Mujeres al Timón
Mejora continua de abajo arriba
“En nuestro modelo de negocio es fundamental lograr unos costes óptimos. Empezamos por contratar unos ingenieros para que vinieran a medir tiempos de proceso, intentando acortarlos, pero nos dimos cuenta que lo importante era que se implicasen en la tarea hasta el último empleado. La mejora continua, para que sea tal, tiene que fluir de abajo arriba”, explica Miguel Burdeos. “Hoy, son los empleados de línea, utilizando métodos y técnicas lean, los que, a través de sus equipos, proponen e implementan las mejoras”. El método empezó a aplicarse de forma decidida a partir de 2007, “cuando vimos que, con la crisis que venía, no quedaba más remedio que apretar a fondo”.
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La cultura de la mejora continua impregna hoy toda la organización, “y las mejoras implementadas se trasladan de una planta a otra de modo natural”. Esas mejoras, fruto de la experiencia de los propios operarios, llegan hasta el mismo diseño de las máquinas. “Normalmente somos nosotros los que decimos a los fabricantes las especificaciones que deben cumplir los equipos que instalamos en las factorías”.
Obviamente, detrás de esto lo que hay es una implicación plena del equipo humano de SPB. “Tenemos un nivel de absentismo mínimo; el 1,05 %, y sabemos que bajar del 0,7 % es prácticamente imposible, porque siempre hay alguna baja por enfermedad”. Las personas son el elemento básico del modelo de gestión de SPB. “Sin ellas, sin su implicación, nada sería posible”.
– ¿Cómo se consigue esa implicación de la gente?
– Reconociendo de verdad sus méritos. Tener un buen Departamento de Salud y Dirección de personas ha ayudado mucho y es básico el compromiso de la empresa con la formación de la gente. Este año llevamos invertidos más de 175.000 euros. Todas las semanas tenemos dos o tres cursos en marcha aquí en la empresa. En este edificio, toda la planta baja son salas de formación –hay cuatro o cinco–, y ya se nos está quedando pequeño. También hay aulas en las plantas de fabricación. Y estamos hablando no solo de formación técnica, sino también en habilidades.
La responsabilidad social corporativa (RSC) también forma parte del ADN de la empresa. “Colaboramos en multitud de causas: mujeres víctimas de la violencia, reclusos de Picassent, jóvenes en riesgo de exclusión…”.
