La española Catalyxx reimagina una industria química más sostenible y rentable

Tras más de dos décadas en el sector energético y tras varios años dedicados a la bioenergía en Abengoa, Joaquín Alarcón de la Lastra decidió continuar, ya fuera de la compañía, con el trabajo que había desarrollado en la multinacional. Había liderado el desarrollo de una tecnología disruptiva capaz de transformar bioetanol en productos químicos, un proyecto con gran potencial, que la empresa optó por no seguir desarrollando. Por eso, en 2017 apostó por fundar Catalyxx, con la misión de llevar esa innovación más allá del laboratorio y escalarla hasta convertirla en una solución industrial sostenible y competitiva, capaz de revolucionar la industria química.

Esta scaleup española, que transforma bioetanol en productos químicos sostenibles con huella de carbono negativa, tiene como objetivo reimaginar la industria química del mañana. El pasado mes de julio recibió la preaprobación de una financiación de 37 millones de euros por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para construir su primera planta industrial a escala comercial en Francia. Se trata de un proyecto pionero en Europa, basado en una tecnología patentada más barata y limpia que los derivados del petróleo, que permitirá sustituir compuestos fósiles en industrias como la cosmética, la pintura o las resinas.

La empresa ha captado más de 18 millones de euros en el último año y cuenta con su centro de I+D y una planta demostrativa en Sevilla.

Alarcón de la Lastra, CEO y fundador de Catalyxx, asegura que el modelo químico actual, basado en derivados del petróleo, no es sostenible ni climática ni económicamente a largo plazo. «No existen hoy alternativas viables y escalables para sustituir los productos petroquímicos esenciales en muchos procesos industriales. Es ahí donde Catalyxx puede desempeñar un papel clave», resalta.

Un hito para Catalyxx

La preaprobación de 37 millones de euros por parte del Banco Europeo de Inversiones marca un hito para Catalyxx y supone un paso «muy importante» de cara a la construcción de su planta en Francia. «Tener al BEI como partner muestra la solidez de nuestro proyecto», asegura el CEO de la empresa.

Con esta planta, ubicada en territorio francés, la scaleup comenzará a producir y comercializar sus bioalcoholes a gran escala, lo que se traducirá en ventas anuales superiores a los 30 millones de euros, una reducción de emisiones estimada en unas 50.000 toneladas de CO2 al año, así como la creación de 70 empleos directos y más de 600 indirectos. Las instalaciones seguirán el esquema habitual de una planta química: reactor, columnas de destilación y otros equipos específicos.

Está previsto que la due diligence se realice en septiembre en Sevilla. Una vez completado este proceso, el BEI trasladará al comité el resultado y las condiciones del crédito. A partir de ahí, la entidad enviará un «term sheet» para su negociación y acuerdo con Catalyxx. Posteriormente, los abogados plasmarán ese acuerdo en una serie de contratos que se firmarán a finales de 2025.

Un equilibrio entre sostenibilidad y rentabilidad

La tecnología de Catalyxx tiene huella de carbono negativa y compite en precio con los derivados fósiles. ¿Cómo se logran este equilibrio entre sostenibilidad y rentabilidad? “Por nuestra tecnología. Esta es la clave de todo”, destaca su CEO.

El corazón de su sistema es un catalizador sólido, patentado y altamente eficiente. En el proceso, el bioetanol —una materia prima renovable y abundante— se introduce en un reactor donde, gracias a este catalizador, se transforma en una mezcla de alcoholes lineales de alto valor, como biobutanol, biohexanol y otros alcoholes de cadena más larga. Estos compuestos son esenciales para industrias como la química, los plásticos, los combustibles, los cosméticos o los adhesivos.

«Lo que hace única a nuestra tecnología es que ofrece una alternativa eficiente y sostenible a los procesos petroquímicos tradicionales. Hasta ahora, estos productos se obtenían a partir de petróleo mediante procesos intensivos en energía y emisiones. Existen también vías biológicas basadas en fermentación, pero son poco eficientes y no han logrado escalarse con éxito a nivel industrial», señala Alarcón de la Lastra.

En cambio, este proceso catalítico permite obtener altos rendimientos, una gran selectividad y una pureza superior al 99%, con un coste competitivo y una huella de carbono mucho menor. Los productos de Catalyxx son compatibles con las aplicaciones industriales actuales, lo que significa que pueden utilizarse directamente, sin necesidad de adaptar los procesos de sus clientes.

En resumen, resalta el fundador, la empresa transforma bioetanol en productos químicos renovables de forma eficiente, limpia y competitiva, «algo que ninguna otra tecnología en el mundo ha conseguido hasta hoy».

Decenas de miles de horas en ensayos

En este proceso de desarrollo, el centro de I+D que Catalyxx tiene en La Rinconada (Sevilla) ha desempeñado un papel fundamental. Allí la empresa dispone de su equipo técnico, laboratorios especializados y una planta de demostración donde ha puesto a prueba su tecnología.

«Hemos acumulado decenas de miles de horas en ensayos. Este aprendizaje ha sido extraordinariamente valioso y ha permitido que nuestro equipo haya interiorizado en profundidad cómo funciona la tecnología para su posterior aplicación en nuestra planta industrial en Francia», explica Alarcón de la Lastra.

Desde sus instalaciones en Sevilla, Catalyxx ha logrado escalar su tecnología desde el nivel TRL6 (Technology Readiness Level 6) hasta el TRL7, que implica una demostración del sistema en un entorno operativo real. El siguiente paso será alcanzar el TRL8, objetivo que se cumplirá con la entrada en funcionamiento de la planta industrial en Francia.

La transformación de la industria química

La tecnología de Catalyxx representa un ejemplo claro de la profunda transformación que está experimentando la industria química. «La gran mayoría de los grandes grupos ya han definido objetivos ambiciosos de descarbonización porque es evidente que el modelo actual, basado en derivados del petróleo, no es sostenible ni climática ni económicamente a largo plazo», apunta el CEO.

En este contexto, Catalyxx puede desempeñar un papel clave, ya que, puntualiza, «no existen hoy alternativas viables y escalables para sustituir los productos petroquímicos esenciales en muchos procesos industriales».

El potencial de esta tecnología queda reflejado en datos concretos: si Catalyxx llegara a sustituir la producción actual de butanol en Europa, la industria química podría reducir sus emisiones en cuatro millones de toneladas de CO2 al año. Esto equivaldría a más del 3% del total de emisiones de CO2 del conjunto de la industria química europea, según su fundador.

«Catalyxx no depende de la regulación para ser una realidad»

En relación con el papel de la Unión Europea en la transformación de la industria química, Joaquín Alarcón de la Lastra reconoce que «aún queda mucho camino por recorrer», ya que, a diferencia del sector energético, la industria química todavía carece de objetivos concretos y de un marco normativo que obligue a descarbonizar sus procesos.

Aun así, destaca que «Catalyxx no depende de la regulación para ser una realidad», puesto que su tecnología está preparada para ser desplegada de inmediato. No obstante, admite que una regulación «más ambiciosa y coherente» podría acelerar la adopción de soluciones como la suya.

«Las soluciones tecnológicas ya existen. Catalyxx es prueba de ello. Ahora es necesario que la regulación acompañe este movimiento para que Europa lidere también la transformación de su base industrial hacia modelos sostenibles», concluye.