¿Seguirá España dependiendo del ‘made in China’?
La desaceleración del crecimiento en Asia emergente es significativa y la recuperación se enfrentará a retos hasta 2021, según informa el Centro de Desarrollo de la OCDE en su último informe Perspectivas Económicas del Sudeste Asiático, China e India 2021: Reasignación de recursos para la digitalización publicado este jueves.
Particularmente, los datos del crecimiento del PIB en China en 2020 reflejan la tesis de la desaceleración, al registrarse una subida del 1.8%, mucho menor que el 6.1% con el que cerró el país 2019. Partiendo de una base baja, según el OCDE, para 2021 la economía China volvería a repuntar, con una previsión de crecimiento de ocho puntos en el PIB de 2021.

«El repunte previsto a corto plazo se debe a la mejora de las condiciones financieras y a las importantes medidas de política monetaria y fiscal aplicadas por los gobiernos. Sin embargo, se espera que una serie de factores restrinjan la demanda y la inversión. En particular, las condiciones del mercado laboral seguirán siendo débiles, mientras que la contribución del sector exterior a la recuperación se ve comprometida por una situación económica mundial incierta», explican en el informe del Centro de Desarrollo.
Además, según apuntan desde la OCDE, las estrategias de gestión de la pandemia que lleve a cabo cada país, así como su capacidad para mantener el apoyo político determinarán su recuperación para 2021. «Los países con una gestión superior de la pandemia, incluida la distribución de las vacunas COVID-19, tendrán mejores resultados», añaden.
Antonio Sánchez Andrés, profesor de Economía aplicada en la Universitat de València y experto en política económica de Rusia y China, explica que, pese a que la economía de China ha registrado un crecimiento mayor que el resto del globo, esta ha sufrido un «estancamiento» en 2020. «Comparado con el declive internacional, la situación no es mala. Pero ha sufrido cierto estancamiento», afirma.
Respecto a las causas de este estancamiento, Sánchez apunta al freno en las relaciones económicas exteriores, junto a ciertos factores internos causados por el cambio que está realizando China sobre su modelo económico, cada vez menos centrado en el exterior.
«Está sustituyendo la demanda externa por la demanda por consumo interno, se sustituyen las inversiones de baja calidad por las inversiones de alto nivel tecnológico», explica el experto de la UV.
¿Dejará España de ser dependiente de China?
La balanza comercial española con China se caracteriza por un déficit crónico. Con una alta dependencia de las importaciones chinas, al hablar de las exportaciones españolas al país asiático las cifras son mucho más escasas históricamente.
Sin embargo, pese a que el déficit comercial sigue existiendo en las relaciones bilaterales China-España, este ha disminuido en un 6,5% en el periodo de enero-noviembre de 2020, respecto al mismo periodo en 2019.
Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores, en este periodo las importaciones han caído un -0,6% interanual, alcanzando los 26.800 millones de euros (10,7% del total de la exportación española) y ocupando el puesto 2 en la clasificación mundial. Los principales productos importados han sido otros artículos confeccionados (7,3%); equipos de telecomunicaciones (6,3%); máquinas de tratamiento y procesamiento de datos e información (5,2%); transistores y dispositivos semiconductores (2,5%); y juegos y videoconsolas (2%).
Por contra, las exportaciones han aumentado un 19,2% interanual, alcanzando los 7.359 millones de euros (3,1% del total de la exportación española) y ocupando el puesto 8 en la clasificación mundial. Los principales productos exportados han sido carne de porcino congelada (30,6%); cobre y sus aleaciones (6%); despojos comestibles de animales (6%);equipos, componentes y accesorios de automoción (4,3%); y medicamentos (3%).
No se puede obviar que esta disminución del déficit comercial puede explicarse por la crisis sanitaria causada por la pandemia del coronavirus y por cómo esta ha afectado a las relaciones comerciales entre ambos países. Sin embargo, pese a que este se ha reducido, la dependencia española de las importaciones China está lejos de desaparecer.
«De todo el comercio que se realiza entre ambos países, el 20% son ventas de España a China, mientras que el 80% son en el sentido contrario», explica Sánchez. Hace más de una década, las importaciones chinas en España eran esencialmente materiales textiles. Sin embargo, como apunta el investigador, desde principio de este siglo «lo que ocurre es que se han disparado los productos con mayor valor añadido -maquinaria, equipamiento y productos eléctricos-, acercándose al 40% de las importaciones españolas. Los textiles se han estancado en torno a un 20%.
«Nosotros les vendemos productos minerales, cierto tipo de productos químicos, pero también equipamiento y material eléctrico», explica Sánchez, quien alerta e que este último tipo de exportación puede llegar a resultar un problema, ya que «China vende en los mismos parámetros que nosotros y ahí podemos encontrarnos con una seria competencia».
Sobre la posibilidad de disminuir la dependencia de las importaciones españolas y una posible relocalización industrial, Sánchez lo tiene claro: «Eso depende de la política industrial y España no tiene. O se lleva a cabo una política industrial activa en España o seguiremos dependiendo de China».
Una apuesta por la interdepencia
Por su parte, Miguel Otero, investigador principal del Real Instituto Elcano, apunta diversas medidas que se plantean a nivel europeo en el camino de disminuir la dependencia actual de China de los países de la eurozona: aumentar las reservas nacionales, diversificar los suministros -que estos no dependan únicamente de un país, de China en particular- y acercar las cadenas de valor a Europa. «Hay que caminar hacia la diversificación, puede que con otros países de Asia como ASEAN, que son más competitivos a nivel de salario; así como ir pensando en acercar las cadenas de valor, por ejemplo al norte de África», apunta Otero.
«Hay que reducir la dependencia aunque se siga apostando por la interdependencia», defiende el investigador, quien añade que «hay que estar en China, pero también en otros países».
En este sentido, Otero explica: «El último acuerdo de inversiones con China va en esta dirección. Hay que seguir cooperando con China, compartir reglas parecidas y que el país asiático las cumpla, y seguir apostando por el mercado chino, que al fin y al cabo es el más dinámico y significa el 20% de la población mundial. No puedes permitirte no estar, pero eso no quiere decir que mayor interdependencia suponga mayor dependencia».
Perspectivas empresariales para 2021
Un 24,8% de las empresas españolas prevé un aumento de las exportaciones en 2021, un dato muy superior a la media de la Unión Europea, donde sólo un 2,6% espera un incremento en ese mismo periodo, según la Encuesta de Perspectivas Empresariales 2021 elaborada por la Cámara de España. Según el sondeo, España es el país de la Unión Europea que cuenta con perspectivas más positivas respecto a las exportaciones para el próximo ejercicio.
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