Domingo, 24 de Noviembre de 2024
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Crece la tensión entre Taiwán y China, un conflicto que arrastraría al mundo

Existen dos importantes hitos temporales en el plan de ruta geopolítico del Partido Comunista de China (PCCh): el centenario de la fundación del partido en 2021 y el del proyecto de una «Nueva China» para 2049. En su libro «El Sueño Chino», editado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el economista chileno Osvaldo Rosales señala como principal objetivo del Gobierno chino «la vuelta a la ‘normalidad histórica’. Una recuperación que culminaría en 2049 -centenario de la escisión con Taiwán- con la reinstalación del país a la cabeza de la globalización». El resultado de las elecciones en Taiwán el pasado fin de semana podría suponer un varapalo para los esfuerzos chinos por lograr una reunificación.

Y es que la victoria con un 40,3% de los votos del candidato del PDP (Partido Democrático Progresista), William Lai, aleja todavía más a la isla de una postura favorable a Pekín. Los resultados supondrán un tercer mandato para el partido pro-occidental y suponen un rechazo de la vía conciliadora defendida por el Kuomintang, que obtuvo un apoyo del 34,9% de la población.

Crece la tensión entre Taiwán y China, un conflicto que arrastraría al mundo

China reclama la soberanía sobre Taiwán, isla a la que considera un territorio rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí tras perder la guerra civil contra el Ejército comunista en 1949. El presidente chino, Xi Jinping, ha situado la reunificación como uno de los principales objetivos de su mandato.

¿Un seísmo con réplicas globales?

Las relaciones entre Taiwán y China se caracterizan en la actualidad por una desconfianza tensa, pese a que ambos países mantienen una interdependencia comercial muy pronunciada. Según los datos de la Association of Southeast Asian Nations (ASEAN), las exportaciones de la isla al gigante asiático suponen 446 billones -norteamericanos- de dólares, un 42,3% del total. Por su parte, las importaciones hacia China suponen un 22,1%, más de 384 billones de dólares.

De forma paralela, los EE.UU. han intensificado durante los últimos años sus relaciones comerciales con Taiwán. Según los datos del Gobierno estadounidense, en 2021 las exportaciones norteamericanas de bienes y servicios a Taiwán ascendieron a 47.300 millones de dólares, un 18,8 % más que en 2020, mientras que las importaciones desde la isla fueron de 86.900 millones de dólares. Además, ambos países firmaron a mediados de 2023 un ambicioso acuerdo comercial que ha estrechado la dependencia mutua.

La isla supone, pues, uno de los puntos claves en la pugna comercial que mantienen ambas superpotencias desde 2018. Y es que durante las últimas décadas la isla se ha situado a la vanguardia mundial de la industria de los semiconductores, que representa en conjunto alrededor del 15 % del PIB de Taiwán y que resulta clave en las cadenas de suministro de las principales firmas tecnológicas del mundo.

El peso de la isla en los semiconductores

Según explica en uno de sus informes Pablo Gil, economista, experto en mercados y analista de IG España, «no debemos olvidar que China y Estados Unidos tienen un interés muy claro en el control de Taiwán. Ello se debe a que en este país se produce el 64% de todos los semiconductores destinados al mercado global. Esto dota al país insular de un peso específico tan grande que, en un mundo digitalizado, lo que ocurra en la isla tiene un trasfondo económico muy relevante».

Y es que, tan sólo en 2022, los ingresos de las más de 300 compañías del sector instaladas en la isla supusieron 156.000 millones de dólares, según cifras de la Asociación de la Industria Taiwanesa de Semiconductores. De hecho, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), la gran empresa de semiconductores taiwanesa, provee a todas las grandes empresas norteamericanas que se dedican a la electrónica.

Una disrupción de este mercado pondría en enormes dificultades a toda la industria que puede generar Occidente, ya que se dejarían de recibir los elementos fundamentales para el progreso tecnológico. Según datos de Bloomberg Economics, una guerra por Taiwán se traduciría en una pérdida del 10% del PIB mundial y superaría el impacto del Covid.

Además, la compañía estadounidense estima en un 40% el golpe al PIB que supondría para Taiwán un conflicto con China.

El «Big Chip», ¿una alternativa china?

Con el objetivo de superar las sanciones de Estados Unidos en el sector de los semiconductores, científicos chinos han desarrollado un procesador de computadora del tamaño de una oblea de silicio completa, o unos 22 nanómetros. Esta tecnología llamada «Big Chip» podría permitirles superar las sanciones estadounidenses para reforzar su autosuficiencia tecnológica.

Bautizado como «Zhejiang», este semiconductor es tan amplio que puede albergar más componentes electrónicos pequeños, o transistores, que un circuito integrado único convencional hecho con la tecnología existente.

El sector de los semiconductores es clave para China, ya que se trata de uno de los puntales de sus planes para reforzar su autosuficiencia tecnológica y reducir así su dependencia de terceros países ante la guerra comercial y las sanciones de Washington y otros aliados como Japón o Países Bajos.

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