Viernes, 26 de Abril de 2024
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Castellón pierde 16 casas rurales al año, pese al crecimiento de la demanda de plazas

Castellón pierde 16 casas rurales al año, pese al crecimiento de la demanda de plazas

Castellón pierde 16 casas rurales por año y cada vez se aleja más de las 488 que ofertaba en 2014 y de las 531 de 2011. Una situación que sorprende puesto que tanto en el puente de primeros de diciembre como esta Navidad los altos índices de ocupación y el número de usuarios cercano a los 41.000 en 2019 se empeñan en demostrar lo contrario. ¿Qué ocurre entonces?

Las claves, apuntan desde el sector, hay que buscarlas en la desaparición de las ayudas con fondos europeos que impulsaron la apertura de un buen número de estos establecimientos a finales de los años 90 y a la, cada vez mayor, exigencia de servicios de calidad de los clientes, lo que requiere una mayor dedicación y profesionalización. Un coctel que hace que sólo pervivan quienes apuestan por el sector.

La eclosión de las casas rurales parece haber tocado techo en Castellón, que ve como empieza a pincharse esa burbuja, pese a que con su oferta de 424 establecimientos, sigue liderando el sector en la Comunitat Valenciana al aglutinar el 39% de las 8.100 plazas existentes, frente al 34,2 y el 26,8% de las provincias de Valencia y Alicante, respectivamente, según datos de Turisme de la Generalitat Valenciana.

Aún con ese descenso de un 1,7 por ciento del número de plazas que oferta Castellón, las cifras de visitantes están empeñadas en demostrar que es un segmento rentable del sector turístico provincial. En todo 2019 han sido más de 46.000 los usuarios de una de esas 424 casas rurales, una cifra muy encima de la de 40.987 personas que se hospedaron este tipo de establecimientos hace poco más de una década, en 2008.

El turismo de interior es oro puro para el sector. Un interior que lucha contra la falta de infraestructuras que obligan a sus vecinos a cambiarlo por la costa o zonas industriales, pero que a cambio ofrece tranquilidad, naturaleza y patrimonio arquitectónico a quienes lo visitan. Pese a esos activos y haberse convertido en referente del sector en la Comunitat, Castellón cuenta ahora con los mismos alojamientos rurales que hace 12 años, siendo especialmente significativa la tendencia al cierre de los últimos cuatro años, a un promedio de 16 al año, periodo en el que ha perdido el 15 por ciento de su oferta.

Las subvenciones europeas a través de Fondos Feder o el Programa Leader propiciaron, apuntan desde el Club de Producto de Interior Temps, el despegue del turismo rural, con la apertura de casas rurales. Así, a finales del siglo XX, en 1999, la provincia de Castellón contaba con 89 alojamientos de este tipo y apenas 8 años después, en 2007, ofertaba 455.

Un crecimiento que tocó techo al inicio de la pasada década cuando, en 2011, registraba 531 casas rurales. Ahora los cierres han reducido la oferta, pero los establecimientos abiertos ofrecen calidad y profesionalidad a un cliente cada vez más exigente, como apuntan desde Turisme. Cliente que demanda cada vez más actividades complementarias. Unas exigencias que los empresarios tratan de satisfacer con la oferta de turismo de pesca, turismo cultural o el enoturismo.

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