Viernes, 19 de Abril de 2024
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Luis Lizarán (Mesav): «La anomalía del cierre de RTVV todavía no se ha subsanado»

Luis Lizarán (Mesav): «La anomalía del cierre de RTVV todavía no se ha subsanado»

La pasada semana, la Mesa Sectorial del Audiovisual Valenciano (Mesav), emitió un comunicado en el que alertaba de la «evidente disminución» de la actividad del sector audiovisual valenciano sólo un año después del inicio de las emisiones de la televisión autonómica À Punt. Mesav también apuntaba a la contratación «abusiva» de contenidos a productoras de fuera de la Comunitat Valenciana; además, para la programación veraniega, se han rescatado contenidos de la antigua Canal 9 sin incluir nuevos programas ni series. Efectivamente, son numerosas las voces procedentes del sector que afirman que, hoy por hoy, «está todo parado».

Hace un año, la directora Empar Marco, asumía que uno de los grandes objetivos de la nueva televisión era «convertirse en la locomotora del sector audiovisual«. Al igual que sucede con los datos de audiencia y los ingresos publicitarios, este objetivo también parece lejos de cumplirse.

Para intentar comprender mejor la situación, charlamos con Luis Lizarán, responsable de coordinación comunitaria en Mesav. También hemos intentado sondear la opinión de la televisión pública valenciana pero, hasta el momento, no nos ha sido posible contactar con ningún responsable del ente.

-À Punt cumple un año, y todas las evaluaciones coinciden en que no ha cumplido ninguno de los objetivos previstos. ¿Qué balance se hace desde la Mesav?

Mesav

Luis Lizarán | @luislizaran

-El balance tiene ingredientes positivos e ingredientes negativos, como cualquier balance a estas alturas. Creemos que se debe dotar de un mayor presupuesto a una televisión pública, autonómica y con lengua propia. El gasto por habitante y año está en torno a los 10 euros, cuando en cualquier otra televisión del estado con lengua propia el presupuesto triplica, o incluso cuadruplica, la cantidad con la que se ha dotado aquí a la televisión pública. Creemos que el punto de partida que puede haber generado ciertas disfunciones en la estructura empresarial de À Punt tiene mucho que ver con esa escasa dotación presupuestaria. A partir de ahí, nosotros también reclamamos algo más de comunicación con el equipo directivo.

-La semana pasada se aludía a esa falta de comunicación.

-Sí, sobre todo porque la buena televisión no se improvisa, y para producir con calidad necesitamos tener algunas referencias estratégicas en cuanto a cuál es la planificación, los objetivos a corto o medio plazo de la cadena y, por lo tanto, trabajar con esa expectativa. No es fácil improvisar en plazos cortos de tiempo productos de calidad.

¿Puedes detallar a qué te refieres con improvisar? Puede sonar extraño si se piensa en que se retrasó la apertura de la televisión, y se puede suponer que hubo tiempo para no improvisar.

-Me refiero a que la gestión desde la empresa requiere de una planificación que en este primer año no ha sido la idónea. Hemos trabajado un poco por oleadas. Es cierto que cuando se puso en marcha la cadena se depositó en el sector privado toda la programación, ya que solamente los informativos son de producción propia; el resto está en manos tanto de empresas de la Comunitat como de fuera.

Es una cuestión que requiere una reflexión. No es el escenario que a nosotros nos gustaría, porque pensamos que una de las motivaciones para poner en marcha el medio público tenía que ver con la reactivación del sector audiovisual. En gran medida así ha sido, en el primer semestre sobre todo sí que se produjo a un ritmo y a una velocidad constante que permitía ser optimistas, pero en este último semestre ha habido una ralentización en la actividad que tiene que ver con la falta de presupuesto para abordar proyectos ambiciosos. Eso repercute en la calidad y en el destinatario final, el espectador de la Comunitat.

Mesav

| E3

-Entonces, ¿se puede interpretar que la queja emitida desde Mesav estaba más dirigida a la administración que a la propia televisión?

-Entendemos que es una responsabilidad compartida. Evidentemente, la dotación presupuestaria está sujeta a su aprobación por parte de Les Corts. Pero la manera en la que se ha ido gestionando ese presupuesto ya depende totalmente de la dirección de la cadena y del Consejo Rector. No sé si el término improvisación es el más apropiado, pero sí que ha habido falta de planificación para poder estructurar mejor tanto al sector privado que trabaja para la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació (CVMC) como a la propia CVMC. Seguramente ha habido gastos imprevistos, que eran imposible prever con antelación y han provocado que el dinero se haya agotado antes de lo esperado.

-Siempre he tenido la sensación de que quizá era más difícil reimplantar una televisión autonómica donde ya la hubo, que empezar desde cero cualquier tipo de televisión, pública o privada. ¿Estás de acuerdo en que las circunstancias han sido demasiado extrañas, por decirlo así?

-Creo que a nadie se le escapa que la anomalía que supuso en su día el cierre de RTVV todavía no se ha subsanado del todo. Es una anomalía por la que todavía no ha pasado ninguna televisión pública no ya del estado español, sino de la UE incluso, salvo la televisión griega que se reabrió a los pocos meses de cerrar. Aquí no, estuvimos cinco años sin televisión pública. También, por una decisión política se prefirió no paralizar la liquidación de RTVV y apostar por la creación de una nueva empresa y eso, que tiene sus ventajas, también ha tenido sus inconvenientes. ¿Cuál hubiera sido el camino correcto? Desde luego, hay opiniones para todos los gustos, y es difícil saber a estas alturas si la decisión de liquidar finalmente RTVV y optar por la creación de una nueva empresa fue la mejor.

-Hay que tener un punto de comprensión con que la aventura ha sido muy difícil.

-Todo fue muy complicado. A partir de unos cimientos que estaban muy podridos esa apuesta por una nueva televisión contó con unas dificultades añadidas difíciles de prever.

-¿Tenéis alguna propuesta desde Mesav para encauzar el rumbo de À Punt, dentro de las limitaciones existentes?

-Es muy difícil tener una propuesta concreta. Hay que hacer un análisis muy riguroso del funcionamiento de la radiotelevisión y encontrar las fórmulas para mejorar. Para una televisión que deposita prácticamente el 100 % de su producción en manos privadas, poder planificar toda esa actividad es algo complejo. Valdría la pena dedicar un periodo de tiempo a estudiar cómo mejorar esos mecanismos porque a todos nos gustaría que perdure en el tiempo, que permita que el sector audiovisual se desarrolle como en cualquier otra comunidad autónoma y cualquier otro territorio europeo, apostando por una industria realmente estratégica para ver el futuro con optimismo.

A consecuencia de esa planificación a la que me he referido, como mínimo, discutible, la repercusión en los profesionales se está viendo ahora. La supresión de contenidos en estos últimos meses ha generado que muchos profesionales muy cualificados hayan perdido su puesto de trabajo. En fin, está teniendo unas consecuencias no deseables. Es el momento de estudiar cuáles son los mecanismos para evitar que estas cosas pasen.

Mesav

La directora de À Punt, Empar Marco, en un acto celebrado en junio de 2018 tras la apertura de la nueva televisión. | E3

-Se ha puesto el acento en la contratación «abusiva» de contenidos a productoras de fuera de la Comunitat. 

-Siempre hemos pensado, y seguimos pensando, que la Comunitat cuenta con grandes profesionales, con empresas avaladas por trayectorias muy dilatadas y gente muy seria. Es algo que nos toca la moral especialmente; que tengan que venir productoras de Madrid, Barcelona o donde sea, a asumir producciones que se podrían hacer desde aquí sin ningún problema.

El dato curioso es que trabajan para À Punt normalmente con profesionales valencianos. Es decir, lo único en lo que intervienen esas empresas es en poner su aval y su firma, y llevarse un beneficio empresarial que lo lógico es que se quedara aquí.

-¿A qué achacáis a que se haya recurrido a productoras de fuera de la Comunitat?

-Esa es una de las cosas que convendría estudiar. Un programa de gran formato destinado a prime time normalmente conlleva una licencia cara a la que nadie con pocos recursos puede acceder. Pero las razones pueden ser diversas. Puede ser que la normativa, ahora mismo, implique la necesidad de aportar avales, o determinadas características para esa contratación que a lo mejor es difícil que se cumplan por empresas de la Comunitat. Si no vamos modificando esa tendencia no se consolidará el tejido empresarial, porque siempre estaremos dependiendo de empresas que ya se han consolidado, tienen mucha musculatura financiera, seguirán radicadas en Madrid o Barcelona y seguirán dominando salvo que se haga una apuesta decidida por el sector.

También pueden influir razones de seguridad, de pensar “no nos la vamos a jugar”, pero insisto, el sector aquí es muy fuerte, no es uno incipiente que acabe de nacer. En la antigua televisión valenciana ya se formaron muchos profesionales y empresas, y está más que demostrada la capacidad de gente que incluso ahora está trabajando fuera porque aquí no encuentra hueco. Convendría ordenar ese ecosistema laboral y empresarial para que se consolide el sector.

-Intuyo que el proceso que me estás contando será largo.

-Ojalá que no. Pero tenemos la sensación de que en breve habrá que poner en marcha programas y, por lo tanto, esa falta de planificación a la hora de mover productos es lo que puede generar que de pronto, a la vuelta de unos meses, haya que poner en marcha toda una parrilla de programación y que los profesionales que ahora mismo están en paro tengan cuatro ofertas encima de la mesa, y que eso repercuta en la inseguridad laboral a la que muchos trabajadores del audiovisual están ya tristemente acostumbrados.

-Las audiencias tampoco están dando de sí y se respira cierta desilusión general. Desde la Mesav, ¿tenéis algún mensaje de esperanza?

-No diría que hay desilusión, sino cosas que hay que corregir, y para eso sirve este primer año de emisiones. Si en algún momento vale la pena sentarse a pensar cómo corregir los errores es ahora, cuando conviene sentar unas bases razonables para abordar el futuro, que esperamos que sea largo y fructífero. No es desilusión, lo que compartimos la gente del sector es, simplemente, que hay que mejorar determinados aspectos y ahora es el momento.

 

 

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