«La digitalización de las empresas no es una opción. Es algo que hay que hacer y cuánto antes se haga, antes se aprende». Enrique Benayas, director del Instituto de Economía Digital de ESIC (ICEMD), fué así de contundente en el inicio de la conferencia organizada por la Asociación Española de Directivos, AED y que se celebró en la sede de CaixaBank. 

Todos los ámbitos, y especialmente la economía, atraviesa una situación de cambio absoluto que obliga a las empresas a reinventarse, porque como señaló Benayas, «ha cambiado la música».

Pilotar esa reinvención exige a las compañías cambiar de arriba a abajo. Ya no se trata de poner en el mercado un producto y hacerlo lo mejor posible. Ahora se trata de saber lo que quiere el cliente y proporcionárselo. De conocer sus necesidades para satisfacerlas, pero también sus aspiraciones. «Hay que mirar más al cliente y menos a la competencia», ejemplificó el experto.

Para ello, los directivos no necesitan ser especialistas en tecnología, pero sí estar al día de lo que se está produciendo, saber de qué se habla y qué puede ser útil para la empresa. Un conocimiento transversal y genérico que empape a toda la organización y un conocimiento experto para el departamento tecnológico.

La compañía además debe organizarse para una actividad que se desarrolla a dos velocidades: el día a día que genera los ingresos y el medio y largo plazo, que tiene como objetivo la innovación. Una innovación que Benayas divide en evolutiva -digitalización de los procesos actuales para obtener más eficiencia y mejorar la experiencia cliente- y una innovación disruptiva que tenga en el punto de mira el desarrollo de nuevos modelos de negocio. «La digitalización -añadió- reduce los costes, pero no hay que olvidar que las empresas viven de los ingresos»

Enrique Benayas señaló que no sólo hay que aprender, que también hay que des-aprender para tener opciones en el nuevo escenario. Para ello recomienda parar y reflexionar cómo empezaríamos el negocio con los medios actuales, qué aportaríamos al mercado.

Reflexión con acción, porque no sirve de nada reflexionar si no se adoptan medidas y se ejecutan con rapidez, haciendo bueno el dicho equivócate pronto y barato. En ese sentido, agregó, es importante rodearse de startups, porque es la filosofía que impera entre ellas: proponer y ejecutar, pero con responsabilidad.

La realidad actual obliga a un cambio total que afecta hasta la organización interna y una nueva forma de gestionar el talento. Exige un nuevo liderazgo, más participativo. El líder debe escuchar, impulsar el compromiso por la innovación y el cambio. Debe conocer y aprender, pero también inspirar. En este aspecto, una de las labores más importantes es fomentar el intraemprendimiento: más vale encontrar dentro de casa las buenas ideas, convertirlas en proyecto y conseguir buenos productos y servicios, antes de que otros las aprovechen. Benayas agregó que «el directivo debe conocer y llevar a cabo una verdadera misión evangelizadora»

La gestión de la innovación, por tanto, debe ser abierta. «Colabora hasta con la competencia«, ilustró Enrique Benayas, para quien la experiencia ya no es un valor tan decisivo. «Funciona bien para las organizaciones que no cambian», cuando lo que pasa en la actualidad es justo lo contrario: el cambio permanente.

La transformación digital en las empresas obligan a transformar los equipos, pero también se digitalizan las relaciones con los clientes y especialmente la gestión. «La tecnología hará evolucionar los productos y servicios, hará más sostenible la competitividad y permite evolucionar los modelos de negocio», aseguró Benayas, quien acabó su disertación definiendo cómo son las nuevas compañías digitales de éxito: «Son empresas con el corazón en el cliente, la mente analítica y el cuerpo tecnológico que tienen un sueño y hace de él su misión».