A partir de abril sube la tasa de basura y se añade un contenedor para textiles
A partir del 10 de abril, los consumidores pagaremos más por nuestras tasas de basura y a los contenedores habituales se sumará uno dedicado exclusivamente a productos textiles. De hecho, los municipios en España están obligados a establecer sistemas de recogida separada de residuos textiles antes del 31 de diciembre de 2024, tal y como establece la según la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular.
En concreto, esta ley establece que los municipios deben implementar un tributo que cubra el coste real de la recogida, transporte y tratamiento de los residuos. Esta tasa debe estar implementada antes del 10 de abril de 2025.

Aunque la ley promueve la separación de residuos y la economía circular, la introducción de un contenedor específico para textiles no es la causa directa del incremento en la tasa de basura. De hecho, la tasa aumenta con el objetivo de cubrir todos los costes asociados a la gestión de todos los residuos urbanos.
Igualmente, desde el pasado 1 de enero ya es obligatoria la recogida selectiva de los residuos textiles en todos los países de la Unión Europea como ya ocurrió con otros residuos como los aparatos eléctricos y electrónicos, los neumáticos o los envases domésticos.
En concreto, los residuos textiles están afectados por el denominado Régimen de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP), que aglutina una serie de medidas adoptadas por los Estados miembros para garantizar que los fabricantes de productos asuman la responsabilidad financiera y organizativa de la gestión del residuo textil. Para llevar a cabo esta gestión de los residuos las empresas se agrupan en Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP).
La circularidad «la pagamos todos»
Como bien confirma Pepe Serna, presidente del Consejo Intertextil Español y de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana (Ateval), «la circularidad la vamos a pagar entre todos». Recalca que «aquel que genere un residuo que no sea reciclable tendrá que asumir un coste».
La subida de precios del producto para el consumidor final -explica Serna- no se va a notar de manera automática, sino que llevará un proceso de varios años. «Lo que va a notar el consumidor va a ser el proceso de recogida», a partir de abril.
Es necesario recoger, clasificar los productos textiles, quitar aquello que no es tejido como botones, cremalleras… e ir juntando productos similares para poder reciclarlos. «Todo ello va a dar lugar a un proceso de logística que implicará almacenes, transporte…, además de gestión. Lo que conllevará unos costes y se trata de una obligación que imponen a las empresas», matiza.
Esta medida conllevará que los ciudadanos paguen más por el coste de recogida de basuras y muchos municipios ya han anunciado dicha subida.
Salvar al producto textil
Hasta ahora, el textil iba con el resto de residuos y no se podía clasificar. «Ahora hay que salvarlo. Con lo cual, todo el proceso de génesis, desarrollo, logística, transformación, reutilización o reciclaje tiene su coste«, especifica Serna.
El Ayuntamiento se hará cargo de colocar los contenedores y de recogerlos. El proceso de valoración, clasificación y reciclaje se hará cargo un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP).
En este sentido, grandes marcas como Decathlon, H&M, Ikea, Inditex, Kiabi, Mango, Tendam y el Corte Inglés, entre otras, crearon en 2023 la Asociación para la Gestión del Residuo Textil, con el objetivo de gestionar los residuos textiles y de calzado que se generen en el mercado español a través de un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP).
Las empresas que quieran se pueden añadir al SCRAP y deberán pagar unos cánones, explica Pepe Serna.
¿Y las pymes valencianas?
Representantes de entidades relacionadas con la moda, el textil, el retail y la gestión de residuos, se han reunido con Ateval con el fin de conocer las dificultades que tienen las pequeñas empresas de la Comunidad Valenciana para abordar los nuevos marcos legislativos de reciclaje y de Responsabilidad Ampliada al Productor (RAP), que entró en vigor el pasado 1 de enero. Con el objetivo de articular el SCRAP que permita colaborar e impulsar esta transformación de manera colectiva y eficiente,
Según declaraciones el presidente de Ateval, «conseguir una verdadera transformación del sector requiere conocer la realidad de la que partimos. En la Comunidad Valencia estamos hablando mayoritariamente de pymes que también se van a ver afectadas por la legislación y la problemática de articular la normativa de responsabilidad ampliada del productor de la misma manera que las grandes empresas. De ahí que, la colaboración es clave para poder acometer esta transformación de manera efectiva y realista en todos los casos e impulsar un sistema de reciclaje eficiente”.
En este sentido ha señalado que, cumplir con la ley de Responsabilidad Ampliada al Productor (RAP) implica asumir costes de recogida, reciclaje y gestión de residuos textiles, lo que puede ser muy complicado para pequeñas empresas con menos recursos, que se podrían aliviar formando parte de un SCRAP para asumir la gestión de residuos de manera colectiva.
Datos globales
Según la Federación Española del Reciclaje (FER), en España se generan anualmente cerca de 890.000 toneladas de residuos textiles, lo que significa una media de 19 kilos de ropa por habitante cada año.
De estas 900.000 t, solo el 12,1% se recoge de manera selectiva, es decir, alrededor de 108.296 toneladas. El resto, unas 781.990 toneladas, termina en vertederos.
Si analizamos la Unión Europea, los europeos consumimos unos 12,3 kg de productos textiles por habitante al año y gastamos una media por persona de 660 euros al año lo que equivale a 5,4 millones de toneladas de textiles.
Para 2030 se estima que el consumo de prendas incrementará un 63% alcanzando los 102 millones de toneladas, es decir, 11,9 kg/habitante/año a nivel mundial.