Estrellas del cine valenciano
Historia de un fracaso industrial a través de 20 películas
El concepto ‘estrella’ tiene aquí una doble acepción. En el cine valenciano presumimos de numerosas estrellas (Luis García Berlanga, Luis Lucía, Rafael Rivelles, Jorge Mistral, Antonio Ferrandis, Vicente Parra, Pepe Sancho…). Pero no basta con hablar de películas en las que intervienen una o dos figuras ‘de la terreta’. Consolidar un entramado laboral exige una mayor implicación.
Proponemos un nuevo modo para catalogar el ‘cine valenciano’. El método es sencillo: tengamos también en cuenta, quizá, sobre todo, el sistema de producción y que el rodaje se haya hecho en la Comunitat, con una mayoría de profesionales valencianos. Más que de arte estamos hablando ahora de industria y de puestos de trabajo.
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Por cada una de esas cinco categorías que se cumplan (producción, director, actores, rodaje y técnicos), se otorga una estrella a la película. Con cinco estrellas su calidad artística será mayor o menor (ya hablaremos de la crítica otro día), pero su compromiso valenciano en el plano industrial y cultural no admite duda.
El principal empeño ha sido buscar una más exacta catalogación del ‘cine valenciano’, siempre rodado con cuatro chavos y mal distribuido y promocionado. El listado no es exhaustivo. El espacio manda. No se incluyen, por ejemplo, series de TV o telefilmes (esa es otra historia). Lo que se ha intentado es que la relación de títulos sea muy representativa.
Los avatares de estas 20 películas realizadas tras la guerra civil, nos dicen bastantes cosas sobre la historia de un fracaso industrial. La creación en Alicante de la faraónica Ciudad de la Luz en el año 2000, agravó la situación, llenándola de deudas. Las instalaciones se cerraron el año 2012. Actualmente están abandonadas.
Presentamos a continuación la selección que analizamos y comentamos.
Don Quijote (★★)
(Rafael Gil, 1947). No se rodó en tierras valencianas y su director es madrileño. Pero el actor que encarna a Don Quijote es nada menos que Rafael Rivelles, nacido en el Cabanyal en 1897. Es el único valenciano del reparto. La producción corrió a cargo de Cifesa, creada por la familia Trénor y con sede en Valencia. Así pues, dos estrellas para ‘Don Quijote’. Discreto recorrido comercial.
¡Bienvenido, Mr. Marshall! (★)
(Berlanga, 1953). Ya quisiéramos que esta grandísima película fuese valenciana, pero no lo es. Se rodó en Guadalix de la Sierra y en estudios madrileños. Su productor fue el catalán Vicente Sempere. En el reparto no hay actores valencianos. Entre los técnicos tampoco. Una sola estrella, gracias al maestro Berlanga. Éxito crítico y popular.
Cañas y barro (★)
(Juan de Orduña, 1954). Basada en la famosa novela de Blasco Ibáñez y con secuencias de exteriores rodadas en El Palmar. Solo eso. Coproducción italo-española, con el portugués Virgilio Teixeira y la italiana Ana Amendola encabezando el reparto. Calificación, una estrella. En los años cincuenta al cine valenciano ni se le esperaba. En taquilla funcionó solo regular.
Novio a la vista (★★)
(Berlanga, 1954). Burlona recreación de los primeros años del siglo XX. Se rodó en el hotel Voramar de Benicàssim. Es una de las mejores películas de Berlanga y de las menos conocidas. Resulta difícil saber por qué. Produjo Benito Perojo y distribuyó Cifesa. Entre los actores y los técnicos principales no hay ninguno valenciano. Fue acogida con amabilidad.
(Berlanga, 1956). Encantadora fábula. Producción italo-española, sin técnicos ni actores valencianos. Berlanga y la preciosa Peñíscola son las únicas estrellas valencianas de una película que todo el mundo recuerda con una sonrisa. Funcionó bastante bien comercialmente.
Plácido (★)
(Berlanga, 1961) Gran película del maestro. Pero la genial ‘Plácido’ no tiene conexión alguna con la industria valenciana. Lástima. Hubiéramos podido presumir de ella. Se rodó en decorados de Manresa (una secuencia en Barcelona). Produjo Alfredo Matas. Antonio Ferrandis interpreta un papel secundario. Con ‘El verdugo’, otra extraordinaria tragicomedia dirigida por Berlanga, ocurre igual: lo único valenciano es su admirable director. El taquillaje de ‘Plácido’ no estuvo a la altura de su calidad.
Salomé (★★★★★)
(Rafael Gasent, 1970). Cine independiente de absoluta valencianía. Realizada con el esfuerzo e ilusiones de mucha gente. No existe una copia completa de la película, aunque se está en ello. Rodada en el castillo de Sagunto y en Puerto de Sagunto, en sus imágenes aparecen los artistas María Montes, Miquel Navarro, Horacio Silva, El Persa… No tuvo estreno comercial.
El virgo de Visanteta (★★★★★)
(Vicente Escrivá, 1979). El clásico de Bernat i Baldoví, llevado a la gran pantalla con desparpajo. Erotismo y sátira. Se rodó en varios pueblos de la Comunitat. Decisiva participación valenciana: productor y director (Vicente Escrivá); actores (Pepe Sancho, Antonio Ferrandis, Queta Claver, Josele Román…) y guionistas (Vicente Escrivá y Antonio Fos). Festiva a más no poder, fue un taquillazo.
(Carles Mira, 1980) Desinhibida y erótica, en la estela de ‘El virgo de Visanteta’. Rodaje valenciano, producción, director, técnicos y actores principales valencianos (Ovidi Montllor, Joan Monleón, Merxe Banyuls, Enrique Marzal, Empar Ferrer, Julio Espí…). Funcionó bastante bien en taquilla. Por lo que sea, este modelo de cine mediterráneo y fallero acabó perdiendo fuerza. Actualmente, nadie se apunta a él.
Moros y cristianos (★★★★)
(Berlanga, 1987). Está lejos de ser una de las mejores películas de su director, aunque sigue teniendo su sana irreverencia. Varias secuencias se rodaron en Xixona. En su reparto, solo un actor valenciano (Joan Monleón, en un papel muy secundario). Participó la productora valenciana Anem Films, ya desaparecida (como tantas otras).
L’illa de l’holandès (★★★)
(Sigfrid Monleón, 2001). Basada en la novela homónima de Ferran Torrent, una película elegante y sentida. Su director, su rodaje (numerosas secuencias en la isla de Tabarca) y su versión en valenciano, le hacen merecedora de tres estrellas. Los resultados comerciales fueron modestos.
(Berlanga, 1993). Una de las peores películas del maestro. Desmadejada y patosa. Con fuerte impronta valenciana (eso sí), se rodó en la Cárcel Modelo de Valencia, con numerosos actores (Joaquín Climent, Germán Montaner, Guillermo Montesinos, Pepe Sancho) y técnicos valencianos. En la producción, la empresa Antea Films. Discreto taquillaje.
Solo es una noche (★★★★★)
(Enrique Belloch, 1994). Una película que respira valencianía por todos sus poros, aunque sin folclore, no se trata de eso. Todos los que intervinieron en ella son profesionales valencianos. Enrique Belloch hizo una buena película, sensual y nocturna, que no tuvo recorrido comercial. La historia de siempre. Sin apoyo industrial es difícil sobrevivir en el mundo del cine.
Satán Café (★★★★★)
(Pedro Uris, 1994). Noir a la valenciana con atmósfera turbia. Dirección y guión de Pedro Uris. Producida con la aportación de muchos valencianos. En el reparto, María José Peris, Germán Montaner y Ramón Palomar. Se exhibió en la Mostra y luego apenas se pasó en salas comerciales. Con una mala promoción –por falta de presupuesto- es imposible levantar el vuelo.
(Berlanga, 1997). Berlanga volvió a Peñíscola. El proyecto no salió tan redondo como ‘Calabuch’, pero salió. Anárquica, insumisa y con un reparto maravilloso, aunque con solo un valenciano destacado (José Sancho). En la producción aunaron sus fuerzas varias empresas, con escasa participación valenciana. Floja taquilla.
Después de la evasión (Après le trou) (★★★)
(Antonio Llorens, 2002). Homenaje a ‘La evasión’ (J. Becker, 1960). Puesta en escena minimalista y claustrofóbica. Director valenciano muy conocido por sus críticas durante décadas en la cartelera ‘Turia’. El guión también es de Llorens. Rodada en Valencia. Nula carrera comercial. Una camisa de fuerza que rompen pocos títulos.
(Sigfrid Monleón, 2006). Rodada en Valencia. Director valenciano (en tiempos también fue crítico en la cartelera ‘Turia’). Participación de la productora Indigo Media. En el reparto, Rosana Pastor y Albert Forner. No tuvo una buena carrera comercial.
El somni s’ha acabat (★★★★★)
(Pau Martínez, 2015). Drama romántico. Cuarto largometraje de su director, valenciano de pura cepa. En el reparto destacan dos actores valencianos (Pati Martínez y Pablo Molinero). Versión en valenciano. El futuro es para quienes arriesgan. Sin fortuna en el aspecto comercial.
La Margot (★★★★★)
(Enrique Belloch, 2016). Más valenciana, imposible. Se rodó en Bétera, Mislata, Pinedo, Picassent, Valencia… Producción valenciana. Pendiente de estreno. Se exhibió en la Mostra y en la Rambleta con muchos aplausos. Belloch, en plena forma, nos ofrece un documental cariñoso, ameno y muy bien rodado. La Margot, impagable. Toni Campos (su verdadero nombre) se merecía este homenaje.
Los comensales (★)
(Sergio Villanueva, 2016). Primera película como director del actor y escritor valenciano Sergio Villanueva. Rodaje en Madrid (Sergio ha tenido que emigrar para ganarse la vida). El reparto de ‘Los comensales’ es magnífico (Sergio Peris-Mencheta, Juan Diego Botto, Silvia Abascal). Entre el ensayo y el documental. Muy bien recibida en varios festivales. Pendiente de estreno. Una y otra vez se tropieza en esa piedra.
Las intentonas de hacer un cine valenciano se mantienen a lo largo del tiempo, pero casi siempre sin fortuna comercial. Salvo excepciones (‘El virgo de Visanteta’ y pocas más), las películas realizadas en la Comunitat se estrellan en taquilla. Les falta un buen entramado industrial en sus rodajes y una promoción y distribución dignas de tal nombre.
Si el cine español ya lo tiene difícil, construir un sano hábitat laboral para el cine valenciano parece un sueño imposible. Industrial y temáticamente hay un ‘cine vasco’, un ‘cine catalán’, un ‘cine madrileño’, un ‘cine andaluz’… Pero no existe, todavía no, un ‘cine valenciano’.
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