“La era del dinero gratis terminó”: La inversión privada cambia sus normas
¿Cómo se ha desarrollado este 2023 en materia de inversión privada en startups en nuestro país? ¿Es positivo el balance? ¿Qué previsiones manejan los expertos en inversión privada y venture capital?
Contexto macroeconómico, desinversiones, Ley de Startups, caída de la inversión, desarrollo de nuevas tecnologías, riesgos… En Economía 3, hemos consultado a tres expertos del sector para dar respuesta a todas estas cuestiones.
Inversión privada en startups en 2023
«La situación de mercado ha sido paradójica. Por un lado, el sector ha sufrido tiempos desfavorables a nivel financiero y, hasta cierto punto, también económicos. En la otra cara de la moneda, una aceleración de la transformación tecnológica motivada por la eclosión de la inteligencia artificial ha propiciado mucha actividad emprendedora e inversora en este espacio», explica Íñigo Laucirica, Investment Manager de Samaipata.
Al inicio del año, «el entorno de gran incertidumbre provocaba una parálisis significativa en la inversión. Se observaba una marcada discrepancia en las expectativas de valoración y tracción entre las compañías y los inversores. Muchas empresas están inmersas en una reestructuración profunda para adaptarse al entorno del mercado».
Y añade: «El comportamiento del mercado ha presentado síntomas difíciles de interpretar desde una perspectiva externa. Algunas compañías anuncian rondas de financiación robustas, aparentemente ajenas al entorno, mientras que muchas otras luchan para captar capital, algunas cerrando o vendiéndose. En términos generales, hemos observado un marcado ‘flight to quality’: los fondos con capital han dirigido su interés hacia aquellas oportunidades que han generado consenso, pero en su mayoría, se ha mostrado prudencia en la toma de decisiones inversoras».
El empujón español
Por su parte, Diego Fernández, CEO y cofundador de Gellify Iberia, comenta que durante 2023, en Europa «la inversión en startups ha llegado un 45% menos». Sin embargo, en nuestro país la inversión privada «ha aguantado bastante bien. El primer semestre ha sido incluso mejor que el anterior (el último semestre del 2022), lo que muestra una actividad mayor en número de operaciones y volumen».
Fernández destaca un crecimiento en las fases preseed y seed «y algo en series B». Del mismo modo, «también debemos destacar que los fondos de VC tradicionales han bajado significativamente su actividad y, al mismo tiempo, los fondos de Corporaciones (CVC o Corporate Ventures) han incrementado notablemente su actividad, compensando algo esta situación. Lo cual es una alegría para el ecosistema, consolidando empresas que se animan a vincularse a startups a largo plazo».
«Esta inversión en las startups de nuestro país procede tanto de fondos nacionales como, cada vez más, de inversores extranjeros. Esto es debido a que España se ha convertido en un país muy atractivo para inversores de más allá de nuestras fronteras», agrega.
Menos inversión, más operaciones
Desde Bigban Inversores Privados, su director, Alberto Andújar, se muestra contundente: «La inversión ha bajado respecto al año anterior. No obstante, se ha mantenido o incluso aumentado el número de operaciones».
Esto se explica, según Andújar, «en gran parte por el exceso de liquidez que hubo en el mercado en años anteriores y que atrajo fondos extranjeros a invertir en tecnología a España, pero que ante el cambio de paradigma macroeconómico, con la subida de los tipos de interés y la incertidumbre generada por el conflicto de Ucrania, han reconducido su tesis de inversión hacia otros activos libres de riesgo».
Inversión privada: previsiones para 2024
Pese a los datos anteriores, indica Andújar, que pueden resultar en una lectura inicial desalentadores, «las conclusiones que extraemos del informe Bigban Annual Report es que no hay intención de parar, al menos desde las verticales más profesionalizadas como son los fondos de inversión, aunque el informe también muestra una parálisis entre los inversores particulares o business angels, que han paralizando su actividad inversora a expensas de evaluar cómo se asienta el mercado».
Opina Diego Fernández que, desde el año 2021, «el mundo de la inversión privada VC ha ido decreciendo sistemáticamente. No obstante, a mí parecer, el 2024 será un buen año y seguiremos viendo, al igual que en el primer trimestre del 2023, un crecimiento sostenido».
Y añade: «El mercado se está fortaleciendo al aparecer nuevas propuestas tecnológicas relevantes, como la inteligencia artificial, que, entre otras cuestiones, generará grandes oportunidades de inversión. Sin embargo, en la actualidad, hay muchos análisis que se contradicen y es difícil saber si será un año alcista o no con respecto a las inversiones. Esto se debe a que, desde la pandemia, los mercados están siendo muy cautos en cuanto a previsiones. Prueba de ello, las recientes guerras y otros fenómenos mundiales que no ayudan a la estabilidad general».
Mientras que el Investment Manager de Samaipata opina que el «entorno macroeconómico seguirá teniendo mucho protagonismo. Desde el punto de vista financiero, es previsible que continúe prevaleciendo un entorno de incertidumbre geopolítica y económica, así como tipos de interés relativamente elevados».
No obstante, Laucirica aduce que «las expectativas en torno a la política monetaria del mercado han experimentado un cambio significativo en los últimos meses. Los bancos centrales han detenido su escalada de tipos y están observando de cerca la evolución económica. La probabilidad de bajadas de tipos en los próximos trimestres ha aumentado». ¿La consecuencia? «Creemos que esto podría tener un impacto positivo en las valoraciones tecnológicas, arrastrando al mercado growth y de salidas a bolsa en los próximos trimestres».
¿Acelerón? de la inversión privada
Esta situación «podría reactivar la actividad en etapas tempranas, acelerando la dinámica de inversión por parte de los inversores de venture capital en 2024».
«Sin embargo, será crucial hacer un seguimiento del apetito inversor en los fondos de venture capital en los próximos trimestres, después de un notable repunte en 2020 y 2021. La demanda y los volúmenes en esta clase de activos condicionarán la disponibilidad de capital para los emprendedores y determinarán el ritmo de inversiones que buscarán los fondos», explica a este medio.
Retos del ecosistema emprendedor
¿Cuáles son los retos a los que tendrá que hacer frente el ecosistema emprendedor? ¿Y el de la inversión privada? Diego Fernández (Gellify Iberia) explica que «si bien año tras año el ecosistema se va ajustando, para las startups están siendo unos años intensos y de un claro ajuste en su estrategia. En este sentido, me refiero al efecto de ajuste que están sufriendo las startups al tener un mercado más duro con respecto a las rondas de inversión, crisis de mercados y reajustes varios».
Sin duda, «la propia supervivencia es el principal reto, especialmente para aquellas startups que tenían un foco en rondas y no en la búsqueda de clientes que, aunque suena extraño, es bastante normal».
Desde su punto de vista, «el mercado apretará y solo las que tengan una propuesta de valor relevante sobrevivirán. Y lo mismo podemos extrapolar a todo el ecosistema, en épocas de crisis globales, aumentar la eficiencia y el valor es esencial para sobrevivir».
Alberto Andújar (Bigban) comparte que «es de todos conocidos que el ecosistema startup se enfrenta a retos continuos en su día a día. Es casi una condición inherente a su actividad, pero si tuviera que poner uno encima de la mesa sería el de la profesionalización de la actividad y gobernanza. La época del dinero gratis terminó y ahora hay que jugar con otras normas, y estas normas son más estrictas. El capital es necesario para crecer pero ahora los inversores van a exigir más control, o al menos mejor comunicación y reportes; así como códigos de buen gobierno».
La inversión privada más exigente
Esto último «también podría aplicarse al ecosistema inversor. Es importante que los inversores tengan siempre la gobernanza y las buenas prácticas como brújula ética en la inversión. Y es que a menudo en las operaciones de inversión entran en juego distintos actores distintas etapas. Y es vital que no se conviertan en juegos de suma cero en los que un inversor grande en etapas más tardías pueda aprovechar su situación y absorber la ganancia de un inversor más pequeño que apoyó el proyecto en una fase inicial».
Concluye Iñigo Laucirica (Samaipata): «En los últimos trimestres, los inversores han desplazado su foco a negocios más eficientes en capital, es decir, aquellos que estructuralmente saquen más partido de cada euro invertido. Esto se manifiesta en márgenes brutos altos para depender menos de la escala, un menor peso de la adquisición y las operaciones y ciclos de conversión de caja cortos. Estos negocios son más resilientes y tienen más opcionalidad en periodos de escasez de capital».
«Muchos emprendedores también han reorientado su modelo o gestión de negocio en esta dirección pero es una transición que lleva tiempo y recursos. Uno de los principales retos a los que se enfrentan los inversores es asegurar la supervivencia de las empresas de su porfolio que tienen una posición de caja insuficiente para abordar estos cambios», añade.
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