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40 años Estatuto, J. Lerma: «Ganamos las competencias y pactamos simbólicamente»

Publicado a 01/06/2022 10:02

Se cumplen 40 años de la aprobación del Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana. Este miércoles tiene lugar en el antiguo edificio de Correos (Palau de las Comunicaciones) el primer acto institucional para conmemorarlo. Ni siquiera la celebración está al margen de polémicas; la oposición ha afeado al President Puig el lema escogido para tal efeméride: ’40 anys Fent Pais’. En su opinión «remite a los ‘Països Catalans'» y por ello ni Ciudadanos, ni PP, ni Vox han asistido al acto.

Precisamente esta alusión al ‘pais’ fue una de las preguntas que le hicimos recientemente a unos de sus verdaderos artífices, Joan Lerma.

40 años Estatuto, J. Lerma: «Ganamos las competencias y pactamos simbólicamente»

Joan Lerma, uno de los cinco redactores del Estatuto valenciano y primer presidente de la Generalitat elegido democráticamente en el año 1983 recordaba en esta entrevista  y en este video realizados en Alcatí en el marco de la celebración del 30 Aniversario de Economía 3, qué situación vivía la Comunitat por aquel entonces y cómo se fraguó el consenso para el Estatuto.

– Usted fue el último presidente del periodo preautonómico, en el año 82, y el primer presidente elegido democráticamente. Estaba todo por hacer.
– Pero existía lo fundamental, que era la ilusión de la gente. A partir de ahí, había que construirlo todo. Para empezar, la Administración local se acababa de democratizar. Las primeras elecciones fueron en el 79 y los ayuntamientos estaban absolutamente faltos de dotación económica. Todo empezó a cambiar rápidamente, pero no lo suficiente para afrontar los problemas que teníamos. En el caso de la Administración preautonómica: sin competencias y sin capacidad real de actuar, acabó el año en que aprobamos el Estatuto.
– Con muchas dificultades…
-Nunca para nosotros ha sido nada fácil. Y, ciertamente, con todas las dificultades del mundo y tirones que todavía perduran, acabamos consensuando el Estatuto. Estábamos en una democracia multipartidista antes de las elecciones. La democracia aclaró el panorama político y muchas opciones se deshincharon. Y pasamos a ser, diría yo, una democracia bipartidista imperfecta.

– Pero lograron pactar el Estatuto.

– Para nosotros el Estatuto formaba parte de la reivindicación democrática. Para otros, decir siempre que todo era insuficiente, era lo habitual. Después de pactar el Estatuto y ser muy criticados, nos votó más del 50 % de los valencianos. Eso debería haber hecho que otros reflexionaran sobre la posición que habían mantenido. Ahora, curiosamente, hay partidos políticos que siguen planteando las mismas posiciones que a principios de los años 80 y diciendo que tenían razón. Es evidente que no fue así.

– La Constitución no contemplaba la autonomía valenciana.

– La Constitución dejó fijados los criterios en función de los cuales se podía acceder a la autonomía, pero no dibujaba el Estado de las Autonomías como lo conocemos hoy. Hablaba de resolver la situación provisional del País Vasco, Cataluña y Galicia y el resto tenía otra vía posible, el articulo 143, que no contemplaba la creación de parlamentos autonómicos. Eso fue lo que luego se ha denominado una mutación constitucional. Todos interpretamos que las autonomías que accedieran por el 143 también podían tener parlamentos que controlaran la acción del Gobierno y legislaran.

En nuestro caso, los duros enfrentamientos se produjeron porque UCD y Alianza Popular estaban siempre discutiendo de símbolos y nosotros de contenidos. Las competencias eran nuestra prioridad. A la derecha no le preocupaban y por eso buscaba la crispación. La derecha aspiraba a romper el partido Socialista. Quería desencantar al electorado con el objetivo de recuperar su hegemonía. Fue el pretexto para intentar recuperar una mayoría que la sociedad valenciana no le daba.

– Otro sector político criticó que su partido transigiera con algunos temas. Por ejemplo, aceptar Comunitat Valenciana en vez de País Valencià.

– Optamos por un Estatuto con las competencias máximas del 151, que para legalizar hubo que hacer una ley orgánica de transferencias. En cualquier caso, nosotros ganamos las competencias, aunque desde el punto de vista simbólico, lo pactamos.

– ¿Se siente satisfecho de aquellas decisiones, a pesar de la críticas?

– Totalmente. Y aún sigo recibiéndolas. Hay partidos que fundamentan su diferencia en eso. Pero la autonomía posibilitó poner en marcha muchos proyectos, como el metro, que entonces no existía. Mucha gente no lo recordará, pero la autovía de Torrent, que nunca abordó el Gobierno central, la Generalitat la hizo en muy poco tiempo. En Castellón había un colegio universitario un poco siniestro y abandonado, y hoy la Universitat Jaume I es un centro de primer rango, y tantas otras cosas que puedo referir en Alicante. En cuanto a la industria, el Impiva se creó con el objetivo de mejorar nuestra productividad, fomentando la investigación. Los institutos tecnológicos, creados por el Consell, en los que los empresarios colaboraron activamente, también se encargaron de difundir la tecnología en las empresas y hacerlas más competitivas.

Mire, yo he sufrido mucho estos años que no hemos estado gobernando, viendo y sabiendo que, siendo punteros en tecnología, investigación y diseño, eso durante 20 años se murió. Pasamos a ser prioritarios en turismo y en la construcción. Nosotros necesitamos más peso industrial. Todo lo que avanzamos en ese sentido se perdió cuando gobernó la derecha, pero, afortunadamente lo estamos volviendo a recuperar.

– ¿Considera que el Gobierno central le falló en algún momento?

– Sí. Fue en un momento en el que España estaba muy centrada en recuperar la credibilidad y la confianza de la economía española. Nosotros teníamos una industria muy sólida. A medida que la peseta era más cara por la entrada de capitales externos perdíamos capacidad de competir. Al final, las zonas más competitivas del país fueron las que menos financiación recibieron. Necesitábamos un buen marco regulatorio, más que dinero para que nuestras empresas funcionaran y fueran capaces de vender. No logramos que nos comprendieran. Entonces el Ministerio de Economía estaba más pendiente del aspecto financiero que de la economía real.

No te pierdas el vídeo de la entrevista a Joan Lerma en el siguiente enlace.

Continúa leyendo la entrevista al completo: «Nadie, estando en el Gobierno protesta por la financiación»


En el acto conmemorativo de los 40 años de Estatuto celebrado este miércoles, el president Ximo Puig ha reivindicado el Estatuto como «instrumento vivo» para un «tiempo transformador», marcado por la creación de empleo, la igualdad y la sostenibilidad como prioridades.

«De poco servirá el Estatuto si funciona como retrovisor para contemplar el pasado o como espejo para mirarse en una imagen fija. Ni retrovisor ni espejo, el Estatut es una ventana grande, una ventana para mirar más allá, una ventana para decidir cómo queremos que sea, de aquí a los próximos 40 años, la tierra de los valencianos», ha dicho el president.

Asegura que la «voz valenciana» es aquella «que no grita, que no crispa, que no polariza», sino que «dialoga, acuerda y propone».

Por ello, esa voz «siempre estará presente para hacer ‘país’, para hacer Comunitat, para hacer territorio», y «coser mejor nuestras comarcas, en el plano físico, y también en el emocional», ha agregado el president, que ha aludido, acto seguido a que el sustrato del Estatuto «implica la obligación de respetar identidades, eliminar agravios territoriales y superar todos los centralismos», con el deber a corto plazo de «poner fin a todos los centralismos».

Ha defendido Puig «una España de Españas más justa e integradora», porque «o caminamos todos juntos en España y en la Comunitat Valenciana o –ha asegurado– nos perderemos por el camino».

Como ha indicado, la norma marco de la Comunitat Valenciana «es el libro que permite cinco millones de maneras distintas de ser valenciano, sin sectarismos, sin cantonalismos mentales, sin dar la espalda a una parte de la sociedad», porque «esto ha significado el gran acuerdo del 82: un plano de derechos y libertades y también una dimensión tangible diaria».

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