Miércoles, 24 de Abril de 2024
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“La pérdida de Bancaja supuso un desprestigio financiero para Valencia”

“La pérdida de Bancaja supuso un desprestigio financiero para Valencia”

Antonio Birlanga fue el primer conseller de Economía y Hacienda del Consell de la Generalitat Valenciana. De eso hace ya 38 años. Como responsable de la hacienda pública autonómica, tras la designación del presidente Joan Lerma, fue el encargado de negociar las transferencias económicas y sociales que llegaron a la Comunitat Valenciana en 1982.

Por su cargo, vivió en primera persona todo el proceso de descentralización administrativa, esa fase en la que el Gobierno central iba transfiriendo a las comunidades autónomas, poco a poco, competencias en distintas áreas.

Once años, poco más de una década (1982-1993), estuvo al frente de Hacienda, un período de tiempo en el que contribuyó a dar los pasos necesarios para reforzar el peso de la autonomía. Fueron años de mucho trabajo y negociaciones entre el Consell y el Gobierno, que “nos iba transfiriendo competencias en distintas áreas”. De entre ellas, por su importancia, destaca “las de Economía y Sanidad. Fuimos casi los primeros de España en recepcionarlas. Pero no fueron las únicas transferencias que recibimos, puesto que logramos prácticamente las mismas que lograron las comunidades autonómas históricas”.

«Empezamos con una docena de funcionarios en un piso de la calle Colón»

– ¿Cómo fue ese proceso de interacción con el Gobierno Central?

– Interesante, intenso y gratificante por los resultados finales. Pero hay que recordar que el volumen de personal y medios de que dispone ahora la Conselleria no eran los mismos de entonces. Empezamos con un docena de funcionarios en un inmueble de la calle Colón y poco a poco íbamos creciendo. A medida que nos llegaban recursos humanos, económicos y transferencias. Era un tiempo en que más que administrar, tratamos de cuantificar el montante de lo transferido.

Entonces negociábamos punto a punto con el Gobierno, en la Comisión Mixta encargada de gestionar el proceso de transferencias, que se hacían comunidad a comunidad y competencia a competencia, con el coste y presupuesto que tenía cada una. Nosotros analizábamos los costes directos e indirectos y los gastos de reposición. Los primeros se correspondían con las cifras que el Estado había presupuesto para prestar ese servicio en nuestra Comunitat y con ellos nos traspasaban también los funcionarios que había adscritos. Los segundos eran los indirectos; y también acordábamos los costes de reposición de los bienes que se cedían, de algunos inmuebles. Era importante ajustar bien el montante de esas transferencias, qué costes directos e indirectos había y la dotación que el Gobierno central había presupuestado para ellas.

«Nuestra principal preocupación era que los funcionarios pudieran cobrar sus nóminas»

Entonces nuestra principal preocupación era lograr que los funcionarios que nos transfería el Estado pudieran seguir cobrando sus nóminas el primer mes que pasaban a depender de la autonomía.

– Apuntaba que el traspaso de las competencias, personal y presupuesto de Sanidad y Educación fue lo que más les preocupó al Consell en 1982…

– Es cierto. Aunque las primeras competencias que tuvimos fueron en temas urbanísticos e impuestos como el de actos jurídicos y donaciones, las de Sanidad y Educación, por su envergadura, centraron toda nuestra atención. Además, ambas fueron también las  primeras que tuvimos que recepcionar. Eran las de mayor importancia, tanto por su volumen económico como por el  de personal  e inmuebles que incluían. Por ello había que prestar especial atención a cómo se hacía.

Antonio Birlanga, exconseller de Hacienda de la Generalitat, en una entrevista con Economía 3.

En el caso de Sanidad se llegó a buen término, merced al buen trabajo que hicimos con el equipo del conseller Joaquín Colomer. Logramos una transferencia muy bien dotada económicamente en función de la densidad de población protegida. En cuanto a la de Educación, también se trabajó en equipo y a fondo, porque era complicada, dado que teníamos que recibir muchos funcionarios e inmuebles.

-Hablaba de la financiación de las competencias transferidas. Ahora, desde hace unos años, se cuestiona la aportación estatal para cubrir la financiación de la autonomía valenciana. Desde su experiencia, ¿qué opina?

– Estoy totalmente de acuerdo con la opinión del actual Consell, la Comunitat Valenciana está insuficientemente financiada. Y creo que el problema se arrastra de hace años. En el origen del proceso de transferencia y competencias pueden encontrarse algunas de las causas que nos hagan reflexionar, así como en gestiones posteriores de los responsables del Ministerio de Economía y Hacienda.

«Otro de los problemas de la financiación es la reforma de Rato y Zaplana»

Inicialmente se traspasaban tantos recursos como competencias tenía en la materia el Estado en la comunidad autónoma. Poco a poco se intentó corregir ese problema dentro del Consejo de  Política Fiscal y Financiera. Otro de los problemas que propician esa infrafinanciación está derivado de la reforma del sistema de financiación con Rodrigo Rato al frente del Ministerio y Eduardo Zaplana como presidente de la Generalitat Valenciana. En cualquier caso, la Comunitat está infrafinanciada.

– Ese problema de infrafinanciación era tema de debate político antes de llegar la crisis de finales de la primera década de este siglo. ¿La crisis económica lo ha agravado?

– Ese problema estaba ahí y sigue estando, al margen del efecto de las crisis. Lo que es cierto es que las crisis económicas afectan a las haciendas públicas, tanto a la estatal como a las de las comunidades autónomas. Otro hecho constatable es que las crisis son cíclicas, tienen un plazo de tiempo entre ellas, ocho años o una década. Sin embargo, los orígenes no siempre son los mismos. En mi etapa de conseller tuvimos que afrontar alguna, pero con la diferencia de que entonces arrancaban en el sistema productivo, como la de la siderurgia en Sagunto.

En esto se diferencia de la de 2008, que afectó al sistema financiero y fue global. Nuestra Comunitat se vio afectada, en especial, por el estallido de la burbuja inmobiliaria.

«La crisis sanitaria tendrá efectos muy graves en la economía mundial»

Esa crisis económica se funde con la actual, la sanitaria, que tendrá efectos muy graves en la economía mundial. Afortunadamente en esta situación, la Unión Europea (UE) ha adoptado una postura diferente a la que  fijaron en 2008. Las medidas conservadoras, de austeridad,  adoptadas entonces, no fueron buenas y tuvieron incidencia negativa en la evolución de la economía en los años posteriores. Ahora , la UE ha aplicado otro modelo, más en la línea de las teorías de Keynes, de animar a la inversión, al gasto público, para intentar recuperar la economía. Por eso creo que vamos por el buen camino,  pero habrá que esperar a ver cómo evoluciona la situación.

– Esta crisis económica ha obligado a un reajuste del sistema financiero. Ajuste que ha afectado a la Comunitat Valenciana, que se ha quedado sin instituciones autóctonas. ¿Es un obstáculo más para el desarrollo económico?

– En efecto, esa crisis financiera y la de las cajas ha sido muy dura y ha afectado gravemente a nuestra economía, porque eran instituciones próximas,  que conocían bien al tejido empresarial de nuestra Comunitat.  No es lo mismo que las cajas estén en Valencia o Alicante que fuera.

«Con las fusiones hemos perdido proximidad»

Si están aquí hay más posibilidades de que las decisiones se tomen aquí y que la relación con el empresariado sea más fluida y ágil. Con las fusiones hemos perdido esa proximidad.  En todo caso, la  pérdida de  instituciones como Bancaja significó un desprestigio financiero importante para la Comunitat Valenciana.

Pero no solamente la pérdida de Bancaja (que ha acabado fusión tras fusión en la nueva Caixabank), sino también la del Banco de Valencia, fruto de una gestión poco afortunada que  al final condujo a su quiebra. El desgaste y desaparición de estas entidades financieras tuvo graves consecuencias en el tejido económico y empresarial valenciano. Además de ser una pérdida económica importante para los accionistas, tuvo una incidencia negativa en el conjunto de las empresas de nuestra comunidad. Los efectos de esa pérdida aún la estamos padeciendo.

-En sus años al frente de la economía valenciana también vivió otro tipo de crisis, en este caso con efectos en el empleo: la reconversión industrial.

-Sí, es cierto. Al Consell de Joan Lerma le tocó afrontar los efectos de la reconversión industrial que se acometió en España. Recuerdo que fueron momentos duros, cuando se cerró la planta siderúrgica de Sagunto. Yo acompañé a Lerma a una reunión muy dura y tensa que se celebró en el teatro de Sagunto. Fueron momentos difíciles.

En todo caso, Antonio Birlanga, quien tras dejar  la primera línea política se reintegró a su despacho de abogados y a la Tesorería del Ayuntamiento de Manises hasta jubilarse, considera que la descentralización administrativa que dio paso al nacimiento de las comunidades autónomas “fue positiva para los intereses de los valencianos». «Supuso una mejora, al propiciar el acercamiento de  la administración a los ciudadanos. Puede decirse que la descentralización administrativa es una de las bondades que ha propiciado la Constitución”, concluye.

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