidroeléctrica en China, que alberga cerca de un tercio de las represas hidroeléctricas mundiales.
Esta situación revirtió en mayo de 2024, momento en el que lluvias intensas repuntaron la generación hidroeléctrica, alcanzando 115.000 millones de kWh, en comparación con los 82.000 millones del mismo mes de 2023. Este incremento redujo la necesidad de recurrir a plantas de carbón, cuya producción disminuyó a 454.000 millones de kWh desde los 471.000 millones de kWh mayo de 2023, tal y como recogió la agencia Reuters.
Inversiones en nuevas fuentes de energía
De todas formas y para curarse en salud y no depender del agua, China ha decidido invertir en otras fuentes de energía renovable como la eólica y la solar, que han mostrado un crecimiento significativo en los últimos años.

Beijing (China)
¿Y la agricultura?
El profesor de la Universidad Europea de Valencia reconoce también que China tiene serios problemas de contaminación y, por otra parte, está la agricultura que conlleva dificultades de abastecimiento para la población.
Ante esta tesitura, el pasado mes de junio entró en vigor una ley destinada a lograr la «autosuficiencia absoluta» en cereales básicos que tenía como objetivo reducir la dependencia de las importaciones y potenciar la producción local.
Sin embargo, no ayudan factores como la escasez de tierras cultivables, recursos hídricos limitados y la necesidad de modernizar la tecnología agrícola.
Además, el sector agrícola también se ha visto afectado por la degradación ambiental, la desertificación del suelo y el sobrepastoreo en sus praderas. Aspectos que afectan también a los ingresos de los agricultores y a la sostenibilidad de la producción agrícola en el país.
Para abordar estos problemas y de cara al futuro, China se ha volcado en la agricultura inteligente con el fin de garantizar la producción de alimentos adoptando tecnologías avanzadas y prácticas agrícolas sostenibles.
Neutralidad de carbono en 2060
Conseguir la neutralidad de carbono para 2060 «es un compromiso muy lejano», reconoce Mertens.
A su juicio, «los chinos son conscientes de la dificultad de conseguirlo. Aunque también es una manera de protegerse políticamente porque, de aquí a 2060 pueden darse muchas situaciones positivas y negativas», admite.
Entre las positivas –destaca Mertens– se encuentran que «debido a circunstancias internas e internacionales pueden avanzar y acelerar el proceso hacia esa neutralidad, pero, a la vez, también pueden protegerse ante cualquier dificultad como puede ser una crisis económica o interferencias debido a un conflicto bélico».
Como ya hemos comentado, China es un gran productor de energía verde pero a la vez «es un gran productor de gases de efecto invernadero», revela.
En este contexto, Mertens nos invita a reflexionar sobre cómo ha sido la pila eléctrica que alimenta el motor del coche. En su opinión, «la energía verde no es tan verde…».
¿Le interesa a Europa una ‘China verde’?
Preguntamos también a Frederic Mertens si a Europa, y en concreto, a la Unión Europea, le interesa que China avance hacia una economía verde.
En su opinión, en el ámbito económico, «a Europa no le interesa que China avance hacia una economía verde porque sus productos pueden ser más competitivos, con mejor calidad y a un precio más reducido que los que se fabrican en la Unión Europea. Con lo cual, genera un problema».
Sin embargo, si hablamos desde una perspectiva medioambiental, «a Europa sí que le interesa que avance hacia una economía verde porque este gran país puede forzar a los otros dos grandes contaminantes como son Estados Unidos e India, a avanzar también hacia una economía verde», corrobora Mertens.
Número 1 en 2049
Recuerda el profesor de la Universidad Europea que Xi Jinping, presidente de la República Popular China, en su discurso durante la celebración del último buró del partido, indicó que el objetivo de China sería convertirse en el número uno en 2049 en todos los ámbitos: político, económico y militar. «Quiere sustituir a los Estados Unidos», confirma.
En este sentido, China tiene dos grandes prioridades, mantener la estabilidad del país y por otra parte, blindarse frente a la influencia liberal occidental, una de las mayores preocupaciones del Partido Comunista Chino.
Demografía estancada
Otro nuevo contratiempo es que su población está estancada. En 2023 experimentó una disminución poblacional de 2,08 millones de personas. «Se trata de una población que envejece», corrobora.
En la década los ochenta decidió controlar la sobrepoblación, estableciendo un niño por familia. Sin embargo, en 2015 levantó esa prohibición e introdujo nuevos incentivos como subsidios y pagos para alentar a las personas a formar familias. En 2021 permitió que las parejas tuvieran hasta tres hijos.
De todas formas, todas estas medidas han tenido poco impacto y los jóvenes aseguran que es difícil lanzarse a tener hijos debido al alto coste de la vida y aspectos profesionales.
En definitiva, concluye el profesor de la Universidad Europea, Frederic Mertens, «se trata de un gran país que ya está sufriendo las consecuencias del cambio climático, al igual que está ocurriendo en el resto del mundo, pero las incidencias van a superar a las que nos afectan en Europa debido a su superpoblación».