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El miedo a fallar, una emoción que comparten empresarios y trabajadores

El miedo a fallar, una emoción que comparten empresarios y trabajadores

De izda. a dcha.: Irene Blasco (RSM), Quique Camina (Proud Mary) y Carlos Murillo

Publicado a 14/05/2025 18:21 | Actualizado a 15/05/2025 23:16

Empresarios y trabajadores comparten una misma emoción: el miedo. Mientras los primeros temen la quiebra del negocio, cometer errores legales o no soportar la carga de trabajo, los empleados viven el temor a fallar, ser despedidos o no estar a la altura de las expectativas.

Operaciones de compra y venta, la expansión internacional, el volumen de trabajo y no poder soportarlo, cometer errores fiscales o legales, tomar decisiones arriesgadas, no ser capaz de cumplir metas y objetivos, la quiebra del negocio o la falta de clientes o ventas son aspectos que «despiertan muchas dudas y esta incertidumbre genera miedos entre los empresarios», explica Irene  Blasco, directora de Comunicación y Marketing de RSM, compañía internacional de servicios, que ha decidido adentrarse en los miedos que afectan a los empresarios a través de un estudio realizado por IO Investigación para RSM.

«Nos hemos dado cuenta de que el miedo, aunque no quede reflejado en el balance, las auditorías o los contratos, siempre está  muy presente en la toma de decisiones de los empresarios y no solo cuando tienen que enfrentarse a un problema», incide Irene Blasco.

Revela también que  «el miedo es un factor que tiene peso a la hora de tomar decisiones y que conectaba con la coyuntura social e internacional que estamos viviendo ahora mismo». En este sentido, Blasco incide en que «hay un clima de miedo».

De hecho, desde RSM sí que creen que cada vez más «va haber factores externos relevantes que nos van a afectar y la gestión de esta emoción va a ser más difícil».

Decisiones estratégicas

El estudio, el primero que se ha elaborado sobre esta cuestión, ha revelado que los miedos existen. «Los propios encuestados reconocieron que el miedo afecta mucho a su vida diaria tanto personal como laboral», reconoce Irene Blasco.

De hecho, el miedo más generalizado es la incertidumbre económica, algo que preocupa a un 75% de los encuestados; el avance de la tecnología y la inteligencia artificial y su impacto en el mundo laboral preocupa a un 67%; y un 65% hace referencia a la fuga de talentos o el miedo a tener un alto volumen de trabajo y no poder soportarlo.

Otros temores que incluye el análisis es la contratación de perfiles erróneos (56,16%), el miedo a delegar trabajo (62,56%), un aumento de la competencia (54,68%) o una posible quiebra del negocio (27,59%).

Si tenemos en cuenta los perfiles, un 84% de las mujeres empresarias afirman sentir más presión que los hombres (70%). Por franjas de edad, el grupo que más miedos refiere es el de empresarios de 55 a 65 años; y se detectan también mayores preocupaciones entre las personas con un menor nivel de ingresos y estudios. A nivel geográfico, el informe refleja que en las regiones del norte del país es donde conviven con más miedos.

Cómo gestionar el miedo

En el estudio se han centrado también en los porqué y cómo afecta a los empresarios el miedo a la hora de gestionar su día a día. Para analizar esta información han contado con el apoyo de la neurocientífica Ana Ibáñez. «Ella nos ha trasladado que tener miedo es normal. Todo el mundo lo padece y se trata de un mecanismo de protección que tenemos». Sin embargo, advierte Irene Blasco, «el miedo hay que saberlo gestionar. Los miedos no desaparecen, evolucionan, podemos atravesarlos si los gestionamos bien».

Ana Ibáñez explicaba que «nuestro cerebro lo que quiere es protegernos y siempre está en el no: no te arriesgues, no hagas…». Pero, matizaba «nosotros podemos establecer una conversación con nuestro propio cerebro y lograr dar pasos, que aunque nos incomodan, nos hacen crecer».

En este punto, aclara Irene Ibáñez, otra de las conclusiones que arroja el estudio es que «cuando algo nos incomoda nos hace crecer y después nuestro cerebro lo identifica como algo a lo que no tener miedo».

El estudio también incluye la experiencia de los emprendedores Montserrat Figueras (Sita Murt), Javier Quintana (Smileat) y Hugo Bertrand (Chic&Basic) que, gracias a un proyecto de realidad virtual, desarrollado por Ana Ibáñez, se han enfrentado a situaciones de miedo físico extremo, como caminar sobre una cornisa o saltar al vacío, mientras analizaban sus reacciones y las conectaban con decisiones vividas en su trayectoria profesional.

En este sentido, Irene Blasco, señala que «los tres que participaron en este experimento revelaron que tuvieron que dar el paso de pasar de trabajar por cuenta ajena con un salario fijo a poner en marcha su propio proyecto». Los tres definieron este proceso como «un salto al vacío».

Sin embargo, -continúa- una vez que pasas al otro lado, manifestaron que se sentían muy bien «porque habían conseguido algo que se habían propuesto».

La Sala 101

Irene Blasco informa que cuando los empresarios, directivos se acercan a RSM a buscar servicios profesionales «llegan con una serie de miedos, incertidumbres, dudas… Para acompañarles, nuestros profesionales analizan la situación, estudian el caso y finalmente, esas personas se van de nuestras instalaciones más tranquilas porque llevan en sus manos opciones, alternativas, propuestas… y con menos miedo».

La Sala 101 sería el espacio que han previsto «donde empieza el acompañamiento y donde se dan las soluciones», ha recalcado Irene Blasco.

Este concepto de Sala 101 «queremos que transcienda a otras ciudades y que refleje cómo prestamos nuestros servicios».

Un total de ocho de cada diez empresarios no comparten sus miedos en su entorno laboral. «Un dato que refleja que social y culturalmente estamos muy bien educados y pensamos que podemos gestionarlo», razona Irene Blasco.

A este respecto, Ana Ibáñez explicaba que «cuando verbalizas lo que sientes lo puedes gestionar y buscar soluciones». Sin embargo, «si no lo compartes es más difícil de gestionar».

De hecho, otra de las conclusiones que han obtenido del estudio es que «acompañado el miedo, es menos miedo», relata Irene Blasco. «Cuando uno busca ayuda del equipo de trabajo la carga se comparte».

El informe también revela que los líderes, directivos y empresarios suelen vivir el miedo en soledad, «no lo comparten».

La soledad

Para hacer frente a este problema y su evolución teniendo presente la incertidumbre que estamos viviendo, Irene Blasco considera muy importante la autogestión emocional y «buscar los apoyos y la colaboración del equipo».

«Cada vez, -incide Irene Blasco- nos encontramos en escenarios más inciertos con lo que vamos a tener que gestionar los miedos y las emociones ya que van a tener una repercusión en las empresas».

¿El miedo puede colapsar la empresa? En este sentido, Ana Ibáñez sacó a relucir un concepto como el «secuestro amigdalino». Ella aseguraba que cuando se siente miedo y este crece, se puede llegar a un bloqueo emocional. «Existe una función emocional muy primaria que nos bloquea y nos secuestra con lo que no fluye la creatividad y no se pueden encontrar soluciones».  Con lo cual, si un líder la padece «la toma de decisiones no puede ser creativa y adecuada».

¿Y los trabajadores?

Los empleados también son víctimas del miedo. Estos, por su parte, sienten la presión de cumplir con las expectativas. El 50% de ellos indica que su mayor miedo en el ámbito laboral es la posibilidad de cometer un error grave o de perder el empleo a causa de ello.

En el top 10 de mayores miedos, se mencionan muchos otros temores presentes en el día a día de los empleados: la falta de estabilidad laboral (46,53%), el tener que hablar en público (38,66%), la posibilidad de ser explotado laboralmente (39,85%) o de no cobrar la nómica a tiempo (38,20%).

En este informe destaca la presencia de múltiples referencias a la presión laboral. Muchos españoles refieren el temor a la no estar a la altura de las expectativas, a la valoración de su superior o a no llegar a los objetivos fijados. Sin embargo, a pesar del creciente debate sobre la introducción de la inteligencia artificial en el mundo laboral, la posibilidad de que termine reemplazando a los seres humanos. Sin embargo, se encuentra a la cola de la lista, con solo un 20,75% de encuestados considerándolo un riesgo real.

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