La implantación de la Xarxa de Llibres en la Comunitat Valenciana, los bancos de libros gratuitos escolares, benefició a más de 420.000 alumnos el pasado curso escolar. Sin embargo, en la otra cara de la moneda, las editoriales y librerías valencianas han visto caer sus ventas de libros de texto desde el inició del programa de la conselleria de Educación en 2015. Han tenido que adaptarse y buscar alternativas con las que cubrir ese descenso en sus cuentas.

Es el caso de Edicions Bromera, editorial valenciana con más de 30 años de experiencia en el sector, que hace un año decidió abrirse a nuevos mercados y entrar en Madrid y Andalucía para compensar las pérdidas en la Comunitat Valenciana. Este grupo editorial fundado por Josep Gregori en 1986 empezó editando libros de lectura en valenciano para el sistema educativo. Ahora cuenta con más de 30 colecciones de libros, vende alrededor de 400.000 ejemplares al año y en 2018 facturó más de 6 millones de euros.

Hablamos con su director comercial, Bernat Bataller, sobre la marcha de Bromera y del sector de las editoriales en la Comunitat.

Bernat Bataller, director comercial de Bromera.

-¿Cómo es vuestra manera de trabajar en cuanto a la venta de libros de texto?

-El funcionamiento del libro de texto es diferente al del libro de lectura que se compra a lo largo del año. Para el libro de texto hay una época donde se concentran mucho las ventas. A partir de septiembre, octubre, en algunos casos en agosto, ya comienzan a comprar los libros. Pero para las editoriales hay una época previa muy importante en la que informamos al profesorado de las novedades. Esa fase de presentar los nuevos materiales al profesorado se hace en el mes de mayo y junio. Antes de que acabe el curso, comenzamos a presentar los materiales para que se implanten en septiembre.

Por otro lado, a la hora de preparar un material de texto, al ser un material muy costoso lleva mucho tiempo de preparación. Como mínimo con un año de antelación tenemos que comenzar a trabajar en un libro de texto. Desde hace unos cuantos años han ido ganando en complejidad y en diversidad. Ahora un libro de texto es casi un proyecto educativo. Lleva un libro de texto, la guía para profesorado, material de refuerzo, fichas de ampliación, material digital… Una serie de materiales que van aparejados al libro tradicional que hacen que todo el proceso productivo necesite de mucho más tiempo.

-¿Cada cuánto se renueva un libro de texto?

-La ley marca un mínimo de cuatro años de vigencia de los libros. Sin embargo, lo que marca principalmente el cambio de los materiales educativos son las reformas educativas. No se llega a un consenso político y siempre que hay un cambio de gobierno, hay una derogación de la ley que está en vigor y se implanta una nueva. Muchas veces ni llegamos a esos cuatro años de vida. Ha habido casos que los materiales los hemos tenido en vigor un par de años como mucho.

-Que haya tantas renovaciones de materiales educativos resulta beneficioso para el negocio editorial, ¿no es así?

-No lo creas. De una banda, cuando se renuevan los libros, en teoría puede ser positivo. Pero cuando hay un cambio de ley, todas las editoriales presentan libros. Eso puede significar que tú que estabas implantado en un centro, llegue otra editorial y desplace tu libro. Por tanto, cada cuatro años o cada reforma educativa el pastel se vuelve a repartir.

Por otro lado, los libros han ganado mucho en complejidad y el coste de producción ha aumentado mucho por toda esa serie de materiales que van aparejados. Por tanto, el hecho de tener que producir periódicamente nuevos libros representa una inversión muy importante para la editorial y existe mucha incertidumbre. Estamos haciendo una inversión y no sabemos si estos materiales serán acogidos por los centros educativos. Puede ser una oportunidad, pero tiene aparejado un gran riesgo y una gran inversión.

-¿Existe mucha competencia en el sector?

-Sí, sí que hay mucha competencia. Además hay que tener en cuenta que cada comunidad autónoma determina una parte del currículo y también una parte de las ayudas para que las familias puedan adquirir los materiales, lo que hace que algunas comunidades sean más atractivas que otras, en función de esas ayudas públicas. En el pasado, hasta la implantación de la Xarxa de Llibres, la Comunitat Valenciana era una de las comunidades más atractivas para las editoriales, eso hizo que la competencia fuera muy alta en el sector.

-¿Qué ha supuesto la implantación de la Xarxa de Llibres?

-Para el sector no han sido buenas noticias. Y cuando hablo del sector no solo me refiero a las editoriales, sino también hay que tener en cuenta las librerías o los distribuidores. Todos los elementos de la cadena de valor del libro han sufrido bastante el tema de Xarxa de libres. Se entiende la voluntad de reutilización y de concienciación de lo que cuestan los recursos y compartimos esa filosofía, pero como sector pensamos que el ahorro en la educación y en los materiales educativos, que son una pieza fundamental para los más jóvenes, puede que no sea el lugar donde ahorrar.

En ese sentido, evidentemente desde la implantación de Xarxa de Llibres las vendas de libros de texto han caído bastante. Los centros públicos han ido incorporándose al programa y eso ha hecho que la venta de libros haya bajado significativamente desde 2015.

Libros de texto de Bromera.

-¿Cómo se ha adaptado Edicions Bromera?

-Hemos intentado abrirnos a otros mercados. Bromera siempre se había centrado en libro de texto solo en la Comunitat Valenciana. Desde el año pasado, ya estamos presentes en Andalucía y Madrid, buscando otros mercados fuera de la Comunitat y publicando otro tipo de materiales que no estén afectados por Xarxa de Llibres. Esta solo se aplica en alumnos de educación obligatoria, por tanto, hemos editado materiales para infantil y para bachillerato, hemos buscado otros mercados y otros materiales no afectados, sin desatender la educación primaria y obligatoria.

-¿Cuánto ha caído la tirada de libros?

-Ha caído mucho. Antes podíamos editar de una novedad de secundaria entre 7.000 y 8.000 ejemplares, ahora estamos en 2.500 o 3.000 ejemplares. Ha caído bastante en estos años. Ha caído más de la mitad de lo que publicábamos antes de la implantación de Xarxa de Llibres.

-¿Quiénes son vuestros principales clientes? ¿Por dónde se producen las ventas de libros de texto?

-Nosotros vendemos sobre todo a librerías. A librerías tradicionales y pequeñas librerías. Hay grandes cadenas, pero la mayoría de libro de texto se vende a librerías tradicionales. También tenemos página web, pero es un canal que nosotros no potenciamos porque consideramos que los libros se han de vender a las librerías. Después estarían las grandes cadenas como Abacus, Casa del Libro o Fnac. En menor porcentaje grandes superficies como Carrefur o Alcampo. En realidad, el grueso son las librerías.

Todas las editoriales tienen que atender peticiones que pueden llegar de las AMPAS o de los centros, especialmente concertados y privados. Si que suelen pedir directamente. El 70% de las ventas a través de las librerías.

-Por ultimo, ¿qué supone la campaña de vuelta al colegio para Bromera? Y, ¿qué perspectivas tenéis para esta campaña?

-Los datos del año pasado muestran que el 35% de la facturación de todo el grupo provenía del libro de texto. Esa cifra, antes de la Xarxa de Llibres era del 50%. En 2015 el texto era el 50%. Hemos notado esa implantación de la Xarxa Llibres. Aun así, el libro de texto sigue siendo importante para el grupo, tenemos que seguir trabajando y buscar nuevos mercados.

Respecto a las perspectivas. Nuestras perspectivas son prudentes porque, por una parte, el presupuesto de Xarxa de Llibres ha aumentado, pasa de los 36 millones el año pasado a más de 42 millones este año. De alguna manera esperamos que eso tenga un impacto en la facturación. De otra parte, hemos sacado nuevos proyectos de texto para primaria y secundaria y no sabemos la respuesta cuál será. Estamos inmersos en plena campaña. Las perspectivas son prudentes pero vamos a ser moderadamente optimistas.

Parada de Bromera en la Fira del Llibre de València.