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Ganal, 70 años de ingeniería industrial con presencia en cinco continentes

Ganal, 70 años de ingeniería industrial con presencia en cinco continentes

En el año 1953, dos socios instalaban, en una calle céntrica de Valencia, un pequeño taller de incubadoras en el que comenzaron a investigar acerca del crecimiento y desarrollo de los polluelos de las gallinas. Ese taller fue el germen de lo que hoy, 70 años después, es Ganal, una empresa de ingeniería industrial dedicada al sector alimentario y avícola con presencia en los cinco continentes.

En esas instalaciones, situadas en la calle Maestro Palau, trabajaban apenas siete personas, entre ellas Juan Antonio Cavero, abuelo de Alberto y Julián Cavero, director ejecutivo y director de Operaciones de Ganal, respectivamente. Ellos son la tercera generación de una empresa que no ha dejado de crecer y evolucionar en sus siete décadas de historia y que el pasado 2023 facturó alrededor de 27 millones de euros.

El director ejecutivo de Ganal, Alberto Cavero, y el director de operaciones, Julián Cavero, observan una antigua fotografía de la fábrica.

El director ejecutivo de Ganal, Alberto Cavero, y el director de Operaciones, Julián Cavero, observan una antigua fotografía de la fábrica.

En Economía 3 buscamos realizar un recorrido a través de la historia de todas aquellas empresas e instituciones de larga trayectoria, que han ayudado con su trabajo y esfuerzo a crear el tejido industrial del país durante generaciones. Por ese motivo, queremos poner en valor la labor de Ganal, una empresa que durante 70 años se ha dedicado a la ingeniería industrial y que tiene entre sus clientes a marcas como Bimbo, Vicky Foods o KTC.

En la actualidad, la empresa está ubicada en Sedaví (Valencia), desde donde desarrolla dos ramas de negocio: una dedicada a la industria de alimentación, con soluciones como los transportadores de alimentos, y otra dedicada a la avicultura, desarrollando todo tipo de equipamientos para grandes granjas y explotaciones.

Más de 200 personas en plantilla

Tal y como explica Alberto Cavero, ese pequeño taller de incubadoras evolucionó y comenzó a vender piezas y equipamientos para el sector avícola. Un par de décadas después, en los años 70, la empresa decide trasladarse a la localidad valenciana de Silla, donde construye unas naves de grandes dimensiones, en las cuales se ha ubicado Ganal hasta hace cinco años. Fue durante esa década, cuando el padre de los dos hermanos, Julián Cavero, se incorpora también al negocio.

El director de Operaciones de Ganal, Julián Cavero, y el director ejecutivo de la empresa, Alberto Cavero, ante las instalaciones de Ganal, en Sedaví.

El director de Operaciones de Ganal, Julián Cavero, y el director ejecutivo de la empresa, Alberto Cavero, ante las instalaciones de Ganal, en Sedaví.

«En esa factoría de Silla llegó a haber 250 personas en plantilla. Se dedicaban a fabricar todo tipo de equipamientos avícolas y para granjas», señala el director ejecutivo.

Más tarde, la empresa desarrolló el que acabó convirtiéndose en el producto «estrella» de la compañía: el transportador de huevos. A partir de ahí, Ganal apuesta fuerte por esa línea de negocio, de forma que los transportadores de alimentos para la industria alimentaria se han convertido en uno de sus productos de renombre.

Adaptación a la digitalización y nueva normativa

Como cualquier empresa con décadas de historia, Ganal se ha visto obligada a adaptarse a los cambios del sector y también de la propia sociedad. Por ejemplo, en materia de digitalización, Alberto Cavero recuerda que, cuando él y su hermano eran niños había, una plantilla de 200 trabajadores en la empresa, de los cuales un 20% se dedicaban a gestionar temas de documentación. «Esta es una inversión a la que nos enfrentamos cuando llegamos a la empresa, puesto que debíamos afrontar de otra manera todos estos procesos de comunicación interna», señala.

El transportador de huevos, uno de los productos desarrollados por Ganal.

El transportador de huevos, uno de los productos desarrollados por Ganal.

Por otro lado, Julián Cavero hace referencia a los cambios en las normativas, tanto estatales como europeas, a las que Ganal ha tenido que adecuar su actividad: «Nosotros siempre seguimos los cambios de normativa que nos indican desde España y Europa, pero a la vez pensamos en nuestros clientes y vemos de qué forma podemos actualizar nuestra maquinaria de años anteriores o hacer una nueva que no suponga un cambio drástico dentro de su funcionamiento de producción».

Una treintena de trabajadores y presencia en cinco continentes

A partir del año 2020, la familia Cavero adquiere 100% de las participaciones de Ganal. «La propiedad recae única y exclusivamente sobre nuestra familia, mi hermano y yo somos los socios y los que capitaneamos la empresa», destaca Alberto Cavero.

En la actualidad, Ganal tiene alrededor de 30 trabajadores en plantilla y otros 30 indirectos, a través de autónomos o empresas colaboradoras. Además, la compañía está presente en los cinco continentes con clientes principalmente en África, sur de Europa y Asia, aunque desarrolla su actividad en sus instalaciones de Sedaví. Desde este municipio valenciano, Ganal hace proyectos llave en mano y también ofrece asesoramiento a sus clientes. «Nosotros vemos qué maquinaria podemos facilitar o desarrollar para que nuestros clientes lleven a cabo sus proyectos», resalta Julián.

Si bien este pasado 2023 la empresa facturó 27 millones de euros, los hermanos Cavero prevén para 2024 un crecimiento de entre el 3 y 5%. «Estamos en un momento de inversión en nuevas maquinas que optimizan los procesos productivos», apunta Alberto.

Un vínculo que va más allá del negocio

Julián Cavero asegura que, para ellos, Ganal no es solo un negocio, sino una marca con la que tienen un vínculo especial: «Lo hemos vivido desde recién nacidos y es donde ha estado nuestro abuelo y nuestro padre. Para nosotros, no solo como empresa, como marca y como nombre, Ganal es nuestra familia». Por ello, recalca que nunca podrían deshacerse de la marca, «por mucho que vinieran con una oferta irrechazable». 

Los hermanos Cavero contemplan una imagen de la antigua fábrica de Ganal.

Los hermanos Cavero contemplan una imagen de la antigua fábrica de Ganal.

«Tenemos otros negocios al margen de este y Ganal no es un negocio más. Hay una parte romántica dentro de todo esto que, aunque nos han tentado alguna vez para invertir aquí, no nos gusta todo lo que suponga perder autonomía», añade Alberto Cavero.

Parte de este vínculo y cariño a la empresa se ve reflejado en el trato que ambos tienen con sus empleados quienes, subraya, «son el motor de la empresa». «Aquí somos una familia, nos conocemos todos y conocen a nuestras familias e hijos. Tenemos un trato con los trabajadores que quizá una multinacional no tiene, donde, en ocasiones, los trabajadores pasan a ser números», concluye.

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