¿Compraremos menos a China?
La Comisión Europea (CE) ha presentado este jueves su estrategia comercial para los próximos años. Una estrategia que se marca como objetivo el acercamiento a EEUU tras la llegada al Gobierno de Joe Biden y trata de contrarrestar la pujanza de China. El proyecto comercial parte de la apertura de la UE para contribuir a la recuperación económica mediante el apoyo a las transformaciones ecológica y digital y hace hincapié en el refuerzo del multilateralismo y en la reforma de las normas comerciales mundiales para velar que sean justas y sostenibles.
«Los retos a los que nos enfrentamos requieren una nueva estrategia de política comercial de la UE. Necesitamos un comercio abierto y basado en normas para contribuir a recuperar el crecimiento y la creación de empleo después de la covid-19», ha expuesto Valdis Dombrovskis, vicepresidente del ejecutivo comunitario, quien ha añadido que «la política comercial debe sostener plenamente las transformaciones ecológica y digital de nuestra economía y liderar los esfuerzos mundiales por reformar la OMC. También deberá ofrecernos los instrumentos necesarios para defendernos cuando nos enfrentemos a prácticas comerciales desleales».
Ha puntualizado que la estrategia se basa en tres conceptos (apertura, sostenibilidad y asertividad) y tres objetivos: apoyar la recuperación y las transiciones verde y digital, dar forma a una globalización «más sostenible y justa» y dotar a la UE de mayor capacidad para «perseguir sus intereses y defender sus derechos». La Comisión Europea sitúa la sostenibilidad en el centro de su nueva estrategia comercial para lograr una economía climáticamente neutra. Además, Europa adoptará una actitud «más estricta y firme» en relación con la aplicación y el cumplimiento de sus acuerdos comerciales, la lucha contra el comercio desleal y el tratamiento de los problemas de sostenibilidad.
En esta línea, plantea la CE una importante reforma de la Organización Mundial del Comercio que abarque compromisos mundiales en materia de comercio y clima, nuevas normas sobre el comercio digital, normas reforzadas para hacer frente a las distorsiones de la competencia y el restablecimiento de sus sistema de solución de diferencias vinculante.
Relación con EEUU
En cuanto a la relación con el gigante norteamericano, la CE espera pactar con la nueva administración de Biden la eliminación de los aranceles relativos a la disputa por los subsidios a Boeing y Airbus y los relacionados con la importación del aluminio y el acero. «Desde la Unión Europea (UE) hemos mostrado nuestra voluntad de eliminar las tarifas de ambas partes y ello implica los aranceles del acero y el aluminio y las relativas a la disputa entre Airbus y Boeing», ha dicho Dombrovskis.
Bajo el mandato del anterior presidente, Donald Trump, Washington impuso a la UE en 2019 aranceles por 7.500 millones de dólares (unos 6.200 millones de euros) por las ayudas ilegales a Airbus, después de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) le diera la razón. Los aranceles afectan a las importaciones de productos como el aceite de oliva, la aceituna de mesa o el vino, procedentes de España, Francia, Alemania y Reino Unido. Además, Trump aplicó en 2018 aranceles de un 10 % a las importaciones desde Europa de productos de aluminio y de un 25 % a las del acero.
La intención de la UE es acercarse de nuevo a Estados Unidos. «Estamos en un punto de inflexión con respecto a las relaciones transatlánticas», destacan las autoridades comunitarias, que ven una «oportunidad única» para trabajar con Washington en la transformación verde y digital de la economía.
Relación con China
Por lo que respecta al país asiático, la nueva estrategia europea señala como una «prioridad» construir una relación económica «justa» y basada en reglas con China. El objetivo es garantizar que el gigante asiático «asume mayores obligaciones en el comercio internacional» y abordar «en paralelo» los efectos secundarios negativos que «causa su sistema económico del capitalismo de Estado».
Este modelo y sus «ambiciones globales» han cambiado el «orden económico y político global«, por lo que plantea «retos cada vez más grandes» para el sistema de gobernanza económica mundial y sitúa en posición de desventaja a las compañías europeas que compiten en los mercados internacionales.
Así, la estrategia comercial apunta cómo responder a las «complejidades» de tener relaciones con China y al mismo tiempo garantizar que el bloque «dispone de herramientas comerciales para hacer cumplir sus derechos». El reciente acuerdo de inversiones cerrado con Pekín «demuestra la disposición de la UE» a trabajar con China, pero «no será la panacea» para resolver todos los desafíos que plantea el gigante asiático, ha advertido Dombrovskis.
Mantente informado cada día con nuestra newsletter. Suscríbete gratis.