Visualfy

Visualfy, la plataforma valenciana que vuelve visibles los sonidos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como discapacidad auditiva a la pérdida auditiva superior a 25dB. En un informe presentado durante 2021, la organización alertaba de que, según sus previsiones, una de cada cuatro personas presentará problemas auditivos en 2050. En este sentido, la OMS advertía de la repercusión positiva que podía tener el uso de las nuevas tecnologías en la vida de las personas sordas.

Visualfy es una empresa valenciana de impacto social que trabaja para adaptar el mundo a las personas que sufren esta discapacidad. Su equipo está compuesto por personas sordas y oyentes en partes iguales. El dispositivo que han desarrollado, y que se fabrica en Játiva, está desarrollado a partir de tecnología valenciana. El principal objetivo de la marca: derribar las barreras comunicativas para las personas sordas.

Charlamos con Manel Alcaide Dias, CEO y cofundador de Visualfy, acerca de qué son y qué quieren ser.

-Hagamos un poco de recapitulación. ¿Puedes contarnos cómo nacéis y cómo desarrolláis el proyecto?

Comenzamos gracias a un proceso de aceleración en el que 32 emprendedores nos fuimos a Nueva York durante 6 meses. El objetivo allí fue tratar de desarrollar proyectos y buscar inversión.

Conseguimos una primera ayuda de 50.000 que nos permitió validar la idea que teníamos en mente. Posteriormente, en 2017, obtuvimos una inversión privada de 1,2 millones de euros y una ayuda de la Unión Europea de 1,5 millones de euros.

Con esa inversión inicial estuvimos desarrollando durante dos años la tecnología. En diciembre de 2019 es cuando ya tenemos la tecnología lista, que reconoce sonidos del entorno relacionados con la autonomía y la seguridad personal. Desde una alarma de incendios, de CO2 o la apertura de una puerta que no se debe… todos esos imputs sonoros, una persona sorda o con dificultad auditiva, no lo puede detectar.

Eliminar las barreras de comunicación

-¿Y cómo funciona exactamente Visualfy?

Lo que hacemos es que nuestro algoritmo es capaz de reconocer ese sonido y, una vez identificado, envía una notificación a los dispositivos de los usuarios o a alguna especie de luminaria que está conectada a nuestro sistema y cambia de color en función de cada alerta.

Existe un código de colores preestablecido conforme a un estándar y puede aplicarse desde a estaciones de trenes, hospitales, una oficina de atención al ciudadano…

Todo esto lo complementamos con soluciones para eliminar las barreras de comunicación. Por un lado, tenemos puzles magnéticos, que es un dispositivo que recoge un sonido y lo envía directamente al oído del receptor eliminando el ruido de alrededor. También hacemos adaptaciones adaptaciones de videos de lengua de signos que se pueden consumir a partir de un código QR.

Y por último hacemos el reconocimiento de voz en tiempo real en dos aspectos: pasar a texto la voz que sale por megafonía y enviarla al móvil de los usuarios; o en una conversación de tú a tú, el teléfono puede transcribirme en tiempo real todo lo que vayas diciendo. Esto lo tenemos disponible ya en más de 100 idiomas.

-Es un poco como subtitular la vida, ¿no?

Exacto. Por un lado, subtitulamos la vida y por otro hacemos visibles las alertas sonoras. Esto es importante porque conocemos de casos reales en los que personas sordas no han podido ser conscientes de peligros porque no está adaptada para ellos.

Este tipo de soluciones las podemos evitar gracias a la tecnología. Y muchas más.

Visibilizar a las personas sordas

-¿Cómo ha sido el feedback que habéis recibido al ponerlo en práctica?

Somos un proyecto creado por personas sordas y personas oyentes. De hecho, la Federación Mundial de Personas Sordas (WFDB, por sus siglas en inglés) suele decir «nada para nosotros sin nosotros».

No podemos ponernos en la piel de una persona sorda. Yo puedo sentarme en una silla e imaginar que tengo la movilidad reducida o vendarme en los ojos y pretender que no puedo ver. Pero yo nunca puedo dejar de escuchar.

Es muy importante el crear este tipo de servicios junto con ellos. A día de hoy la solución ya está instalada en muchos puntos de dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.  En total más de 500 edificios en marcha con la administración pública hoy.

-Sois una empresa enfocada a proveer un servicio a un grupo muy específico de la población. ¿Por qué decidís centraros en las personas sordas?

Porque son personas invisibles. Tú a simple vista puedes reconocer si una persona es ciega o tiene movilidad reducida. Sin embargo, de un sordo no puedes saber que lo es a no ser que trates de comunicarte con él.

Existen 466 millones de personas con pérdida auditiva según la OMS. De aquí al 2050 la cifra superará los 900 millones de personas porque 1100 millones de jóvenes están en riesgo debido al mal uso de auriculares y los eventos recreativos.

Nosotros llegamos a ello bajo el conocimiento de la comunidad. Teníamos una asociación en la que realizábamos actividades artísticas entre personas sordas y oyentes.

Eso nos permitió detectar esa necesidad y empezar a crear una aplicación muy sencillita que subimos a internet y que acabó por ser descargada 5.000 veces en 122 países diferentes. Ahí nos dimos cuenta de que había un mercado y que las soluciones que había eran muy arcaicas. Había una necesidad obvia pendiente de cubrir.

Futuro internacional

-¿Cómo veis el futuro de Visualfy a corto plazo?

Hoy en día somos 12 personas. Estamos ahora en otra ronda de inversión y queremos duplicar el equipo durante el próximo año. De momento tenemos muchísimas oportunidades en marcha y más de 10 millones de euros para llevarlo a cabo.

Necesitamos crecer y afianzar el mercado en España, con los ojos puestos en la internalización el año que viene. Vamos a hacer la reingeniería del producto adaptado a domicilios particulares.

Visualfy Home será un dispositivo similar adaptado a un entorno doméstico que ayudará a una persona sorda adaptar su hogar.

 

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