Ir a Chefchaouen era una pequeña aventura, muy cerquita de Ceuta, apenas a dos horas y media, un pueblecito sobre el Rift de Marruecos, las montañas, creo que era 1989, poco después de haberse estrenado una conocida película que se llamaba ‘Bajarse al moro’, una comedia donde actuaban algunos de los actores que luego se consagraron como Antonio Banderas, Verónica Forqué o Juan Echanove que, en cierta manera, utiliza el escenario de este pequeño pueblecito para muchas de sus escenas.

Hassan estuvo encantador, en la zona baja tenía un pequeño restaurante (ahora más conocido como el Restaurante Tissemial), y su cocina marroquí era (y es) excepcional, hay varios salones y una chimenea, creando un ambiente de relax con la decoración de velas, faroles y una luz muy cálida y suave, todo repleto de cojines, alfombras… todo parecía invitar a relajarte y disfrutar de la comida. El Tajine de cordero es sublime. Recuerdo la experiencia con mucho cariño.

Los riads, un secreto que descubrir en tu viaje a Marruecos

Los riads han supuesto todo un nuevo formato de alojamiento a lo largo de Marruecos, con todo tipo de categorías, detalles, accesibles a cualquier bolsillo, pero también algunos de ellos con un lujo exquisito. No han parado de crecer: se calcula que solo en Marrakech hay más de 1.300 riads. Casas del interior de la medina transformadas para el visitante, con la experiencia de una casa típica de Marruecos, familiar. A veces llegar a uno de ellos andando por las callejuelas, en ocasiones apenas sin luz, suponen ya de por si otra pequeña aventura, cuando he acompañado a amigos notaba en sus caras la preocupación y la expectativa de qué se iban a encontrar. Pero siempre la sorpresa ha superado sus expectativas.

Xaouen fue adquiriendo cada vez más fama y es una escapada muy cercana para los españoles, Hassan fue prosperando y compró un segundo ‘edificio’, mejorando sus servicios, ofrece traslados si lo deseas, por ejemplo, desde Tánger o te incluye una sesión de Hamman en sus programas, pero también fueron apareciendo nuevos riads en Xaouen, tiendas de todo tipo, de tejidos, cuadros, orfebrería, lámparas… Y la población se tomó más en serio cuidar sus calles, su decoración y su apariencia.

El origen del azul

A lo largo del s. XX las casas se fueron pintando de azul. Hay muchas teorías sobre su origen, (que si los judíos que se desplazaron a vivir aquí, los mosquitos… o una forma de proteger mejor las casas del calor). Lo cierto es que se convirtió en un modo de destacar la belleza del pueblo; de sus calles estrechas y peatonales, llenas de colorido, sobre multitud de tonalidades azules de sus paredes; sus empedrados; sus suelos; escaleras… en algunos rincones una verdadera inmersión en el azul. He notado a lo largo de los años cómo ha evolucionado, se ha popularizado y supongo que, en ocasiones, masificado, pero guarda su esencia.

Antaño nos sentábamos en algún chiringuito de la plaza a comer ‘pinchos morunos’ con patatas, en alguna pequeña barbacoa que instalaban en la calle para vender los pinchos a los visitantes, frente a un edificio de tres alturas, algo desvencijado y repleto de cosas por su interior, casi imposible de transitar por dentro, y que ellos habían puesto en la puerta el cartel de ‘El Corte Inglés’. Sí, supongo que era lo más parecido a unos grandes almacenes allí.

La Terraza del Restaurante ‘El Jaleo’ tiene unas vistas preciosas y la calidad de su comida, auténticamente marroquí y mediterránea, es espectacular, no es posible saltársela en una visita este lugar. Pero no tengo información desde hace tiempo, hay quien dice que, con la covid-19 cerró y ya no volverá abrir. Espero que esta pandemia no borre del mapa estos lugares con tanto encanto y que tanta dependencia tienen del turismo.

Si quieres descubrir más lugares imprescindibles como este, puedes consultar nuestras recomendaciones aquí.