¿En qué consiste la innovación?

¿En qué consiste la innovación?

Ahora bien, este término tiene un significado mucho más amplio. Si solamente consideráramos innovación lo expuesto, las pequeñas y medianas empresas prácticamente no tendrían posibilidades de conseguir mejoras consecuencia de la innovación. Afortunadamente, eso no es así y encontramos a pymes que son punteras en este ámbito.

Entonces, ¿qué significa innovar? A la práctica y de forma más amplia, innovar significa llevar a cabo cualquier cambio en el producto, servicio, proceso o funcionamiento de la compañía que permita conseguir una ventaja competitiva y diferenciarse de la competencia. Por lo tanto, toda empresa puede ser capaz, a partir del análisis interno y externo, de desarrollar mejoras en este aspecto. Es más: las empresas más pequeñas, en caso de estar bien organizadas, son también más ágiles y tienen la capacidad de adaptarse a todos los cambios del entorno de una forma más rápida que las de un tamaño mayor.

¿Cómo conseguir innovar?

A continuación, expondremos una serie de medidas que puede aplicar la empresa para, de esa forma, conseguir la deseada innovación:

  • Cambio en la marca: es un claro ejemplo de innovación que tampoco no requiere una gran cantidad de inversión. Puede que la imagen que está transmitiendo la empresa a partir de la forma como se presenta no sea la adecuada y no capte la atención del público objetivo. Entonces, hay que rediseñar toda la estrategia para conseguir el efecto deseado. Uno de los primeros impactos que recibe todo consumidor es la imagen de la marca. A partir de su forma, composición de colores o imágenes, en la mente de las personas nos hacemos una primera idea de lo que es la empresa según este primer impacto visual. Por lo tanto, el diseño que se fije debe de ser de acuerdo con las preferencias que transmite el público. Para conocerlas, nada mejor que un necesario y extenso estudio de mercado.
  • Cambio en la forma de dirigirse al público objetivo: puede pasar que una compañía, aunque haya conseguido una imagen de acuerdo con la que quiere el público objetivo y que, además, ofrezca un producto con las características demandadas, no consiga transmitirlo adecuadamente al público y que éste no sea consciente de la existencia de la empresa o que el producto que le están ofreciendo realmente cumple con todo lo que exige. Por lo tanto, en este caso, lo que hay es un error en la comunicación y forma cómo la compañía hace llegar su mensaje al consumidor. Ello se puede deber a distintos motivos:

    • Elección errónea del canal: no siempre aquellos medios con un mayor número de personas que los siguen son los más adecuados para hacer llegar un mensaje. Cada segmento de población sigue unos determinados medios u otros según sus preferencias o ubicación geográfica. Por ese motivo, la compañía debe de conocer cuáles son e invertir los recursos publicitarios en la promoción en éstos.
    • Lenguaje incorrecto: el grado de formalidad a utilizar varía según el público al cual nos dirigimos. Por ejemplo, para una persona joven será, en general, más atractivo un mensaje próximo y desenfadado que uno más formal. Por el contrario, a un público de más valor añadido y que busca exclusividad, las formas deben de ser totalmente distintas y hay que cuidar muchísimo más el vocabulario y las formas de presentarse.
    • Incapacidad por resaltar las características más valoradas por los clientes: al realizar la compaña de marketing, los responsables y quienes la ejecutan tienen que conocer aquellos aspectos del producto que son más valorados. Hay que considerar que muchas empresas, en el actual mercado competitivo, ofrecen productos muy similares unos a los otros. Por lo tanto, la decisión de compra se da por aspectos muy concretos de acuerdo con las preferencias específicas de cada persona. Entonces, la obligación de un buen equipo de marketing es destacar este aspecto diferencial en la publicidad o promoción para que el cliente se percate de ello.
  • Cambios en la organización: a partir del estudio de la estructura y tareas que se desarrollan en la empresa, se pueden conseguir cambios muy importantes en la productividad. Por ejemplo, puede ser que un trabajador tenga una idea para mejorar un proceso. Al ser la persona que más de cerca está viviendo aquel trabajo, su opinión debe de ser tenida en consideración y valorarla. También puede ocurrir que un trabajador resulte que está haciendo un trabajo en algún lugar donde no da el máximo de rentabilidad, porque por sus características y aptitudes podría rendir más en otro sitio. En este caso, la tarea de Recursos Humanos es clara: son ellos los encargados de desgranar las distintas tareas que se realizan y los perfiles más adecuados en cada caso.
  • Innovar en formación: es imprescindible tener un personal formado de acuerdo con las necesidades e innovaciones que aparecen. Por lo tanto, cada vez que sucede algún cambio en el proceso, es imprescindible ofrecer aquella formación necesaria para que la sepan manejar.
  • Mejorar el circuito de comunicación y circulación de la información: se trata de un simple tema a nivel organizativo que no requiere prácticamente ningún coste adicional por la empresa pero que, en cambio, sí permite una mejora en términos de productividad e innovación muy importante. Hay que tener en cuenta que la organización la forman una serie de personas, cada una de ellas con sus habilidades e ideas. Para que todo el talento pueda desarrollarse y aflorar al máximo, hay que facilitar aquellos canales por los cuales pueda hacerse. De la misma forma, la información que hay recogida en un departamento puede que sea necesaria para otro.
  • Innovar en la atención al cliente: cada vez aparecen nuevas formas de contactar con el cliente. Especialmente las redes sociales, han permitido un contacto fluido y constante que no debe de perderse y que reporta una cantidad de información importante tanto en volumen como en calidad.

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