Jueves, 18 de Abril de 2024
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García Reche (AVI): “No podemos depender de lo que se piense en otros países»

García Reche (AVI): “No podemos depender de lo que se piense en otros países»

Andrés García Reche es vicepresidente ejecutivo de la Agencia Valenciana de Innovación (AVI), además de profesor de Economía Aplicada en la Universitat de València. Este año, la editorial Tirant lo Blanch ha publicado su nuevo libro ‘Qué hacer con el modelo productivo. Guía básica para gobernantes audaces’, un libro imprescindible para abordar el problema de la productividad y la generación de valor añadido en este país. García Reche insiste: «El principal problema es que tenemos un sistema de innovación que no funciona«.

-Haciendo mención al título de tu nuevo libro, ¿cuál es el principal problema del modelo productivo actual y cuáles son las medidas a llevar a cabo para solucionarlo?

– El elemento central de cualquier modelo productivo es: cuánto valor añadido genera un territorio a través de sus empresas. Y ahí es donde está el problema fundamental, de España y de la Comunidad Valenciana. Nuestro nivel de valor añadido, que se concreta en la productividad por trabajador, es relativamente reducido si lo comparamos con dónde queremos estar -la eurozona y los países más desarrollados-. Y ahí es donde fallamos. Valor añadido bajo quiere decir poco conocimiento incorporado -en términos generales, siempre- al sistema productivo. Y eso genera una renta per cápita baja relativamente y unos salarios bajos, relativamente. Estas son las dos variables, el nivel de vida de la gente depende del nivel de productividad de sus empresas. Y ese es nuestro principal problema.

-¿Qué medidas se necesitan para solucionar este problema?

– Para resolver ese problema lo primero es entenderlo y creérselo. Y en España llevamos muchos años sin poder entender cuál es nuestro principal problema. Una vez ese está diagnosticado, la siguiente pregunta es cómo se puede resolver. Dicho de otra manera, cómo podemos llevar el conocimiento que nuestras empresas necesitan -la innovación- a cada uno de los sectores que se disponen. Esto solo se puede hacer si el sistema de innovación de un país o una región funciona. ¿Qué quiere decir que funcione? Que aquellos que tienen capacidad de producir conocimiento lleguen fácilmente a aquellos que necesitan ese conocimiento. Es decir, la estructura científica y tecnológica tiene que estar en conexión con las empresas. El problema que tenemos en España en general, y que en la Comunidad Valenciana teníamos por lo menos hasta hace unos años – ahora se va mejorando, pero todavía queda mucho por hacer-, es que no se hablan. El mundo científico ha estado al margen de nuestro modelo productivo y no hay mecanismo sistémico de interconexión. Ahí hemos fallado y ese fallo es lo que viene a cubrir la AVI. Justamente eso, la solución está en lograr instituciones e incentivos que vuelvan a reconciliar al sector científico con la actividad productiva para que a la actividad económica que desarrollamos se incorpore cada vez más conocimiento. Y más en un mundo donde se avecina una revolución tecnológica de consecuencias bastante potentes.

– En algunas entrevistas has señalado que no se trata de invertir en innovación, sino de que esta inversión llegue a las empresas. ¿Por qué no llega? ¿Cómo se tendría que hacer?

– Invertir en I+D es una condición necesaria, pero no es suficiente. Necesitamos un sistema de innovación que funcione. Lo que no funciona en este país es el sistema de innovación. Tenemos excelentes científicos, pocos pero excelentes, muy buena ciencia y un tejido productivo que tira hacia la mediocridad. Hablo siempre en términos generales, hay excepciones siempre.


«Invertir en I+D no es suficiente. Necesitamos un sistema de innovación que funcione»

– ¿Cuáles son los aprendizajes del modelo valenciano (con la AVI) y cómo se podrían exportar al conjunto de España? ¿Se plantea la creación de una agencia a nivel estatal con características similares?

– Yo hago una propuesta desde la experiencia consolidada que hemos hecho en la Comunidad Valenciana, que es perfectamente extrapolable al conjunto del Estado con todas sus diferencias. Pero, ¿en qué tipo de elementos centrales sería extrapolable?. Esto tiene que depender del presidente del Gobierno, así como aquí el presidente de la AVI es el de la Generalitat. Es una condición sine qua non. Porque el modelo productivo no se puede transformar sustancialmente si no se convierte en una política de Estado, y cuya cabeza principal sea quien está en la cúspide de este. Hay que ser ambicioso, en la cúspide del Gobierno tiene que estar quien se ocupe del sistema de innovación en su conjunto (y eso incluye la ciencia y la tecnología, pero también el sector productivo el sector productivo -industria, turismo, comercio..-) es decir, necesitamos un salto cualitativo en este país para eso. La AVI está presidida por el presidente de la Generalitat y quien la dirige son todos los agentes que conforman el sistema – universidades, CSIC, sindicatos, patronal…-, todos se sientan en la mesa de dirección. Ese esquema de romper el ciclo político y electoral, de tener una educación de permanencia a largo plazo y de que haya un consenso entre todos los agentes, es fundamental para resolver el problema del modelo productivo. Y eso es extrapolable al conjunto del Estado.

– Pone mucho énfasis en el concepto “soberanía científica y tecnológica”. ¿Cómo se materializa este concepto en España y cuál es su importancia en el contexto actual?

– Es un concepto muy trascendental. Porque, si aceptamos que el crecimiento económico tiene mucho que ver con ir inyectando conocimiento en cualquier parte del tejido productivo para generar mayor valor añadido, es bastante evidente que nosotros deberíamos tener una estrategia de potenciar al máximo todo aquello que sabemos hacer. Nosotros tenemos una estructura científica muy potente, aunque estrecha. ¿Qué quiere decir? Que nosotros en salud tenemos un enorme potencial investigador que no se traslada al sistema productivo. En la Comunitat tenemos un sistema de salud relativamente débil o que no se corresponde con la capacidad que tenemos de tecnología e investigación. El 30% de todos los grupos de investigación de nuestra comunidad está en el área de salud. ¿Cómo puede ser que tengamos tanta materia gris y no tengamos un sistema productivo equivalente? Esto es lo que ocurre. Nosotros necesitamos tener esa autonomía científica y tecnológica. Necesitamos utilizar a nuestros científicos y tecnólogos porque no los estamos utilizando. Por eso hablamos de soberanía, porque una mayor dependencia del conocimiento que nosotros generamos -y no del que podemos importar- significará más capacidad de crecimiento y de desarrollo de nuevos sectores y nuevas actividades. El concepto de soberanía científica tecnológica es un concepto central del proceso de crecimiento de los próximos años. No podemos depender tanto como estamos dependiendo ahora de lo que se piense en otros lugares y además, no podemos utilizar lo que pensamos nosotros para favorecer a otros países, que es lo que estamos haciendo en este país constantemente.

– La pandemia ha dejado en evidencia la debilidad de nuestro modelo productivo, con una gran dependencia del sector turístico y de la construcción. ¿Es síntoma de que este modelo necesita un cambio total donde se apueste por otros sectores?

– El modelo productivo no necesita un cambio, necesita una transformación. Pero esa transformación va en la dirección que comentaba antes, la de inyectar mucho más conocimiento del que hoy se dispone en todos los sectores con el fin de que aumenten su valor añadido y compitan a través del conocimiento y la innovación. Cuando se hace esto siempre se lleva la delantera. No se trata de que aquello que producimos hasta ahora no haya que producirlo y haya que inventar sectores nuevos. Lo relevante es que lo que ya hacemos lo hagamos mejor, de otra manera y con mejor innovación. Desde el turismo, la alimentación, pasando por la construcción de casas, la movilidad o los zapatos. Está muy demostrado que dentro de cada sector hay empresas que son mucho más competitivas que otras del mismo sector que tienen menores productividades, menores sueldos y menor valor añadido. Si eso se puede observar significa que no se trata tanto de hacer otras cosas, sino de hacerlas mejor. Por supuesto, también podemos hacer cosas nuevas y es importante que se puedan hacer. Pero no confundamos, cambiar el modelo productivo no es que dejemos de hacer una cosa para hacer otra. Es: hagamos lo que hacemos ahora, pero con mayor valor añadido. Esta es la clave del proceso.

– En la presentación del libro hablaste sobre la importancia de plantear la variable de la productividad cuando se habla del problema del sistema de pensiones en España…

– Sí, es que aquí en España es muy gracioso. Quitamos la variable de la productividad a las ecuaciones y nos salen cosas muy raras. Por ejemplo, cuando se trata de las incertidumbres sobre el sistema de pensiones está bien que se manejen variables como la esperanza de vida, la edad de jubilación, cuántos trabajadores financian… todo eso son variables que configuran efectivamente que las pensiones tengan capacidad de financiación o no. Pero no hay que olvidar dos cosas. En primer lugar, este país tiene una productividad relativamente baja. Si la productividad media de cada trabajador fuera mayor, es decir hubiera empresas mucho más innovadoras con valor añadido, la capacidad de recaudación del sistema de pensiones sería mayor. Salarios más altos, contribución más alta. Sin embargo, ese tema nunca se discute porque entrar en el problema del valor añadido de la productividad es muy complejo y requiere una nueva gobernanza, plantearse en serio el tema de la I+D y tener un sistema de innovación que funcione. Es muy complicado, pero es posible. Pero claro, normalmente en el periodo electoral de cuatro años las cosas complicadas son difíciles de mover.

Luego hay un segundo problema que tampoco se tiene en cuenta, en este país hay poca gente trabajando. No puede ser que un país esté con tasas de paro de dos dígitos toda la vida. Esto significa que la capacidad productiva de España es débil y estrecha. Y la manera de solventar ese problema también está en la innovación, porque es la innovación la que hace crecer a las empresas. Y porque la innovación genera nuevos mercados y casi todos mercados en expansión. Entonces, tenemos un país con pocas empresas y pequeñas, y un país con relativamente baja productividad, que es lo que impide o pone en duda que a largo plazo podamos asumir las pensiones con los niveles que tenemos. Por tanto, hay que trabajar el modelo productivo.


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