La Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) celebraba este miércoles en CaixaForum València su Asamblea General anual. Entre los puntos aprobados, la novedad principal ha sido la aprobación de la reforma de sus estatutos, lo que se traducirá en una mayor autonomía de CEV Castellón, CEV Valencia y CEV Alicante. Además, se ha eliminado el límite de mandatos presidenciales, que hasta la actualidad impedía ocupar la presidencia de la CEV ininterrumpidamente por más de ocho años.
Para el presidente de la CEV, Salvador Navarro, estas decisiones prueban que la patronal valenciana apuesta por «un modelo maduro, afianzado y respetado», lo que, según sus palabras, justifica el aumento de la «capacidad de decisión» de las CEV provinciales. La columna vertebral del proyecto, aseguraba Navarro, continuará siendo «la vertebración de la Comunitat Valenciana de forma que, desde la unidad de acción de la que hemos hecho bandera, se aprovechen al máximo todas las sinergias y oportunidades para con ello favorecer el crecimiento económico y social del territorio«.
José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank, ha sido el encargado de clausurar un acto en el que se ha apostado por la puesta en marcha de reformas estructurales de calado, «que son fundamentales para la creación de riqueza, la financiación del estado del bienestar y, en definitiva, para mejorar la calidad de vida futura de los ciudadanos«.
Advertencia: «Hay elementos inflacionarios»
En su discurso de clausura de la asamblea general de la CEV, Goirizolgarri ha afirmado que las previsiones de crecimiento económico para España han aumentado hasta el 2,4 % para este año y a ello contribuirá la moderación de la inflación y la flexibilización de la política monetaria.
Pese a los datos positivos, Goirigolzarri ha advertido de que en el medio plazo pueden darse tasas de inflación no tan bajas como en el pasado por varias razones, entre ellas el populismo, la desglobalización y la demanda de experiencias personales tras la pandemia, «elementos todos ellos inflacionarios».
Aunque hasta la fecha la evolución de la inflación ha sido positiva, en torno al 3 %, el último tramo hasta el objetivo del 2 % será «más gradual y probablemente con cierta volatilidad» y, pese a señalar la dificultad de acertar con las previsiones de inflación -sobre la que ha recordado que la entidad no tiene un buen récord de aciertos-, ha asegurado que hay factores de fondo que pueden llevar a «tasas estructurales no tan bajas como en el pasado«.
¿Cuáles son los riesgos?
Goirigolzarri ha enumerado los riesgos a medio y largo plazo de la economía española, como son el escaso crecimiento de los últimos quince años y la ampliación de la brecha con Europa, que ha llevado a que la renta per cápita esté un 15 % por debajo de la media europea, si bien eliminando la inflación el crecimiento es del 2-3 %.
«La mayor vulnerabilidad de la economía española son sus cuentas públicas y que el punto más preocupante es su escaso crecimiento. La mejora de la productividad es el principal factor que alimenta el crecimiento económico en el largo plazo, algo en lo que nuestro desempeño está siendo muy débil, lo que está provocando que desde el año 2000 se haya duplicado la brecha con Europa», ha asegurado el presidente de la entidad.
Y añadía: «Desequilibrios como el déficit de las cuentas públicas, que no se han corregido con la expansión económico de los últimos años, deben resolverse en un contexto futuro de mayores tipos de interés, mayores exigencias de inversión derivadas de la transición climática, de defensa, y de la evolución demográfica, lo que exige «un plan riguroso de disciplina fiscal con un horizonte de largo plazo».
La mejora de la productividad, remarcaba Goirigolzarri, que ha agrandado su brecha con Europa, es el principal punto débil de la economía española, y requiere de reformas de calado con consensos políticos y sociales que «no parecen alcanzables en el corto plazo».
Pese a todo, cabe el optimismo
Por el lado optimista, ha señalado las oportunidades que surgen por la redefinición de las cadenas de suministro que se están configurando a nivel mundial, y por la mayor autonomía energética -con ventaja de España por su posición geográfica y en transición energética dado el conocimiento técnico en fuentes de energía-, que llevará aparejada fuertes inversiones y creación de empleo.
En este punto ha destacado el apoyo que suponen los fondos europeos y el sector privado, «muy sólido» desde el punto de vista financiero por el desapalancamiento de los últimos años, con unos empresarios que son «fuente de riqueza» y «bases del crecimiento».
En el ámbito europeo, Goirigolzarri ha apuntado la necesidad de crecimiento para mantener el estado de bienestar, comparando el 13 % de los últimos quince años con el 33 % de Estados Unidos y la reducción de la renta per cápita, un tercio por debajo, y ha defendido una estrategia común ante posiciones nacionales en un mercado de competencia global.
Porque, ha dicho, un mercado fragmentado es insuficiente y ello supone un freno al crecimiento y a la innovación, una cuestión que también afecta al sector financiero «sin unión bancaria y sin un mercado de capitales unificado».