“Land se refiere a un territorio complejo que lo abarca todo, el espacio en que he vivido y en el que me he relacionado. Esta es mi primera exposición circular; la idea es no saber dónde empieza y dónde acaba. Cada círculo está combinado con el siguiente”. Son palabras de Sebastián Nicolau (València, 1956) en Fundación Bancaja, que ayer inauguró su primera exposición de la  temporada.

Empiezan fuerte en la Fundación. Con Land. Sebastián Nicolau se mantienen fieles a dos de sus características principales. Como indicó su presidente, Rafael Alcón, una de ellas es la «misión de redescubrir el trabajo de artistas valencianos de reconocida trayectoria» ; la otra, en el caso concreto de Sebastián Nicolau, es ofrecer una propuesta “entre lo evidente y lo misterioso”. La Fundación es experta en crear ambientes a menudo inquietantes, exponiendo artistas que viven en los límites formales y conceptuales, como el caso de Uiso Alemany y más recientemente de Soledad Sevilla, sólo por citar dos casos.

De las puertas de la sala cuelga un texto firmado por el teórico y crítico de arte Alfonso de la Torre, titulado Sabastián Nicolau: Jaque a la mirada, una advertencia de que se va a penetrar en territorio desconocido, retina adentro del artista. Las obras seleccionadas son pinturas, dibujos, cerámicas, aluminios, esculturas, fotografías, instalaciones digitales. Da igual, todo es lo mismo. En el Land de Nicolau, estas técnicas circulan libremente, se cruzan en cualquier punto, en otro se despiden, más adelante se reencuentran pero, entonces, ya han cambiado. Y da igual, todo es diferente.

Sebastián Nicolau, Rafael Alcón y Alfonso de la Torre. | E3

«Sebastián Nicolau tiene la cabeza en llamas», afirmó de la Torre. “Tiene las ideas muy claras, cosa que luego no sucede al mirar sus obras, que necesitan un contemplador al que someter a sus preguntas”, advirtió.

Entre los trozos de espacio que ocupan las paredes hay una serie titulada Neon. Llama la atención cómo los neones, que aparecen en medio de una especie de fondo de tela metálica, todavía tienen la capacidad de hacernos imaginar el futuro. “Pueden parecer luces de neón; siempre he jugado a través de la combinación entre realidad y ficción”, declaró el artista. Porque los neones de Nicolau son digitales, claro; su intensidad aumenta y disminuye de forma hipnótica. Esa sensación de recibir un mensaje en lenguaje intraducible. Este Land se ubica fuera de las palabras, en la terra ingconita de las formas puras que se mueven sin avanzar.

En Ensembles utiliza un efecto foto a foto con borrados de capas y montaje inverso que recrea en cierta medida aquellos libritos de animación con imágenes consecutivas, recordando en parte los bocetos a lápiz con los signos del borrado. En otra de las creaciones, Ensembles RGB, piezas iguales agujereadas en los mismos espacios son cosidas de diferentes maneras creando geometrías distintas sobre una base común.

| E3

Nicolau, de aspecto sereno y tranquilo, en choque frontal con las vibraciones que transmite la sala, reflexionó sobre su propia creación: “Lo que reconocemos a primera vista oculta lo que hay detrás; y siempre hay algo detrás”. En este caso, su discurso sí coincide con el de otros grandes creadores: “Lo que hay detrás es inseguridad. Mis obras nunca llegan a ser lo que he querido hacer. Nunca se llega. Es “casi” lo que quiero hacer, pero no lo quería; eso es lo que anima a continuar”.

Como recordó de la Torre, la obra de Sebastián Nicolau es una presencia asidua en las galerías más importantes de Madrid y Barcelona. Además, piezas suyas forman parte de colecciones como las del IVAM, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, la Colección Hortensia Herrero, el italiano Museo D’Arte Dello Splendore o la propia Fundación Bancaja, entre otras.

“Para mí, una exposición significa una obra en la que se incluyen mis trabajos de los últimos años”. Tengan presentes estas palabras cuando se adentren en ella. Pueden viajar a este lejano Land  hasta el 6 de enero.