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M. Cardoso, de BBVA Research: “La digitalización abre las puertas a una mayor competitividad”

Miguel Cardoso es economista jefe de BBVA Research. Define la digitalización como “la capacidad de ayudar a las empresas y a los consumidores a encajar sus necesidades con otras empresas y consumidores que puedan satisfacerlas y de incrementar la capacidad de acceso de cualquier operador a distintos mercados”.

Pero no todo va a ser de color de rosa, la digitalización va a afectar al empleo. De heho, el sector manufacturero como generador de empleo va a perder peso. Los trabajadores que sean desplazados de dicho sector pasarán al de servicios pero su remuneración será menor. “Para afrontar este problema –afirma Cardososerá necesario reformar el sistema educativo”.

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-Qué debemos entender por digitalización de los procesos productivos? ¿Es algo que puede afectar a cualquier proceso productivo en diferentes sectores de la economía?

– La digitalización de los procesos productivos incluye muchos aspectos, pero en todos los casos estamos hablando del acceso a medios o instrumentos que pueden incrementar la productividad de las personas; por ejemplo, un smartphone o teléfono móvil, que ha significado un incremento de productividad y de la accesibilidad a la información para la gente.
Y esto, a su vez, ha sido posible gracias al aumento de la capacidad y velocidad de procesamiento y transmisión de datos. Pero esta capacidad de procesamiento no solo nos permite acceder a las nuevas tecnologías, sino también incrementa y diversifica lo que podemos hacer gracias a ellas.

El hecho de que cada 18 meses se duplique la capacidad de procesamiento significa que las cosas que se pueden hacer hoy con un smartphone, por ejemplo, son muchas y más potentes que las que se podían hacer hace año y medio.

En suma, cuando hablamos de digitalización nos referimos a la capacidad de ayudar a las empresas y a los consumidores a encajar sus necesidades con otras empresas y consumidores, que puedan satisfacerlas; e incidimos en incrementar la capacidad de acceso de cualquier operador a distintos mercados.

Además, con estas herramientas se puede incrementar el tamaño de mercado y eso es ya un cambio sustantivo. Una empresa cuyo mercado era solo su término municipal, gracias a la tecnología digital puede tener acceso a otro tipo de consumidores, lo que implica un cambio drástico de su proceso productivo.

Y también puede volverse mucho más competitiva al acceder a insumos (compras, consumos) que, de otra manera, no hubiera alcanzado, pues la digitalización de los procesos no solo abre las posibilidades de acceso a un mercado potencial de consumidores sino también a un mercado ingente de proveedores.

En definitiva, se abren las puertas a una mayor competitividad en la práctica totalidad de procesos productivos.

Del mismo modo y gracias a la digitalización estamos viendo la desintermediación acelerada de los sectores y que es más fácil la segmentación de procesos, lo que propicia la especialización de las cadenas productivas. Gracias a esto, algunos servicios que se producían dentro de la empresa, se pueden externalizar. Pensemos, por ejemplo, en el sector turístico.

Hace apenas diez años, su modelo y entorno competitivo era completamente diferente al actual y las personas que desarrollaron la plataforma de Airbnb eran gente que no tenía nada que ver con el sector, pero lo han puesto patas arriba, incrementado la competencia, y eso ha obligado a todos los operadores que quieren seguir creciendo, a reinventar su modelo.

– ¿Industria 4.0 significa lograr que todos los sistemas de información que conviven en una unidad productiva, en una empresa (fabricación, logística, administración y finanzas, ventas, etc.), “hablen” entre sí?

– Creo que ese es el mayor valor añadido de la digitalización de los procesos productivos. Cualquiera puede tener todos los instrumentos a su disposición porque están en el mercado y pueden comprarse, pero todavía son pocas las personas que pueden disponer de todo este potencial de forma coherente y organizada para producir algo que, efectivamente, tenga mercado y hacerlo a un precio competitivo. En esto va a ser clave el factor humano; sobre todo, la capacidad de quienes dirigen las empresas.

Digitalización-Automatización

– Digitalización, automatización y/o mecanización, ¿son sinónimos en este caso?

– Digitalizar no es solo automatizar. La digitalización, en parte, tiene que ver con incrementar o cambiar el capital físico de la empresa, pero hay otros factores en torno al concepto digitalización, de entre los que destaca especialmente la información. Los datos se convierten en un insumo fundamental para la toma de decisiones.

Gracias a la gestión de la información y de los datos, las empresas podrían estimar la evolución de la productividad de un trabajador o de una máquina, pues pueden predecir qué piezas o mecanismos de esta van a fallar, lo que permite desarrollar políticas de prevención y de mantenimiento más ajustadas.

Esta importancia creciente de la gestión del dato para ganar productividad y eficiencia por parte de las compañías hace que estas demanden de forma creciente perfiles profesionales diferentes a los que era válidos hasta la fecha. La digitalización incrementa la demanda del nivel de cualificación y, sobre todo, de profesionales cuyas capacidades estén menos dirigidas hacia actividades repetitivas, y mucho más hacia la creación y la toma de decisiones.

Estamos viendo una transición de las personas que antes se dedicaban a ese tipo de actividades repetitivas, hacia otras con más habilidades cognitivas. Pero esto no es nuevo, ha existido sistemáticamente en el proceso de industrialización que hemos vivido en los últimos 150–200 años y lo seguimos observando en la economía actual.

Hay actividades y profesiones que, muy probablemente, no hubieran podido permanecer en un entorno de libre competencia (minería, determinado tipo de agricultura, etc.), pero lo han logrado gracias a disfrutar de algún tipo de subsidio del Estado. Estamos hablando de actividades y sectores que ya son marginales en el mercado desarrollado.

Esa destrucción de empleo en ciertos sectores y su redirección hacia otros ha tenido como consecuencia este tipo de subsidios. Por lo tanto, la transformación de la economía va a tener costes en colectivos con los que vamos a tener que lidiar. Hay maneras de hacerlo, eficiente o ineficientemente, pero la experiencia histórica muestra que, al final, la creación de empleo neto siempre ha sido positiva.

– Pero el cambio que se está produciendo ahora nunca lo habíamos vivido.

– Hay formas de verlo pero, incluso si aceptamos que va a haber una reducción del trabajo disponible para las personas, es un problema que ya se abordó en el pasado.
Simplemente, puede que para garantizar la existencia de trabajo para los demandantes de empleo haya que ir a un descenso del número de horas trabajadas y asumir que deberá cambiar la forma de distribuir el ingreso. Otra posibilidad es distribuir la riqueza de manera diferente a como hoy se hace.

Internacionalización

– Hablemos ahora de la internacionalización. A la vista de los cambios vividos en los últimos meses en Europa (brexit) y Estados Unidos (elección de Donald Trump), ¿estamos ante un parón o marcha atrás en el proceso de globalización económica?

– Estamos en un punto en el que vemos que se agotan los efectos de los acuerdos firmados entre los 80 y los 90, en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC), con la incorporación de China al comercio mundial. Lo vemos en las cifras del comercio mundial; parece imposible crecer tanto tiempo a tasas tan altas. En economía, esto se denomina rendimientos decrecientes de escala.

Un ejemplo de lo que quiero decir sería este: la primera vez que te acercas a un árbol, la fruta está al alcance de la mano y se puede coger fácilmente. Pero la que está en las ramas altas es más difícil de alcanzar. Hemos recogido en los últimos años la fruta fácil de la apertura comercial y ahora, si queremos hacer que nuevamente esa fruta sea accesible, necesitaríamos acuerdos adicionales, pero serán difíciles a corto plazo.

Hay una serie de barreras comerciales y no comerciales que podrían reducirse, pero el problema en los países desarrollados es que, esa percepción de pérdida de bienestar que viene como consecuencia de la globalización, ha hecho que ciertas fuerzas políticas empiecen a ganar respaldo y dificulten que en estos momentos se pueda avanzar. Al contrario, vemos un proceso de resistencia.

Por ello, es muy probable que en las economías desarrolladas entremos en un proceso de consolidar los logros conseguidos en estos procesos de globalización; consolidar el status quo, pero no ir más adelante. Aumentar la globalización será prioritario en los países emergentes y es probable que se mantenga esta situación en los próximos 10-15 años.

– A pesar de los crecimientos logrados en los últimos años, aún son comparativamente pocas las empresas españolas presentes realmente en los mercados exteriores. ¿Qué le falta a la empresa o empresariado español para abordar en serio el reto de la internacionalización?

– En España, las exportaciones son el 33 %-35 % del PIB. Eso incluye exportaciones de servicios, la mitad de los cuales son turismo. La otra mitad son otra clase de servicios que la gente no tiene en cuenta y dentro del cambio de modelo productivo es ahí donde se dan los mayores crecimientos.

Debilidades a superar

– Si no es de turismo y son servicios, ¿de qué estamos hablando?

– Los sectores relacionados con la construcción son un buen ejemplo. La construcción ha pasado de proveer servicios a nivel doméstico, a hacerlo en el extranjero. Hoy, en lugar de hacer el AVE Madrid-Portugal, se ha hecho el de La Meca-Medina. Hay toda una serie de servicios relacionados con la construcción, las finanzas, el Derecho, la consultoría o la medicina y salud que en los últimos años se han desarrollado gracias a su expansión mundial. Además, se trata de actividades intensivas en el uso de mano de obra, donde por primera vez crece la productividad, al aumentar el empleo y los salarios.

En cualquier caso y volviendo a la pregunta original, el tamaño del mercado en la economía española, por ejemplo, es bastante similar al de Corea del Sur y, sin embargo, allí las exportaciones representan el 50 %-60 % del PIB. Hay una diferencia de casi 20 puntos respecto a España. Pero si otros han conseguido llegar hasta ahí, la economía española no debe dejar de intentarlo.

Por otro lado y a diferencia de lo que sucede en otras economías similares, en España persiste un elevado nivel de endeudamiento en el sector público y entre las empresas de la construcción. A corto plazo, el crecimiento de la demanda interna está ‘tocado’ y va a persistir la necesidad de salir fuera.

Además, se da la circunstancia de que, pese a las dificultades, estos últimos años han aparecido entre las empresas españolas ‘campeones’ en los mercados internacionales en textil o calzado, en farmacia o electrónica, y, por descontado, en el automóvil. Empresas que han triunfado sin contar con una política industrial que haya apostado por ellos. Debemos estudiar cómo tener políticas horizontales que beneficien a las empresas para que prosperen y alcancen nuevos mercados.

Por su parte, los empresarios deben esforzarse por formarse. Las empresas tienen que expandirse, unirse y si no creen que deben ganar tamaño, van a perder oportunidades.
Avanzar en el proceso de institucionalizar nuestra economía es extremadamente importante. Hay documentación del Banco de España donde se señala  que el débil crecimiento de la productividad en la economía española fue más importante en aquellos sectores donde había un exceso de regulación o donde había la oportunidad de regular. 

Es decir, donde había capacidad de generar corrupción, es donde menos creció la productividad. Es importante, pues, salir de este capitalismo de amiguetes.

– ¿La renovación generacional de los equipos de dirección de las empresas ayudará a su internacionalización?

– La capacidad de los equipos directivos es fundamental. Cuando hablaba de institucionalidad, es importante que llegue a la empresa. Hay empresas que no institucionalizan esos relevos generacionales donde el fundador cuenta con un capital humano o con ciertas cualidades que hicieron que la empresa prosperara pero esa transición (desde el dueño original a otra persona), tiene que estar ligada a criterios técnicos.

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