Miércoles, 24 de Abril de 2024
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Turismo subacuático: ¿qué se necesita para bucear en reservas marinas?

Turismo subacuático: ¿qué se necesita para bucear en reservas marinas?

Las reservas marinas son a menudo un tesoro medioambiental para los apasionados y curiosos de la fauna y la flora gracias a la conservación de las especies y ecosistemas que entrañan. Su rica biodiversidad fomenta un turismo subacuático que atrae a miles de visitantes cada año ansiosos de bucear para contemplar los paisajes marinos y compartir espacio con las especies que habitan las aguas costeras.

Hace 33 años que se constituyó la primera reserva marina de España, la de Isla de Tabarca, en Alicante, y desde entonces las administraciones han actuado para proteger estos espacios de determinados tipos de pesca y actividades que podrían acarrear la desaparición de especies o la destrucción de los hábitats.

En la Comunitat Valenciana existen tres reservas marinas protegidas donde se bucea con asiduidad: la de las Islas Columbretes, la de Cabo de San Antonio y la más importante en tamaño: Isla de Tabarca. Además, está el parque natural de Serra Gelada, que se pretende convertir en marina.

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Limitaciones y prohibiciones

En todas las reservas existe un cupo máximo de buceadores al día que pueden realizar una inmersión. Este límite depende del tamaño de la reserva, pero también de la amenaza que suponga en cada caso el buceo para sus fondos marinos.

¿Cómo compatibilizar la conservación de los espacios marinos protegidos con la práctica del buceo? Para empezar, según la normativa valenciana, el buceo ha de ser recreativo. No puede ser deportivo ni perseguir la pesca profesional.

Esto implica la prohibición o restricción, según el caso, del fondeo de embarcaciones, la pesca marítima de recreo, la recolección de organismos marinos o los deportes náuticos o submanrinos que usen embarcaciones a motor. Están penalizadas también las inmersiones nocturnas, el uso de linternas o focos, alimentar a los animales marinos y la tenencia de instrumentos que puedan utilizarse para su pesca o extracción.

Sí se permite el buceo autónomo recreativo, previa aprobación de la solicitud de admisión individual o colectiva de buceo. Se requiere para ello el título de buceador y tener seguro de accidentes y de responsabilidad civil.

Centros de buceo

En la Comunitat Valenciana hay al menos 70 centros que se dedican a la práctica y el negocio del buceo como actividad profesional, según la Conselleria de Vivienda y Obras Públicas. Alrededor de cada reserva marina se articulan varios de estos centros. En el caso de estas áreas, el buceo se restringe básicamente a los paseos subacuáticos de recreo y a enseñar a bucear.

Tenemos el caso, por ejemplo, de Scuba Elx, que opera en el Mediterráneo alicantino desde hace 20 años, especialmente frente al Puerto de Santa Pola, en la reserva de la Isla de Tabarca. Esta comprende aguas interiores (40%), competencia de la Generalitat Valenciana, y aguas exteriores (60%), cuya gestión compete a la Administración General del Estado.

Sus fondos oscilan entre los 0 y 40 m de profundidad y albergan praderas de Posidonia oceanica en óptimo estado de conservación, lo que favorece la regeneración de los recursos pesqueros de la zona. Héctor Boix, director de Scuba Elx, explica que la gente que acude a su centro lo hace sobre todo para bucear en la reserva por la gran abundancia de vida que se puede encontrar.

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Peces de la Isla de Tabarca. | Foto: Jesús Zamora

Existen diferentes puntos de inmersión que, sin embargo, presentan importantes restricciones. Revela Boix que en unos el cupo es de tres veces al día y en otros de una sola vez al día, quedando además limitadas las inmersiones en este segundo caso al martes, viernes, sábado y domingo.

El resto de los días solo pueden bucear en los dos puntos de buceo restantes, Sur de Llosa y La Nao, de gestión ministerial. Tabarca alberga tres centros de buceo que se reparten estas inmersiones.

Boix lamenta la actual disposición de estas limitaciones, ya que solo un centro puede visitar cada día los puntos restringidos a una inmersión. Se refiere a los cinco puntos bajo control autonómico, los más próximos a la costa de Santa Pola, que requieren, además de contar con el permiso anual pertinente, solicitar la inmersión con 15 días de antelación. Las plazas disponibles por punto van de 7 a 10 por día.

Además, especifica que hay ciertas zonas profundas de la reserva donde los buceadores que solo cuentan con el nivel básico, el Open Water, no pueden sumergirse, debido a que este título solo habilita para bucear hasta 18 metros. Para acceder a estas coordenadas es necesario poseer, al menos, el nivel avanzado.

Tengan el nivel que tengan buceadores, los guías de las sesiones organizadas por los centros deben contar con la titulación de técnico deportivo, requisito que también se exige para ser instructor y para abrir un centro de buceo. Actualmente la Comunitat Valenciana es la única en la que se pide esta titulación para poder ejercer estas profesiones.

Pero además, para sumergirse en reservas marinas la administración obliga a cualquier buceador, además de a tener el carnet de buceo, a que pase unas prácticas que le certifiquen como buceador seguro.

Tal y como apunta Rafael Arocha, presidente de la Asociación de Centros de Buceo de la Comunidad Valenciana, quien quiera bucear en dichas zonas necesita «acreditar una cierta experiencia que le permita controlar su flotabilidad neutra, no apoyarse sobre el fondo de la reserva marina y evitar el aleteo sobre el lecho marino», además de «dominar el octopus y la presión de la botella», añade Boix.

 

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Buceadores en Tabarca preparándose para sumergirse. | Foto: Jesús Zamora

Otro centro con una importante trayectoria es Barracuda. Es uno de los tres que ejerce su actividad en la reserva marina de las Islas Columbretes de Castellón, las cuales están bajo la tutela del Ministerio de Agricultura. Revelan desde la escuela que para bucear allí se deben constatar al menos 25 inmersiones en el libro de registro, la última de ellas en el año en curso.

Esta zona de buceo se encuentra a 27 millas náuticas del puerto más cercano, Alcossebre, lugar donde se encuentra el Puerto Deportivo Las Fuentes, ubicación de Barracuda. Según apuntan desde el centro, «la diferencia con costas es muy grande porque se trata de un archipiélago de origen volcánico, de agua transparente con una visibilidad de hasta 30 metros».

«Al estar protegido hay una diversidad típica del Mediterráneo muy grande, ves de todo», comenta el director de la escuela, que asegura que Columbretes es «el plato fuerte y la joya de la corona en cuanto a buceo en la zona de Castellón» y que todo se encauza a bucear allí.

El cupo que impone el Ministerio en Columbretes es de poco más de 200 buceadores semanales, el cual, según el director de Barracuda, «no supone ningún problema y todo el mundo tiene acceso a las inmersiones en las islas».

¿Qué cuesta titularse en buceo?

En los espacios protegidos existen determinadas zonas para bucear donde es necesario poseer un determinado nivel certificado de buceo y una cantidad de inmersiones realizadas anotadas en el libro de registros.

Rafael Arocha detalla que el más básico es el de iniciación o de mar abierto, en el que se aprende lo necesario para realizar inmersiones como máximo de 18, 20 o 25 metros, según quién emita el carnet. La horquilla de precios para este nivel está entre los 300 y 400 euros en la gran mayoría de centros.

Un poco por encima está el nivel avanzado, con un precio similar al de iniciación pero que te prepara para inmersiones con mayor riesgo, de hasta 30 metros. Se exige acreditar 20 inmersiones para acceder a este nivel.

El curso de buzo de rescate, que capacita tanto para el autorrescate como para ayudar a un tercero que lo necesite e incluye las técnicas de primeros auxilios y de Reanimación Cardiopulmonar, cuesta en torno a 400 euros y requiere tener registradas 10 inmersiones más. Capacita para bucear hasta 40 metros, el máximo permitido en el buceo recreativo.

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Buceador del Centro de Actividades Subacuáticas Barracuda.

Ya en otro escalafón se encuentran los cursos profesionales: el de guía o divemaster, que habilita para llevar a buceadores amateurs por rutas y espacios subacuáticos y tiene un coste aproximado de 600 euros; y el de instructor, el más caro, que por una cifra cercana a los 2.000 euros capacita para dar clases de buceo y certificar títulos.

En el de guía se aprende desde una planificación de inmersión o un cálculo de consumo hasta la orientación subacuática o la oxigenoterapia y primeros auxilios, así como la legislación relativa a los derechos y deberes de un divemaster al llevar a un grupo del cual es responsable.

Otros cursos más especializados que se ofrecen son los de buceo nocturno, nitrox, buceo profundo o brújula, cuyo precio suele situarse en torno a los 200 euros. Concretamente, el de nitrox permite bucear con mayor porcentaje de oxígeno en la máscara, lo cual aumenta el tiempo que se puede permanecer bajo el agua a profundidades de entre 20 y 40 metros.

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