La emprendedora que transformó una crítica en su negocio de tartas de queso

La historia de Julia Sala como emprendedora comenzó con una mala crítica. Trabajaba en el restaurante de sus padres, Le Sol, en Alicante, y vio un comentario negativo sobre la tarta de queso que servían, que en aquel entonces no era casera. Esa crítica la llevó a trabajar en una receta propia y perfeccionar una tarta de queso partiendo de una fórmula básica.

«La fui perfeccionando al ver que tampoco se me había dado tan mal», cuenta Julia. La cheesecake comenzó a incluirse en el menú del restaurante hasta que, un día, una clienta la pidió entera para llevar, por encargo. Tras esa primera solicitud, llegaron muchas más, y pronto Julia se encontró con más de 50 encargos. Fue entonces cuando decidió lanzarse a abrir su propio negocio.

Lo que comenzó como una idea para obtener un ingreso extra se convirtió, con mucho trabajo, en Las Tartas de Julita. En apenas dos años, la empresa ya cuenta con cuatro tiendas propias, dos en Alicante, y otras dos en Elche y Murcia, además de dos pop-ups en centros comerciales.

La primera tienda de tartas de queso de Alicante

Julia asegura que nunca pensó en emprender como tal, sino que «todo se fue dando sobre la marcha». Al principio solo preparaba tartas enteras por encargo, y decidió abrir su primer local con el objetivo de contar con un punto de encuentro fuera del restaurante de sus padres, donde poder atender a sus clientes. El día de la inauguración ofreció porciones individuales para que la gente pudiera probarlas, y, ante la gran aceptación, decidió incorporarlas de manera habitual a la venta.

«He crecido rápido porque siempre he estado al frente del negocio: en la tienda, en las redes sociales, gestionando los pedidos y cuidando hasta el más mínimo detalle«, relata la emprendedora.

Explica que el éxito no se debe únicamente a que su establecimiento haya sido «la primera tienda de tartas de queso en Alicante», sino también a la innovación y a la creación de nuevos sabores, a pesar de que los primeros ya funcionaban muy bien. «Siempre he estado muy encima del negocio, incluso sacrificando planes y salidas que podría haber disfrutado. Pero sobre todo al principio del emprendimiento, decidí dedicarme plenamente al trabajo», añade.

Más de 30 sabores de tartas

Hoy cuentan con más de 30 sabores fijos y ediciones limitadas cada semana, disponibles tanto en formato de tarta como en porciones. Desde la clásica hasta variedades como pistacho, Lotus, gofre o Kínder, sus tartas siguen conquistando a los paladares más dulces.

«Aunque pensaba que yo no era creativa, me he metido tanto en mi negocio que ya me sale de forma innata, desde estar comiendo algo en un restaurante e inspirarme a ir a un supermercado y ver la cantidad de sabores que se pueden hacer en tarta de queso», señala.

Este verano, Julia también ha lanzado una línea de helados inspirados en sus tartas más virales. Además, este mes de septiembre inaugura la nueva temporada con una renovada identidad visual para su marca.

Expansión de un modelo de franquicias

Además de implicarse en el día a día del negocio, Julia mantiene una presencia muy activa en redes sociales. A través de publicaciones cercanas, comparte el «detrás de cámaras» del obrador, presenta novedades de producto, reflexiona sobre su trayectoria y muestra tanto sus aspiraciones laborales como los logros alcanzados.

«Esto es solo el comienzo. Mi objetivo es crecer tanto en comunidad como en puntos de venta a nivel nacional. Ahora mismo estamos en Alicante y Murcia, pero pronto nos iremos expandiendo con nuevas tiendas y franquiciados, con la finalidad de que todo el mundo pueda conocer nuestros sabores y disfrutarlos», comenta.

Julia confiesa que le encantaría llegar a muchos rincones de España para que Las Tartas de Julita esté cada vez más cerca de quienes aman las cheesecakes. Eso sí, asegura que siempre mantendrá la esencia del proyecto: «Voy a cuidar cada franquicia como si fuera propia».