Kiev amanecía el lunes con una nueva oleada de ataques sobre su infraestructura energética. Según fuentes pro-rusas, más de cuarenta puntos clave para la red eléctrica del país fueron alcanzados por los cohetes rusos, dejando a los ciudadanos, que ya viven entre apagones constantes, en una situación energética que el Gobierno ucraniano ha calificado de «catastrófica».
Desde la destrucción a principios de octubre del puente de Kerch, que unía la península de Crimea con el territorio ruso, Moscú ha respondido a cada golpe de mano ucraniano castigando su infraestructura eléctrica. El de hoy podría ser otra respuesta al intento ucraniano de hundir con drones la flota rusa en Sebastopol, que se hizo público durante el fin de semana.
Unbelievable footage from one of the marine drones used in the attack on Russia’s Black Sea Fleet in Sevastopol.
(Via Ukrainian journalist Andriy Tsaplienko)
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— James Waterhouse (@JamWaterhouse) October 29, 2022
El último ataque aéreo no ha sido, sin embargo, la primera respuesta rusa ni tampoco la más peligrosa. Tras hacerse público el sábado el ataque ucraniano a la flota del mar negro, Moscú anunciaba que cancelaba el acuerdo alcanzado el 22 de julio en Estambul y que permitía la exportación del cereal ucraniano.
Turquía trata de mediar
«La parte rusa suspende su participación en los acuerdos para la exportación de productos agrícolas desde los puertos ucranianos». Con este comunicado el Ministerio de Defensa ruso anunciaba el fin del acuerdo alcanzado en verano y que hizo posible que los cargueros ucranianos pudiera exportar el preciado cereal. Tras el ataque, que Moscú ha calificado de «terrorista», los cargueros deberán permanecer amarrados.
El ministro de Defensa del Gobierno turco, que actuó de mediador en el momento de la firma del pacto, anunció el lunes que hablaría con su homólogo ruso, Serguéi Shoigú, para intentar mantener el acuerdo de exportación
Seguidamente, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha prometido hacer esfuerzos para mantener el acuerdo, si bien atribuyó la retirada de Rusia a que no se le habían ofrecido las mismas facilidades de exportación que a Ucrania, un aspecto que había subrayado varias veces en las últimas semanas.
Sin cereal ucraniano, llega el hambre
Los efectos de la guerra de Ucrania se están dejando notar en todo el mundo, pero en algunos lugares lo hace en forma de carros de la compra más caros y en otros de platos de comida vacíos. Según Gilbert Houngbo, el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el riesgo de hambruna en África es hoy «mayor que nunca».
«Me temo que en los próximos años tendremos que ver mucha mayor actividad humanitaria en esa región para poder alimentar a sus poblaciones», ha vaticinado Houngbo este lunes en rueda de prensa para presentar los efectos de la guerra de Ucrania y otras crisis en el mercado laboral actual.
Houngbo también ha alertado de las consecuencias que la crisis alimentaria puede tener para la seguridad de la región, cuando muchos grupos yihadistas en zonas como el Sahel reclutan a sus miembros especialmente en zonas afectadas por el desempleo y la pobreza.
Malas perspectivas para el mercado
Las conclusiones de la OIT el pasado lunes indican que el mercado laboral mundial, que ha vivido una profunda crisis en los dos anteriores años de pandemia pero se había recuperado paulatinamente, ha vuelto a empeorar a consecuencia de factores como la guerra en Ucrania o los confinamientos en China.
En el peor momento de la pandemia (segundo trimestre de 2020) la OIT calculó que se habían perdido 531 millones de empleos; cifra que había descendido a principios de 2022 a 30 millones, la más cercana a la precrisis, pero ahora ha vuelto a subir a 40 millones en el tercer trimestre.
El estudio de la organización internacional concluye que existen ya indicios de una «profunda desaceleración» en el mercado de trabajo que contribuirá a aumentar la desigualdad entre países desarrollados y economías en desarrollo.