Salvador Navarro, CEV: "Las empresas que participan de la corrupción son una excepción"
La CEV reclama un FLA extraordinario y denuncia la lentitud institucional tras la DANA, mientras alerta sobre los riesgos de polarización política y la falta de diálogo social para afrontar los retos empresariales y geopolíticos.

Salvador Navarro, presidente de la CEV. Imagen: CEV.
La Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) celebró este jueves su Asamblea General anual, que se clausuró con la intervención del presidente de la CEV, Salvador Navarro, que ha tenido unas palabras de recuerdo hacia el vicepresidente de la CEV, Miguel Burdeos, y el resto de víctimas de la DANA. Una tragedia que, en palabras de Navarro, «nos ha unido más».
En este sentido, ha agradecido la colaboración de las empresas, canalizada a través de la Fundación CEOE, ha denunciado la actuación del Consorcio de Compensación de Seguros «que dejó mucho que desear especialmente en lo que respecta a la rapidez de respuesta», y ha apuntado a la «crispación política» como «la principal barrera para la reconstrucción».
De hecho, el presidente de la Confederación ha lamentado que se haya priorizado la estrategia política sobre cualquier otra cosa y que las descalificaciones y la polarización hayan servido como justificación para que el Gobierno de España no ofreciese respuestas más contundentes ante la DANA.
«Como consecuencia de ello, los valencianos seguimos sin un FLA extraordinario», ha asegurado, al tiempo que ha reclamado que «si en el pasado este recurso era necesario para compensar nuestra infrafinanciación, tras la DANA, con un mayor desequilibrio esperado entre gastos e ingresos públicos, esta necesidad incluso ha aumentado».
Del mismo modo, ha puesto en valor el diálogo social, calificando de «preocupante» que se esté intentando «debilitar su estructura, con propuestas unilaterales o sin tener en cuenta la representatividad real de quienes estamos en la Mesa desde hace años, y se permite que así sea». «El diálogo social no es una opción ideológica. Es una herramienta de gobernanza inteligente», ha apuntado el presidente de la CEV, quien lo ha ejemplificado con el pacto de los ERTEs, la activación de ayudas, la protección del empleo y el mantenimiento de la paz social.
Las empresas no son entes abstractos
En esta línea, también se ha dirigido al Gobierno para reivindicar que se evalúe el impacto de medidas como la reducción de la jornada a 37,5 horas en las pymes. «La propuesta debe hacerse con una evaluación seria del coste empresarial, porque las empresas no son entes abstractos, son personas que generan empleo, que invierten, que asumen riesgos».
Entre sus reivindicaciones, ha vuelto a pedir la reforma del sistema de financiación autonómica, que se garantice que las inversiones prometidas llegan y se ejecutan y también condonar la deuda provocada por la infrafinanciación. Ha señalado la necesidad de que se atienda el déficit hídrico estructural; que se invierta en los aeropuertos de Alicante y Valencia, así como en la alta velocidad o que se tomen medidas frente al absentismo laboral, y ha pedido una «simplificación administrativa radical»; incentivos claros a la inversión en I+D, energía renovable y economía circular; estrechar la unión formación-empresa; y que las empresas ganen tamaño «con fusiones, consorcios y proyectos tractores compartidos».
Salvador Navarro, que ha lamentado los casos de corrupción conocidos la pasada semana, no ha desaprovechado la ocasión para defender a «la mayoría empresarial que sí cumple, que sí construye, y que sí pone el bien común por delante de intereses personales».
«Las empresas que pueden participar en prácticas corruptas son una excepción», ha afirmado. En este sentido, ha indicado que desde la CEV hay una propuesta clara para luchar contra la corrupción: «Ética, rechazo social a quienes incumplen, normas claras y firmes, y defensa de la independencia del poder judicial para que pueda garantizar que esas normas se cumplan sin interferencias».
Empresas ante el nuevo tablero geopolítico
En el acto ha tenido lugar una mesa redonda en la que se ha analizado cómo impacta la inestabilidad internacional en la actividad empresarial. La mesa, moderada por la periodista Ana Garrido, ha estado compuesta por María José Hernando, jefa de la Unidad de Riesgo País en CESCE; Carmen Claudín, investigadora senior asociada en el CIDOB; y Raquel Jorge, directora de Asuntos Europeos y de la Oficina en Bruselas de Adigital (Asociación Española de la Economía Digital), e investigadora asociada en Real Instituto Elcano y CEPS.

De izquierda a derecha: Ana Garrido, Carmen Claudín, María José Hernando y Raquel Jorge.
La jefa de Riesgo País en CESCE explicó con detalle cómo esta inestabilidad impacta directamente en las decisiones empresariales y la evaluación de riesgos: «La creciente conflictividad y el auge del proteccionismo —como los aranceles de Estados Unidos o las restricciones comerciales— aumentan la incertidumbre para las inversiones». La pandemia, añadió, también puso de manifiesto las vulnerabilidades derivadas de la dependencia de cadenas de suministro globalizadas y lejanas.
«Estamos hablando ahora de una economía que busca autonomía y proximidad en sus socios comerciales», explicó Hernando, destacando que, aunque una relocalización total es difícil y costosa, se están implementando ajustes estratégicos que acortan rutas y diversifican mercados hacia regiones más cercanas como el sureste asiático o el Magreb.
Estos factores, concluyó, encarecen costes, dilatan tiempos de entrega y dificultan los planes de expansión, lo que se traduce en un entorno de inversión más complejo y castigado.
Rusia, Turquía y China: actores con roles diferenciados
La investigadora Carmen Claudín profundizó en el papel que juegan actores clave fuera del bloque occidental. “No todos tienen la misma escala ni función”, advirtió.
Turquía, dijo, es una potencia regional muy relevante, con fuertes lazos históricos y culturales con las poblaciones túrquicas en Rusia y Asia Central. Su rol como puente entre Oriente y Occidente refuerza su ambición regional, aunque no aspira a ser potencia global.
Rusia, por otro lado, «es una potencia global, pero no por su economía o modelo social, sino por su capacidad nuclear y el uso estratégico de la energía como herramienta de política exterior». Claudín destacó que Rusia ha abandonado la aspiración de integrarse en Europa para definirse como una civilización distinta, con un régimen autoritario que practica una política exterior neocolonial especialmente agresiva en Ucrania desde 2014.
En el caso de China, la investigadora lo definió como «una superpotencia en expansión con un modelo autoritario que busca redefinir el equilibrio internacional», en una pugna política entre democracias y no democracias. Precisó que esta división no está basada en aspectos culturales o económicos exclusivamente, sino en la naturaleza política de los regímenes. Países como Japón, Corea del Sur o Australia, aunque no occidentales, forman parte del bloque democrático, mientras que otros quedan en zonas grises o se sitúan claramente en el autoritarismo.
Sobre la guerra en Ucrania, Claudín enfatizó que no debe considerarse un conflicto interno sino una invasión ilegal y una guerra de agresión que ha alterado los fundamentos del derecho internacional y la seguridad europea. Las consecuencias, advirtió, se extienden desde la economía (con sanciones y alzas en energía e inflación) hasta la política y la cohesión social dentro de Europa. Rusia, afirmó, usa herramientas modernas —como la desinformación, el ciberespionaje y el apoyo a movimientos extremistas— para debilitar democracias desde dentro.
Europa en la encrucijada tecnológica
En el cierre del panel, Raquel Jorge abordó el papel de Europa frente a la revolución tecnológica y la carrera global por la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías emergentes. Partiendo de la realidad de que Europa está en una posición de relativa debilidad frente a Estados Unidos y China, subrayó la importancia de una estrategia centrada en la especialización y la inversión.
“Europa no lidera la carrera en IA general, pero sí en IA sectorial: aplicada a salud, educación, industria o administración pública,” explicó Jorge, señalando que esta puede ser una ventaja competitiva. Además, destacó la apuesta europea por otras tecnologías críticas, como los semiconductores, la biotecnología y la computación cuántica, subrayando que España fue pionera con su Estrategia Nacional de Tecnologías Cuánticas en 2025.
La experta puso especial énfasis en la necesidad de incrementar y coordinar la inversión pública y privada para no quedar rezagados. La fragmentación del mercado europeo —con 27 jurisdicciones distintas— representa un gran obstáculo para la inversión transfronteriza, algo que se busca superar fomentando alianzas entre fondos de capital riesgo, family offices y organismos públicos.
En resumen, la clave para Europa, concluyó, reside en «aprovechar sus fortalezas: especialización sectorial, estándares éticos y regulatorios, capital humano, y coordinar mejor inversión y regulación para escalar sus soluciones tecnológicas».
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