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Metodología de ecodiseño

Carmen Sánchez, Subdirectora en Itene Centro Tecnológico

En los últimos años, la sociedad ha cambiado la visión sobre el uso de los recursos y la gestión de los residuos, así como sobre la necesidad de actuar para hacer frente a grandes problemas globales como la contaminación medioambiental y el cambio climático. Este cambio de paradigma ha llevado a la Unión Europea a establecer nuevas políticas que fomenten el aprovechamiento de recursos y la disminución de los residuos promoviendo una economía circular.

Algunas de estas políticas son el Paquete de Economía Circular de la Comisión Europea adoptada en 2015, que tiene el objetivo de reciclar el 70 % de los envases en 2030; la Estrategia Europea de Plásticos de 2018, que pretende que el 100 % los envases serán reutilizables o reciclables en 2030, y la Directiva 2018/852 de envases, con la meta de reciclar el 65 % de envases en 2025.

En este contexto y a fin de alcanzar estos objetivos, es imprescindible recurrir al ecodiseño de los productos, teniendo en cuenta todo el ciclo de vida, desde los procesos de fabricación y uso de materiales, de manera que se consiga un bajo consumo de energía, hasta la disminución de los desechos.

El ecodiseño o diseño ecológico surge como forma de trabajo a mediados de la década de los noventa en Europa. En el año 2003 se normaliza la metodología en España mediante la norma UNE 150.301/2003, que especifica los requisitos del proceso de diseño y desarrollo de los productos y servicios a través de un sistema de gestión medioambiental.

En 2009 la Directiva 2009/125/CE define específicamente el diseño ecológico como la “integración de los aspectos medioambientales en el diseño del producto con el fin de mejorar su comportamiento medioambiental a lo largo de todo su ciclo de vida”. No obstante, es ahora con las nuevas políticas, una mayor conciencia social y la apuesta de las empresas por la innovación cuando el ecodiseño cobra más sentido y fuerza.

En el campo de desarrollo de envases, el ecodiseño es el proceso técnico, creativo y multidisciplinar que tiene como finalidad conseguir nuevos envases que sean:
• Factibles: técnicamente industrializables y financieramente rentables.
• Deseables: tanto para clientes como para consumidores.
• Sostenibles: con un óptimo consumo de recursos y generación de emisiones.

Debido a la necesidad de establecer una metodología para el correcto desarrollo de un proyecto de ecodiseño, la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco (Ihobe) ha publicado diferentes manuales y guías desde el año 2000. Una de ellas fue publicada en 2009 y contó con la colaboración técnica de Itene. La última publicación sobre esta materia es la Guía de Ecodiseño de Envases y Embalajes difundida por el Ihobe, el Gobierno vasco y Ecoembes en 2017. En ella se detalla la siguiente metodología de ecodiseño en siete pasos.

El paso uno, “iniciar”, se centra en establecer las bases para comenzar el proyecto de ecodiseño. Para ello se selecciona el equipo de trabajo, que debe ser multidisciplinar y con capacidad de decisión. Se recomienda que contenga miembros de I+D-oficina técnica, compras, calidad, medioambiente, producción y marketing–comunicación. Una vez formado el equipo, deberá definir la política de ecodiseño y metas que se pretenden alcanzar con el ecodiseño. Para ello se puede realizar un listado de factores motivantes y limitaciones, un análisis Dafo (Debilidades, Fortalezas, Amenazas y Oportunidades), o un lienzo de modelo de negocio. Finalmente se debe identificar el envase/embalaje a ecodiseñar.

El paso dos, “conocer”, pretende identificar y recopilar en detalle todas las características y cualidades del envase. Estos son los requisitos, funciones y necesidades del envase, así como la descripción del ciclo de vida del envase y embalaje, y el inventario ambiental de todas las entradas (materiales, agua y energía) y salidas (emisiones, residuos, vertidos, etc.) para cada una de las etapas del ciclo del envase.

En el paso tres, “evaluar”, se calculan y evalúan los impactos ambientales derivados del envase a ecodiseñar, siguiendo la metodología del Análisis de Ciclo de Vida (ACV). Para ello, hay que poseer un buen conocimiento de esta metodología, ya que hay que definir los límites del sistema y las categorías de impacto y hacer uso de un potente software de cálculo. Con esta evaluación se identifican las actividades que tienen mayor impacto y donde es preferible realizar acciones de mejora.

En el paso cuatro, “idear”, se deben investigar y proponer posibles soluciones de ecodiseño. Para ello es recomendable realizar dinámicas creativas y contar con el apoyo de expertos. Las estrategias de ecodiseño sirven de base para definir acciones para el envase en concreto.

El paso cinco, “resolver”, se centra en preevaluar la viabilidad de las acciones, desde los puntos de vista técnico, legislativo, económico y ambiental, analizar la relación con los factores motivantes, priorizar las acciones viables (a corto, medio o largo plazo, e identificar las que son inviables), y realizar una preevaluación del potencial de rendimiento mediante un análisis ambiental simplificado de las acciones preseleccionadas.

El paso seis, “concretar”, se basa en el desarrollo del nuevo envase ecodiseñado y en realizar los ajustes necesarios para su industrialización. Para ello se lleva a cabo el desarrollo conceptual y técnico del envase ecodiseñado, lo que incluye la concreción del concepto, su descripción técnica, la confección de material gráfico (planos generales, 3D, fotomontajes, etc.), así como la construcción de modelos físicos (prototipos). Finalmente se procede a trabajar en el plan de acción para la industrialización.

El paso siete, “verificar”, es el último paso. En este se evalúan los resultados finales con estudios analíticos de la propuesta final desde todos los puntos de vista (técnico, legislativo, económico y ambiental). Finalmente se diseña la estrategia de comunicación, con sus objetivos, destinatarios e instrumentos de comunicación que se consideren oportunos (por ejemplo, ecoetiquetas, certificaciones ambientales, etc.).

Dado que se calcula que el 80 % de los impactos ambientales de cualquier producto se definen en la fase de diseño, el ecodiseño tiene grandes beneficios para el medioambiente debido a que permite reducir el consumo de materiales, agua, energía, vertidos y residuos, al tiempo que ofrece grandes oportunidades para la empresa, entre las que destacan:

  • Mejora de la reputación.
  •  Aumento de la ecoeficiencia.
  • Promoción de la innovación.
  • Incremento de la propuesta de valor
  • Mejora de la relación con terceros.
  • Legislación y adelanto a nuevas leyes.

En este sentido, según los datos del VI Plan Empresarial de Prevención (2015-2017) de Ecoembes, las medidas de ecodiseño aplicadas durante el período 2015-2017 han conseguido evitar en España la emisión de 152.421 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, reduciendo 34.652 toneladas de materias primas en la fabricación de envases, con un ahorro de 1.308.909 MWh de energía y de 22,7 millones de m3 de agua .

En definitiva, el ecodiseño beneficia al mismo tiempo a las empresas, los usuarios y la sociedad en su conjunto debido a que responde al interés común de obtener productos más eficientes, tanto económica como ambientalmente.

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