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Grau: "No damos abasto contratando gente porque es un producto complejo de fabricar"

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José Luis Grau, director general de LM Wind Power

– ¿Cómo llevan a cabo la innovación en este sector?

– Nuestra empresa matriz es danesa y todo el diseño procede de Dinamarca. Localmente, lo que sí tenemos es ingeniería y mejora de procesos pero todo lo relacionado con el diseño o la ingeniería de producto proviene de Dinamarca.

Por lo tanto, nosotros nos desvelamos para que el proceso de producción de nuestro producto sea mejor cada día pero es en Dinamarca donde 300 ingenieros trabajan en el diseño de las palas y calculan estructuralmente el mejor proyecto para que el producto sea excelente.

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– ¿Suelen estar en contacto con su central danesa?

– Estamos en contacto continuo. De hecho, suelen venir a visitarnos para poner en práctica el diseño que han realizado en ordenadores y ver si funciona correctamente.

Normalmente, después de su creación en el ordenador, hay que ajustar el diseño a la realidad y, para ello, se desplazan hasta Les Coves de Vinromà. Aquí siempre hay ingenieros de la central que supervisan cómo se comporta en la realidad el diseño que ellos han proyectado en 3D en las computadoras.

– ¿Sus trabajadores están altamente cualificados y especializados?

– Una de las partes más positivas que tiene esta industria y por la que es además reconocida es que crea empleo de valor añadido. Aquí hay trabajando más de 20 ingenieros en los procesos, no damos abasto contratando gente cualificada porque es un producto extremadamente complejo de fabricar, extremadamente técnico y muy especializado en cuanto al proceso de producción. Por lo tanto, tenemos perfiles muy diferentes contratados.

Por ejemplo, tenemos personas conocedoras de los procesos de pulido, lijado y acabado pero también que sean especialistas en el proceso de infusión de resina, que es el proceso automático de inyección de resina en la pala para construirla.

También necesitamos trabajadores expertos en el manejo de máquinas de corte de telas ya que son máquinas automáticas de control numérico, al tiempo que precisamos personas especializadas en el tendido de telas, es decir, en el propio laminado de la pala. Por lo tanto, aquí el personal es altamente especializado.

– ¿Dotan de formación a los empleados de la empresa?

– Uno de los puntales fundamentales que tenemos en la empresa es la formación, que debe ser continua. Es un reto que nos planteamos desde que alguien entra a trabajar. Tanto es así que cuando contratamos a un nuevo trabajador, las primeras cinco semanas no trabaja, solo se forma y no interviene en la producción de la pala.

Tiene un proceso de formación exhaustivo tanto teórico como práctico en nuestro centro de excelencia que gravita en una minifábrica donde, durante esas primeras cinco semanas, al trabajador se le imparten los conocimientos teóricos necesarios de la fabricación y, tras ellos, los prácticos.

De esta forma, el nuevo empleado aprende a hacer una pala en miniatura al tiempo que adquiere conocimientos sobre seguridad y salud laboral, calidad, procesos, etc.

Así, durante las primeras cinco semanas, por mucha tentación que tengamos de poner enseguida a las personas a fabricar, no lo hacen.

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– Pero el coste de tener a una persona tanto tiempo sin producir ¿no les resulta excesivamente elevado?

– Sí, supone un coste muy elevado pero necesario para este proceso porque, en muchas ocasiones, el trabajo es muy manual y necesitamos que realice bien sus labores porque tenemos que confiar en él en el futuro, ya que no se pueden poner inspectores de calidad en cada uno de los microprocesos que tenemos.

Los empleados conocen a la perfección el proceso y son los que valoran la propia calidad. Por ello, la formación es tan importante para nosotros e invertimos tanto en esta tarea.

Creo que no habrá muchas empresas que inviertan casi un mes y medio en formar a sus trabajadores antes de dejarles producir. Es un lujo que pocos se pueden permitir.

Tras la formación, los trabajadores pasan a la planta de producción y se integran en los equipos que haya en ese momento en función de sus habilidades y de las necesidades de la empresa. En el último año, por nuestro centro de excelencia han pasado casi 300 personas.

– Al margen de la formación para los recién llegados ¿cuentan con formación para los empleados de larga duración?

– Por supuesto, existe otra de refresco para los trabajadores que ya están integrados en el proceso de producción. La formación en LM Wind Power es vital, necesitamos gente formada y nos lo tomamos muy en serio.

– ¿Cómo transportan las palas?

– Desde 2010, todas las palas las exportamos a través del puerto de Castellón. De hecho, hemos pasado a ser uno de sus principales clientes, ayudando así a diversificar las industrias que trabajan en el puerto que, hasta hace poco, únicamente operaban con graneles e industrias relacionadas con la azulejo. Somos uno de sus principales clientes y así lo atestigua el premio Faro que nos concedieron desde la Autoridad Portuaria de Castellón.

Construimos una pala en cinco días pero estamos exportando durante todo el año, no es un sector que esté estacionalizado. Hasta ahora, las palas más grandes que habíamos enviado eran de 61,5 metros y hemos tenido que acondicionar algunas rotondas, tanto en la entrada de Castellón ciudad como en la CV-10, ahora ya vamos con las de 73,5 metros.

– Una vez salen las hélices de sus instalaciones, ¿cuánto cuesta que lleguen al mar del Norte en este caso?

– Desde nuestras instalaciones al puerto son unas tres horas de transporte y el tránsito marítimo al mar del Norte es de una semana. Las hélices se transportan por tríos. Lo habitual es que esté en funcionamiento en el mar unas tres semanas después de haber finalizado su fabricación.

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– ¿Les afecta la competencia china?

– China es la mayor potencia mundial en cuanto a eólicos y además es un mercado muy proteccionista con las industrias nacionales.

La globalización nos afecta como a cualquier otro sector, pero ni más ni menos que afecta al negocio de los móviles o al sector cerámico, por ejemplo.

Tenemos claro que China lo puede hacer y lo puede hacer más barato y, al final, se puede transportar todo, por lo que ese mercado es un serio competidor para nosotros. Como cualquier otro sector, no nos libramos de ese hándicap pero no es el único mercado con el que competir. También existe industria en India y más recientemente, comienza el auge en Turquía y en Marruecos y son amenazas que debemos manejar.

De hecho, Turquía tiene en marcha un plan eólico muy potente al igual que lo tiene Marruecos desde el año pasado y ya existen algunas multinacionales importantes que están fabricando en estos dos países. Hay que tener en cuenta que no se puede montar una fábrica en cada sitio pero sí que puedes ser competitivo.

Nosotros tenemos la gran ventaja logística de estar ubicados a 30 km del puerto de Castellón y lo que es complicado es el flete marítimo pero, una vez la pala está en el barco, no hay mucha diferencia si hace dos o cuatro días de navegación. En cambio, el transporte en el tramo terrestre es muy caro y bastante más complicado que el marítimo por las dimensiones de las hélices y, hasta el momento, no hay tecnología para seccionarlas en origen y montarlas en destino y tienen que ser transportadas en una misma pieza. Por lo tanto, en este punto nosotros salimos con mucha ventaja porque nos ubicamos muy cerca del puerto.

– Su negocio ¿es cíclico o estable?

– Es un negocio muy cíclico. Empezamos con una inversión de 15 millones de euros y el primer año nuestra facturación fue de seis millones. Este año facturamos 90 millones de euros pero hemos pasado épocas muy malas, como el 2014.

Al estar dentro de un entorno regulado, es un negocio de muchos ciclos. Hasta hace unos años estábamos al albur de las subvenciones y de los diferentes planes eólicos que se realizaban en cada país o en cada comunidad autónoma, en el caso de España. Ahora, al ser un mercado más abierto, que a nivel competitivo también se ha equiparado con otro tipo de energías, ya no es tan cíclico pero, claro, hemos pasado altos y bajos, y lo hemos pasado muy mal, como todas las empresas pero, afortunadamente, nuestro bache gordo lo sobrepasamos en 2014 y desde entonces el curso ha sido exponencial.

– Pero ahora están creando empleo…

– Sí, y además es de calidad e industrial, que es lo que hace falta, empleo de valor añadido. Somos un sector diferente al que hay que tener también en cuenta medioambientalmente ya que nuestra misión es contribuir a generar un mundo más limpio.

Somos absolutamente responsables con el medioambiente, la salud de los trabajadores y su seguridad y, además, formamos parte de una multinacional que ha apostado por mantenernos en la provincia de Castellón. A pesar de todo, nos queda mucho por hacer para seguir siendo competitivos, ya que es una labor que nos incumbe a todos. Ahora mismo es uno de nuestros retos. Es decir, debemos seguir siendo competitivos en un entorno favorable como el que viene ahora para nuestro sector: con altas cargas de trabajo, los precios y los costes tendrán que bajar para que podamos seguir siendo competitivos.

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