Domingo, 28 de Abril de 2024
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J.M. Pastor, IVIE: «El 56 % de todo el gasto en Fallas se destina a hostelería»

J.M. Pastor, IVIE: «El 56 % de todo el gasto en Fallas se destina a hostelería»

Hablar de Valencia es hablar de Fallas. Más allá de la sátira, la pólvora y la creatividad artística, estas fiestas representan un pilar fundamental para la historia, la identidad cultural y la economía de la Comunidad Valenciana. Esta tradicional fiesta popular, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, genera además un impacto económico considerable, impulsando la creación de empleos y dinamizando diversos sectores.

Fallas

La repercusión de las Fallas es muy amplia, pero difícil de cuantificar debido a la cantidad de aspectos en los que influye. En términos de repercusión internacional, los icónicos ninots, el espectáculo pirotécnico, la luz, el color y las llamas, han conseguido situar a Valencia en el mapa mundial. Prueba de ello es que cada año es mayor el número de turistas que aterrizan en la capital del Turia.

Analizamos, junto a los artistas falleros, organizaciones gremiales y expertos de la Universitat de València (UV), el tejido industrial que ha rodeado históricamente a estas fiestas.

¿A cuánto asciende el gasto en Fallas?

Para tratar de medir el impacto real de esta festividad, desde el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), trabajan en la elaboración de un estudio que pretende estimar de forma fiel los efectos económicos que se generan como consecuencia del gasto en Fallas.

Para el investigador al frente del estudio, José Manuel Pastor, catedrático de Análisis Económico de la UV, este será «el primer análisis serio que se haga en España, debido a la gran cantidad de medios empleados. No se ha cogido el dato de gasto en fallas de los turistas, se ha ido más allá y se ha medido el patrón de gasto, en qué y dónde se lo ha gastado. Comisiones de fiestas, falleros, empleo de big data… Todo ello nos permite conocer la realidad».

El estudio encargado por el Ayuntamiento de Valencia revela que las Fallas tienen un impacto total de 732,6 millones de euros en la economía, aportando 180 millones de euros a la renta y sustentando 6.500 puestos de trabajo. Este análisis posiciona a esta fiesta como la que más empleo genera y que más retorno económico proporciona de España.

La fiesta impacta «en todos los sectores»

Si algo dejan claro los resultados del estudio, explica Pastor a este medio, es que «todos los sectores de la Comunidad Valenciana sienten el impacto de las Fallas de forma muy destacada».

El 56 % de todo el gasto en Fallas se destina a hostelería

«Durante las fiestas, la gente gasta dinero en alimentación, pero también en indumentaria tradicional, pirotecnia, churrerías… esos son los sectores afectados directamente. De manera adicional, en nuestro estudio hemos obtenido datos muy llamativos, como que el 56% de todo el gasto en Fallas se destina a hostelería, el 12 % va a la industria textil, el 8% a transportes… Todos ellos son los beneficiados principalmente, pero de forma indirecta también se benefician muchos otras industrias. Todos los sectores, exceptuando la extracción energética, se ven beneficiados por la fiesta, de forma directa o indirecta», afirma José Manuel Pastor.

Un reclamo internacional de primer nivel

Tras el inevitable parón provocado por la pandemia, la edición de 2023 de las Fallas batió récord de asistencia con una ocupación hotelera media que rozaba 95%. Según los cálculos de la Generalitat Valenciana, el número de plazas disponibles en la capital asciende a 21.406.

Para Pastor, «hay que tener en cuenta que una buena parte de la gente que viene a la ciudad de Valencia en Fallas no son turistas, muchos son residentes o vienen a la ciudad por motivos de trabajo. El empleo de big data nos ha permitido discriminar a quien venía exclusivamente atraído por las fallas y cuantificar de forma fiel el impacto. Son un punto absolutamente fundamental para la atracción de público internacional. El venir con motivo de las Fallas sirve además de banderín de enganche, porque Valencia gusta. De igual forma, muchas empresas vienen a conocer las Fallas y después deciden hacer del territorio lugar de destino de su inversión».

Las Fallas son imagen de marca en sí. ¿Cuántos influencers están haciendo de forma independiente publicidad sobre las Fallas?

Y concluye: «Las Fallas son imagen de marca en sí. ¿Cuántos influencers están haciendo de forma independiente publicidad sobre las Fallas? Si el Ayuntamiento de Valencia, a través de Visit Valencia, tuviera que pagar esta imagen publicitaria, costaría millones«.

Mantener sectores históricos

Un dato interesante es la cantidad de negocio que se genera en torno a actividades tradicionales que, de otra forma, no podrían subsistir. Este es el caso, explican desde la UV, de la indumentaria tradicional valenciana, cuyas telas se hacen con seda.

Traje de fallera

Hablando con los profesionales del sector, explica José Manuel Pastor, sabemos que la seda que se emplea en la actualidad en este tipo de tejidos viene desde China, pese a la tradición histórica con que cuenta la ciudad de Valencia. Sin embargo, los telares que confeccionan el material se encuentran en la ciudad.

«Quienes hacen las peinetas, los aderezos, la industria de la pirotecnia, las bandas de música… son sectores tradicionales que, si no existiesen las Fallas, desaparecerían. No todo lo que se puede contar cuenta, ni todo lo que cuenta se puede contar», asegura el catedrático.

Tradición e industria fallera

Ubicada en el popular barrio de Benicalap –al noroeste de la ciudad de Valencia–, la Ciutat Fallera es un complejo único que nació en la década de 1960 con el objetivo de convertirse en el epicentro de la industria fallera. Talleres, artistas falleros y sus familias… Todo ello habría de reunirse en un polígono industrial compuesto por 50 naves y bloques de viviendas colindantes.

Antes de contar con esta ubicación, los artistas falleros se dispersaban por diferentes talleres a lo largo de la ciudad, a menudo con condiciones precarias y espacio limitado. La Ciutat Fallera les brindó un espacio centralizado y moderno, con naves diáfanas, equipadas con las herramientas y recursos necesarios para dar vida a las monumentales fallas.

Pocos años antes daba sus primeros pasos el icónico Gremio de Artesanos Falleros de Valencia. Ya en 1932, con la fundación de la Asociación de Artistas Falleros, se creó el embrión de lo que en la década de 1940, en un contexto marcado por la posguerra y la necesidad de unir y fortalecer al sector fallero, se constituiría en el actual gremio.

Tal y como explica Francisco Pellicer Brell, maestro mayor del gremio, en el caso de esta organización, la actividad relacionada con la creación y construcción de las Fallas, así cómo las de carrozas y otros elementos utilizados en los diferentes actos de las comisiones, influyen directamente sobre la economía del profesional fallero.

«Resulta complicado hablar de cifras, ya que los presupuestos de las fallas no suponen el 100% de los ingresos de un taller, pero la gran mayoría de las Fallas de la ciudad de Valencia y de las diferentes poblaciones falleras están realizadas por artistas falleros profesionales, agremiados o no», explica Pellicer.

Tradicionalmente, los artistas del gremio han compaginado la actividad de realización de fallas con la construcción de estands, decoraciones para interiores, escenografías, decorados de televisión… Todo un abanico de diversificación que ayudaba a sostener en el tiempo estos negocios. En los últimos años, explica el maestro mayor, a esta actividad se han sumado la producción de escenografías para grandes festivales musicales.

El expertise de estos artistas se prolonga, por tanto, más allá de las fronteras autonómicas. De hecho, explican desde la institución, la industria fallera valenciana ha sido la encargada de construir tradicionalmente el decorado de los carnavales de Tenerife.

El oficio de las Fallas en la actualidad

Vivimos años de digitalización y transformación acelerada de todos los sectores. De forma similar, durante los últimos años hemos visto evolucionar significativamente las actividades económicas que rodean a una fiesta tan icónica como las Fallas.

Acerca del impacto directo que las nuevas tecnologías han tenido en el sector, Pellicer asegura que «la digitalización se ha utilizado para el diseño, el modelado directamente con programas de ordenador y sobre todo, el corte de piezas, ya sea a con hilo o con troqueles».

Diversificar y tecnologizar el sector

El oficio de artista fallero a nivel tecnológico ha evolucionado mucho en las últimas décadas. Ello ha permitido al sector explorar nuevas posibilidades de negocio, que permitan a los artistas falleros diversificar los ingresos. Según explica Xavi Serra, artista fallero y fundador de Valua, «a esa evolución sólo le faltaba un aspecto que mejorar y potenciar, la visibilidad de su gran potencial en los canales digitales. En ese sentido, buscamos contribuir a poner en valor a los artistas falleros a través de las nuevas tecnologías y la innovación».

Con respecto a la sostenibilidad, explican desde el Gremio de Artistas Falleros, los artistas falleros dependen de los materiales que se comercializan, homologados y cumpliendo todas las normas que se les puedan exigir

Y concluye Pellicer al respecto: «Cuanto más sostenibles sean los materiales, más sostenibles serán las Fallas. El uso de ese tipo de productos encarece el coste de la falla. Siendo un presupuesto cerrado de antemano, es necesario ajustar el presupuesto teniendo en cuenta el coste de los materiales».

El coste de una Falla

Como cualquier otro sector económico, la industria fallera se ha visto afectada por el aumento de costes energéticos, de materias primas y la inflación. Los precios que los casales falleros están dispuestos a pagar por estas icónicas estructuras se ha mantenido, más o menos estable durante los últimos 20 años.

Es difícil comprender qué hay tras una falla, la cantidad de manos por las que pasa y todo el trabajo que hay detrás, explica Cristina Camarasa, artista fallera de Santaeulalia.

«Antiguamente se ganaba más dinero, pero en la actualidad los márgenes se han vuelto muy ajustados. Cada vez se exige más nivel de calidad en las estructuras, mejores acabados y proporciones… y todo ello por el mismo precio», se queja Camarasa.

Cuando se habla de que una falla cuesta 200.000 euros, continúa la profesional, la gente se piensa que se los guarda el artista fallero. «Lo cierto, –asegura–, es que de ese presupuesto se tienen que deducir los sueldos de los trabajadores durante un año entero, pagar la nave durante ese tiempo, y de ahí, sacar un sueldo. El mundo de los artistas falleros está plagado de gente que se ve avocada a aceptar muchos contratos para poder salir adelante», asegura la artista.

Y concluye: «Hay un largo etcétera de costes en materiales, transporte… es un dineral. Todo ello hace que la mayoría de los artistas estén por vocación. El coste de la vida es mucho mayor, con los presupuestos que se manejan muchas veces llega justo para cubrir costes, pero hay mucha competencia y eso fuerza a aceptar ciertas condiciones».

Las Fallas, ¿sin sus artistas?

El artista fallero, además de creativo, también es empresario. Sin embargo, ese aspecto, explica Xavi Serra, es posiblemente el que menos se ha tenido en cuenta en el sector.
Pese al buen momento por el que atraviesan las fiestas, algunos profesionales del sector sienten que la ciudad se ha olvidado de ellos.

«Las Fallas han ayudado a que Valencia sea reconocida, en la actualidad es normal ver extranjeros en la ciudad durante todo el año. Los talleres falleros han sabido evolucionar tecnológicamente, pero han ido perdiendo rentabilidad. Las fiestas han avanzado, pero se han olvidado de sus artistas falleros», concluye Camarasa.

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