– Hace 20 años no me importaba complicarme la vida y desde que empecé la actividad en el automóvil, con el crecimiento que hemos registrado, tampoco puede decirse que esté tranquilo, ya que todos los años hemos comprado algo. Pero es cierto que, normalmente, soy yo el que tiende a frenar la dinámica del equipo directivo.

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– Me refiero a un estilo de gestión reposado, donde se analizan con cierto detalle todos los aspectos. ¿Este modelo es el que aporta la perspectiva del tiempo?

– Siempre he procurado rodearme de gente en las empresas y negocios que resuelva el día a día y ponga datos y oportunidades sobre la mesa, de forma que pueda tomar las decisiones adecuadas en cada momento. Necesito que a la mesa lleguen las propuestas ya razonadas, con sus datos, sus pros y sus contras, a falta de tomar las decisiones finales. Cada vez con mayor frecuencia, si los proyectos no llegan bien estudiados y documentados, no los miro.

– ¿Cuándo una inversión empieza a ser atractiva para usted?

– A partir del 6 % de rentabilidad esperada ya me lo pienso, aunque es un poco justo para el momento actual. Estoy más cómodo y tranquilo a partir de rentabilidades estimadas en el 7,5 %.

– ¿Y de qué cuantías estamos hablando?